Quienes han leído "El amor en tiempos del cólera" de García
Marques deben haber encontrado muy romántica la relación entre Fermina Daza y
Florentino Ariza: en esta novela, Florentino, vio a la distancia a Fermina y eso
fue suficiente para quedar fascinado por ella, para hacerla única depositaria
de sus afectos y ensueños amorosos los mismos que vertía copiosamente en una
nutrida correspondencia; tal derroche de verbigracia no fue inútil pues
consiguió encender el juvenil corazón de Fermina y la condujo a delirios de
pasión sublimada. El idilio prosperó por la vía epistolar hasta que Fermina
sin poder contener su curiosidad se decidió a conocer mas de cerca de su amado,
preparó un encuentro casi casual, lo tuvo ante sus ojos y para su desgracia el
esmirriado Florentino no daba la talla de sus ilusiones, resultó que distaba
mucho de la imagen de príncipe azul o del distinguido caballero delineado por
sus ensueños y el rechazo no se hizo esperar. En esta novela el desencuentro da
inicio a un relato fascinante el mismo que concluye con un final reparador.
Una historia así parecería solo viable en una novela de Gabo o en uno de
esos relatos del tiempo de la radio, sin embargo la realidad es más
sorprendente que la fantasía y sí, estos romances equívocos y otros más
afortunados se dan todos los días en este "nuevo" medio llamado
Internet.
La manera de conocerse y relacionarse entre los humanos ha cambiado
notablemente a través de la historia con el paso del tiempo y los avances
tecnológicos, así, la incursión del teléfono en el ecenario doméstico
revolucionó la manera de iniciar, mantener y terminar las relaciones entre las
personas. El aparato telefónico apareció como un mago capaz de abolir las
distancias, de recordar afectos, de iniciar amistades y claro que sí, muchos
romances.
El desarrollo de la aviación comercial luego de la segunda guerra mundial,
el incremento del turismo y la aparición del crédito para estos fines puso al
alcance de casi cualquier mortal con trabajo estable, prácticamente cualquier
ciudad del mundo, playas paradisíacas, mágicas ciudades perdidas y por
supuesto, al alcance de nuestros brazos a algún romántico y lejano amor.
Entonces los límites que definen las relaciones humanas se han visto
modificados sucesivamente por el tiempo, los cambios socioeconómicos y el
avance de la tecnología.
Ultimamente nos ha tocado vivir los tiempos de la postmodernidad, del inicio
de la "realidad virtual" que hasta el momento encuentra en la Internet
su más vasta expresión. La Internet es lugar de encuentro de cada vez mayor de
personas de diferentes grupos de edades y ocupaciones, que se entretienen,
negocian, consultan, investigan y trabajan conectados a la red tendiendo a crear
un nuevo tipo de "sociedad en línea" con sus propias reglas,
estilos de relacionarse y características aun en definición. Este medio ha
dado lugar a relaciones humanas virtuales basadas en encuentros en salas de
chat, listas de interés, foros de discusión y correo electrónico, y si bien
la Internet aun está limitada a un grupo minoritario en relación con la
población general, no se puede negar la existencia de este nuevo universo
virtual, el cual está definiendo nuevas maneras de relacionarse, nuevos tipos
de sensibilidad, así como un espacio de encuentro válido para un número
creciente de personas.
Si tomamos en cuenta que es frecuente que los profesionales de la salud
tengan romances entre sí, al igual que los trabajadores de las aerolíneas o
los empleados administrativos en general, entonces resulta comprensible que el
romance florezca entre aquellos cuyo trabajo o intereses está relacionado a la
Internet. Existe pues, un grupo humano cuyo trabajo, comunicaciones y relaciones
se dan principalmente a través de la Red, entonces no es inusual que el romance
surja entre ellos y lógicamente, es la Red el lugar de encuentro. Sin embargo,
lo que se inicio como una práctica que podría ser característica de un grupo
de trabajadores especializados se extendió a la gran "comunidad de
Internautas" en todos sus niveles.
Al igual que en la lectura o en los tiempos de la radio, la imaginación y la
fantasía juegan un papel muy importante en las salas de chat o en las
relaciones basadas en correo electrónico, pues la pantalla (por lo general) nos
brinda poca información de nuestros interlocutores de la sala de chat y es
nuestra mente la que "completa el cuadro" de acuerdo a sus necesidades
y expectativas propias. Así, para muchos resulta casi irresistible dar rienda
suelta a la fantasía en este tipo de relaciones y de paso echar un
"vistazo" a través de esa "ventana" que nos comunica con
personas del otro sexo con la única censura y distancia que nosotros mismos
establezcamos.
