Benjamín Valdivia
Breviario del Unicornio
Presentamos las dos primeras partes de este libro,
publicado por la editorial Verdehalago (México, 1998),
Fax (52) (5) 6967814
BREVIARIO DEL UNICORNIO
Benjamín Valdivia
INTRODUCCIÓN
. El unicornio, siempre, nos evoca un misterio. La universalidad de su figura, la profundidad de su significado, son parte de las más variadas culturas. Se le encuentra en la Biblia y en los Vedas; de él se ocupan naturalistas y filósofos; es motivo para el arte y arquetipo en la imaginación popular. Padre, hijo y hermano de gran cantidad de mitos, el unicornio continúa galopando en los pastizales de nuestras referencias.
. Por su cercanía al grupo de los equinos, no debe extrañarnos si su efigie no aparece en los pueblos americanos. Sin embargo, las precisiones acumuladas respecto de este fantástico ser, lo convierten indudablemente en un patrimonio colectivo, el cual no puede situarse en una sola región o época. Por ello, debemos considerar al unicornio como un tejido complejo de relaciones, tradiciones y sentidos entre naciones distantes o, incluso, enemigas entre sí. La antiquísima China imperial, la Grecia de Alejandro, los desiertos árabes, los atanores medievales y las oficinas informatizadas de la moderna Nueva York tienen como uno de sus puntos de confluencia al unicornio.
. Quizás lo único sobrepasante en universalidad a este tema es la diversidad y confusión de sus tratamientos, pues bien puede simbolizarnos tanto el mal como el bien, la fiereza cuanto la dulzura, lo sombrío o lo iluminado. A partir de su carácter colectivo y multicultural, haremos un breve recorrido sobre las formas de mayor representatividad en torno a este emblema, desbordador de los límites de lo histórico y fronterizo de lo existente en forma intemporal. Para ello, acudiremos a sus contenidos estéticos, morales, simbólicos y funcionales, sin pretender jamás una revisión exhaustiva sino un entretenido acercamiento al asombroso mundo del unicornio (el cual, en gran medida, es nuestro propio mundo interior).
. Inagotable como es, el unicornio me parece representar, ante todo, la belleza (belleza de ti, pues sabes cuánto te cifran estas palabras). Si un pintor, un poeta, un historiador o un sacerdote mencionan al unicornio, para cualquier fin, lo hacen siempre por la proporción guardada por su inusitado prestigio en torno a la cuadratura del mundo en el cual nos movemos. En la belleza se armonizan las diversidades, tiene su valor más alto la multiplicidad de los valores. Las cuatro patas terrenales confluyen en el ápice de un cuerno que apunta hacia el infinito: las cuatro esencias elementales se fusionan en la raíz de su quinta esencia: los puntos cardinales en su centro. Concentración de los rayos de una estrella, el unicornio pasea en los jardines de nuestras aspiraciones. En sus venas fantásticas, la sangre de nuestros anhelos; en su galope furioso, el ímpetu de nuestro deseo; en su apacible sometimiento, la paz profunda. Todos estos ámbitos de talante disímbolo nos conducen a la apretada maduración de la belleza. El unicornio: la belleza.
. En ese entendido, hemos de avanzar entrelazando las diversas fuentes tradicionales relativas a nuestro propósito. El procedimiento a seguir en este breviario consiste en comentar y presentar los tópicos y las fuentes de donde fluyen las creencias o relatos. Importante síntesis representan los dos artículos de Jorge Luis Borges (Manual de zoología fantástica, con la colaboración de Margarita Guerrero). En algunos casos tuve la fortuna de localizar las fuentes originales de lengua latina, francesa o inglesa, las cuales he vertido al español. En el resto, he aprovechado las traducciones y comentarios vigentes en nuestro medio, las cuales acredito en cada caso. El lector podrá, en cualquier circunstancia, recurrir a una bibliografía especial, comentada al fin del volumen.
NATURALEZA DEL UNICORNIO
. Aceptemos, primeramente, un hecho definitivo: a pesar de su existencia como símbolo, el unicornio se ubica en el reino animal. Quiero decir que su estudio cae dentro del campo de la zoología (bien puede tratarse de una. zoología fantástica, cosa que no le quitará su carácter animal). Se entiende, entonces, que el unicornio no es, obviamente, un mineral, un vegetal o un humano. Todas las tradiciones parten de su pertenencia al universo de los animales. Variadas obras clásicas apuntan a la existencia del unicornio como uno más entre una serie de animales. Por ejemplo, Heródoto en sus Historias (Libro IV, 191) escribe: “Y en efecto, entre ellos [los Libios] existen las enormes serpientes y los leones y los elefantes y también los osos, además áspides y también los asnos que tienen cuernos [te kai onoi oi ta kerea exontes].”
