La historiografía clásica se ha interesado, con más o menos acierto, por el largo peregrinar del pueblo gitano. Pero todos los estudiosos se han encontrado con una escasez de pruebas documentales sobre las cuales poder construir sus teorías. Muchos de los trabajos no son más que castillos de naipes que no resisten un análisis profundo. La mayoría de las conclusiones a las que llegan los gitanólogos sobre la historia romaní se reducen a meras hipótesis. Esto no es óbice para que se haya llegado a un cierto grado de consenso sobre algunos extremos del origen histórico de los romà.
El camino empezó en la India... — El pueblo gitano —o rromanò thèm— es indio de origen y europeo y transnacional de proyección. El origen indio del pueblo gitano —en concreto en el noroeste del subcontinente indostánico, que abarca las regiones del Punjab y el Sinth— es compartido por la casi totalidad de los investigadores. Según el lingüista Vania de Gila Kochanowski, en el siglo IX el Islam invade la India y los indios que moraban en los territorios noroccidentales de la península indostánica emprenden una gran migración hacia el oeste. La segunda migración se produce en el siglo XIII, cuando los hoy llamados gitanos abandonan sus casas ante la llegada de los ejércitos mongoles que conquistan el territorio. A partir de entonces el éxodo de viajeros es continuo.
...cruzó Persia... — El doctor Donald Kenrick no cree que el camino que desde la India trajo a los romà hasta las orillas del Mediterráneo occidental fuese recorrido por un grupo uniforme de población india que se dirigía hacia el oeste. Kenrick apuesta por que “los inmigrantes indios, procedentes de distintas tribus —Sott, Sindhi—, se casaron entre sí, se mezclaron en Persia y allí formaron un pueblo denominado Dom o Rom. Gran parte de ellos prosiguieron luego su desplazamiento hasta Europa y sus descendientes son los gitanos de hoy”. Los oficios que ejercían estos hombres iban desde soldados y agricultores hasta artesanos y artistas. Las hambrunas, las invasiones de los hunos, de los árabes o de los mongoles, las guerras y los desórdenes, y la esperanza de encontrar unas mejores condiciones de vida en otra tierra hicieron que poco a poco diversos grupos de gitanos viajasen en pos del Sol, atravesando el Bósforo y llegando a Europa.
... y siglos después los romà llegan a Europa.— Grecia y Armenia fueron importantes cabezas de puente en este paso desde Oriente al continente europeo. A mediados del siglo XIV se detectan ya asentamientos gitanos en casi todas las islas del Mediterráneo y en la Grecia continental. Según algunos autores, el primer territorio europeo que pisaron los romà fue Corfú a principios del siglo XIV. Poco a poco los grupos gitanos se fueron extendiendo por toda Europa. Dependiendo de las costumbres, la zona geográfica que ocuparon y la variante dialectal de la propia lengua hablada por los gitanos, se van configurando los grandes grupos gitanos que han sobrevivido hasta hoy en día: kalé, lovari, sinti, kalderash y manouche.
El atractivo de lo desconocido.— Los primeros romà que llegan a Europa deambulan de país en país relatando las más extraordinarias y misteriosas historias sobre su origen. Los habitantes de los países a los que llegan les escuchan embelesados, pero cuando desaparece la magia por lo desconocido los empiezan a ver como invasores, cuando no como vagabundos, delincuentes o ateos. A partir de ahí, la historia de los romà está sembrada de persecuciones, castigos e incomprensión. Pero eso lo explicaremos más adelante.
Distribución actual en Europa
La situación de los romà europeos es parecida en muchos aspectos, pero existen particularidades que han marcado un acento diferenciador dependiendo de los países que habitan. A continuación pasamos revista a las características comunes y a las diferenciadoras de los gitanos comunitarios, así como a sus condiciones de vida actuales.
Violaciones de los derechos humanos.— Muchos romà de Europa se enfrentan actualmente a terribles situaciones en las que sus derechos son violados y el ejercicio de sus libertades públicas se ve restringido. Muchos son apátridas, refugiados, asilados políticos y repatriados como consecuencia de las recientes guerras balcánicas y de los acontecimientos ocurridos tras la caída de los regímenes de la Europa del Este. Las negociaciones internacionales para resolver la situación provocada por la desaparición de Yugoslavia se han hecho sin contar con la presencia de la minoría étnica romaní que habita estos territorios. El Consejo de Europa ha podido constatar sobre el terreno que ni siquiera las actuaciones humanitarias atendieron por igual a los romà necesitados que al resto de la población.
