EL RETORNO A LA INOCENCIA:
UNA APROXIMACIÓN
A LA ONTOPSICOLOGIA
ricardocarmen@hotmail.com
La Psicología actual ha alcanzado un importante desarrollo tanto en sus
teorías explicativas como en el descubrimiento de técnicas de evaluación y
tratamiento de las aflicciones del hombre y los problemas de salud mental. Ya no
es la “jovencita” que tímidamente busca su espacio y ensaya explicaciones
sobre un objeto de estudio gaseoso y poco estudiado, ha pasado ya un buen tiempo
desde que Wundt,
que en 1879 fundó el primer laboratorio de Psicología Experimental en la
ciudad alemana de Leipzig, en donde formó a estudiantes del mundo entero en la
nueva ciencia.
Hoy en día la Psicología avanza junto con la tecnología pues hemos
aprendido a trabajar en equipo con científicos de las más diversas
disciplinas, sin confundir el segmento del conocimiento que nos toca.
Cada cierto tiempo aparecen nuevas corrientes psicológicas, psiquiátricas,
psicoanalíticas y otras como parte de una ciencia mas completa e integrativa,
aunque sigue en algunos casos, aun revestida de ese positivismo lógico
cientificista que pretende enseñarnos “la última técnica” para “dar la
medida de un hombre”, como si se tratara de cualquier maquinaria de
comportamiento predecible. Así, al caer en el simplismo mecanicista, muchas veces por
pereza académica o no haber profundizado en nuestros estudios se confunde
nuestra razón de ser como profesionales con el seguir una serie de
procedimientos de “éxito asegurado” que pasa por el completar una anamnesis
a paso forzado, o a la prescripción por recetario del psicofármaco de “última
generación” vigorosamente impulsado por la próspera industria farmacológica.
Tenemos que hoy día muchos profesionales desconocen las raíces de la
Psicología y no pocos han perdido
de vista la última finalidad del trabajo en salud mental. Así, muchos
estudiantes, incluso profesionales jóvenes perciben la práctica profesional
como el circunscribirse a los pasos indicados por la doctrina a la cual se
remiten o a la atenuación de los síntomas. Sin embargo encontramos que el arte
del buen vivir difícilmente se aferra a una doctrina o conjunto de leyes y
mucho menos depende en forma exclusiva de un “coktail bioquímico”. Mas bien
está referido a un estilo de vida en la que la persona se halla en armonía
consigo misma y desarrolla esa armonía interior en el medio que le rodea.
Al hablar de estar en armonía consigo mismo no nos referimos únicamente
a un equilibrio biológico y psicológico sino a la totalidad del Ser, y es el
Ser, su naturaleza y desarrollo en el hombre el objeto de estudio de la
Ontopsicología.
El Ser, para la Ontopsicología no sólo es la esencia: lo más
importante y característico de una cosa 1, sino que, en el caso del
Ser Humano se refiere a la totalidad de sus sistemas y manifestaciones como
entidad y organismo. Así, posee un nivel de expresión biológico que contiene
una compleja red de sistemas que permiten posibilitar la vida en el medio
ambiente. Contiene una estructura mental como producto superior de esa
organicidad, que funciona básicamente en el ámbito de las representaciones o símbolos
interiorizados, que a manera de “mapa” sirven de guía
para el organismo en su relación con el medio. Igualmente incluye a la
psiquis, o “yo óntico”,
elemento que energiza, hace experiencia, da sentido y propósito a los
anteriores. Es oportuno señalar que esta “división" existe únicamente
como intento explicativo y sólo para fines didácticos pues el Ser existe y
funciona de una manera total e indivisible.
Según la Ontopsicología, el yo óntico posee direccionalidad, la razón
de ser, el sentido, el plan de vida en perfecta armonía y correspondencia con
el universo. Sin embargo, por el
hecho de tener que actuar de manera conjunta con los niveles biológico y
mental, ve distorsionado su proceder por las exigencias que el cuerpo y la
cultura (principalmente) exigen.
