El primero de Septiembre de 2013... Khyron Kravshera había capturado una cámara de transformación y fue lanzada como una llamada de atención a todos los Zentraedi para que se le unieran. La Operación Cruz del Sur estaba inclinándose en el precipicio de una catástrofe. Fui dado de baja de la Naval por razones médicas con una magra pensión y un saludo del mi Almirante. Era un civil ahora. Perdido y a la deriva se podía ver. Mi depresión era gruesa y persistente. No tenía propósito en la vida, ahora. Estaba casado a mi trabajo y en poco tiempo había logrado olvidar -o descuidar- todas las responsabilidades de la paternidad. El único oficio que conocía era el de defender a otros. No tenía a ningún lugar a donde ir... Nada que hacer. Solamente estar sentado y lamentarme.
Después vino la llamada de teléfono de mi padre. Un video de un grupo Zentraedi mostraba la imagen borrosa de doce humanos, todos militares, de las diferentes ramas de la RDF y de antecedentes étnicos variados. Me tomo menos de un segundo en reconocer a mi amigo -mi hermano- Joshua. El horror me consumió mientras un soldado Zentraedi micronizado golpeaba a cada uno de los prisioneros en la parte trasera de la cabeza con la culata de un rifle. Los ojos de Josh estaban llenos de fuego y escupió a sus captores de manera desafiante. Su recompensa fueron más golpes con el rifle. Pero volvía a escupir otra vez hasta que se desvanecía por los golpes, sangrando de una herida de la cabeza que ciertamente estaba recientemente reabierta. Para la hora que despertaba se veía con la escena mas grotesca.
Agarre mi cabello con las dos manos y jale mientras luchaba para contener un quejido, estaba impotente para detenerlo. Aturdido y tambaleando, Josh continuaba proyectando un aire resulto de insolencia debajo del traje de cuelo maltratado y empapado de sangre que surgía por todas las orillas.
Un oficial Zentraedi leyó secamente un comunicado. Con cabello azul colgando descuidadamente demandó pasaje seguro a sus compañeros guerreros. Él insistió que su objetivo no era atacar, sino escapar. Su único deseo: partir de la Tierra inmediatamente y llevarse a su tripulación a su propio lugar en el universo. Los términos directos y detallados del comandante Zentraedi eran claros y las penalidades igual de claras. Entregar una matriz de Protocultura para energizar a la nave caída o encarar la ejecución de un prisionero por semana, hasta que las demandas se cumplan.
El oficial Zentraedi llamo a uno de sus subordinados para que se acercara. El soldado enlistado Zentraedi mostró una cubeta en la cual el oficial metió la mano para sacar lo que parecía una piedra. Agarraba una para cada uno de los humanos a sus pies y las pasaba al guardia Zentraedi que cuidaba a su respectivo prisionero.
El piloto a la izquierda de Josh fue el tipo desafortunado. La piedra que salió para el fue la negra. El terrorista Zentraedi -no hay otra manera de cómo llamarlo- disparo una bala en la nuca de la cabeza del hombre. Mientras se derribaba en el suelo sentí una urgencia de matar que desafiaba todo lo que había conocido y enterré mi cabeza en mis manos para sollozar -tanto de frustración como en dolor. No podía hacer nada por mi amigo.
La angustia en los ojo de Harriska era inconfundible. Se estaba muriendo por dentro. Pero también entendía la importancia de ser fuerte por el bien de los niños y recibía las noticias mordiéndose el labio superior. Las niñas estaban protegidas del terror que le estaba siendo aplicado a su padre/tío pero sentían el dolor.
Mis palabras reconfortantes eran vacías, pero hacía lo que podía para mantener un buen frente, haciendo la impresión de que estaba todo bien sin ser muy obvio. Pero era un extraño para ellos. Aún para mi propia carne y sangre, Casey, yo era algo como un enigma. El hombre que le decía que la amaba pero que nunca estaba ahí. Tenía a mi familia cerca de mi corazón pero con las niñas quizás parecía como un gesto vacío. Ellas brincaban felizmente como hacen todos los niños, escondiendo la tristeza y la traición que sin lugar a dudas sentían.
Mi noches eran de pura agonía. Miraba al techo mientras mi mente trabajaba velozmente en una prisa frenética para contestar preguntas que no tenían respuesta. El sueño llegaba en segmentos, a menudo interrumpidos por la visión del cerebro de Josh siendo derramado en el roció. Me encontraba yéndome completamente loco.
En un momento de ideas precipitadas, diseñe un plan medio horneado para encontrar a Josh. Cobre favores, tratando de obtener la información mas actualizada de mis amigos en las alas de la inteligencia de la RDF. Yo siempre fui un explorador consumado y hasta en estos días puedo sobrevivir en cualquier parte de América del Norte con nada más que una navaja de bolsillo. Me senté en mi escritorio y escribí una lista de las cosas que necesitaba para pasar dos días de compras reuniendo los artículos necesarios. Dos pistolas de mano y un rifle eran las piezas finales del rompecabezas.
Mi familia se dio cuenta de la locura e intento que me saliera de mi fantasía, pero no permití nada de eso. Cargue una Suburban 4x4 rentada y salí al camino, directamente hacía el sur a casi cien millas por hora. Era un borrón gris en el aire fresco de la mañana, marchando hacía adelante sin ninguna idea de que es lo que iba a hacer cuando llegara a las montañas.
Sentado ante la computadora en el vestíbulo del hotel estaba fuera de mi ser cuando vi la nota. Es de James Sprabary. Ciertamente la idea de alguien de una broma enfermiza. Pero no lo era. Sabía que era el cuando se refirió a mi como "Jarhead" uno de sus comentarios hechos a la medida en dirección a mi estatus de "quiero ser un soldado". El siempre lo decía con afecto y era bueno para sacar una sonrisa a cualquier hora del día o de la noche.
