De el análisis sociedad mecánica y sociedad
orgánica, Durkhein deduce una idea que ha mantenido toda su vida, y que
por lo tanto se encuentra en el centro de toda su sociología, la que
afirma que el individuo nace de la sociedad y no la sociedad de los
individuos.
La primacía de la sociedad con respecto al individuo tiene por lo menos
dos sentidos, que en el fondo de ningún modo son paradójicos.
El primer sentido es el de la prioridad histórica de la sociedades en
que los individuos se asemejan unos a otros y por así decirlo están
perdidos en el todo, sobre la sociedades cuyos miembros han adquirido al
mismo tiempo conciencia de su responsabilidad y capacidad para
expresarla. La sociedades colectivistas, donde cada uno se asemejaba a
todos, son históricamente las primeras.
De esta prioridad histórica resulta una paridad lógica en la explicación
de los fenómenos sociales. Si la sociedad mecánica ha precedido a la
sociedad orgánica, no es posible, en efecto explicar los fenómenos y
diferenciación social y de solidaridad orgánica partiendo de los
individuos. Afirmar que los individuos se han dividido el trabajo y han
atribuido a cada uno cierto oficio, con el fin de aumentar la eficacia
del rendimiento colectivo, implica suponer individuos diferentes unos de
otros y conscientes de su diferencia, antes de la diferenciación social.
En realidad, la conciencia de la individualidad no podía existir antes
de la solidaridad orgánica y la división del trabajo. La búsqueda
racional de un rendimiento acrecentado no puede explicar la
diferenciación social, pues esta búsqueda supone precisamente la
diferenciación social.1
1 "Se ve claramente que para nosotros la
división del trabajo tiene un aspecto diferente que para los
economistas. Para ellos consiste esencialmente en producir más. Para
nosotros, esta productividad más elevada es sólo una consecuencia
necesaria, un efecto secundario del fenómeno. Si nos especializamos, no
lo hacemos para producir más, sino para poder vivir en las nuevas
condiciones de existencia que afrontamos" (De la División du travail
social, pág. 259).
Durkheim esboza aquí lo que será, durante toda su carrera, una de sus
ideas fundamentales, la que le permite definir la sociología: es decir,
la prioridad del todo sobre las partes, o aún la irreductibilidad del
conjunto social a la suma de los elementos y la explicación de los
elementos por el todo.
En el estudio de la división del trabajo, Durkheim ha descubierto dos
ideas esenciales, la prioridad histórica de las sociedades, donde la
conciencia individual está totalmente fuera de sí, y la necesidad de
explicar los fenómenos individuales por el estado de la colectividad, y
no el estado de la colectividad por los fenómenos individuales.
El fenómeno de la división del trabajo, que el sociólogo quiere
explicar, difiere por lo tanto de lo que los economistas entienden con
el mismo concepto. La división del trabajo es cierta estructura de la
sociedad toda, y la división técnica o económica del trabajo no es más
que una expresión de aquélla.
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