En este punto, el cuerpo generalmente funciona como un “aliado
natural” del yo óntico, pues con él mantiene comunicación directa con un código
psicosomático, gracias a esta comunicación y al mandato de los genes el cuerpo
“sabe” lo que necesita y debe hacer; incluso cuando es
“imperfecto” y requiere atención o ayuda especializada, aun así lo hace de
acuerdo a los fines del yo óntico. El
problema surge con el “yo cultural” o “psicológico”, debido a la
influencia que ejerce a través de él la cultura o demandas sociales, desviando
al Ser de su natural direccionalidad o sentido.
La sociedad y la cultura que la sustenta, están apoyada en una serie de
normas y costumbres que el hombre con su “inteligencia” ha conseguido
“arrancar” a la naturaleza. A
través de esas normas y teorías el hombre “entiende” y pretende controlar
la sociedad, y gobernar al mundo. Para
ello “educa” a las personas para que sean formales y obedientes, de manera
que se ajusten al papel que se les asigna.
Este sistema de creencias y valores sociales inventado por los hombres
fiscaliza el crecimiento y comportamiento de las personas asignándoles roles
que deberán cumplir bajo la amenaza de ser estigmatizados y/o expulsados.
Debido a ello es que desde muy pequeños se forma un “monitor de
desviación” que se encarga de favorecer el ajuste social y eventualmente
desorienta al individuo de su propia dirección existencial, apartándolo muchas
veces del sentido de su vida y razón de ser.
Entonces tenemos que aquello conocido como “cultura y civilización”
en buena cuenta se ha convertido en “el árbol de la ciencia del bien y del
mal” pues probar de su fruto ha significado para el hombre apartarse del
orden natural, la pérdida de su inocencia y la expulsión del “paraíso” en
donde vivía en perfecta armonía con el resto del universo.
El hombre al privilegiar la razón en detrimento de su Ser, produce o
favorece la enfermedad de su cuerpo y la aparición de síntomas, de seguir esta
dirección equívoca generaría una neurosis ontopsíquica, que lo privaría de
la satisfacción de vivir, presentándose acompañada de síntomas de naturaleza
psicológica como ansiedad, estrés, depresión, enfermedades psicosomáticas,
etc.
Sin embargo no siempre la civilización tiene un efecto pernicioso para
el Ser Humano, se puede apreciar como en algunas culturas “primitivas” el
hombre tiene la oportunidad de crecer en contacto íntimo con la naturaleza, en
ellas su vida social y familiar no lo apartan de su propia naturaleza, ellos son
por lo general seres simples y autorrealizados.
Igualmente en sociedades más próximas a la nuestra hallamos comunidades
y grupos familiares en los que se favorece que sus miembros se desarrollen sin
ejercer una conducta fiscalizadora, descalificadora o manipuladora sobre ellos.
Tal vez por tener un estilo de vida cercano a la naturaleza y estar
acostumbrados a observar los eventos y procesos que en ella ocurren, les resulta más
fácil reconocer lo natural en el hombre y respetarlo.
ACERCA DE LA CIENCIA Y LA
ONTOPSICOLOGÍA
La Ontopsicología considera como parte fundamental del ser humano al
cuerpo biológico y por la tanto reconoce el gran valor que tiene la ciencia médica,
biológica, física y química. Igualmente
ocurre con las ciencias de la salud mental o comportamiento.
El desarrollo de la ciencia y de la tecnología
así como el correcto uso de las mismas son de gran importancia para
favorecer o entorpecer que el hombre logre su propósito.
El
elemento “extraño” del enfoque ontopsicológico al lenguaje científico
experimental viene a ser el “yo óntico” o “espíritu”
pues debido a que el método científico exige que objeto o suceso en estudio
deba ser susceptible de ser medido, replicado (que pueda repetirse a voluntad) y
que posea comportamiento constante ante condiciones similares.
Estas exigencias formales de la ciencia experimental hacen que no sólo
el yo óntico, si no otros fenómenos como las “instancias del yo”,
los fenómenos sociales y otros fenómenos físicos poco frecuentes o únicos
en la naturaleza queden fuera del alcance de la ciencia tal como la conocemos
hoy.
