Primera edición, 2006.
Derechos de autor ©: ObrAmaury y ObrAmaury Digital.
Producción, diseño y diagramación: Talleres Logísticos
“Palmeros”, MLB, Antonio de Moya.
Entrevistas: Vianco Martínez.
Fotos: Sagrada Bujosa Mieses, Fidelio Despradel, Fundacion
Manolo Tavarez Justo, revista Renovación, revista Ahora, periódico Última Hora.
Impreso en Producciones Globo, Santo Domingo, República
Dominicana.
GRUPO PALMEROS, IN MEMORIAM:
34 AÑOS DESPUES
Dos entrevistas de Vianco Martínez.
PresentaCión
Queremos presentar a los/as
lectores/as, en esta nueva conmemoración de esta Gesta Heroica de nuestra
historia contemporánea, dos entrevistas realizadas por el prestigioso periodista
En la primera entrevista, realizada en 1999, Vianco conversa con Doña Manuela Aristy, madre de Amaury, quien hace importantes revelaciones de aquellos imborrables días vividos por ella en su condición de madre de un Combatiente Revolucionario nítido y elevado que nunca claudicó en sus más puros Ideales.
En la segunda entrevista, de la misma fecha, el hoy Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del país, señor Virgilio Almánzar, uno de los hijos del Capitán del Servicio Secreto, Virgilio Félix Almánzar Fernández, oficial caído en la gesta, pone de relieve el drama existencial y humano para el hijo que vio morir a su padre en el cumplimiento del deber, y sus propios ideales revolucionarios, en una franca y valiente conversación sobre el dilema que le produjo este choque.
En la portada de este documento,
aparece el diseño gráfico del anteproyecto de monumento ecológico conformado por
un Batallón de Pinares, que deberá ser construido a la vera del kilómetro 14 ½
de la Autopista de las Américas, como recordación para las generaciones
presentes y futuras, donde quedará plasmado a la vista de quienes transiten por
dicha vía aquel acontecimiento único de nuestra historia. Este servirá también
de reflexión y ejemplo de que “El Oro y el Oropel no es el Norte de Todos los
Hombres y Mujeres de Nuestra Tierra” y que después de la Caída, sean ellos o
nosotros, la Lucha continúa hasta el final y
Llamamos la atención y exigimos a nuestras autoridades para que, con los fondos de los/as contribuyentes, que son el Pueblo Dominicano, y por los/as cuales Lucharon desde su Óptica ambos bandos, dicho monumento sea levantado en el menor tiempo posible y el mismo sea toda una añorada realidad.
Operador ObrAmaury y ObrAmayry Digital
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Santo
Domingo, 12 de enero de 2006
Virgilio Almánzar:
Un altar para dos héroes contrarios
En las primeras horas de la mañana
los vecinos fueron con la noticia de que su esposo, el capitán
del Servicio Secreto Virgilio Félix Almánzar Fernández, había
sido herido en los primeros enfrentamientos con los integrantes
de los Comandos de
Virgilio Almánzar, su hijo mayor,
hoy es el incisivo presidente del Comité de los Derechos
Humanos. Al momento de aquellos acontecimientos, contaba con
diecisiete años y era activista de los Comités Revolucionarios
Camilo Torres (CORECATO), una de las agrupaciones relacionadas
con el proyecto al que estaban adscritos los Comandos de
En la víspera de su muerte, el capitán Almánzar Fernández llegó a la casa a descansar y le comunicó a su hijo mayor que Amaury y el grupo habían sido ubicados siguiendo a un integrante del grupo que le llevó comida.
Amaury Germán Aristy y sus compañeros andaban organizando la resistencia para la llegada del coronel Francisco Alberto Caamaño, y su padre era uno de los policías encargados de impedirlo. Virgilio Almánzar hijo ha tenido que acomodar en el mismo altar a dos héroes tan contradictorios como Amaury y su padre, que se batieron a tiros por causas encontradas y que tenían maneras tan disímiles de ver el mundo.