Hey Jarhead,
¿Quieres saber algo? Ya estoy cansado de estar Perdido en Acción aquí afuera. Para estos días, he localizado una base Zentraedi mal hecha y con guardias mínimos y elimine a todo el personal. Durante mi exploración en la base, logre construir una nave hibrida hecha con partes Zentraedi y Valkyrie. ¡Voy a salir de esta piedra!
Oh si, como he estado ahí por mucho tiempo, me he vuelto mas loco de lo que estaba y empece a coleccionar "trofeos" de los guardias Zentraedi. Sip, suena a algo que yo haría.
James Sprabary
Me imagine esa sonrisa suya con dientes chuecos y escucharlo carcajeándose con júbilo mientras leía la nota. James esta vivo. ¡Demonios! ¿Cómo es posible que nadie nos haya dicho? Me encontraba brincando felizmente por dentro. Pero la cara sonriente de James era reemplazada por la de Josh... El gritaba en agonía mientras el Zentraedi lo torcía alrededor como un nudo y lo golpeaba sin piedad.
Me levante de la cama, empapado de sudor frío. Otra maldita pesadilla que venía y se iba y me robaba otro año de mi vida. Bastardos.
Sobre un papel y con una dona empecé a darme cuenta que mi plan era completamente insano. No hay absolutamente nada que pueda hacer que no se haya hecho. Todo lo que iba a lograr era que me mataran. ¿Dónde íbamos a estar todos si eso pasaba? Esta realidad no fue aceptada fácilmente o gustosamente, pero mi naturaleza impetuosa le había dado el paso al sentido común por esta vez.
¿Qué puede hacer un hombre que no tiene opciones? Quería desesperadamente hacer algo para ayudar, pero no podía. La vida no iba a esperar sentada para dejar salvar a mi amigo. No tenía alternativa. Debía de encargarme con el trabajo de cuidar a mi familia y darme cuenta de que no hay nada que pueda hacer más que hacer llamadas telefónicas y rezar por el bienestar de mi amigo. Mi responsabilidad, como el la demandaría, es a mi familia, su familia -NUESTRA familia.
Cuando el Almirante Hughes me informo de mi baja, inmediatamente había empezado a pensar en ir a la universidad y terminar una carrera. No era empleable en mi estado actual. Ex-oficiales militares con discapacidades y sin educación no tenían gran demanda. Pero un hombre con una "piel de borrego" colgando en la pared podía ir a lugares. Giraba por toda mi mente sobre el la gran distancia de ese largo vuelo de regreso a casa y el trayecto conduciendo a Ciudad Macross.
Pensé en Harriska y las niñas. Ella es una mujer tan hermosa y esa parte endiablada de mi siempre pensaba en una vida con ella cuando Josh se fuera. No era un pensamiento egoísta, era solo uno siguiendo el tren de ideas hasta su destino. ¿No estarían mejor los sobrevivientes sin una familia? Aplaste la idea. Parecía retorcido y me hacía sentir sucio.
Contemple regresar a Nueva Macross para recoger a las niñas, pero eso tampoco funcionaría. Tenía que hacerlo solo. No había nada más que hacer. Me hubiera gustado llevarme a Harriska con migo, pero ella necesitaba todo el apoyo que tenía ahora. Las niñas, a quienes extrañaba desesperadamente, estaban en las manos capaces y amorosas de Harriska y ella a su vez estaba bajo la custodia de mis padres. Siempre atado al deber, sentía que solo podía demostrar mi amor mejorándome a mi mismo. De esta manera me prepararía con las herramientas para poder cuidarlas mejor. Si fuera mas maduro quizás hubiera actuado diferente, pero como muchos hombres no me daba cuenta que un abrazo es más fácil de comprender como señal de amor para un niño que poner un bonito techo sobre sus cabezas. Quizás de haber sido más perceptivo hubiera sido un mejor padre quedándome en Nueva Macross.
Entre llamadas por teléfono e inquietudes mientra conducía al sur alcance encontrar unas cuantas universidades en mi nativa Texas y me dirigí a alta velocidad para revisarlas. El año escolar empezaría en unos cuantos días y tenía que llegar ahí para inscribirme. Era impulsivo, de seguro, pero la tragedia puede nublar la mente y con el estatus de Josh en duda sabía que me iba a volver loco sentado solo preocupándome. Quizás una tarea me ayudaría a mi preocupada mente.
Parecía tener sentido todo el tiempo cuando muy pocas cosan lo tenían.
Maneje día y noche. Mi mente enfocada en Josh. No podía creer mi estado de impotencia. Un hombre a cargo de un avión de varios millones de dólares se siente invencible. La juventud y entusiasmo camuflajeaban el hecho de que uno se muere cada día de su vida. Sin el equipo duro era un hombre ordinario, un hombre -quizás un simple muchacho de hecho- no diferente a cualquier otro.
Siempre ahí un extraño confort al cruzar el Río Rojo para entrar a Texas. Las hermosas colinas y los pinos del sudeste de Oklahoma dieron lugar a Hackberry y Johnson Grass, no lugares muy deseables. Pero no me importaba. Estaba en casa otra vez y mi espíritu, apesar de todo el caos que me rodeaba, recibió una estimulada muy necesitada.
De tiempo en tiempo la lotería era realizada. Josh era salvado de la ejecución pero no de ser torturado en televisión en vivo. El fuego de sus ojos se atenuaba con cada transmisión, pero se agarraba de la vida de manera salvaje. Otra semana paso, otro piloto de la RDF era asesinado a sangre fría y yo me sentía vacío en la pradera desolada del Este de Texas.