Esto último no pretende negar el valor del método científico, sino
poner en perspectiva su condición de instrumento para adquirir conocimiento. Y
es el método científico el camino seguro por excelencia apara arribar a nuevo
conocimiento. Sin embargo, no se
puede pretender imponer los mismos métodos o procedimientos desarrollados para
el estudio de fenómenos físicos frecuentes
al estudio o investigación de otros fenómenos de naturaleza más sutil
y compleja como lo son aquellos que se dan en la psicología
y otros niveles mas elevados la energía y el Ser.
LA NEUROSIS
ONTOPSIQUICA
A diferencia de otras neurosis, la de naturaleza ontopsíquica se produce
cuando el individuo descuida la integración de su yo óntico con los demás niveles de funcionamiento de su identidad, es
decir, puede presentarse cuando a pesar de ocuparse de
su salud biológica y de vigilar el no enfermarse psicológicamente,
abandona su desarrollo óntico ya sea por desconocimiento o por la deformación
de valores y prioridades de la sociedad provistos a través de la familia y de
los medios de información (TV, radio, diarios, etc.).
En la neurosis ontopsíquica el individuo bien puede evidenciar
enfermedad o malestar psicológico o por el contrario, a pesar de llevar una
vida “socialmente exitosa” y tener una apariencia normal, no consigue
escapar a la sensación de estar incompleto, de llevar una vida carente de
sentido o no logra una sensación de bienestar
duradera. La capacidad de percibir
en uno mismo la neurosis ontopsíquica solo se da en sujetos que gozan de buena
salud a nivel biológico y mental,
pues el Ser, si bien se realiza y actúa de una manera integral, cuando se trata
de establecer o restablecer la salud inicia su labor con los mecanismos homeostáticos
de los niveles más básicos y va ascendiendo en las jerarquías del nivel del
Ser.
De
igual manera ocurre con el desarrollo de la conciencia, si bien ésta es un
producto superior de los niveles de integración y funcionamiento del organismo,
su radio de acción o capacidad de enfoque siempre se inicia con los niveles más
básicos y rudimentarios, y va evolucionando hacia los
niveles superiores de acuerdo a las experiencias e integración.
Entonces
tenemos que la neurosis ontopsíquica se presenta cuando el sujeto en su vivir
contradice su dirección natural, cuando en su existir niega la vectorialidad de
su Ser. Esto puede ocurrir
cuando el hombre trata de ser algo diferente a lo que en realidad es, así sería
con quien dedica su vida a la contabilidad sintiéndose un artista en su
interior, le ocurriría al militar que ve la vida de una manera mística, al médico
que hubiera querido ser aviador, etc. En general se da en quien lleva un estilo
de vida diferente al señalado por su yo más profundo, el Yo óntico.
En
un mundo aquejado por guerras, hambre, enfermedad y miseria, donde es común la
presencia de enfermedades psicosomáticas y otras más de naturaleza más
apremiante puede parecer una exquisitez el ocuparse de la neurosis ontopsíquica
o de otras enfermedades sólo
perceptibles en las manifestaciones superiores del Ser.
Sin embargo no es así, es el Ser quien da sentido y propósito a la
vida; pues al apartarse de dicho propósito el hombre se pierde a sí mismo y así
pierde su condición de Ser Humano al vivir como el drogadicto o el enajenado,
de espaldas al mundo real, en contradicción con el orden existente en el
universo, convencido de una ficción que el mismo ha creado, o le ha sido
impuesta por otros, conduciendo así a
las instituciones y las sociedades por un camino igualmente extraviado, acuñando
valores sin sentido, convirtiendo su vida en un despropósito.
EL RETORNO A LA INOCENCIA
Afortunadamente
es posible el retorno a la inocencia, para casi todos, pues por muy confundido o
enfermo que se halle un sujeto, por
muy desestructurado que se halle su
condición de Ser Humano el yo óntico se hallará incólume en lo profundo de
su ser, señalando la dirección correcta (como una brújula), pugnando por
seguir su camino y realizar su propósito.