El capitán fue enterrado como un héroe por el presidente Joaquín Balaguer a las once de la mañana; a las cinco de la tarde fue enterrado Amaury. Virgilio Almánzar hijo asistió, hecho jirones, a los funerales de su padre y seis horas después se fue a llorar a Amaury. “Fue un dilema emocional”. En un país donde el pasado está lleno de puertas cerradas y de candados, Virgilio Almánzar tiene que remover a veces aquellos recuerdos y siempre lo hace con ahínco, pero con un dejo inconfundible de nostalgia en la mirada.
Virgilio Almánzar hijo recuerda a su padre como un policía noble que realizaba su trabajo con honor y que procuraba no hacerle daño a nadie. “Era un policía diferente”, sostiene.
Tras la muerte de su padre, los hermanos Almánzar Fernández, seis varones en total, iniciaron un calvario de muerte y dolor. Víctor, el cuarto hermano, siendo militante emepedeísta, tuvo que salir del país con la policía pisándole los talones para ponerse fuera del alcance de una acusación de subversión que le hacía el gobierno. Más adelante murió en una calle de Nueva York en un extraño accidente de tránsito. Virgilio, el mayor, tuvo que afrontar una cantidad de arrestos de los que perdió la cuenta. En los tiempos de aquel calvario ya no contaban con la mano protectora de su padre.
Mi papá entró a la policía para ser instructor. El era inspector de educación y entró porque le gustaba la milicia. En 1971, estando de instructor en la academia lo trasladaron para el Servicio Secreto, para investigaciones
Mi papá fue el que apresó a Andrés
Ramos Peguero a mediados de 1971 en un allanamiento. Andrés
Ramos Peguero fue aquel revolucionario que quedó vivo de la
insurrección de Fidel Castro, fundador del MPD. Cuando mi padre
lo apresa le dice a mi madre: “Mercedes, yo apresé a un hombre
esta tarde muy diferente a los demás. Me llamó mucho la atención
la actitud de mucha firmeza, pero de mucha paciencia, de mucha
tranquilidad, de mucha seguridad. Es una persona
extraordinaria”.
Mi papá
contó que siguieron a Dionisio Martínez, del MPD, y llegaron a
través de él donde una persona que visitaba. En ese tiempo
Dionisio parece que tenía una función de enlace entre los
dirigentes emepedeístas.
El vino a
la casa y durmió como de ocho y media de la mañana hasta la una
de la tarde y fue de nuevo al Palacio de
Según el
relato que me hizo mi papa, lo estaban interrogando y el coronel
se le puso en la espalda, le pasó un nylon por la garganta,
entre él y el cabo le hicieron fuerza, hasta que se fue
desvaneciendo poco a poco. Después que lo mataron lo tiraron al
mar amarrado bien de madrugada en un saco.
Estando mi papá en el Servicio
Secreto cayeron presos los emepedeístas, Moisés Blanco Genao,
Julio de Pena Valdez, Fafa Taveras, Onelio Espaillat, Edgar
Erickson Pichardo. Mi padre había sido profesor de Moisés Blanco
Genao siendo civil en Dajabón. El había sido director de la
escuela primaria y profesor del liceo. Casi todos los días
sacaba a Moisés Blanco de la solitaria en que fue confinado. La
excusa era que era el jefe del grupo y era el más importante
para interrogarlo y saber sus planes y que Julito parecía ser de
los más militantes. Era, realmente, un acto de solidaridad con
sus antiguos alumnos.
Otro caso fue el de Homero
Hernández. Lo ubicaron en una bomba Esso. Mi papa no estuvo
involucrado, pero a Alcántara, su chofer, lo utilizaron para
ubicar a Homero. Lo vistieron de bombero, quitaron a los
bomberos de verdad y lo pusieron a él. Lo tuvieron ahí dos o
tres días. Ese día el echó gasolina a su carro, un cepillito
Volkswagen. Lo
siguieron por un rato y cuando llegaron al frente de la escuela
de Artes Oficios entraron en acción. Lo mataron frente a su
esposa Elsa. Según me contó Alcántara, Homero era muy temido
entre los policías. Decían que había sido entrenado en China,
que era un guerrillero.
¿Que papel jugo tu papá como oficial del
Servicio Secreto en la persecución y muerte de Amaury y sus
compañeros?
