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Émile Durkheim

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Hecho Social  

La concepción de Durkheim acerca de la sociología se funda en una teoría del hecho social. El objetivo de Durkheim es demostrar que puede y debe existir una sociología que sea una ciencia objetiva, conforme al modelo de las restantes ciencias, y cuyo objeto sería el hecho social. Para que haya una sociología, son necesarias dos cosas: por una parte, es necesario que el objeto de esta ciencia sea específico, es decir que se distinga de los objetos de todas las demás ciencias. Por otra parte, es necesario que este objeto pueda ser observado y explicado de modo semejante al que se utiliza con los hechos de todas las demás ciencias. Esta doble exigencia nos lleva a las dos fórmulas célebres, que generalmente constituyen el resumen del pensamiento de Durkheim: es necesario considerar los hechos sociales como cosas; la característica del hecho social, es que formula imposiciones a los individuos.

La primera fórmula ha sido muy discutida, como lo testimonia el libro de Jules Monnerot, Les Faits sociaux ne sont pos des choses, y exige un esfuerzo de comprensión. El punto de partida es la idea de que no sabemos, en el sentido científico de la palabra saber, qué son los fenómenos sociales que nos rodean, en medio de los cuales vivimos y, aún podríamos decir, los hechos sociales que vivimos. No sabemos qué son el Estado, la soberanía, la libertad política, la democracia, el socialismo o el comunismo. Ello no significa que no tengamos cierta idea del asunto. Pero precisamente porque tenemos una idea imprecisa y confusa, importa considerar los hechos sociales como cosas; es decir, desembarazarnos de las ideas y los prejuicios que nos paralizan cuando queremos conocerlos científicamente. Es necesario observar desde fuera los hechos sociales, descubrirlos como descubrimos los hechos físicos. Como tenemos la ilusión de conocer las realidades sociales, importa que nos convenzamos de que no las conocemos inmediatamente. En este sentido Durkheim afirma que es necesario considerar los hechos sociales como cosas. Las cosas son lo que está dado, lo que se ofrece o más bien se impone a la observación.

Esta fórmula: "Es necesario considerar los hechos sociales como cosas" desemboca en una crítica de la economía política, es decir en una crítica de las discusiones abstractas, de los conceptos del tipo del valor. De acuerdo con Durkheim, todos estos métodos padecen el mismo defecto fundamental. Parten de la falsa idea de que podemos comprender los fenómenos sociales partiendo del significado que les atribuimos espontáneamente, cuando el verdadero sentido de estos fenómenos puede ser descubierto únicamente mediante una exploración de tipo objetivo y científico.

De allí pasamos a una segunda interpretación de la fórmula: "Es un hecho social toda forma de hacer que puede ejercer sobre el individuo una presión exterior".

Reconocemos un fenómeno social en el hecho de que se impone al individuo. Y Durkheim ofrece una serie de ejemplos, por otra parte muy distintos, que muestran la pluralidad de los sentidos que reviste en su pensamiento el término de imposición. Hay imposición cuando en una asamblea o en una multitud, un senti­miento se impone a todos, o una reacción colectiva, por ejemplo la risa, se comunica a todos los presentes. Un fenómeno de esta naturaleza es típicamente social, porque su punto de apoyo y su sujeto es el conjunto del grupo, y no determinado individuo. Asimismo, la moda es un fenómeno social: cada uno se viste de cierto modo en determinado año, porque los otros hacen lo mismo. Un individuo no es el origen de la moda, es la sociedad misma la que se expresa en estas obligaciones implícitas y difusas. Durkheim cita aún el ejemplo de las corrientes de opinión, que impulsan al matrimonio, al suicidio, a una natalidad más o menos elevada, y las califica de estados del alma colectiva. Finalmente, las instituciones educacionales, el derecho, las creencias, tienen también como ca­racterísticas la condición de ser dados fuera de cada uno y de imponerse a todos.