El
retorno a la inocencia viene a ser el reencuentro con uno mismo como parte de un
todo exacto, armónico, equilibrado, es el reencuentro con nuestra humanidad,
con toda su naturaleza biológica, la cual se reconoce como propia en su real
condición, se cuida con respeto y mantiene en salud. Implica el reconocimiento
de la propia historia, de la historia colectiva y el descubrimiento de los roles
o “historias” (familiares e individuales) aprendidos e incorporados
inconscientemente. Contiene el
darse cuenta de nuestra particular forma de relacionarnos con nosotros mismos y
con el universo. Involucra el tomar
conciencia de nuestro organismo, de la dinámica y estructura de nuestra mente,
de nuestro psiquismo y del correspondiente correlato que existe en el universo.
Una
vez logrado esto podremos “oír” claramente los requerimientos de nuestro
cuerpo, “leer” nuestro “mapa mental” e ir ajustándolo según varíe el
paisaje, entonces podremos apreciar con suficiente claridad el sentido de
nuestra vida señalado por nuestra onticidad y seremos exactos, sin error en
nuestro proceder.
Si
bien este camino de retorno se puede señalar con relativa facilidad, el
seguirlo puede ser difícil y a veces puede parecer imposible, sin embargo, no sólo
es perfectamente viable, sino que la decisión siempre estará en nosotros.
Si
observamos nuestro estilo de vida promedio apreciaremos que por lo general no
damos un trato del todo saludable a nuestro cuerpo y lo tenemos habituado a
recibir elementos tóxicos como el humo del tabaco, el smog, cantidades
inmoderadas de alcohol, exceso de grasas saturadas y otros; sabiendo que no son
saludables nos resistimos a apartarlos de nuestra dieta.
En el aspecto psicológico ocurre algo similar pues a pesar de que nos
damos cuenta de que hay aspectos en nuestra personalidad que deben cambiar, nos
cuesta mucho el reconocerlo y mas aun el iniciar un proceso psicoterapéutico.
En el aspecto ontopsicológico también
es duro avanzar pues no sólo se requiere el tener un nivel saludable en
los aspectos anteriores, sino que además el cultivar como estilo de vida las
características más elevadas de la condición humana, es decir: la moderación,
la fraternidad, la gentileza, el amor, la lealtad y otras cualidades que en
nuestra decadente sociedad parecen extraterrenas.
Sin embargo, si observamos con cuidado podremos encontrar ejemplos vivos
de dichas cualidades.
El
proceso de sanación óntica al igual que el de recuperación física y el de
psicoterapia por lo general requiere de un “entrenador” o psicoterapeuta
ontopsicológico que ya haya pasado
por un proceso formativo y conozca dicho procedimiento.
Al igual que otros procesos
recuperativos toma tiempo y trabajo el ponerse en forma, pero los beneficios
justifican ampliamente el esfuerzo e inversión.
GLOSARIO DE TERMINOS (1)
Ciencia (en latín scientia, de scire, ‘conocer’),
término que en su sentido más amplio se emplea para referirse al conocimiento
sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la
organización de la experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda
de conocimiento en ese contexto se conoce como ‘ciencia pura’, para
distinguirla de la ‘ciencia aplicada’ —la búsqueda de usos prácticos del
conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se llevan
a cabo las aplicaciones. Enciclopedia Microsoft Encarta 98.
ciencia.
Del lat. scientia.
1. f. Conocimiento cierto de las
cosas por sus principios y causas.
2. Cuerpo de doctrina metódicamente
formado y ordenado, que constituye
un ramo particular del saber humano.
3. fig. Saber o erudición. Tener
mucha, o poca, ciencia; ser un pozo de ciencia; hombre de ciencia y virtud.
4. fig. Habilidad, maestría,
conjunto de conocimientos en cualquier cosa. La ciencia del caco, del palaciego,
del hombre vividor.
5. V. hombre de ciencia.
6. pl. Conjunto de conocimientos
relativos a las ciencias exactas, fisicoquímicas y naturales. Facultad de
ciencias, a diferencia de Facultad de letras.
ficción.
1. Género de obras literarias o
cinematográficas, cuyo contenido se basa en hipotéticos logros científicos y
técnicos del futuro.
infusa.
1.
Saber no adquirido mediante el estudio. Ú. m. en sent. irón.
pura.
1. Estudio de los fenómenos
naturales y otros aspectos del saber por sí mismos, sin tener en cuenta sus
aplicaciones.
gaya ciencia.
1.
Arte de la poesía.
ciencias exactas.
1.
