Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!

...donde el contacto humano es una realidad


El anillado corporal o piercing


'Piercing imagen'

Resulta imposible establecer en qué momento exacto apareció el anillado corporal o piercing en la historia de la humanidad, aunque lo cierto es que su origen es tan antiguo como la misma piel.

Por una gran variedad de motivos es un arte antiguo y venerable que en las últimas décadas parece haber emergido de nuevo. Ya en la Roma de los centuriones, los miembros de la guardia del César llevaban aros en los pezones cómo muestra de su virilidad y coraje así como un accesorio de sus vestimentas, ya que les permitían colgar en ellos las cortas capas que usaban. Esta práctica también fue bastante común entre las chicas de alta sociedad en la era Victoriana, quienes lo hacían para realzar el volumen de sus pezones. El ombligo anillado era un signo de la antigua realeza egipcia y prohibido a todos aquellos que no fuesen nobles. En aquellos tiempos, los ombligos muy profundos eran los más preciados.

Es de todos bien sabido que en la India muchas mujeres han sido anilladas en la nariz desde muy pequeñas. Esta tradición suelen llevarla a cabo las abuelas, que deberán anillar a sus nietas antes de que se casen. Se piensa que originariamente se hacía como signo de sumisión y devoción de la mujer hacia su marido. Este piercing se realiza en uno u otro lado de la nariz, en función de la etnia a la que pertenezca la mujer. Cuando el pendiente se coloca en el espacio entre las dos fosas nasales recibe el nombre de Septum.

Grupos étnicos de diversas partes del mundo lo han utilizado y muchos de ellos todavía hoy siguen practicándolos, cómo en Papua Nueva Guinea, Polinesia, África, India. En un principio su función era defensiva, ya que daba un aspecto más feroz a quien lo llevaba, aunque sus fines actualmente son también estéticos y permiten a los distintos grupos tribales diferenciarse entre ellos, conocer el estrato social del que lo lleva, etcétera. Algunas mujeres de Rajastán (India) llevan en su Septum grandes aros de oro finamente trabajados con una finalidad cultural y estética.

En unos jeroglíficos mayas que datan del año 709 a.C. aparece el "Jaguar Protector", cinco días después de haber asumido el título de Señor de la Sangre de Yaxchilan. En estos jeroglíficos y dibujos se ve el "rito de la sangre" practicado por su esposa principal, Lady Xoc. Ésta, arrodillada ante su marido, tira de una cuerda a la que se han insertado espinas a través de su lengua. Quizás este rito tan antiguo tiene que ver con los orígenes del piercing en la lengua, tal como lo conocemos. Afortunadamente, la técnica utilizada ha cambiado mucho.
El Prince Albert era un anillado habitual entre los miembros de la alta sociedad Victoriana, originariamente era usado para sujetar los genitales masculinos en la pierna derecha o izquierda del pantalón, que solía ser muy estrecho. La leyenda cuenta que el Príncipe Alberto se hizo este piercing para mantener su prepucio retraído y lograr así que su miembro estuviera siempre libre de malos olores que pudieran ofender a la reina. Consiste en un aro que pasa a través de la uretra hasta la base del glande, a la altura del frenillo.

Es relativamente nuevo en Occidente el Ampallang, aunque cada vez está ganando más adeptos. Su origen proviene de los pueblos indígenas de las áreas que rodean el Océano Índico. Aunque algunas veces se practica durante la infancia, su práctica es más habitual como parte de un rito de paso a la adolescencia.

El piercing suele ser realizado por una anciana, que emplaza el Ampallang horizontalmente pasando por el centro del glande y por encima de la uretra. Luego suelen insertar varas de metal con discos en sus extremos, varillas de hueso, ámbar o incluso oro si la familia del chico tiene dinero. Las mujeres de esta etnia suelen darle mucha importancia a este piercing pudiendo incluso rechazar a un pretendiente si no lo tiene hecho.