Una pequeña universidad estatal, a cien kilómetros al este de la carcaza quemada de Dallas, Texas se convirtió en mi nuevo hogar. Por una peculiaridad del destino, esta escuela poco conocida desarrollo una reputación de excelencia entre aquellos que deseaban graduarse en negocios, tecnología y educación. Clases en grupos reducidos, un grupo de instructores que estaba casi formado por Doctores en su materia y una atmosfera rural eran una tremenda ventaja para cualquiera que quisiera obtener la mejor educación por el precio. No tenía idea de que carrera profesional desea cursar, pero, no importaba. Entrar por la puerta era al menos un paso en la dirección correcta.
La sesión de orientación paso rápidamente. Recuerdo a una chica extraña y gótica llamada Opal, con sombra de ojos negra, esmalte de uñas negra, ropa negra y una sorpresiva personalidad alegre -aunque algo torcida. Estaba en un ambiente extraño sin nadie de apoyo a quien contactar mientras me inquietaba el destino de mi amigo. Colocando un pie delante del otro, me así a la disciplina inculcada a mi por los militares y por la academia militar. Funciono. Continué avanzando, aprobando todo los exámenes de ingreso y definiendo un calendario completo de clases iniciando a las 0900 horas todos los días.
En medio de una tragedia inminente tropecé con una de las mas increíbles coincidencias de mi vida. Mientras acomodaba mis pertenencias en mi nueva habitación en el dormitorio en el 101 Hubbell Hall, pase un joven hombre de barba con una bandana en su cabeza. Estaba impactado con el parecido en la voz y modos de mi antiguo líder, James "Ogro" Sprabary.
Increíblemente, esta versión del Ogro también se llamaba James y tenía la misma actitud de motociclista. Podía escuchar la voz de mi madre, como ella había hecho previamente al Ogro original preguntando si el era un buen chico. Riendo de felicidad del orgullo de ser la primera persona en su familia en ir a la universidad. Estaba destinado a ser amigo por mucho tiempo con este James, y su aparición ante mis ojos me hicieron preguntar el sueño de recibir el mensaje de correo del Ogro era profético o deja vu.
Hubbell Hall era un edificio que esta construido como una vieja misión Española. De forma cuadrada con un enorme patio vacío, tenía cuatro pisos de alto. Casi como la academia militar, dos habitaciones con una capacidad máxima de dos personas cada uno compartían un sanitario. Un cuarto de regaderas con tres cubículos estaba localizado en cada ala de cada piso. Construido alrededor de los 1950, era viejo, pero la dureza de su diseño le permitió sobrevivir un holocausto global así que era difícil para alguien poderse quejar.
En mi celo de mantenerme enfocado, solicite una habitación privada. Estaba en el extremo más lejano de un largo corredor, cerca del closet del conserje. Todos los estudiantes darían vuelta a la derecha, pasando las mesas de billar y la escalera para ir a su habitación. Yo daría vuelta a la izquierda para llegar al mio.
La habitación en la que vivía era impecable para la mayoría de los estándares. El portal tenía casi un metro de profundidad. A la derecha, por una puerta estaba el sanitario compartido. A la izquierda un closet sin puerta con dos repisas y una cómoda grande colocada en medio que ocupaban casi seis metros cuadrados. El lavabo y el espejo estaban junto al closet. A la izquierda de mi lavabo había una habitación con paredes de ladrillo con dos camas y dos escritorios a lo largo de las paredes. Dos ventanas grandes en el centro de la pared mas lejana proporcionaban una excepcional vista de un segmento del lote de estacionamiento y un campo vacío detrás.
Estas era mi humilde morada.
Descargue la camioneta rentada por una buena parte de la tarde, tirando bastante de mi suministro de seis semanas de refresco que había traído sobre el estacionamiento. Maldiciendo mientras limpiaba el tiradero pegajoso de mis manos y brazos, caminaba varias veces del automóvil a mi habitación.
A su tiempo complete la tarea. Para en poco tiempo empezar a colgar fotografías en la pared -mujeres desnudas, aviones, íconos deportivos, las cosas usuales que uno esperaría de un ex-piloto de combate caliente, obsesionado de aviones y amante de deportes. No tomo mucho tiempo para que llegara el aburrimiento y eventualmente baje al vestíbulo. El carro alquilado necesitaba ser regresado y realice la tarea antes de un último viaje a la tienda. Un bicicleta para transportación, una televisión para distracción y un refrigerador para alimentación era todo lo que necesitaba para convertir en confortable mi pequeña esquina del dormitorio.
En cierto punto me encontré al "clon" de James Sprabary y conocí a su compañero de habitación, un amable y estudioso Junior llamado Jeff Morgan. Con un grado en matemáticas, Jeff era un gran fanático de los deportes y un verdadero intelectual. Habiendo perdido a su madre por cáncer de mama a una joven edad, el era un poco rudo en las orillas desde un punto de vista social, pero demostró ser un amigo leal y entretenido.
Durante esos primeros días de mi primera experiencia de universidad, los tres de nosotros nos reuníamos todo el tiempo. Fue una agradable sorpresa.
Estaba feliz de tener amigos. Me apoyaría en ellos en los siguientes días mientras transpiraba la detención de Josh.
Ese primer semestre en la escuela paso volando mientras obedientemente atendía las clases y hacía mi tarea. El frenético ritmo académico en la academia militar me preparó para mi experiencia en la universidad mucho mejor de lo que hubiera deseado. Mis calificaciones eran sobresalientes desde el primer día.
Fue durante este tiempo que una serie de eventos de tremenda magnitud ocurrieron, dos de ellos me impactaron hasta la medula.