Lo más frecuente es que los primeros encuentros se produzcan en una sala de
chat, en un foro de opiniones o en una lista de interés en el cual el
internauta advierte "algo diferente" en la manera de conducirse de
alguien, puede ser el nickname (seudónimo o nombre virtual), su manera de
expresarse o algún otro rasgo que le atrae. Si bien "esa"
característica es virtual, creada para ese medio, aun así, forma parte de la
personalidad, es un reflejo del autor y en cierta forma habla de el o ella. En
realidad, nuestras relaciones en "el mundo real" está mediatizada por
símbolos y códigos, para los cuales hemos desarrollado las habilidades de
interpretarlos; en Internet ocurre casi lo mismo, se trata de un sistema de
códigos propios que reflejan nuestra particular manera de ser, al interactuar
con otros cibernautas los códigos tienden a homogenizarse, surgen ciertos
protocolos de "las buenas maneras en línea", reglas de seguridad,
etc. Definiéndose así, cierta identidad virtual, dando a un "aspecto
cibernético de la personalidad", lográndose una relación que
eventualmente llega a desarrollar toda la potencialidad propia de una relación
humana.
Por lo general la relación se desarrolla tras el encuentro, con el
intercambio de e-mails y una correspondencia que gradualmente se vuelve más
cálida y con expresiones de afecto. Luego, el coqueteo se instala, vienen las
insinuaciones y los avances. El entusiasmo acompaña a la expectativa que
antecede al abrir la casilla de correo y hallar la ansiada frasecita "tiene
nuevo correo". Una vez que se ha llegado a este punto se está lo
suficientemente involucrado como para decir que se está viviendo un romance
"on line", es inútil negarlo. Si bien muchos inician este tipo de
relaciones muy "deportivamente" y toman el asunto como un juego, lo
real es que las emociones que acompañan al flirteo son muy reales y muchas
veces el cazador (a) resulta cazado (a).
El romance basado en el correo electrónico y en el chateo es un nuevo tipo
de relación en la que sujetos reales presentan parte de su realidad o sus
fantasías a otras personas, también reales. Si bien hay quienes toman estos
encuentros fortuitos en Internet como un juego del gato y el ratón, para el
cual desarrollan técnicas y estrategias como cualquier conquistador (a), aun
así, expresan su personalidad, su propia y particular manera de ser; auténtica
en algunos casos, mediatizada o impostada en muchos otros. Este presentarse
está condicionado por las características vigentes de la Internet y por la
habilidad en el manejo de los recursos disponibles que tenga el usuario para
construirse una "identidad virtual" (nombre, imágenes, sonidos,
etc.).
En el cyber espacio los limites de distancia, edad o aspecto físico tienen
otro valor, en muchos casos se han diluido pues carecen de sentido práctico, ya
que por lo general los primeros encuentros son "a ciegas" otorgándose
mayor importancia a la habilidad para desenvolverse y a ciertos aspectos propios
de la interioridad de la persona. Este tipo de relaciones nos lleva replantear
nuestra capacidad de percibir nuestras necesidades y respuestas emocionales en
las relaciones vía Internet, a re definir el manejo de los límites y pone a
prueba nuestra calidad humana.
Hemos vivido tiempos caracterizados por relaciones en las cuales la
atracción física, la satisfacción de ciertas expectativas económicas y
sexuales constituyen la base del inicio y el sostén de muchas relaciones; sin
embargo, existen sectores de la población que otorgan mayor importancia a otros
atributos como la ternura, el compañerismo, la amistad, etc. priorizando la
satisfacción de sus necesidades en términos de afecto, compartir intereses,
comprensión, etc. sin que la apariencia física sea determinante, en las que el
contacto físico es de un segundo orden, que buscan relacionarse de manera que
casi no exista el riesgo de ser acosados, teniendo la seguridad de mantener una
distancia segura, sin peligro de contagios o imprevistos. Para los cuales la
Internet resulta el medio no solo suficiente, sino que en algunos casos puede
ser el medio ideal. Este tipo de relaciones es más frecuente en adolescentes y
jóvenes que se inician en el aprendizaje del amor y sus caminos, encontrando en
las salas de "chat" el medio propicio y seguro para ensayar sus
lances, coqueteos y técnicas de seducción así como para dar rienda suelta a
su fantasía y curiosidad. También acuden a la red en busca de romance aquellos
jóvenes y adultos que encuentran en su rutina o forma de vida limitaciones para
establecer nuevas relaciones, las mismas que no tienen validez o importancia en
este medio. Aunque son una minoría en términos poblacionales, cada vez son mas
las personas que mantienen una relación principalmente vía Internet y
desarrollan una vida en línea, además de los diferentes tipos de relaciones
que tienen fuera de la red.