Negación del derecho de asilo.— Al mismo tiempo, son muchos los romà del centro y del este de Europa que tienen que huir de sus países ante la creciente ola de racismo y de ataques violentos que hacen temer por sus vidas, por lo se ven obligados a solicitar asilo político o refugio en los Estados de la Unión. En la mayor parte de los casos, las autoridades fronterizas de la Unión Europea impiden que estas personas entren en nuestro territorio.
También son condenables los acuerdos de repatriación firmados entre Estados miembros de la Unión Europea y Estados de la Europa Central y Oriental en los que los refugiados son tratados como mercancías.
El racismo contra los romà
Poco tiempo después de la llegada a Europa de los primeros grupos gitanos empezaron a manifestarse actitudes de rechazo hacia esos extraños personajes que no se sabía muy bien de dónde venían, que vestían llamativos ropajes y hablaban una lengua incomprensible. Los viajeros rojos, diferentes a todo lo que conocían los nativos europeos, fueron despreciados y temidos por las gentes blancas que habitaban los pueblos y ciudades a donde llegaban las caravanas gitanas. Los gobiernos se hicieron eco de este sentimiento de rechazo y empezaron a articular políticas represivas y racistas.
Persecuciones y esclavitud.— En el siglo XIV había gitanos rumanos que eran esclavos del rey, la iglesia o los terratenientes. Hasta el siglo XIX no se liberarían de este ominoso yugo. Joaquín Albaicín escribe: “Una de las categorías serviles en que fueron divididos los esclavos gitanos en Rumanía era la de los skopici: gitanos que eran brutalmente castrados para que sirvieran de cocheros a las damas de alcurnia sin riesgo para sus maridos”. En el extremo occidental de Europa las cosas no fueron mejor. Los monarcas españoles construyeron piedra a piedra una completa legislación antigitana.
El racismo se extiende con la colonización de otros pueblos por las potencias europeas. En plena era de expansión y descubrimiento del mundo, Europa formuló suposiciones científicas que promulgaban la diferencia entre los pueblos y, sobre todo, la superioridad de unos sobre otros. Esta superioridad legitimaba la explotación de los individuos considerados inferiores.
El Holocausto nazi.— El siglo XX trajo consigo más calamidades para los romà. En la Europa central nació el Holocausto nazi, que arrasó casi todo el continente. En 1934 el régimen nazi selecciona a los gitanos que deberán ser esterilizados con inyecciones o castrados, en campos como Dachau o Sachsenhausen. También en enero de 1940 tiene lugar la primera matanza en masa del Holocausto gitano: 250 niños son utilizados como conejillos de indias para experimentos científicos en al campo de concentración de Buchenwald. El 1 de agosto de 1944, durante las primeras horas, 4.000 gitanos fueron gaseados e incinerados en Auschwitz-Birkenau, en una noche que se recuerda como La noche de los gitanos (Zigeunernacht). Ian Hancock calcula que “al término de la II Guerra Mundial entre un 70% y un 80% de la población gitana ha sido aniquilada por los nazis”. Más de medio millón de personas. Comienza el olvido.
En Europa proliferan los partidos racista.— Las cíclicas crisis económicas sufridas desde 1973 han contribuido a crear en las sociedades occidentales un altísimo índice de paro que ya podemos considerar crónico. Esto provoca situaciones de rechazo ante cualquier inmigrante que quiere acceder al mercado laboral y ha favorecido la aparición de partidos políticos de clara tendencia racista. El Front National en Francia, el Republikaner en Alemania, Vlams Block y el Front National en Bélgica, son algunos ejemplos de las ideologías políticas basadas en la intolerancia que ha aparecido en algunos lugares de Europa.
El fin de la guerra fría.— Después de la caída del muro de Berlín en 1989 se culpa a los gitanos, en ocasiones desde instancias oficiales, de muchos de los males que aquejan a los Estados de la antigua órbita soviética. A raíz del cambio que supone la desaparición del telón de acero, la Europa Occidental tiene conocimiento de la situación desastrosa en la que viven las minorías étnicas en aquellos regímenes totalitarios.
