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LA CLAKE CULTURAL Y DE ACCION DE 7 " PALMERAS D.1.
PRESENTAN:
Manuela Aristy:
A Amaury me lo dejaron solo
DOÑA MANUELAARISTUY Y LA HIJA DE AMAURY AMARYLYS. |
De aquellos tiempos difíciles en que su hijo, Amaury Germán Aristy, fue perseguido y eliminado por soldados al servicio del gobierno de Balaguer, doña Manuela Aristy guarda recuerdos muy tristes. “Yo tenía siete meses que no veía a Amaury cuando lo mataron. En ese tiempo nada más lo veía en la televisión, cuando el gobierno los ponía como prófugos, con un letrero grande de “Se buscan” y ofrecía una suma de dinero como recompensa por él y sus compañeros. Tenía un deseo inmenso de verlo, de tocarlo, de verlo reir, de acariciarlo y besarlo. Tenía también un gran dolor. Me desesperaba mucho su situación y lloraba. Yo no dormía tranquila, como si estuviera presintiendo el final”.
El final llegó un
miércoles.
Era 12 de enero del año 1972. Amaury Germán
Aristy, líder de los Comandos de
conmigo. Con su ternura y su recia voluntad dejó un ejemplo que guía mis pasos en la vida y me da fuerza. Amaury es el muerto más vivo que yo tengo”.
Doña Manuela ha ido muchas veces
a la cueva donde Amaury inició
su camino a
Doña
Manuela Aristy aún vive en la
casa marcada con el número siete
de
“Ese día
todas las puertas estaban
cerradas; lo único que nos quedó
fue cruzarnos de brazo a esperar
que nos mataran a los hijos y
nos entregaran sus cadáveres.
Todos, todos se nos negaron.
Fuimos a la universidad, el
rector Rafael Kasse Acta se
movió, formaron una comisión
para ver si lograban que el
gobierno les respetara la vida a
los que quedaban. Fuimos a
Desde la inmovilidad de las fotos que llenan de recuerdos las paredes, Amaury protege sus pasos y con su legado vela por la solemnidad de este recinto, donde cada día que pasa en el calendario de la ausencia, él es todo presencia y ejemplo vivo. hijos, uno detrás del otro; él fue el primero. Yo en ese tiempo me dedicaba a cuidarlos a ellos. Mi esposo era hacendado, tenía cafetales, tenía vacas, tenía caballos. “De los riquitos del pueblo”, decían en esa época. Yo soy de Las Yayas, un pueblecito que hay antes de llegar a Padre Las Casas. Me casé y fui a vivir a Padre Las Casas. Amaury fue el número uno en todos los sentidos, primer sobrino, primer nieto. Era muy querido de todas mis hermanas, el niño lindo, el rey de ese pueblecito. Fue siempre muy amante de sus estudios, muy tranquilo, muy hombrecito, siempre tuvo un portecito de hombre. Era muy cariñoso, muy abierto, muy comprensivo. El se
llamaba Porfirio Amaury Aristy
por mi papá, que era Porfirio
Aristy, que es también el papá
de Héctor Aristy, el canciller
de Caamaño, y al ser el primer
nieto a Amaury le tocaba ese
nombre.