Matemáticas.
humanas.
1. Las que, como la psicología,
antropología, sociología, historia, filosofía, etc., se ocupan de aspectos
del hombre no estudiados en las ciencias naturales.
naturales.
1. Las que tienen por objeto el
estudio de la naturaleza (geología, botánica, zoología, etc., a veces se
incluyen la física, la química, etc.).
ocultas.
1. Conocimientos y prácticas
misteriosos, como la magia, la alquimia, la astrología, etc., que, desde la
antigüedad, pretenden penetrar y dominar los secretos de la naturaleza.
sociales.
1.
Aplícase a menudo a las ciencias humanas.
cientificismo.
1. m. Teoría según la cual las
cosas se pueden conocer mediante la ciencia como son realmente, y la investigación
científica basta para satisfacer las necesidades de la inteligencia humana.
2. Teoría según la cual los métodos
científicos deben extenderse a todos los dominios de la vida intelectual y
moral sin excepción.
3. Teoría según la cual los únicos
conocimientos válidos son los que se adquieren mediante las ciencias positivas,
y, por consiguiente, la razón no tiene otro papel que el que representa en la
constitución de las ciencias.
4. Confianza plena en los
principios y resultados de la investigación científica, y práctica rigurosa
de sus métodos.
5. Tendencia a dar excesivo valor
a las nociones científicas o pretendidamente científicas.
espíritu.
Del lat. spiritus.
1. m. Ser inmaterial y dotado de
razón.
2. Alma racional.
3. Don sobrenatural y gracia
particular que Dios suele dar a algunas criaturas. espíritu de profecía.
4. Vigor natural y virtud que
alienta y fortifica el cuerpo para obrar. Los espíritus vitales.
5. Ánimo, valor, aliento, brío,
esfuerzo.
6. Vivacidad; ingenio.
7. demonio infernal. Ú. m. en pl.
8. Cada uno de los dos signos
ortográficos, con que en la lengua griega se indica la aspiración o falta de
ella.
9. Vapor sutilísimo que exhalan el
vino y los licores.
10. Parte o porción más pura y
sutil que se extrae de algunos cuerpos sólidos y fluidos por medio de
operaciones químicas.
11. fig. Principio generador, carácter
íntimo, esencia o sustancia de una cosa. el espíritu de una ley, de una
corporación, de un siglo, de la literatura de una época.
de contradicción.
1.
Genio inclinado a contradecir siempre.
inmundo.
1.
En la Escritura Sagrada, el demonio.
maligno.
1.
El demonio.
rudo.
1.
espíritu áspero.
vital.
1. Cierta sustancia sutil y
ligerísima que se consideraba necesaria para la vida del animal.
espíritus
animales.
1. Fluidos muy tenues y
sutiles que se suponía que servían para determinar los movimientos de los
miembros del cuerpo humano.
espíritus
elementales.
1. Según ciertas creencias,
los que habitan en diversos elementos naturales; como los gnomos en la
tierra, las ondinas en las aguas, los elfos y las sílfides en el aire, etc.
beber uno el espíritu a otro.
1. fr. fig. beberle la doctrina.
levantar el espíritu.
1. fr. fig. Cobrar ánimo y vigor
para ejecutar alguna cosa.
pobre de espíritu.
1. fr. Dícese del que mira con
menosprecio los bienes y honores mundanos.
2. Apocado, tímido.
inocencia.
Del lat. innocentia.
1. f. Estado del alma limpia de
culpa.
2. Exención de culpa en un delito
o en una mala acción.
3. Candor, sencillez.
mente.
Del lat. mens, mentis.
1. f. Potencia intelectual del
alma.
2. Designio, pensamiento, propósito,
voluntad.
3. Psicol. Conjunto de las
actividades o procesos psíquicos conscientes e inconscientes.
de buena mente.
1. loc. adv. ant. De buena voluntad, de buena gana.
tener en la mente una cosa.
1.
fr. Tenerla pensada o prevenida.
monitor1, ra.
Del lat. monitor, -oris.
1. m. y f. Persona que guía el
aprendizaje deportivo, cultural, etc.
2. m. El que amonesta o avisa.
3. En el Ejército, ayudante de los
profesores de educación física.
