Aun recuerdo que mi padre me llevaba a la

labor y yo lo acompañaba mientras el arreaba

la yunta y sembraba.

Por azares del destino y en la búsqueda de una mejor vida para nuestra familia, mis padres decidieron emigrar a Monterrey, de tal suerte que llegaron a las inmediaciones del municipio de Apodaca. Para entonces yo contaba con 4 años de edad, vivíamos a dos cuadras de la plaza principal en el Mezquital. Allí se encontraba el Jardín de Niños "Prof. Moisés Sáenz Garza" lugar donde inicié mi vida escolar y mis sueños de ser profesora.

En 1968, ingresé a la escuela ´´ Profesor Antonio Garza Villarreal´´ a tan solo unos metros de distancia del Jardín . Durante los años de estancia en la primaria destaqué por participar en cuanto evento cívico se realizaba;

en muchas ocasiones incluso, con la desaprobación de mis padres pues no tenían los recursos económicos para comprarme los vestuarios requeridos.

Fui una niña muy dedicada al estudio, me gustaba mucho ir a la escuela. Sin embargo, me ganaba ese derecho obteniendo buenas calificaciones.

Para entrar a la secundaria, la condición fue la misma, solo que esta vez de ello dependía mi permanencia.

Así, tuve que sortear el primer gran obstáculo: convencer a un padre de tradiciones arraigadas en la que las mujeres no siguen estudiando y su deber es casarse y cuidar a sus hijos.

Con el apoyo de mi madre, papá accedió a mi petición, haría el sacrificio, pero la condición era bien sabida. Así pues ingrese a la Esc. Sec. No.3´´ Profr. Moisés Sáenz Garza ´´ en la cabecera municipal de Apodaca.

Con grandes esfuerzos y el comienzo de una cadena de desvelos pude obtener las notas requeridas siempre contando con los consejos y el apoyo incondicional de todos mis maestros; por los cuales guardo a la fecha un gran cariño y respeto.

Durante los tres años, la vida escolar marcó mi formación ciudadana y profesional. Con gran alegría regresé para decirles que mi sueño continuaba: entre miles de aspirantes había pasado el examen de admisión en la Esc. "Normal Miguel F. Martínez."

Con mucho orgullo decía que había estudiado en la secundaria de Apodaca, mis compañeros citadinos hacían bromas sobre mi origen; para ellos era una pueblerina. Este, no fue un obstáculo para mí, durante mis años de formación profesional evidencié mis sólidas bases escolares.

Al término de los estudios en la Normal siendo una muchacha ávida de servir a los demás, pido realizar mi Servicio Social en la escuela¨ Profr. Francisco Garza Villarreal´´ en el corazón de Apodaca .

En el corto tiempo que llevaba en la docencia, pensé que necesitaba más herramientas para ayudar a cierto tipo de alumnos: a los que tenían muchas dificultades para aprender. Para ello, busco mi preparación en la Escuela Normal de Especialización en Monterrey, en la especialidad Trastornos de la Audición y el Lenguaje.

De manera simultánea estudio la Licenciatura en Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras en la U. A. N. L.

Esta formación universitaria enmarca hasta entonces mi preparación docente.

A través de la práctica educativa me he dado cuenta de la importancia de la actualización docente. Esta inquietud me lleva al Centro de Capacitación y Actualización de Maestros de Apodaca (Nº 3) en donde actualmente formo parte de la plantilla de asesores autorizados para impartir los cursos a maestros de Educación Básica.

En el día a día, la respuesta educativa a los alumnos con necesidades educativas especiales hace necesario el ejercicio de las habilidades investigativas, por ello, siento la necesidad de continuar una maestría con una propuesta de tesis sobre la integración de los alumnos a la escuela regular. Es en la Universidad Pedagógica Nacional (U. P. N.) donde concluyo mis estudios en la Maestría en Educación, Campo: Formación Docente.

Pero las exigencias en la prestación del servicio cada vez son mayores. La realización de la evaluación psicopedagógica, la elaboración de un plan individual educativo así como sus adecuaciones curriculares; hacen necesaria un preparación permanente.

Mientras escribo las líneas de esta semblanza vienen a mi el recuerdo de muchos compañeros y maestros, algunos de los cuales ya no están entre nosotros en presencia física mas no así su recuerdo cariñoso; y a los aún presentes cuando los veo les manifiesto lo mucho que les agradezco haber sido parte de mi formación personal y profesional.

Digo nuevamente con orgullo: me he formado en las escuelas de Apodaca, ahora, capacito a maestros que laboran en ellas y por supuesto, a través de la atensión a los alumnos con mayores necesidades educativas, trasmito los principios humanos y educativos que poseo y que sembraron todos los maestros y las maestras que vieron en mi, al Ser Humano que ahora soy.

                          Actualmente nuestra Unidad de Servicios de Apoyo a la Escuela Regular comparte la                       

                                           responsabilidad educativa en la Escuela Secundaria No. 10

                                                             " GRAL. Y LIC. AARÓN SÁENZ GARZA "

                                   en el Mezquital; donde se esta abriendo una nueva era en la educación

                                                                          dirigida a adolescentes.