El estudiaba en la única
escuela del pueblo. Aquí viene
una comadre mía del pueblo a
buscar informaciones para la
historia, en la escuela ahora
están removiendo historias,
queriendo saber lo que pasó el
12 de enero, y
Amaury comenzó con sus inquietudes políticas en Padre Las Casas. En ese tiempo no se hablaba tanto de política porque tu sabes el pecado mortal que era hablar de “papá Trujillo”. El decía que yo era una trujillista de alante porque yo le daba sus pelas por Trujillo, sobre todo cada vez que él me le sacaba los ojos a las fotos de Trujillo. Una vez yo vine aquí a la capital, y yo tenía una foto muy bonita pintada en marrón, de Negro y Trujillo, los dos juntos. Cuando yo fui que encontré esa foto con los ojos sacados los dos, pregunté pero y quien hizo esto? El me dijo con la cabeza muy paradita fui yo. Allá en Padre las Casas también tenían un busto que decía Trujillo es el jefe. Buscó dos o tres amigos del pueblo, y se combinó para cuando los viejos estuviéramos en la iglesia robarse la tarja del ayuntamiento. Agarraron a Trujillo, lo comando de Ciudad Nueva. Siempre me decían lo mismo: él anda en un servicio. Yo vine a estar junta con Amaury cuando le dieron el balazo. Fue una tarde el día que los muchachos asaltaron el Palacio. En esa operación habían matado al coronel Fernández Domínguez, a Elio Capozzi y a Juan Miguel Román. A Amaury lo llevaron sangrando a la clínica del doctor Franco, que estaba en la esquina de los bomberos. Yo estaba en
¿Cómo fue su relación con Amaury
en la clandestinidad?
con mi conciencia porque él siempre me dijo que había que respetar eso y que su mayor deseo era que cuando sucediera lo peor yo tuviera el valor de saber que él murió feliz. A veces él me llegó a decir mi vida no vale cinco centavos, yo lo sé, pero la de ellos vale menos porque yo sé por lo que yo estoy luchando y ellos ni saben por lo que van a luchar ni por lo que van a morir. Y el día que eso se ofrezca, mami, ten por seguro que yo no me voy solo. Amaury con su firmeza y su recia voluntad se ganó mi respeto como madre y el respeto de su pueblo.
¿Qué fue lo que sucedió en la
casa del Invi?
Un día
Sagrada me mandó a decir que
estuviera lista con la niña como
a las tres de la tarde en una
casa frente a la Normal de
Señoritas,
En esa misma casa le dije Mira Sagrada, Amaury no va a salir vivo de ésta. Ella me dijo Doña Manuela no diga eso, ¿porque usted dice eso? Ella quiso consolarme, pero ese día me dio esa corazonada. Y yo le dije Te voy a agradecer algo, que a la hora que sea y el día que sea, tu me lo digas porque si tú no me lo dices en el momento me vas a tener de enemigo de por vida. Ella parece que cuando supo la noticia de que los muchachos estaban rodeados, se acordó de esas palabras. Fue por la noche. Ella me
llamó a la una de
un batallón
de militares con una decisión ya
tomada.
Cuando veníamos por el
malecón oímos en radio Mil la
noticia de los dos primeros que
estaban muertos. Eran Ulises y
Chuta. A las seis de la mañana
se produjo ese primer encuentro.
Quedamos luchando a ver qué se
podía hacer. Fuimos a la
universidad, el rector Rafael
Kasse Acta se movió, formaron
una comisión para ver si
lograban que el gobierno les
respetara la vida a los que
quedaban. Fuimos a
Fuimos donde Juan Bosch a ver si podía hacer algo. Juan Bosch ni siquiera recibió la comisión de la universidad que fue. Yo quedé decepcionada. Ese dolor yo lo tengo y me lo voy a llevar a la tumba. Ese día
todo estaba en contra de que se
pudiera hacer algo, todo operaba
en contra de poder salvar a los
muchachos. Todas las puertas ese
día estaban cerradas. Fue un día
demasiado largo, se pudo haber
hecho algo, no se hizo nada,
pudo haberse salvado aunque sea
uno, Amaury por ser el último
que murió; quizás los dos que