Los gitanos yugoslavos han padecido la limpieza étnica.— La guerra en la antigua Yugoslavia significó el movimiento de masas más importante desde el final de la II Guerra Mundial. La limpieza étnica llevada a cabo principalmente por el ejército serbio provocó, entre otras atrocidades, un éxodo de refugiados al resto de Europa cercano al medio millón de personas. Las crónicas de la guerra nos han hablado de las injusticias cometidas contra los bosnios, los croatas, e incluso contra los serbios. Pero los romà no han sido merecedores de la atención mediática occidental cuando fueron ellos los que sufrieron las consecuencias de la guerra, sin tener a nadie que los defendiera, ni políticos ni militares.
Nuevas formas de racismo.— El fenómeno de los skin-heads, que nació como una más de las muchas bandas urbanas, ha adquirido una magnitud y una importancia enorme al añadírsele, en muchos casos, los grupos ultras de los clubs de fútbol. Se ha podido comprobar que existen conexiones internacionales permanentes entre ellos, con el apoyo siempre de grupos de la ultraderecha, cuando no forman parte de su misma estructura.
La introducción de las nuevas tecnologías en el campo de la comunicación —internet, satélite, fibra óptica— ha significado el fin de las fronteras para la información. El acceso a cualquier punto del mundo, prácticamente en el mismo instante, representa una nueva concepción en la organización de los pueblos. Desgraciadamente, uno de sus efectos no deseados ha sido la circulación, por estas redes, de consignas racistas y xenófobas introducidas por los grupos de ultraderecha.
Algunos países limitan la circulación libre de personas.— La eliminación de las fronteras internas en la Unión Europea ha hecho que algunos países adopten medidas más duras, tendentes a frenar el flujo migratorio. Hay que tener en cuenta que la población perteneciente a otras etnias no está formada únicamente por inmigrantes, más o menos recientes, que buscan trabajo. La inmensa mayoría de las veces hablamos de ciudadanos europeos y comunitarios de pleno derecho, aunque pertenecientes a minorías étnicas o culturales. Su integración, en ningún caso tiene que significar la renuncia a su identidad.
En los conflictos de orden público la policía trata frecuentemente como delincuentes a aquellas personas que, por su físico, puedan parecer gitanos. Al mismo tiempo, la condición de gitano resulta un elemento de sospecha para muchos agentes a la hora de realizar sus investigaciones.
La disparidad legislativa.— Un aspecto que ha dificultado la lucha contra el racismo y la xenofobia ha sido la disparidad de criterios jurídicos y penales entre los diferentes países de la Unión Europea. La consecuencia ha sido la imposición de condenas relativamente leves a muchos acusados de cometer actos violentos contra las minorías, lo que ha producido, a veces, una cierta sensación de impunidad.
Distribución geográfica
Resulta muy difícil cuantificar el número de gitanos que habitan Europa. Los actuales censos ofrecen poca fiabilidad por el carácter tradicionalmente nómada de los romà, que si bien en claro descenso, especialmente en algunos países, todavía perdura. Por estas razones todas las cifras que se den tienen que ser tomadas con mucha cautela.
La comunidad gitana ronda los doce millones de personas— Hoy en día los romà europeos forman una comunidad de 10 millones de personas. La mayoría vive en la Europa del Este, en concreto, ocho millones, mientras que los casi dos millones restantes pueblan el territorio de los países miembros de la Unión Europea. La cifra aproximada de romà que habitan el planeta ronda los 12 millones de personas.
Rumanía es el país con más ciudadanos gitanos.— En los dos gráficos se puede observar la población gitana que habita en los 15 países de la Unión Europea y el tanto por ciento que representa la comunidad gitana de cada país dentro del total de la población nacional. Del resto de los países europeos destaca Rumanía, con casi 3.000.000 de gitanos, lo que corresponde al 9,15% de la población total.
Algunas aspiraciones gitanas
Los gitanos aspiran a cambiar muchas de las circunstancias que condicionan negativamente su existencia y a potenciar las costumbres que hacen de ellos un pueblo unido en la diversidad y culturalmente rico. Estas son algunas de las denuncias, observaciones y aspiraciones de los romà europeos, muchas de ellas inspiradas en las conclusiones del I Congreso Europeo de la Juventud Gitana celebrado del 6 al 9 de noviembre de 1997 en Barcelona.