Mientras Septiembre cedía el paso a Octubre y las hojas del Este de Texas empezaban su transformación anual de verde a dorado, la campaña de guerra de bloqueo masivo en America del Sur tomo un giro dramático a favor de las Fuerzas Terrestres. Las tácticas del Capitán Plog estaban empezando a tener el efecto que él esperaba. Los contraataques que nuestras fuerzas habían sufrido dramáticamente no fueron sostenibles por los Zentraedi. En el molino de carne de la jungla del Amazonas se volvió aparente que los Zentraedi simplemente no podían reemplazar las perdidas que estaban sufriendo como resultado de nuestros ataques incesantes desde los portaaviones a sus posiciones. El Primer Equipo Zentraedi de pilotos de combate estaba siendo hecho pedazos, uno por uno, al punto que sus veteranos endurecidos por la batalla no estaban distribuidos regularmente entre sus fuerzas. Las Intercepciones de las fuerzas de Combate Zentraedi seguían igual de agresivas, pero recelaban una reducción lenta en su habilidad.
La habilidad no era el único problema que se iba revelando lentamente entre los oponentes Zentraedi. Aunque nuestra capacidad de producción estaba todavía a un nivel altamente reducido, al menos éramos capaces de enviar mas hombres y equipo ala refriega. Los Zentraedi sin instalaciones productivas propias tenían que depender en las reparaciones de sus inventarios existentes de equipo y una rápida disminución en el esfuerzo de reclutamiento. Mientras Plog continuaba aplastando por sus bases con ataques feroces y sin cuartel, los Zentraedi tenían menos bases de operación -y su correspondiente reducción de hombres y material de donde obtenerlos.
Quizás todavía estaba en duda la operación, pero los comandantes en el campo de batalla podían ver una luz en el túnel. Que sea o no la luz de un tren que se aproximaba todavía estaba por verse, pero al menos había esperanza.
En el medio de la lenta expansión del caos entre las fuerzas Zentraedi, el maniático Khyron hizo otra característica operación extraña. En un osado ataque, Khyron logro captura a Lynn Minmei -junto con su representante/primo, el Activista de Paz Lynn Kyle- mientras ella se preparaba para uno de sus cada vez más populares conciertos. El movimiento de Khyron mostró su singular obsesión con el SDF-1. Al capturar a la mujer, cuya voz atemorizó y paralizó a millones de Zentraedi durante la guerra clímax de la Primera Guerra Robotech, de un solo golpe le retiro a las Fuerzas Terrestres de una poderosa arma y se incauto para si mismo una valiosa carta de negociación.
Esto no les cayó bien a los comandantes de la RDF. Habiendo aprendido una dura lección a manos de los captores de Josh -la tortura y asesinato de prisioneros humanos en la televisión mundial sirviendo para enaltecer los objetivos Zentraedi para la conquista- su respuesta fue rápida y brutal. Una operación de rescate, unida a un golpe masivo contra cada puesto clave Zentraedi fue iniciado para salvar a Minmei. Rick Hunter, ahora un Capitán y uno de los pilotos mas experimentados de la RDF, personalmente dirigió el componente aéreo de la misión de rescate denominada Operación Salvar Una Estrella.
Minmei y Kyle fueron rescatados en una manera brillante, mientras Zentraedi encubiertos utilizaron su propio estilo de astucia y engaños para atrapar a las fuerzas de Khyron completamente mal paradas. El resultado fue una derrota de proporciones monumentales. Como siempre, sin embargo, Khyron no pago por esta falla con su propia vida. Mientras sus soldados perecían alrededor de él, el comandante Zentraedi se escabulló a la jungla del Amazonas una vez mas. Su reencuentro con el destino retrasado para otro tiempo.
Frescos con el éxito de Operación Salvar Una Estrella, un intento similar y más directo para rescatar a Josh y a sus sobrevivientes compañeros en armas fue lanzada. A diferencia de su contraparte, sin embargo, esta misión estaba destinada a fallar con trágicas consecuencias.
Mientras la mal lograda misión de rescate estaba siendo realizada a medio continente de aquí, un vejo amigo de mis días en la academia militar logro rastrearme con unas noticias intrigantes. Oz Parrish, un veterano retirado a quien le fue encargado con el cuidado del bombardero mediano PBJ-1J "Perro del Diablo" Mitchell Americano de la Fuerza Aérea de la Segunda Guerra Mundial, había sido una fuente de felicidad durante mis días en la Academia Militar. Pase muchos fines de semana de libertad con Oz en el viejo hangar en el Campo Rebelde Harlingen lavando al "Perro" de nariz a cola y manteniendo su pintura en condición inmaculada. Cuando la Lluvia de la Muerte de Dolza convirtió el viejo y galante PBJ en pedazos, Oz dirigió sus intereses en la dirección más lógica. Se convirtió en un autosuficiente arqueólogo de aviación amateur.
En solo pocos años, el delgado y canoso Parrish tenía a su disposición un muy grande equipo de expertos de recuperación. Ellos inauguraron un gran complejo de museo y restauración en Texas del Sur y lo llamaron simplemente, "La Fuerza Aérea de Texas." Fue un descubrimiento que hizo Oz ese otoño lo que hizo que me localizara por varios canales.
La carta qye había llegado a mi buzón estaba velada, pero el mensaje era claro.
Jeff,
Creo que he encontrado algo que puede tener un significado para ti. No puedo confirmarlo sin tu retroalimentación.
Saludos
Oz
P.S. ¿Te has preguntado que le paso al "Salvaje Bill"?
La sangre en mis venas se convirtió en hielo mientras leía y releía esa porción de la carta Oz. ¿Oz habrá encontrado la clave a lo que le paso a Brubaker? Dios Mio.