cayeron en
había que enterrar era Amaury, una cosa paradójica porque el cadáver que en mejor condición estaba era el de él. Y además, que no los podíamos velar juntos. Lo que hicimos fue que pusimos dos en la funeraria de Yo no estaba en el lugar de los hechos cuando se produjo el desenlace. Yo fui en la mañana, ya había mucha gente, mucho corre-corre de ambulancias, unas que iban otras que venían, muchas sirenas, muchas armas de distintos calibres. Los guardias estaban muy nerviosos. Había helicópteros sobrevolando la zona, había barcos en el mar, aquello era un infierno. Yo fui a ver si se podía hacer algo, pero ya el desenlace estaba decidido. No se pudo hacer nada, ni se pudo hablar con los generales. El general Nivar Seijas no se dejó ver en ningún momento. Nosotros veíamos a los policías, pero a los grandes no. A algunas personas las agarraron presas. Cuando terminó la batalla yo venía con Somnia Vargas del Listín Diario, que estaba ahí al doblar, en la calle 19 de marzo. Queríamos ver a Rafael Herrera, pero no lo vimos. Vinimos a la casa. Estaba llena de vecinos. La gente acudió a mi casa a esperar el final. Aquella noche esta calle se cerró, todos los colmaditos se pusieron a la orden. Este barrio se convirtió en un solo dolor. El gobierno quiso reprimir, la policía pasó la noche como si el muerto hubiera estado aquí, pero como quiera la gente vino a acompañarme en mi dolor. Nos entregaron a los muchachos muertos como a la una del día siguiente y los enterramos como a las cuatro. La marcha hacia el cementerio de |
y se refugiaron en la cueva.
Desde allí lucharon
encarnizadamente durante diez
horas. Todo concluyó La última vez que doña Manuela vio a Amaury fue en una residencia de Andrés. Boca Chica. “Nunca he olvidado la última imagen de Amaury aquella tarde. Llegó vestido con un pantalón caqui y una camisa de cuadros, manga corta. Tenía el pelo recortadito muy tradicional. Estuvo muy cariñoso, como siempre. Andaba armado con una pistola 45. El llegó como a las cuatro de la tarde. Estuvimos juntos no más de dos horas. Hablamos de la niña, me pidió que me cuidara, me dijo que él no quería que yo sufriera y que estaba preparado para cualquier cosa que sucediera”. Doña Manuela Aristy tiene ahora sesenta y nueve años. Va con frecuencia a su tumba a llevarle flores y hace veintisiete años, cada 12 de enero celebra una misa por la paz de su alma. “Amaury siempre está Amaury era un redentor y, como todo redentor, murió crucificado. Perseguido por un régimen que no tuvo piedad con sus enemigos, sitiado por un ejército que llevaba la cuenta regresiva de su vida, alejado de su familia por razones de seguridad, aislado por muchos de sus compañeros e incomprendido por sus amigos de la izquierda, murió enfrentado a las naturales limitaciones de un condenado, caminando sus últimos días por un espinoso sendero de intrigas y elucubraciones, mirado con recelo por el grupo de Caamaño que se preparaba en Cuba para la insurrección y víctima de un inusitado viraje en la política de la dirigencia cubana. Era la soledad de un rebelde.
Amaury nació en Padre Las Casas, Azua, el 13 de
abril de 1947. Ahora tuviera 52 años. En esa
época Padre Las Casas era un pueblecito muy
pequeño, y Amaury era uno de los hijos de papá y
mamá. Yo tuve seis La
historia de Padre Las Casas ni la historia del
país se podrá escribir verdaderamente sin mentar
a esos hombres, a Amaury y sus compañeros.
Cuando se vaya a escribir seriamente la
historia, hay hombres que no pueden dejar de
mentarse y yo creo que Amaury
es uno de ellos. Cuando
Amaury vino para la capital a estudiar iba a
cumplir los catorce años. Nosotros lo queríamos
poner en el colegio Serafín de Asís porque le
quedaba muy cerca de la casa, pero él no quiso.