Aspectos legales.— Los derechos del pueblo romanò deberían plasmarse en una Carta Europea de los Derechos de los Romà que reconozca a esta comunidad como minoría étnica cultural no gubernamental y posibilite una acción de los poderes públicos firme y continuada para poner freno a las acciones delictivas antigitanas.
Tanto la Unión Europea como el Consejo de Europa deberían dotarse de estructuras representativas de las minorías culturales que, como el pueblo gitano, sin constituir un Estado y viviendo dispersos por todo el territorio europeo, juegan un papel relevante en la consecución de la unidad de las comunidades que integran Europa. Los estados comunitarios deben aplicar las recomendaciones, resoluciones, convenios y tratados emanados de la Unión Europea, el Consejo de Europa y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa cuyo fin es la protección de los derechos de las minorías nacionales y, muy especialmente, de aquellos que hacen mención explícita a los derechos romanè.
Una oficina de los derechos gitanos.— Es imprescindible que las autoridades europeas revisen sus políticas de asilo y migración. La creación de una oficina internacional para la información, orientación y asesoramiento para los derechos del pueblo romanò sería de gran ayuda en la solución de estos problemas.
Los jóvenes apuestan por su cultura.— Los jóvenes romà europeos manifiestan su deseo de encontrar un camino que permita conseguir el bienestar social y cultural de su pueblo y su plena incorporación a la sociedad plural europea. Esto implica la necesaria conservación de su patrimonio cultural y de sus tradiciones.
El romanó debería llegar a las escuelas.— La lengua romaní ha de ser considerada como uno más de los idiomas minoritarios europeos de la Carta Europea de las Lenguas Regionales y Minoritarias sin que su aterritorialidad signifique un menoscabo para su protección y desarrollo. Los poderes públicos y las organizaciones romanè deben poner en marcha programas de formación de profesorado para la enseñanza del romanò en las escuelas públicas. Se impone la protección de la literatura romaní estableciendo una política de promoción de las creaciones literarias en romanò.
Recuperar valores culturales.— Se debería realizar un programa de investigación multidisciplinar e internacional que reúna los materiales etnográficos y culmine con el establecimiento de un museo europeo de la cultura romaní. Las instituciones públicas europeas deberían tutelar un proyecto de escuela europea de música romaní y propiciar la finalización de los trabajos de la Enciclopedia Romaní colaborando en su difusión.
Incorporar la cultura romaní a los contenidos curriculares.— Es necesario facilitar a los jóvenes romà el acceso a la educación no sólo primaria, sino también secundaria y universitaria. Las instituciones responsables deberían facilitar la realización de un proyecto oficial de formación del profesorado que posibilite la posterior introducción de los conceptos referidos a la educación intercultural en los colegios. Es muy importante la figura del mediador gitano como instrumento válido para lograr la sensibilización de las familias romanè y de los centros escolares en general.
Los jóvenes romà están interesados en la creación de una Red Europea de Asociaciones Juveniles Romanè con el fin de que se les tenga en cuenta.
El papel de las jóvenes gitanas.— Es imprescindible el reconocimiento del rol de las jóvenes gitanas tanto dentro de su comunidad como en el conjunto de la sociedad. El respeto a la tradición exige que ésta se adapte a los tiempos y circunstancias actuales. Esta es una de las responsabilidades de los jóvenes romà, que en constante diálogo con sus mayores deben ir desechando, por obsoletas, todas aquellas prácticas que perjudiquen el desarrollo de las gitanas como personas. Es importante la creación de una Red Europea de Mujeres Gitanas.
Las condiciones de vivienda y salud.— Un alto porcentaje de la población romaní europea malvive en infraviviendas y en hábitats insanos, lo que ocasiona que buena parte de estas personas padezcan un amplio conjunto de enfermedades. Para fomentar la mejora de las condiciones de salud es necesario actuar en diversos frentes: adecuación de los hábitats insalubres, sensibilización de los profesionales de la salud, facilitación del acceso a los servicios de salud normalizados y campañas de prevención sanitaria.
Las instituciones han de poner en marcha programas sanitarios integrales dirigidos a las comunidades romanè que viven en condiciones de pobreza y marginación. Estas actuaciones no han de limitarse sólo a la vivienda sino que han de atender también a su entorno y siempre habrán de contar con el asesoramiento de los propios afectados. Resulta inaplazable que las instituciones europeas, nacionales, regionales y locales, junto con las organizaciones romanè emprendan acciones de promoción de la formación y del empleo que hagan posible que los romà alcancen mejores niveles de vida.