El uso del Dydoes parece haberse iniciado más recientemente. Consiste en dos piercings que se emplazan en la corona del glande, en la parte superior (en un reloj, a las 10:00 h y a la 1:00 h). Se piensa que devuelve parte de la sensibilidad perdida por la extirpación del prepucio tras la circuncisión.
El piercing en el frenillo, o Frenum, tiene su origen en Europa y fue utilizado por aquellos muy castos como forma de toda privación sexual. Distintas fuentes hablan del uso de pequeños candados que no permitían la copulación. La 'Franey Cage', un artilugio de castidad, impide incluso la masturbación. Por el contrario, una pequeña barra o un aro que rodee el glande por detrás de la corona puede ser altamente estimulante.

Es motivo de orgullo para algunos árabes el día que llegan a la edad adulta. Todos los miembros de sexo masculino de la comunidad, amigos y familiares, le preparan una gran fiesta a modo de "rito de paso" y uno de los regalos que le van a hacer será un pendiente, concretamente un aro que se le colocará al joven durante la ceremonia, en el lado izquierdo del escroto, entre los testículos y la base del pene. Existe la creencia de que así, los testículos no podrán volver a subir al sitio de dónde descendieron durante la infancia. El Hafada, que así es como se llama este piercing, da evidencia de que el joven es a partir de ahora y para siempre un hombre. Algunos árabes ricos ponen eventualmente en su Hafada pendientes con piedras preciosas siendo la más preciada, por lo menos en la zona del Golfo Pérsico, la perla Kuwaití. Algunos legionarios franceses volvieron del Norte de África con estos adornos en sus genitales, normalmente en el lado izquierdo aunque algunos en ambos.

En la actualidad sigue siendo todavía una práctica muy común entre los nativos del Sur del Pacífico un piercing llamado Guiche. Suele realizarse durante la pubertad, a través del perineo (raphe perinei) o la zona que se encuentra entre el ano y el escroto. Tras practicar una inserción en la zona es colocada una tira realizada con piel. El Guiche es considerado uno de los piercings más eróticos y muchos aseguran que puede intensificar los orgasmos si se presiona ligeramente cuando se tiene uno. Es muy importante el emplazamiento de éste y sólo debería ser realizado por profesionales con experiencia.

Desde la época de la Inquisición y concretamente del Concilio de Trento, algunas comunidades religiosas han usado el anillado genital (por ejemplo los pertenecientes a la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz) como método de castidad y de expiación de la culpa.
Ecuador. Los caballeros cruzados trajeron con ellos grandes pendientes de piedras preciosas de la corte de Saladino. Los turcos influyeron en la estética de sus atacantes con sus grandes aros colgando de sus lóbulos. En el siglo XVII creían que ponerse una tira de metal en la oreja tenía propiedades terapéuticas y que si incluso lo llevaban en el lado izquierdo el demonio no entraría en sus cuerpos.

Podríamos continuar con referencias históricas del anillado corporal aunque lo que nos parece realmente importante es el creciente interés durante las últimas décadas por las tan visuales, y algunas veces chocantes, prácticas de modificación corporal "primitivas" cómo el piercing, tatuajes, cutting, branding, rastas.

'Piercing imagen 2'

Entre las características físicas que contribuyen a hacer que una persona nos resulte atrayente (o repulsiva) hay algunas que son incontrolables a causa de su predeterminación (como la forma del cuerpo, estatura, color, blanco de los dientes) o por su relación con hechos que escapan a nuestro control (ataques a la integridad corporal por efecto de enfermedades, accidentes). Pero la mayor parte de los atributos físicos que definen nuestro cuerpo son modificables voluntariamente. En el siglo XX se ha llevado a cabo una constante manipulación de nuestra apariencia. Lo que distingue a nuestra época de las anteriores, ya no es tanto la diversidad de las intervenciones practicadas en el cuerpo sino la finalidad, la mayoría de las veces estética: una presentación, o representación, de uno mismo atractiva, agradable para los demás, algo altamente recompensado actualmente. Del mismo modo, un aspecto poco agraciado es tan castigado en nuestra sociedad que las metamorfosis corporales actuales están dedicadas casi exclusivamente al embellecimiento.