En pocos segundos estaba en el teléfono, las manos me temblaban mientras marcaba el numero incluido en la tarjeta de presentación de Oz.
"Hola."
"¿Oz?"
La respuesta llego en un tono de duda. "Si."
"¡Oz! Soy Jeff Framton."
"Jeff," el me dijo con alivio en su voz. "¿Cómo has estado jovencito?"
Pasamos los siguientes minutos poniéndonos al tanto de las cosas. La esposa de Oz había fallecido hace poco y expresé mis condolencias. Entonces la conversación cambió abruptamente.
"Estábamos en el Pacifico del Sur localizando y marcando naufragios en una de las islas del grupo de las Salomón. Uno de los nativos nos señaló a un área a cuarenta y cinco kilómetros al noroeste de la isla donde señalaban que un avión se había estrellado. Investigamos -no nos tomo mucho tiempo encontrarlo- y determinamos que era un VF-1 con marcas del Prometeus y marcas de victoria excediendo las trescientas marcas en la cabina.
"No había restos. Nosotros no encontramos otras marcas que sirvieran para identificar en el accidente, no nombre en la cabina, nada. Estaba completamente aplastada.
"¿Es este el avión de tu compañero, hijo?"
Me senté paralizado de silencio. Brubaker se perdió cerca de la Tierra. ¿No es así? ¿Pudo él? ¿Regresar por la atmosfera? Llegar a casa después de todo solo para...
"Bueno, yo solo conozco a quizás cuatro aces con legítimas trescientas victorias. Si las marcas de muertes son reales entonces si, es muy posible que sea el avión del Salvaje Bill. Pero no entiendo como pudo haber regresado. Nosotros todavía estábamos a pocos días de llegar a casa cuando nosotros desaparecimos... Yo..."
La voz de Oz tomó un tono grave cuando continup. "Jeff, pienso que deberías de saber que encontramos que el Valkyrie había sido impactado con armas amigables.
"¿Amigables? ¿Qué quieres decir con amigables?"
"Hay numerosos impactos de 55mm desde el freno de popa. Los alerones verticales fueron barridos limpiamente del avión y la metralla penetro el fuselaje hasta la cabina. Tengo algunas fotos."
"Maldición..." ¿Brubaker fue asesinado?
"Lo se. No creo que nadie este enterado de esto. He estado intentar mantenerlo callado hasta estar seguros. Si nosotros soplamos el silbato en esta, podemos avergonzar a gente muy importante."
Estaba mudo y en silencio.
"¿Jeff? ¿Sigues ahí?"
"Si, si, estoy aquí. ¿Pueden recuperar los restos?"
Oz estaba confiado. "Absolutamente que podemos. Pero necesitamos vernos pronto para confirmar."
"Muy bien, muy bien. Necesito pensar aquí. Déjame ponerme en contacto contigo mañana. Volaré ahí si tengo que hacerlo."
"Muy bien, amigo. Mantén todo en privado en esta por ahora. Nosotros no queremos a nadie adelantándose a nosotros. Este avión va a terminar en una fragua si saben que estamos detrás de ellos con algo como esto."
Todo lo que pude hacer fue asentir comprendiendo.
Apenas había colgado el teléfono cuando la televisión anunció el ataque sobre la base Zentraedi donde Josh estaba cautivo. La única oración que recuerdo fue esta:
"El estatus del personal militar capturado es desconocido en este momento, pero los reportes preeliminares indican que no hay sobrevivientes.
No hay sobrevivientes.
Mi familia había pasado ya por mucho. Las noticias de la probable perdida de Joshua fue la gota que derramo el vaso para todos. No era oficial, pero cada hora la angustia crecía y las oportunidades de su supervivencia disminuían. El clan Framton era realista, y mientras la esperanza se desvanecía, todo empezaba a tratar con manejar lo que quedaba por delante. Mamá y papá empezaban a hacer preparativos con la intención de un regreso a Tecas, donde ellos deseaban estar. Aunque preocupados de volar, la experiencia del viejo estaba en gran demanda a donde sea que él fuera –él no tendría ninguna dificultad en continuar su carrera después de la mudanza si así lo deseaba y el cambio de ritmo le haría bien.
Lo que ninguno de nosotros se daba cuenta era la carrera contra el tiempo en el que nos encontrábamos metidos, una zanja crítica en la red de defensa a lo largo de la red de defensa a lo largo del Rio Grande, que resultó vacía como resultado de la respuesta militar a los ataques de las bases de entrenamiento en el sur de Texas hace unos meses, fue la oportunidad perfecta para un comandante fanático Zentraedi. Khyron Kravshera, para quien las palabras "dedicado" e "incansable" no hacían justicia a su empuje singular, estaba una vez más haciendo de las suyas. Después de haber sido derrotado en su búsqueda por poder, se había escurrido hacía las junglas de América del Sur.
En la confusión de las batallas peleadas en las sombras de la jungla brasileña había empezado so misión final de arrastrarse hacía el norte en un Monitor Zentraedi reparada "Nave Cañon" para destruir a sus enemigos de una vez por todas. Retacado de poder, el Monitor era el intento Zentraedi para envolver la nave más pequeña posible alrededor de un cañón réflex capaz de destruir una ciudad. Con una armada recientemente reclutada de guerreros Zentraedi, inconformes y sedientos de pelea y usando por igual sigilo, astucia y coraje, el líder Zentraedi y su solitaria nave se escurrirían por las tierras vacías del occidente de Texas y el oriente de Nuevo México. Indetectable, invisible, se abrió camino con una increíble habilidad, osadía y paciencia hacia un encuentro con el destino.