El 11 de enero de
Según mi
papá, habían seguido a César Félix días antes, pero se les había
perdido. Al rato lo llamaron. Tuvo que ponerse ropa; estaba en
chancletas, sin camisa. Cuando me dijo lo de Amaury yo traté de
ver cómo me comunicaba con alguien. Fui al local del BRUC en la
universidad. No estaban ni Leo ni Celedonio.
En la mañana del 12 de enero me fui
temprano a la universidad en la guagua de los empleados. Tenía
una clase a las siete. A esa hora ya se sentía un ambiente raro,
mucha vigilancia en los alrededores. El profesor no va y había
guaguas para los barrios. Me monto en la que iba para Cristo
Rey. Me desmonto en
Ya alguien
le había dicho a mi mamá que mi papá había sido herido en el
tiroteo. La gente del barrio vino a la casa, vinieron los
hermanos de la iglesia, el padre Guillermo, los familiares.
Cuando entré a la casa en medio del aquel revuelo mi mamá me
dice sin titubear: “Ese es tu papá Virgilio, yo estoy segura, yo
me lo soñé anoche”. En su último sueño ella vio un ataúd
moviéndose en su cama, que cayó al suelo, el rostro de mi papá
estaba en la caja.
Llegan mis
hermanos del colegio a las doce del mediodía. Yo me doy cuenta
de que la situación está muy difícil y me reúno con mis
hermanos. Comienzo a hablar con ellos. Les digo también que es
posible que mi papá esté muerto y que teníamos que prepararnos
para eso y ser fuertes.
Queríamos
mucho a mi papá porque era un ser muy especial. Se acostaba con
sus seis hijos varones en la espalda como un caballito y se
llenaba las manos de llagas haciéndonos carritos con cajas de
arenque y ruedas de javilla. Tenía muchos de esos detalles que
no se olvidan nunca en un niño. Era un papá ejemplar, un hombre
que lo llenaba todo. Teníamos un choque muy fuerte porque mi
padre era la persona que más queríamos en este mundo. Le
contábamos nuestras travesuras y era siempre comprensivo, nunca
nos reprochaba, nos aceptaba como éramos.
Estábamos
muy tristes, pero estábamos, en cierta medida, muy amarrados por
lo raro de la situación, sintiendo a Amaury como un compañero, y
a mi papá como aquel ser especial que era. Yo no quería que
ninguno de mis hermanos viera a Amaury como responsable de la
muerte de mi papá. A pesar
de que él era mi padre y nosotros lo queríamos mucho,
jamás podríamos culpar a un hombre como Amaury que estaba
defendiendo su vida. Mi mamá estaba muerta de dolor, pero
también entendió la cosa.
¿Cómo transcurrieron los acontecimientos con
tu papá a su alrededor y que has investigado de sus últimos
momentos de vida?
Por el
periodista René Fernández Almonte, que transmitía en ese momento
para radio Cristal o radio Comercial, nos enteramos después que
mi papá planteado cerrar la zona y hacer una gran lanzamiento de
bombas lacrimógenas, con el fin de capturarlos vivos para que
sean fuente informativa en las indagaciones sobre los Comandos
de
Mi papá
sabía que los Comandos de la Resistencia estaban vinculados a lo
del Royal Bank y que era un grupo de cuidado. Me dijo también
que era un grupo con muchas condiciones militares, con mucha
experiencia, que tenían la información de que eran buenos
militares y que casi todos tenían entrenamiento en Cuba.
El
enfrentamiento, ¿cómo paso? En un primer enfrentamiento que
muere
La mañana
comenzaba y ellos los vieron en medio de la tenue oscuridad. Le
dieron la contraseña a ver si eran policías igual que ellos y se
la respondían. Todos estaban vestidos de militares, con
chamacos, también los muchachos. Al no responder la contraseña,
ellos se ponen inmediatamente en posición de combate, pero no
logran hacer casi nada.
Después de
la contraseña vino un silencio corto y de inmediato los
militares abrieron fuego.