Escogió el liceo Juan Pablo Duarte,
En esa época conoció al Chino Bujosa y se hicieron muy amigos. Después me di cuenta que estaban metidos juntos en la política. También conoció a Enma Tavárez. Yo una vez pensé que Enma era como novita de Amaury porque ella iba buscándolo con mucha insistencia a la casa y si él estaba en el cuarto, ella entraba y ahí duraban horas hablando. Ella era bien linda y muy buena muchacha, además, parecía una reina. Y como iba tanto allá y lo buscaba tanto yo pensaba que eran novios. Pero no era así, era que estaban en su cosa de su política. Después conoció a Sagrada Bujosa por mediación a una amiga que era novia de Amaury. Se llamaba Cossette. En esos días a Amaury le dio papera y ella fue a ver a Amaury, a su novio, con Sagrada. Después resultó que se enliaron Sagrada y Amaury. Más adelante Cossette se casó con otro muchacho. Fueron guardias de San Juan, guardias de Azua. Pero lo más lejos que teníamos era que eso había sido cosa de estos niños. Pensábamos, incluso, que habían venido de algún pueblo. Nos enteramos de que el cabecilla había sido Amaury después de Amaury muerto. Uno de los muchachos que participó nos contó que la piedra que le amararon a la estatua era para que se hundieran fácilmente entre la materia fecal y no la encuentren nunca. Ya en ese tiempo, siendo Amaury un muchacho se la pasaba hablando de imperialismo y de no sé cuantos. Una vez por eso me creo un problema grandísimo con unos tíos políticos extranjeros que eran comerciantes, que pensaban que Amaury se refería a ellos cuando mencionaba al tal imperialismo.
Yo lo volví a ver cuando lo
hirieron en el asalto al Palacio
Nacional. Mi hermano Héctor
Aristy estaba en la guerra y yo
siempre sabía por él y por sus
hermanas que Amaury estaba bien.
Yo además, bajaba aquí abajo,
algunas veces hasta a pie venía
yo aquí a ver qué pasaba. Iba
donde estaba Caamaño en El Conde
y averiguaba si estaba bien.
Siempre le traía algo de comer,
pero no lo veía porque nunca
estaba en el
Muy pocas veces nos veíamos, pero yo siempre sabía de él. El siempre buscaba la forma de que yo supiera que estaba bien. A esa casa donde lo mataron yo nunca fui, yo nunca sabía dónde él estaba. Yo misma le decía a él No necesito ni verte, ni saber donde tu estás, lo que necesito es saber que estás bien. El así lo hacía. Siempre me mantuvo informado. Mi teléfono estaba interceptado por la policía, a veces me llamaba donde mi vecina que le tenía confianza. Cuando a Amaury lo mataron hacía siete meses que yo no lo veía. Cuando lo vi yo casi no pude hablar con él porque tenía dos días de operado de las amígdalas. Fue en Andrés, Boca Chica. Ya había una búsqueda intensiva. Todos los días la policía realizaba allanamientos, acordonaba barrios enteros, arrestaba gente; era una situación muy difícil. A mi me llevó un amigo que él parece que le tenía mucha confianza, y fue dando muchas vueltas para llegar. Yo llegué primero con la niña, que ya había nacido. Nunca
he olvidado la última imagen de Amaury aquella
tarde. Llegó vestido con un pantalón de caqui y
una camisa de cuadros, manga corta. Tenía el
pelo recortadito muy tradicional. Estuvo muy
cariñoso, como siempre. Andaba armado con una
pistola 45. El llegó como a las cuatro de
Yo siempre le acepté sus ideas.
Me queda la satisfacción de que
lo apoyé en todo momento hasta
donde yo pude. Ya tú sabes el
dolor que yo tuviera hoy si no
lo hubiera hecho. Yo me
encuentro muy bien
El y Sagrada llegaron raneándose a una casita que estaba cerca entre esos montes. Minutos después llegaron refuerzos, cientos de soldados, argumentando que ahí había un ejército de hombres. Mira cuál era el gran ejército enemigo que ellos fueron a destruir: una mujer parida con su niña de seis meses, Sagrada y Amaury. Cuando Amaury les abrió fuego con la ametralladora que tenía y se les fue por ahí, entonces demolieron la casita a tiros.