. Esta especie se configura como un híbrido, pues sus partes componentes no se ciñen a sólo una de las formas naturales reconocidas. El mundo antiguo contó con descripciones acerca del unicornio. En el Rig Veda (I, 163, 9) se supone un ejemplar de tan extraña figura. Y en las anotaciones de Ctesias se detalla cómo es este increíble animal. Borges lo expone así: “Cuatrocientos años antes de la era cristiana, el griego Ctesias, médico de Artajerjes Mnemón, refiere que en los reinos del Indostán hay muy veloces asnos silvestres, de pelaje blanco, de cabeza purpúrea, de ojos azules, provistos de un agudo cuerno en la frente, que en la base es blanco, en la punta es rojo y en el medio es plenamente negro.”
. El híbrido posee, en este sentido, varias facetas. Una de ellas, distinguida por sus atrevimientos, es la sugerida en 1913 por el naturalista Roman Landescu, en una entrevista reproducida por Carlos Jurado. En tal entrevista, Landescu deja entrever la posibilidad de la existencia biológica del unicornio, el cual “pudo provenir de la cruza entre caballo y gacela, por ejemplo”. Al cuestionársele sobre la carencia de evidencias fósiles de estos caballos-gacela, nos sorprende con esta respuesta: “el cuerno pudo haber sido no de materia ósea, sino una protuberancia cartilaginosa compuesta de materia orgánica. Por lo tanto, al morir el animal, dicha protuberancia desaparece por la descomposición.” Y concluye que es aceptable que de un cuerno óseo pueda producirse uno cartilaginoso a modo de deformación en el híbrido.
. Las partes mezcladas que constituyen a ese cuadrúpedo son variables. Todos parecen coincidir en que su forma más definida es semejante a la del caballo. Borges sintetiza al decir que “Un caballito blanco con patas traseras de antílope, barba de chivo y un largo y retorcido cuerno en la frente, es la representación habitual de este animal fantástico.” Plinio, obligada fuente en este sentido, dice (en su Naturalis Historiae. Liber VIII: Continentur terrestrium animalium naturae; Pars XXXI: Indiae terrestria animalia) lo siguiente:
In India et boves solidis ungulis unicornes: et feram nomine axin hinnulei pelle, pluribus candidioribusque maculis, sacrorum Liberi Patris. (...) Asperrimam autem feram monocerotem relique corpore equo similem, capite cervo, pedibus elephanto, cauda apro, mugitu gravi, uno cornu nigro media fronte cubitorum duum eminente. Hanc feram vivam negant capi.
. Ofrezco la traducción del pasaje previo: “En India, entre los cuadrúpedos de pezuña sólida se encuentra el unicornio: es una fiera nombrada axis cuya piel es como de ciervo, con manchas muy numerosas y muy blancas, que es sacrificada al Patrono [Baco]. (...) Apresan también otra fiera, el monocerote, cuyo cuerpo semeja al del caballo; su cabeza, a la del ciervo; los pies, al elefante; la cola, al jabalí; es de mugido grave, y tiene un eminente cuerno negro de dos codos a media frente. Niegan que esta fiera se capture viva.”
. Para capturar a un animal, vivo o muerto, se supone que primeramente exista. La probable existencia física de un animal de dichas características, en la antigüedad, estaría conforme a las cualidades del mito, que parte siempre de acontecimientos repetidos por la memoria generacional como sucesos ocurridos “in illo tempore”, como bien explica Mircea Eliade en diversas obras al respecto. El mito del unicornio tendría, pues, como correlato, algo sucedido “en aquel tiempo” que se pierde en la oscuridad del recuerdo colectivo. Sin embargo, debemos aceptar que el suceso mítico no necesariamente es un hecho físico. Por lo que el unicornio puede existir muy bien en su estatuto de símbolo sin contaminarse de “realidad”. Borges hace eco de una observación de Schrader: que el mito del unicornio se explica por las vasijas que representan toros de perfil (y, por ende, con sólo un cuerno a la vista). Lo que no queda claro es si el mito viene a ser anterior a esas vasijas o si, en efecto, lo representado en esos perfiles en un toro, o si propiamente es un unicornio.