Ellos habían amanecido en la cueva,
pero fueron tempranito en la mañana a la casa a buscar los
obuses de la bazooka
y a ver cual era la situación que había para podérsela informar
a Amaury y a Virgilio que estaban en la cueva,.
Mi papá andaba en ese momento con el
sargento Juan de
Cerca de las ocho de la mañana mi
papá ve que hieren un policía y el fuego lo están haciendo
debajo de dos matas, una de olmos y otra de almácigos. Las
raíces producían un pequeño triangulo. Hay como una hondonada y
muchas rocas. El le dijo a Alcántara:
mira es debajo de aquella
mata que están tirando, pero las matas tienen unos troncos
bien grandes. Por el pequeño triangulo se podía sacar el cañón
de un fusil y medir bien el objetivo. La cueva era hacia abajo y
estaba protegida por las raíces de los árboles. Ellos estaban
bien posicionados y para hacer contacto con ellos había que
sacar la cabeza hacia ellos.
Mi papá se
va acercando a ellos por ese lugar. Trata de ranear, pero
lo hace con dificultad porque el terreno es muy rocoso y tiene
muchas enredaderas. Cuando se acerca y levanta un poco el cuerpo
le dan en el hombro. Con el impacto de la bala dejó caer la
cabeza sobre una roca y se hizo una herida en el medio de los
dos ojos, sobre el hueso de la nariz. Alcántara, su chofer está
detrás de el, y le dice: “Almánzar, devolvámonos que estamos muy
cerca”. Pero se da cuenta que ha sido herido. Trata entonces de
arrastrarlo, jalándolo por los pies, el esfuerzo que tiene que
hacer es muy grande, porque no puede levantarse, en ese momento
había una lluvia de balas muy fuerte que viene de la cueva.
Entonces, a Alcántara le dan un tiro en la radio que lleva en la
espalda y ahí decide irse y deja a mi papá en el lugar. Había
comenzado a desangrarse y el tiempo estaba corriendo.
Un hijo de
un oficial cuando vio que mi papá se mueve un poco, ya herido,
trata de llegar donde él, se manda a correr en forma oblicua,
tratando de llegar rápido, pero le dan un disparo también. El
disparo se lo dan debajo del brazo derecho y le cruza el
omoplato. Cayó al lado de mi padre, yéndose en sangre. El quiso
rescatar a mi papá porque lo vio moverse con mucha dificultad.
El profesaba mucha admiración por mi papá y además fue su alumno
en la academia. El fue la última persona que habló con mi papá.
Mi papa le habló en un palabrerío muy confuso y además, el
estruendo de los disparos, que en ese momento había aumentado,
impidió que se escuchara totalmente. Lo que si recuerda son
estas palabras: “cuiden de mis hijos”.
El hizo un gran esfuerzo y pudo
retirarse, pero no pudo llevarse para atrás a mi papá, quien aun
estaba con vida y seguía desangrándose. Mientras él se retiraba
arrastrándose hacia atrás, escuchaba el zumbido de los disparos
sobre su cabeza. Había muchos disparos en dirección a la cueva y
muchos disparos en dirección contraria, los balazos que tiraban
los muchachos. La batalla estaba en un punto muy alto.
Más tarde el primer teniente
Rodríguez Brito, que era de Dajabón y había sido alumno de mi
papá como civil y como militar, trata de rescatar a mi papá.
Cuando se acercó sacó la cabeza en la pequeña hondonada que
estaba frente a la cueva y le dieron un tiro en la cabeza. Murió
instantáneamente.
Luego se
supo que Amaury murió por el impacto de las esquirlas de los
morteros que les lanzaron. Fue cuando llegó el ejército. La
policía no pudo controlar la situación y entonces llego un
batallón del ejército y tropas especiales. Llegaron con
morteros, tanques y muchas armas, pero no pudieron tampoco
controlar la situación de inmediato.