Aquellos fueron tiempos difíciles. Eso del Invi
fue 15 de junio y al otro día mataron a Otto
Morales. Yo fui a la casa al otro día y constaté
el estado en que la habían dejado. Había sido
demolida a tiros. Cuando yo llegué todavía
estaba rodeada. Nos detuvieron y nos llevaron
para
La primera noticia vino así por mediación a su esposa, Sagrada. Hacía siete meses que yo no veía a Amaury y tenía un deseo inmenso de verlo, de tocarlo, de verlo reir, de acariciarlo y besarlo. Tenía también un gran dolor. Me desesperaba mucho su situación y lloraba. Yo no dormía tranquila, como si estuviera presintiendo el final. En esos últimos siete meses nada más lo veía en la televisión, cuando el gobierno los ponía como prófugos, con un letrero grande de “Se busca” y ofrecía una suma de dinero como recompensa por ellos. Imagínate tú cómo una madre se puede sentir en esos momentos. no se iba a exiliar. En varias oportunidades él me lo había dicho que no lo haría y un día fue más categórico: Yo nací aquí, luché aquí y si tengo que morir, muero aquí, ni en Cuba ni en parte. Me lo decía siempre. Después de eso yo sabía que él no se iría. Sagrada llegó con Carmen Rita Morera, la ex esposa de Hamlet Hermann, en una guagüita que ésta tenía. Me lo dijeron sin rodeos: Doña Manuela, los muchachos están rodeados. Ay Dios mío, de ahí no sale uno vivo, dije yo, desesperada. Nos fuimos a la casa de Carmen Rita que vivía en Gazcue, a ver qué podíamos hacer. Nos sentamos un ratito, y qué hacemos, todo el mundo estaba desesperado.
Yo desde el
principio esperaba lo peor. Le dije a Sagrada
que lo que había que hacer era ir para la
funeraria para ir avanzando las diligencias de
los entierros porque ya yo sabía que iban a
terminar todos muertos. Fuimos a radio Mil como
a las dos de
Nosotras, desesperadas, fuimos
en la madrugada, pero ¡qué
podíamos hacer! Sólo vimos los
celajes de los guardias tomando
posición detrás de los
matorrales. Esa noche estaba muy
oscura y todo lucía muy
tenebroso. En realidad nosotros
fuimos por ir, por no quedarnos
sentadas con los brazos cruzados
viendo cómo los acribillaban,
pero qué podían hacer tres
mujeres solas frente a
Todavía me sigo preguntando por la gente, todo el mundo oyendo radio, en grupos, y sigo pensando que quizás pudo haberse hecho algo para salvarles la vida a los muchachos, y sencillamente, nadie hizo nada. Frente a lo que había, nosotros ¡que podíamos hacer! sino esperar, todo el mundo con su radito. Todo el mundo esperó lo último y no se hizo nada. Los mataron sin que nadie quisiera hacer algo. Estoy segura de que si Amaury tuvo momentos de pensar, sé que pensó en mí.
Después del desenlace el gobierno quería que se
llevaran los cadáveres a sus respectivos
pueblos. Se formó una comisión de los familiares
para conocer esa proposición, que la había
mandado a hacer el general Nivar Seijas. Yo
desde el primer momento dije que no, que yo mi
hijo lo iba a enterrar aquí, donde yo vivía.
Además, nadie, por ramos que tenga encima, tiene
derecho a disponer el destino de los muertos
ajenos. Los tenían en el Litghow Ceara; después
se los llevaron a San Isidro, ellos hicieron
muchos cambios con esos pobres muertos. Como a
las doce del mediodía nos pusieron como
condición que el primero que
silencio en las puertas de
sus casas. Muchos tiraron flores sobre el carro
fúnebre, otros agitaron pañuelos blancos. Fue
una reverencia a la valentía de
los muchachos
y un rechazo a la cobardía de quienes los
asesinaron. La policía nos vigiló durante todo
el cortejo. Rodearon el cementerio armado de
fusiles, pero logramos enterrarlos juntos a
pesar de
Si, valió la pena porque si en este país hay un poquito de respeto y hay un poquito de consideración para los que han quedado vivos, para la juventud, es por el sacrificio de aquellos y otros muchachos, aunque muchas personas crean que no.