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Los gitanos en España
Históricamente, la presencia de los gitanos en España está datada en el siglo XV. Llegados a la península a través de los Pirineos, el primer documento que atestigua su presencia data de 1425, cuando el rey Juan II de Aragón concede una cédula de paso a Juan y Tomás, que se hacen llamar condes de Egipto Menor. Precisamente del nombre “Egipto Menor” surgiría la palabra “gitano”, que es como se conoce en español a los Roma. A partir de entonces los gitanos se dispersarían por el resto del país.
Los gitanos forman actualmente una comunidad de 500.000 a 600.000 personas en España. Por regiones, la que agrupa a mayor cantidad de gitanos es Andalucía, donde viven cerca de 300.000, lo que supone un 5% de la población total de esa zona. Su importancia allí es tal que en octubre de este año el Parlamento andaluz ha declarado el día 22 de noviembre “Día de los Gitanos Andaluces”. Ese día se conmemora la llegada de los gitanos a Andalucía, el 22 de noviembre de 1465. Tras Andalucía, son Extremadura, Madrid, Valencia y Cataluña las regiones donde se concentra gran parte de la población gitana. Las regiones del norte (Galicia, País Vasco, Asturias) son las que menos población gitana tienen.
Sus principales problemas se centran en la educación, el empleo, la vivienda y la cultura. El gitano ha sido desde siempre un pueblo de tradición oral. Nunca ha escrito nada. Como consecuencia, la tasa de analfabetismo entre los gitanos ronda el 60%. Nos encontramos, pues, ante un pueblo que no dispone de la preparación necesaria para afrontar los retos de la sociedad actual y, sobre todo, que se encuentra indefenso ante la sociedad mayoritaria.
En la enseñanza nos encontramos con un doble fenómeno. Numerosos centros educativos ponen impedimentos a que las niñas y los niños gitanos acudan clase en compañía de niños que no son gitanos. Temen que los padres de estos alumnos se movilicen y se opongan a que sus hijos vayan a clase con gitanos. Pero, de igual forma, la escuela convencional no recoge entre sus planes de estudio elementos de cultura o de la estructura social del pueblo gitano. Por ambos motivos, no todas las escuelas se encuentran en disposición de acoger a escolares gitanos ni todos los padres y los niños gitanos ven en la escuela algo útil para su futuro. La consecuencia es evidente: entre los escolares gitanos se registra una amplia tasa de absentismo escolar.
Algo parecido puede decirse en el terreno laboral. Atrás quedaron los tiempos en que los gitanos eran reconocidos por su trabajo en la forja o por sus conocimientos en caballerías. La mayoría de gitanos vive en la actualidad de la venta ambulante, pero la práctica de esta actividad laboral se ve dificultada por las reticiencias de las autoridades locales a facilitar permisos de venta. El resto de actividades en las que trabajan los gitanos, a mucha distancia de las anteriores, son las actividades agrícolas, la recogida de papel o chatarra, las antigüedades o el mundo artístico. En otras actividades los gitanos se encuentran frecuentemente con problemas, pricipalmente derivados de la falta de cualificación profesional y de la carga de prejuicios que conlleva trabajar con un gitano. Pocos empresarios se atreven a contratar y, aún menos, a dar trabajos de reponsabilidad a los gitanos. Como consecuencia, a falta de datos precisos, el índice de paro entre la comunidad gitana es muy alto. Afortunadamente la situación está cambiando y en la actualidad el número de universitarios gitanos es cada vez mayor.
En el terreno de la vivienda, encontramos fenómenos análogos de discriminación. Los pocos gitanos que viven de forma itinerante por el continente europeo ven condicionados sus desplazamientos por numerosas ordenanzas y legislaciones que vetan el derecho de acampar en terrenos públicos. Hoy la población gitana europea es mayoritariamente sedentaria. Un buen número de ellos se ve obligado, por sus condiciones económicas, a vivir en condiciones de insalubridad, en zonas marginales de las grandes ciudades europeas. Los numerosos programas de realojamiento que se llevan a cabo encuentran como principal obstáculo el rechazo de los vecinos a que los gitanos vivan en su barrio.