Yo sentía un amplio rango de emociones conflictivas sobre los reportes de la muerte de Josh –tristeza, incredulidad, resignación, negación. La lucha interna unida a mi inutilidad convertía en un momento difícil para mí. Yo sabía que Harriska estaba siendo atormentada, pero a diferencia de su estoica aceptación, la negación era mi emoción dominante. En mi pecho no podía aceptar la idea de que Kaufman se había ido. Sólo lo había conocido por unos cuantos años, aun así, sentía como si fuéramos amigos de toda la vida. La idea de que su cara risueña no me saludaría otra vez no me parecía real. Desde mi perspectiva, los pilotos de combate poseían una aura de invencibilidad e indestructibilidad –una inmortalidad por su lugar en mi mente. Algunas veces ellos desaparecían y nunca regresaban. Pero ellos nunca realmente morían. Lo creería hasta ver el cuerpo.
Mis amigos me apoyaban. James y Jeff hacían todo lo posible para mantenerme distraído. Me enfocaba en mis asignaciones, mis ejercicios en el centro atlético y otros pasatiempos para ocupar mi mente. Todavía me sentía como una nave sin timón mientras me ajustaba a la vida civil y al esfuerzo adicional de mis nuevas responsabilidades. En la noche mi mente divagaba. Durante el día me sentía exhausto. Era un ciclo vicioso de vida.
Continué mis estudios en completa negación a la idea de que Josh se había ido. Se convirtió en una distracción mayor como era de esperarse. Decir que mi comportamiento irracional –la mera idea de continuar con la vida normal en vista de una tragedia persona sería suficiente para admitirme a una institución mental. Pero mi mente, corazón y alma se habían conectado al ritual del deber a toda costa.
Durante esos largos momentos a bordo del SDF-1, amigos y seres amados morían todo el tiempo al encarar el estado de sitio continuo. Seguir adelante era la única opción disponible. Ahora sin un compromiso militar sobre mí, esos reflejos grabados aun dirigían mis acciones. Me había convertido del niño viviendo con miedo a la autoridad a un autómata sin mente.
Aun así, en las tinieblas de la desesperación, uno ocasionalmente encuentra la luz. Mis amigos brillaban con sus risas cuando les ofrecía, a su continua insistencia, las historias de mi travesía a esta etapa de mi vida. Siempre estaban firmes con atención a cualquier cosa que dijera de los ayeres que parecían que pasaron hace una vida. Me sentía como una celebridad en su presencia y era una distracción bienvenida.
Ellos también eran bromistas de primer orden.
Uno de los principales blancos de su humor era un pobre saco llamado Teddy Draper. Su apellido era inevitablemente divertido cuando era asociado a su apariencia física. Empujaba la báscula a 160 kilos, Teddu era tan ancho como era de alto. Uno podía decir que se acercaba por el ruido que sus pies en sus zapatos hacían mientras rechinaban por los pasillos de mosaico del edificio del dormitorio y ninguna persona que lo haya experimentado podría olvidar el olor que seguía su estela, el resultado de utilizar los mismos zapatos más allá de su fecha de caducidad.
Después de escuchar mis historias del inepto Hiningsblum del Entrenamiento Básico, no les tomó mucho tiempo a mis camaradas apodar a Draper "Fat Fuck". Ellos acosaban al muchacho en maneras que encontraba enfermizamente graciosas, llegando a pegar condones llenos de loción en su puerta a todas horas del día, parando solamente cuando entran atrapados en el acto.
Mi contribución al caos fue descubrir que presionando el botón de la base de la unidad telefónica después de llamar a otro cuarto causaba un timbrado continuo en la otra punta. Uno sólo se puede imaginar la risa demente al escuchar a Draper gritar a todo pulmón en frustración al ser despertado a las 2 de la mañana a estas bromas.
Como todas las cosas, torturar a Draper se volvió aburrido y ahora nos bromeábamos entre nosotros. Una de nuestras travesuras favoritas era llevar el carro de Jeff, un pequeño Honda que quizás pesaba un poco más que Draper, y levantándolo del frente y moviéndolo, después haciendo lo mismo con la parte trasera, colocando el vehículo de manera lateral en su espacio del estacionamiento, con los carros en los espacios continuos bloqueando su salida. James era tan fuerte que el prácticamente podría hacerlo el solo. Era una buena diversión.
Mis amigos fueron de gran ayuda. Solo puedo imaginarme como esas semanas miserables hubieran sido sin ellos como una distracción al dolor interno. En mis momentos de soledad, escribía cartas a mi familia y empezaba a alejarme del camino de la milicia. Sería un ajuste difícil. Mi cabello permanecería corto, mi rutina apenas cambio de lo que era. En crisis tomamos provecho de las cosas habituales. Me aferraba a eso como un salvavidas.
No paso mucho tiempo antes de que el clima veraniego termino, el calor opresivo dio paso al otoño seguido de hojas que pasaban del verde a tonalidades de amarillo, naranja y café. En poco tiempo, los primeros frentes fríos aparecieron y la fresca brisa era refrescante a los sentidos. Aun así, no escalofrío inducido a la piel por el viento se comparaba al choque que nos recibió afuera de las puertas del edificio del dormitorio una tarde. Observamos atónitos a un mar de grillos negros que cubrían cada centímetro del campo. Era como si el Libro de la Revelación estuviera abierto a nuestros ojos. James se refirió jocosamente como "La Pestilencia" y no estaba lejos de la realidad. Por más de una semana un increíble número de esos inundaron el campus. El crujido de sus cuerpos se podía escuchar al ritmo de una ametralladora cuando los carros pasaban, algunas almas atrevidas los usaban para hacer donas en la calle con sus vehículos.