¿Y Balaguer?
El nunca sabe de nada.
“Cada revolucionario debe
contemplar el hecho probable de
su muerte como un accidente de
la lucha que ha de sobrevenirle
en la continuidad de su acción
hasta la victoria.”
Amaury Germán Aristy |
GRUPO PALMEROS, IN MEMORIAM:
34 AÑOS DESPUES
Dos entrevistas de Vianco Martínez.
PresentaCión
Los
Talleres Logísticos “Palmeros” son los
animadores socioculturales de la ObrAmaury,
medio oficial del
Amaurismo, línea ideológica alumbrada por el
enfrentamiento físico-político y militar entre
los Comandos de la Resistencia de la República
Dominicana – integrados por nuestros
inolvidables Amaury Germán Aristy, Virgilio
Eugenio Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy
(Chuta), Ulises Arquímedes Cerón Polanco – y
nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, el
12 de enero de 1972, específicamente en el
kilómetro 14 ½ de la Autopista de Las Américas.
Queremos presentar a los/as lectores/as, en esta
nueva conmemoración de esta Gesta Heroica de
nuestra historia contemporánea, dos entrevistas
realizadas por el prestigioso periodista Vianco
Martínez, donde, con meridiana justeza, imprime
en sus trabajos las opiniones de algunos/as de
los/as parientes/as cercanos/as de los caídos de
ambas partes en aquella poética y aguerrida
epopeya, donde se fundieron con estrellas en la
frente la dignidad y el decoro de nuestra
Patria.
En la primera entrevista, realizada en 1999,
Vianco conversa con Doña Manuela Aristy, madre
de Amaury, quien hace importantes revelaciones
de aquellos imborrables días vividos por ella en
su condición de madre de un Combatiente
Revolucionario nítido y elevado que nunca
claudicó en sus más puros Ideales.
En la segunda entrevista, de la misma fecha, el
hoy Presidente de la Comisión de Derechos
Humanos del país, señor Virgilio Almánzar, uno
de los hijos del Capitán del Servicio Secreto,
Virgilio Félix Almánzar Fernández, oficial caído
en la gesta, pone de relieve el drama
existencial y humano para el hijo que vio morir
a su padre en el cumplimiento del deber, y sus
propios ideales revolucionarios, en una franca y
valiente conversación sobre el dilema que le
produjo este choque.
En la portada de este documento, aparece el
diseño gráfico del anteproyecto de monumento
ecológico conformado por un Batallón de Pinares,
que deberá ser construido a la vera del
kilómetro 14 ½ de la Autopista de las Américas,
como recordación para las generaciones presentes
y futuras, donde quedará plasmado a la vista de
quienes transiten por dicha vía aquel
acontecimiento único de nuestra historia. Este
servirá también de reflexión y ejemplo de que
“El Oro y el Oropel no es el Norte de Todos los
Hombres y Mujeres de Nuestra Tierra” y que
después de la Caída, sean ellos o nosotros, la
Lucha continúa hasta el final y la Victoria.
Esta idea y diseño fueron propuestos por la
Fundación Manolo Tavárez Justo.
Llamamos la atención y exigimos a nuestras
autoridades para que, con los fondos de los/as
contribuyentes, que son el Pueblo Dominicano, y
por los/as cuales Lucharon desde su Óptica ambos
bandos, dicho monumento sea levantado en el
menor tiempo posible y el mismo sea toda una
añorada realidad.
M LB
Operador ObrAmaury y ObrAmayry Digital
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Santo
Domingo, 12 de enero de 2006 |
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