Por último, los gitanos son un pueblo cuya cultura permance casi olvidada. La mayoría de las instituciones tiene del pueblo gitano una concepción más social que cultural. Resulta evidente que el pueblo gitano tiene en el trabajo o la vivienda problemas prioritarios. Pero no debemos olvidar que la identidad colectiva del pueblo gitano depende en gran parte del hecho de poseer un pasado histórico común, una lengua propia, unos usos sociales y, en difintiva, una historia común. En este sentido son todavía pocos los esfuerzos que se realizan en la promoción de la cultrua gitana o en la enseñanza de su lengua, el romanò.
Nos encontramos, pues, que la falta de preparación académica y de formación laboral, la falta de viviendas dignas o la falta de reconocimiento de la idiosincrasia del pueblo gitano aboca a una buena parte de sus miembros a vivir en condiciones de marginalidad, habitando en infraviviendas, y a ganarse la vida en condiciones muy difíciles. Algunos de sus miembros, incluso, se ven empujadas a la delincuencia como medio para procurarse la subsisitencia. Como consecuencia, la sociedad mayoritaria acentúa su discriminación contra el pueblo gitano y le niega oportunidades para salir de esa situación. A este proceso no permanecen ajenos numerosas instituciones y medios de comunicación. Estos últimos fundamentan muy a menudo sus informaciones sobre estereotipos, lo que no ayuda a que la comunidad gitana y la sociedad mayoritaria puedan convivir armónicamente.
Pero también los españoles no gitanos tienen numerosas deudas con el pueblo gitano. Son muchas las aportaciones que la lengua española ha recibido del romanò, y existen muchas palabras españolas que provienen directamente de la lengua gitana (chaval, por ejemplo). También la influencia de la cultura gitana a la cultura española en general es muy importante. Así, por ejemplo, se dice que en Andalucía “no se sabe dónde acaba lo gitano y dónde empieza lo andaluz”. Entre las labores para la mejora de la calidad de vida del pueblo gitano español y de la promoción de su cultura hay que destacar la gestión de Juan de Dios Ramírez-Heredia, gitano, diputado a las Cortes españolas (1977-1985) y al Parlamento europeo (1986-1994), hoy presidente de la Unión Romaní española y representante español en la Comisión Consultiva “Racismo y Xenofobia” del Consejo de la Unión Europea.
En la actualidad, el Estado español (a través de la Administración central, regional o local) tiene diversos medios de ayuda al pueblo gitano. En general podemos afirmar que existe un cierto compromiso de las autoridades con los problemas del pueblo roma, si bien aún podría ser mayor. La mayor parte de las ayudas las proporciona el propio Estado a través del Plan Nacional de Desarrollo Gitano, que en 1996 ha contado con cerca de 500 millones de pesetas.
Buena parte de los esfuerzos para la promoción social y cultural del pueblo gitano se debe al esfuerzo de los propios gitanos. A mediados de los años 60 los gitanos españoles comenzaron a organizarse y a crear asociaciones dedicadas a conseguir el reconocimiento de sus derechos, la mejora de su nivel de vida y la promoción de su cultura. Hoy las asociaciones gitanas cananlizan buena parte de las ayudas del Estado.
Afortunadamente, España no es un país en el que se registren casos de racismo violento, a diferencia de Alemania, Austria o los países de Europa del este (Rumanía, Bulgaria o la República Checa, sobre todo). El último caso de racismo violento tuvo lugar en 1993 en la localidad de Mancha Real (Jaén, Andalucía), donde el alcalde de la ciudad incitó a los vecinos a que quemaran las viviendas de los gitanos y les expulsaran así del pueblo. Sin embargo, el racismo existe. Existe una forma de discriminación más sutil pero constante, que hace que cuando se pronuncia la palabra gitano se asocie ésta casi automáticamente con actividades delictivas. Sin ir más lejos, al propio secretario general de la Unión Romaní, Antonio Torres, le fue impedida este verano la entrada en una discoteca de Santander, por el hecho de ser gitano. Casos así son muy frecuentes, y todavía resulta una práctica muy habitual entre los policías pedir la documetación a los roma por la calle, simplemente por el hecho de ser gitanos. No olvidemos que hasta 1976 el Reglamento de la Guardia Civil aún tenía algunos artículos que permitían a los guardias actuar aleatoriamente con los gitanos y pedirles, por ejemplo, que demostrasen con facturas que la ropa que llevaban era suya.
- Artículo “Los gitanos en España”, de Agustín Vega Cortés, sobre la evolución histórica del pueblo gitano en España
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