. Diversos animales se vinculan con el unicornio, ya sea por su figura similar a éste, o bien por ser antagonistas en la cadena alimenticia, o simples contendientes. El más exótico en esta conexión parece ser el narval, animal de los mares del norte con hipertrofia en un diente, desproporcionado hasta varias veces el tamaño del resto del cuerpo. Por su colmillo excesivo, el narval ha sido bautizado entre la gente oceánica como “unicornio marino”.
. Otros astados que han sido vistos como análogos del unicornio han sido el rinoceronte, el reno (Julio César, De Bello Gallico, VI, 26), el oryx y el asno de la India (Aristóteles, Historia de los animales, III, 9 y I, 8), y la cabra montés llamada “orige” (Deuteronomio, 14, 5), cuya carne se encuentra entre las permitidas como alimento al pueblo hebreo, puesto que este unicorne tiene, se dice, la pezuña hendida y no está entre los animales de pezuña sólida o “impuros”.
. Junto a los animales análogos, se han relacionado animales enemigos del unicornio. Esa relación matiza con un dramático realismo a la figura del unicornio, pues un mito no puede pertenecer a la cadena alimenticia, como pertenece el unicornio. Así, desde un punto de vista zoológico, este animal estaría dotado, para defenderse y atacar, de velocidad de galope, de macizo cuerno frontal, de musculatura resistente. Pocos mitos permiten una precisión constitutiva tan puntual. En esa defensa y ese ataque al que la naturaleza del unicornio lo destinan, se enfrenta a dos principales opositores: el elefante y el león. En el caso del elefante nos enteramos, por texto de Borges, que: “En la enciclopedia de Isidoro de Sevilla, redactada a principios del siglo VII, se lee que una cornada del unicornio suele matar al elefante; ello recuerda la análoga victoria del karkadán (rinoceronte), en el segundo viaje de Simbad.”
. El león merece palabras aparte, pues se convierte en el adversario más constante del unicornio. De hecho, a diferencia del elefante, que sucumbe ante él, el león lo vence. En el poema de Spenser titulado The Faerie Queene (Book II, Song 5, Stanza 10) podemos encontrar la descripción del peculiar método por medio del cual el león se sobrepone al unicornio, que por cierto es presentado como una bestia feroz:
Like as a Lyon whose imperial powre
. A proud rebellious Unicorn defyes,
T'avoid the rash assault and wrathful stowre
. Of his fiers foe, him to a tree applyes,
And when him ronning in full course he spyes
. He slips aside: the whiles that furious beast
His precious horne, sought of his enemyes,
. Strikes in the stocke, ne thence can be releast
. But to the mighty victor yields a bounteous feast.
Extrañamente, Borges menciona dos veces la Stanza precedente como una “octava real”; es evidente que se trata de una estancia de nueve versos (siete endecasílabos y dos alejandrinos), de la cual ofrezco mi versión en español:
Cual un León cuyo imperial poder
. al rebelde Unicornio altivo enfrenta,
por salvar el asalto y fuerte impulso
. de su fiero adversario, al tronco acude
y al mirar el galope ya cercano
. el cuerpo esquiva en tanto que la bestia
su insigne cuerno, anhelo de enemigos,
. clava dentro del tronco, sin poder liberarlo
. y a tan magna victoria le seguirá un festín.
. El león, emperador poderoso entre los animales, enfrenta al enemigo con esta estratagema: se acomoda junto a un árbol y, al mirar ya cercano el galope del unicornio, se desliza hacia un lado; el unicornio se queda clavado irreparablemente y el león, ya victorioso, se dispone a un festín con carne mágica.
. A pesar de todas las descripciones sobre su forma y características, el unicornio sigue siendo un misterio y un animal que rompe el cerco de las clasificaciones. Borges cita este párrafo sobre el unicornio chino: “En la Anthologie raisonnée de la littérature chinoise (1948), de Margouliès, figura este misterioso y tranquilo apólogo, obra de un prosista del siglo IX: Universalmente se admite que el unicornio es un ser sobrenatural y de buen agüero; así lo declaran las odas, los anales, las biografías de varones ilustres y otros textos cuya autoridad es indiscutible. Hasta los párvulos y las mujeres del pueblo saben que el unicornio constituye un presagio favorable. Pero este animal no figura entre los animales domésticos, no siempre es fácil encontrarlo, no se presta a una clasificación. No es como el caballo o el toro, el lobo o el ciervo. En tales condiciones, podríamos estar frente al unicornio y no sabríamos con seguridad que lo es. Sabemos que tal animal con crin es caballo y que tal animal con cuernos es toro. No sabemos cómo es el unicornio.”
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