En el romance en la red, el medio puede parecer muy artificial y fácil de
controlar pero las emociones y sentimientos que se llegan a vivir pueden llegar
a ser bastante reales y difíciles de manejar. Uno puede enamorarse, incluso
apasionarse, ser muy feliz o sufrir mucho de acuerdo a los vaivenes de una
relación en línea, tal como ocurriría en una relación convencional.
Cuando estos cyber romances se encuentran fuera de la red con frecuencia
surgen las decepciones; no todos asumen la realidad con el mismo vigor y
entusiasmo que a una ilusión o fantasía. De la misma manera que el amor
romántico (aquel que no llega a consumarse) difícilmente sobrevive al
encuentro personal, pues casi siempre le sigue la separación o por el
contrario, se llega a mayor intimidad, perdiéndose igualmente la naturaleza
romántica.
Sin embargo no todo es desencuentro en el mundo virtual, cada vez es más
frecuente el enterarse que algún amigo o conocido encontró su pareja a través
de la Red y que les va muy bien; no solo se halla romance en la red, también
muy buenas amistades, aquí parece cumplirse una vez mas la regla de la
informática que dice mas o menos que uno obtiene de la computadora aquello que
introduce en ella, algo así como dar calidad para recibir calidad.
Decir que este tipo de relaciones sean de amor o no, puede ser motivo de
largas discusiones, las clases y calidades de amor ha sido tema de interesantes
trabajos ("amor, sexo y matrimonio" de Carlos A. Seguín) pero al
margen de las definiciones y los expertos, quien está envuelto en una relación
de estas no tiene dudas sobre el tema, para muchos es amor sin lugar a dudas y
su opinión es tan válida y digna de respeto como cualquier otra.
Si usted o alguien de su entorno está envuelto en una de estas relaciones
conviene tener presente algunas recomendaciones:
- Es importante tener claras las expectativas sobre hasta que punto está
dispuesto (a) a llegar o el tipo de relación que desea tener. Si lo que
busca es una relación que sea viable de concretarse en un compromiso a
mediano plazo, entonces asegúrese que las personas con las que se va a
relacionar estén dispuestas al compromiso o tengan los atributos que usted
considera indispensables. Si por otro lado, lo que desea es entablar una
amistad con alguien de un medio diferente al suyo y que se desarrolle
fundamentalmente a través de la red, entonces no tiene mucho sentido el
preocuparse por el color de su cabello o estatura, sino por otras
cualidades. Entonces aclare lo que desea antes de comenzar a
"romancear" o puede terminar en una situación bastante incómoda
o absurda.
- Tenga presente que del otro lado de la PC también hay otra persona, que
tiene su propia historia (diferente a la suya), su manera de ver la vida,
otra manera de expresarse y sentimientos. Es importante el respetar las
diferencias.
- Es fácil caer en el juego de la seducción y pretender ser algo diferente
a lo que uno en realidad es. Esto ocurre en la red, tanto o más como ocurre
fuera de ella. Trate de ser honesto (a) y se ahorrará explicaciones
imposibles y decepciones posteriores.
- Si espera continuar la relación fuera de la red haga un intercambio
oportuno de fotografías (vía e-mail) y datos personales, de manera que
tenga una idea cercana a la realidad de cómo es "la persona
depositaria de sus afectos", con frecuencia las personas son muy
diferentes de cómo las imaginamos.
- Si está planeando un encuentro en persona, dentro de lo posible,
asegúrese de que la persona con la que se está involucrando tiene una
actitud saludable frente a la relación y que podrá conducirse
apropiadamente.
- Escoja el lugar de encuentro y procure que sea un lugar público, seguro,
que le permita interrumpir la reunión de ser necesario. Hágase acompañar
por una amistad de confianza de manera que pueda ver a su cita y esté cerca
hasta que usted le haga saber todo está bien y que se puede ir.
- No olvide que así como se dio la oportunidad de iniciar una relación
usando la Internet, puede hacer lo mismo con la gente que está a su
alrededor o cerca. Todo es cuestión de atreverse y darse la oportunidad.