Los tanques
llegaron como a las diez u once de la mañana. Nosotros estábamos
aquí en la casa, esperando informaciones sobre la suerte de mi
papá cuando pasaron los tanques por ahí por
Los tanques
no pudieron hacer casi nada porque el terreno era muy difícil
para su desplazamiento. A las dos de la tarde, con la situación
fuera de control, el ejército baraja la posibilidad de tirar una
bomba de
Según la
información que recabamos entre policías amigos de mi papá y con
Alcántara, el chofer, cuando el ejército empieza a tirar con
morteros, ellos mueren por las heridas que les producen las
esquirlas. Virgilio, que estaba con Amaury, salió de la cueva
disparando. Estaba muy herido y sangraba por todas partes.
Entonces, lo agarraron vivo, le dispararon todos a la vez
ráfagas interrumpidas y lo mataron. Después quemaron el cadáver
con un lanzallamas disparado a distancia. Aparentemente, su
salida fue una maniobra desesperada para desconcentrar el fuego
que había sobre la cueva y abrir otro frente.
Cuando a mi
papá lo recogen, ocho horas después de ser herido, el primer
policía que intentó rescatarlo y que fue herido en el intento,
dice: el capitán esta vivo, pero inmediatamente le dicen: “no,
acaba de morir”. Tenía dos balazos, uno en la mano derecha entre
el índice y el anular, y otro en el hombro derecho, debajo de la
clavícula. Fue una bala de fusil pero el tiro no era para morir.
Mi papá murió de hemorragia. Duró
ocho horas tirado en el suelo desangrándose y no lo rescataron.
En ese momento, la policía no tenía interés de rescatar a nadie.
Tenían interés algunos particulares, que eran sus amigos. La
orden que tenía la policía era matar a Amaury, salir de ellos a
cualquier precio, no importaba las consecuencias. A ellos no les
importaba si tenían que sacrificar a veinte policías o guardias.
Yo fui al Marión, el hospital
militar, como a las cinco de la tarde, pensando que a mi papá ya
lo habían llevado. Llegan los cadáveres y los ponen en la
morgue. Llegaron en la parte de atrás de una camioneta,
desnudos. Estaban tirados uno arriba del otro. Estaban tirados
en forma indigna del honor con que murieron. Nunca he podido
olvidar esa imagen de mi papá y sus amigos. A mi papá lo cambió
Bolívar Belliard Sarubi, relacionador público de la policía, que
era su amigo.
Lo velamos aquí. La policía quería
llevarlo a una funeraria. Mi mamá dijo que no, que ella quería
tenerlo sus últimos horas aquí, para que su gente lo viera y lo
despidiera, sus amigos, sus vecinos, los hermanos de la iglesia.
Mi papá tenía un mes y medio que había hecho un cursillo de
cristiandad. Se hizo una gran misa.
Cuando
llegamos al cementerio estaba el presidente Joaquín Balaguer con
sus generales. Nos abrazó a mí y a mi mamá y nos dijo que mi
papá había muerto por la Patria, y que cualquier cosa que
nosotros necesitáramos, se lo dijéramos. Mi mamá le pidió una
casa porque tenía miedo de que sus hijos quedaran desamparados.
Balaguer se la dio y encargó de los trámites al general Eligio
Bisonó Jackson, jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares. Bisonó
Jackson se quedó con ella, nunca se la entregó.
Enterramos a mi padre en medio de
esa situación. Fue muy duro para nosotros despedirlo, dejarlo en
su tumba, desprendernos de ese cuerpo querido. Fue un gran
dolor. También fue enterrado Rodríguez Brito, el oficial que
murió tratando de rescatar a mi padre. Se hizo una misa por los
dos. Los otros seis policías se los llevaron para sus pueblos.
Regresamos cerca del mediodía a la casa. Mi casa sin mi papá
nunca volvió a ser la misma.
¿Cómo has logrado acomodar en el mismo altar a dos héroes tan contradictorios como Amaury Germán Aristy y a tu papá que, además se batieron a tiros entre si?
Amaury era un gran revolucionario y
mi papa era un policía diferente a los demás. Por caminos
distintos, los dos buscaban el bienestar de la humanidad. Por
eso pueden convivir en el mismo altar.
A:D.V.D.12 DE ENRO 2006 DEDICADO A PADRE LAS CASA,AZUA,R.D.
Y AL MINISTRO DE LA GUERRA DE ABRIL Y GUERRA PATRIA 1965.