Fue durante este tiempo cuando cumplí una promesa que hice en mi Revisión de Jurado de Scout Águila de devolver a los Scouts convirtiéndome en Líder Boy Scout. Me uní a la tropa local y me convertí en líder scout asistente. Lo que me recibió fue una unidad en la cima del colapso. El momento de mi llegada había siete líderes adultos, pero solo cuatro muchachos, el mínimo requerido para mantener una tropa activa.
Nuestro director scout era un profesor de tecnología llamado Dale, uno de los hombres más dedicados y entusiastas que haya conocido. En el curso de unos cuantos años, Dale no solo regresaría a la tropa del precipicio, si no que al hacerlo, salvaría al Consejo de Área que estaba en peligro de ser absorbido por otro. Se convertiría en una experiencia excitante, a veces desesperante, tal como es cuando se trata a un grupo de adolescentes.
Estuve muy unido a mi compañero asistente, Tim, un Scout Águila como yo. Un egresado de ciencias computacionales, alto y delgado, con un cabello largo y rojo más apropiado a un viejo hippie que a un altamente efectivo Boy Scout, era un tipo excepcional. El Ford Mustang 1966 ½ naranja brillante que el manejaba era su distintivo y nuestros intereses mutuos en carros de potencia clásicos era una de muchas áreas que compartíamos.
Mi primera experiencia como líder scout incluía Entrenamiento Básico de Líder Scout en el Campamento Dierks, al sur de la frontera entre Texas y Oklahoma. Donado a la asociación de boy scouts por la compañía de papel, propietaria del terreno que lo rodeaba. El Campamento Dierks era un lugar magnífico. Los pinos altos y las colinas sobresalían sobre la pradera quemada, plana y aburrida del Commerce en el Este de Texas.
El programa era básico para desarrollar una Tropa Boy Scout exitosa, cubriendo desde primeros auxilios y campamento básico a los roles y responsabilidades de un líder adulto. Como era mi costumbre como Boy Scout, mi lugar favorito era alrededor de la fogata y pasaba mis noches ahí hasta después de medianoche, mirando las estrellas mientras el crujido y el olor a madera quemada flotaba por el aire. Mi mente pasaba a épocas más inocentes, haciéndome sentir como si fuera otra vida y recordando el espontaneo viaje de campamento a las catacumbas inexploradas de una nave alienígena gigante con mis dos mejores amigos.
Las lágrimas aparecieron silenciosamente. ¿Cómo no iban a aparecer?
Oz Parish había logrado mantenerse en contacto conmigo de acuerdo a sus planes de explorar y posiblemente recuperar el Valkyrie estrellado que ciertamente era de Brubaker. Iba a ser una operación riesgosa en la mejor de las circunstancias, pero, la sombra de una conspiración gubernamental la cubría con una invisible pero clara sensación de opresión. No era nada que pudiéramos probar todavía, pero era una sensación sentida por todos los involucrados.
Los pescadores locales sabían del accidente y en la primera expedición de Oz al área, lograron señalarle la dirección correcta. El no atrajo mucha atención con su pequeño ROV sumergible, controlándolo desde una canoa nativa hecha a mano. Pero una operación de recuperación con una nave lo suficientemente grande para alzar el Valkyrie derribado desde el fondo del mar, ciertamente atraería atención.
Yo quería más que nada estar ahí para asistir en la recuperación de primera mano, pero no estaba en mis manos desde un punto de vista de tiempo. Oz tenía que recibir confirmación y completar la recuperación en un horario muy ajustado sin el beneficio de un retraso. Una vez que el equipo del Mueso de la Fuerza Aérea en Texas estaba listo para sacar el Valkyrie del mar, tenían que moverse rápido para evitar ser descubiertos, especialmente si el accidente pudiera servir como acusación a las altas autoridades.
Como la propiedad previa de la UNDF, el Valkyrie estaba cubierto bajo un Tratado Internacional. Las leyes de rescate indicaban que se convertía en dueño de la aeronave quien sea que lo recuperara, a diferencia de las aeronaves de la Naval Estadounidense (quien retenía la propiedad no importando quien recuperara uno de sus aviones o barcos). A pesar de eso, nosotros sabíamos que si cualquiera nos descubría íbamos a ser detenidos. Teníamos que movernos rápido y sin ser vistos.
En una ironía como muchas en la vida, la tripulación de Oz sería salvada de una inminente derrota por una distracción oportuna a medio mundo de distancia. Khyron el Traicionero llamaría la atención del mundo de una manera nunca vista desde la primera aparición del SDF-1 en 1999.
Con los eventos llegándome de distintas direcciones, me ajuste a una rutina, atendía clases y hacía amigos. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo para aceptar que los Tres Picassos era sólo uno. Yo no estaba preparado para la llamada telefónica de mi mama a finales de octubre que me despertó a las tres de la mañana.
"Jake, encontraron a Josh" ella dijo sin aliento.
El tiempo se detuvo. Todo se detuvo. Mi corazón se hundió sabiendo lo que iba a decir.
Él está muerto.
Podía sentir mi garganta ponerse dura mientras la sangre dejaba mi cara.
"Se ve mal, pero, está vivo, hijo" ella continuó.
Grite en el aparato. Las palabras no llegaban a mi mente, pero la emoción todavía lo hacía. Cuando fui capaz de hablar de manera racional otra vez, ella me dio los detalles como mejor pudo.
Josh estaba en una condición grave en una Unidad de Cuidado Intensivo en Dover, Delaware, habiendo sido puesto en un vuelo de evacuación médica después de haber sido descubierto vivo entre un grupo de cadáveres. Un Cabo Marino, trabajando en limpieza después de la misión para rescatar a los rehenes sintió algo diferente entre los cuerpos rotos que habían sido alineados para ser revisados, uno junto al otro, algo de la apariencia de Josh le llamo la atención.