4. Cierto subalterno que acompañaba
en el foro al orador romano, para recordarle y presentarle los documentos y
objetos de que debía servirse en su peroración.
5. Esclavo que acompañaba a su señor
en las calles para recordarle los nombres de las personas a quienes iba
encontrando.
positivismo.
1. m. Calidad de atenerse a lo
positivo.
2. Demasiada afición a comodidades
y goces materiales.
3. Actitud práctica.
4. Sistema filosófico que admite
únicamente el método experimental y rechaza toda noción a priori y todo
concepto universal y absoluto.
psicología.
De psico- y -logía.
1. f. Parte de la filosofía, que
trata del alma, sus facultades y operaciones.
2. Por ext., todo lo que atañe al
espíritu.
3. Psicol. Ciencia de la vida
mental.
4. Manera de sentir de una persona
o de un pueblo.
5. Hablando de pueblos o naciones,
la síntesis de sus caracteres espirituales y morales.
6. Por ext., todo lo que se refiere
a la conducta de los animales.
psicosomático, ca.
De psico- y el gr. sñma, cuerpo.
1. adj. Psicol. Dícese de lo que afecta a la
psique así como de lo que implica o da lugar a una acción de la psique sobre
el cuerpo o al contrario.
psicoterapia.
De psico- y terapia.
1.f. Psicol. Tratamiento de las
enfermedades, especialmente de las nerviosas, por medio de la sugestión o
persuasión o por otros procedimientos psíquicos.
psíquico, ca.
Del
lat. psychicus, y este del gr. yucikÕj.
adj.
Perteneciente o relativo al alma.
sentido, da.
De sentir.
1. adj. Que incluye o explica un
sentimiento.
2. Dícese de la persona que se
resiente u ofende con facilidad.
3. m. Cada una de las aptitudes que
tiene el alma, de percibir, por medio de determinados órganos corporales, las
impresiones de los objetos externos.
4. Entendimiento o razón, en
cuanto discierne las cosas.
5. Modo particular de entender una
cosa, o juicio que se hace de ella.
6. Inteligencia o conocimiento con
que se ejecutan algunas cosas. Leer con sentido.
7. Razón de ser, finalidad. Su
conducta carecía de sentido.
8. Significación cabal de una
proposición o cláusula. Esta proposición no tiene sentido.
9. Significado, o cada una de las
distintas acepciones de las palabras. Este vocablo tiene varios sentidos.
10. Cada una de las varias
interpretaciones que puede admitir un escrito, cláusula o proposición. La
Sagrada Escritura tiene varios sentidos.
ser1.
Forma sustantiva de ser2.
1. m. Esencia o naturaleza.
2. Cualquier cosa creada,
especialmente las dotadas de vida. De aquí seres orgánicos; seres vivos.
3. El ser humano. Se emplea
frecuentemente acompañado de adjetivos calificativos como en: es un ser
admirable; seres desgraciados, etc.
4. Valor, precio, estimación de
las cosas. En esa palabra está todo el SER de la proposición.
5. Modo de existir.
Ser supremo.
1.
Dios.
en ser, o en su ser.
1.
loc. adv. Sin haberse gastado, consumido o deshecho.
vector. (Vectorialidad)
Del lat. vector, -oris, que
conduce.
1. adj. Geom. V. radio vector.
2. m. En el habla técnica, el
agente que transporta algo de un lugar a otro. Ú. t. c. adj.
3. Fís. Toda magnitud en la que,
además de la cuantía, hay que considerar el punto de aplicación, la dirección
y el sentido.
Las fuerzas son vectores.
4. Fil. Toda acción proyectiva que tiene cualidad e
intensidad variables.
yo.
Del lat. eo, de ego.
1. Nominativo del pronombre
personal de primera persona en género masculino o femenino y número singular.
2. m. Fil. Con el artículo el, o
el posesivo, el sujeto humano en cuanto persona.
3. Psicol. Parte consciente del
individuo, mediante la cual cada persona se hace cargo de su propia identidad y
de sus relaciones con el medio.
Significados tomados del:
Diccionario de la Lengua Española. Real Academia
Española, 1992.
Vigésima primera edición. Espasa Calpe.
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