Nos gustaría diferenciar entre dos tipos de modificaciones corporales. Por un lado estarían las aloplásticas, son todas aquellas transformaciones que se deben a objetos y materiales exteriores como las máscaras, vestidos, maquillaje, peinado. Estas modificaciones son las más frecuentes en nuestra cultura y están consideradas como "las máscaras del cuerpo", metamorfosis efímeras, superficiales (la piel siempre permanece intacta) y que pueden repetirse indefinidamente. En el otro lado estarían las transformaciones autoplásticas. Éstas conciernen directamente al cuerpo, fueron y son relativamente frecuentes en los pueblos primitivos y tienen que ver con: A) Las perforaciones (body piercing) en distintas zonas del cuerpo en las que se insertaban adornos de madera, metal o piedras preciosas. B) Las deformaciones: labios, orejas, senos, cráneo y cuello (en África y en Tailandia "Long Necks"), pies (en China...) y C) Las mutilaciones (circuncisión, ablación).

Hoy en día siguen practicándose y parece haber un creciente aumento de modificaciones como el body piercing, los tatuajes, cutting, branding, implantes y -cómo no- la autoplastia por excelencia del aspecto físico, la cirugía estética. Muchas de estas modificaciones autoplásticas no son algo nuevo sino que son intrínsecas a la naturaleza humana. El hombre es la única criatura del Planeta que decide manipular su propia apariencia y además, tiene el control de esta transformación. El hecho de que podamos modificar voluntariamente nuestro cuerpo es, según recientes descubrimientos en los campos de la etología y la antropología, el rasgo principal que nos diferencia de los otros animales. Muchos nos preguntamos el porqué de todas estas transformaciones o el sentido que tienen para uno mismo. Según Schilder (1968), el hombre trata por medios objetivos de modificar su imagen del cuerpo. Estas metamorfosis o transformaciones serían en sí mismas fuente de placer, en virtud de un juego permanente de extensión y de retracción del cuerpo, que nos permite triunfar sobre nuestros límites corporales y al mismo tiempo dominar los cambios que pudieran amenazar a nuestro cuerpo.

Otros autores como Argyle (1975) pensaban que la modificación voluntaria del aspecto físico debe considerarse como una forma de expresión no verbal, que sirve como vehículo de diversas informaciones de uno mismo y constituyen un grupo de señales que indican el grupo al que uno pertenece, la edad, el sexo, el estrato y rol sociales, y la personalidad del que las emite. Este cuerpo "público", de algún modo destinado a las miradas de los demás, probablemente será un indicador de los sentimientos que el individuo experimenta respecto a su cuerpo y a sí mimo, y también un reflejo de los sentimientos e imágenes que desea suscitar en los demás.

REFLEXIÓN: "LO ILÓGICO TAMBIÉN ES NECESARIO" El filósofo Nietzsche decía: "Una de las cosas que puede llevar a la gente al desespero es reconocer que "lo ilógico" es necesario para el hombre. Lo ilógico, está firmemente enraizado a nuestras pasiones, al lenguaje, al arte, a la religión y generalmente a todo aquello que le dé algún sentido a la vida y nada de esto puede ser innecesario a no ser que a consecuencia de ello se esté cometiendo algún daño a estas cosas tan bellas. Sólo la gente simple puede creer que la naturaleza del hombre es pura y lógica". Con esta reflexión dio una posible explicación, con la que nosotros nos hemos sentido identificados en algún momento. Bien seguro, existen muchas más explicaciones en función del "cristal con el que se mire" (la sociología, la antropología, la psicología, etc.) que no trataremos en este artículo.

En la tarjeta de Steelworks, quisimos recoger otra frase de Nietzsche que nos parece muy interesante e invita a la reflexión: "En los márgenes de la sociedad actual, modificar nuestro cuerpo y adquirir una identidad propia en tiempos de masificación, más allá del desafío de convenciones estéticas y sociales, supone la expresión más primaria, de que para el ser humano LO ILÓGICO TAMBIÉN ES NECESARIO".