Husky estaba en malas condiciones, con múltiples fracturas, laceraciones y pérdida de sangre. Sus dos globos oculares se habían salido de su lugar y colgaban en su sien. Se veía muerto. A las personas que movieron su cuerpo, lo sintieron muerto. No signos vitales habían sido detectados. A todos pero a este Jarhead solitario, él estaba muerto. Pero el Marino pensó algo diferente, guiado más por instinto que por sentido y caminó para revisar el cuerpo maltrecho. Él descubrió que Josh no estaba muerto a pesar de todo, pero cerca si estaba.
Gritó por ayuda y un médico corrió desde una tienda de revisión para ver. Más seguro, pero débil y al límite, Josh Kaufman había de alguna manera mantenerse en vilo. Fue una carrera para llevarlo al vuelo y apenas salió del bosque cuando ya estaba saliendo de cirugía para poner su cuerpo abatido en una pieza.
Pero él estaba vivo.
Había esperanza.
Me arrodillé junto a mi cama y oré.
Miedo y preocupación templaron la emoción de saber que Josh estaba vivo. Pero los días pasaban y mientras se movía de estado crítico a estable, el miedo cedió el paso a un optimismo reservado. Optimismo cedió el poder a un entusiasmo desbordante y eventualmente las oraciones pidiendo divina intervención se convirtieron en gracias a Dios por dejarnos a nuestro amigo.
Mientras Oz Parish arrastraba el Valkyrie aplastado de Bill Brubaker del fondo del mar, Josh lentamente y con ayuda, levantaba su cuerpo vapuleado desde una cama de hospital a una silla de ruedas. A medio continente de distancia, Khyron Kravshera se separaba de la figura desnuda y sexualmente exhausta de Azonia y apuntando con un dedo a un teniente en una pantalla, levantaba una botella de vodka y bebía profundamente hasta dejar el vaso vacío. La cortina de su última batalla se iba a levantar pronto antes de caer como una guillotina en su reino de terror, presentando el último acto de la Primera Guerra Robotech a un final fatal para todos los involucrados.
Harriska y yo fuimos a saludar a Josh al hospital. El Día de Accion de Gracias lo recibiría de vuelta a su casa y su condición mejoraría continuamente.
Fue una gran reunión para todos. Disfrute enormemente mí tiempo con mis hijas. Ellas estaban creciendo y madurando rápidamente. Habíamos establecido una relación ideal de respeto junto con bromas de buena naturaleza. Sus risas, sonrisas amplias y ojos brillantes mientras corrían alrededor jugando levantaban mis ánimos. Dibujos de crayones describiendo a su familia y a su "heroico" papá piloto de combate regados sobre la mesa de centro eran refuerzos significantes de que agradecido estaba de tenerlas a ellas.
Josh estuvo animado todo el tiempo y el fuego en sus ojos permanecía. Él estaba determinado de regresar a volar, sin importar el costo. Admire sus agallas. Hablamos hasta tarde en la noche en frente de la chimenea, preguntándonos como llegamos a estar aquí, dos hombres lastimados en apenas en nuestros veinte años. ¿Era posible que hubiéramos vivido una vida así? Las cosas que nosotros habíamos visto y echo y sentido y saboreado y olido y temido… y amado… estaban contenidas en más de una docena de vidas. Pero habían pasado. Era real. Cada pedazo glorioso, trágico e insano.
"¿Valió la pena?" le pregunté.
Mi amigo, con sus vendas y escayolas brillando a la luz intermitente del fuego, miro los dibujos sobre la mesa y las fotografías sobre el mantel, después tomo un trago de su bebida. Una pausa de silencio. "Eso es porque lo hicimos. ¿Qué hay que no valga la pena?"
Apreté mis labios, pensativo y simplemente asentí.
"Perdimos a mucha gente para llegar aquí", señale, mi mente pensando en Brubaker, Carr, todos nuestros compañeros de escuadrón a lo largo de los años y más importante Waylan.
"Si, así fue…" dijo, con una voz quebrada imitando al abatido Capitán Miller en la película de Tom Hank, Salvando al Soldado Ryan. "Si, así fue."
Tendríamos varias conversaciones como esta durante esta corta semana. Muchos de nuestros pensamientos mutuos no fueron contados. No necesitaban ser verbalizados. Pero la tristeza sobre el costo era algo que quizás las palabras no podrían expresar de alguna manera, así que era mejor no intentar.
Como siempre pasa durante las festividades del Día de Acción de gracias, comí mucho, dormí poco y se me terminaba el tiempo. La despedida fue larga y retrasé mi salida más allá de lo que fuera prudente. No tenía el ánimo de irme. Finalmente, una última cosa antes de salir, besé a mis niñas, abracé a mi familia y me dirigí de regreso a la escuela. Tenía que empezar mi nueva vida tan pronto como me fuera posible completando esta tarea. Tiempo era vital.
Estaba al borde de las lágrimas mientras manejaba. Mis niñas eran duras y valientes. Me prometí a mí mismo compensarlas cuando fueran un poco más grandes, justificaba mis acciones diciéndome que el objetivo final era más importante que el presente inmediato. Endurecía mi conciencia y empujaba hacia adelante, nunca sabiendo si –o quizás creyendo- que estaba haciendo lo correcto.
Cuando James llamó a mi teléfono dos días más tarde, tenía la certeza de que había cometido un error.
por Jason W. Smith
Julio 1995
traducción
Gerardo Campos De León
Julio 1998
Copyright © 1995-98 by Jason W. Smith
(Nota del autor: Este es un trabajo de ficción. Cualquier similaridad a eventos, personas, etc. actuales es pura coincidencia --aun si fue intencional)
Basado en los personajes y situaciones de
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Última Fecha de Revisión: 13 de Abril de 2009