Desierto
 


              Quien durmiera en los brazos de un río,
con sábanas de helechos
y en un baile frenético, sepultar
las tradiciones roídas
o beber hasta la gota del zumo que
embriaga todos los sentidos.




Quien buscara los caminos
que nunca terminan
multiplicándose en el éter.
Para llamar madre al viento
y a la lluvia suave.
 



En el torrente enfurecido
de piedras y espumas
zumbando en los ríos, en su despertar
de orejas solitarias.



La música del bosque y la tormenta desvelada,
el universo limbo total en la esperanza
de sus longitudes.
La muerte doncella virgen
en su caza cotidiana
y aprehender.




Retornar de pronto
preguntando al sol...
¿como aman los salmones?...
Olvidarse que la noche espera
para odiar a la luna infidente
y crear la oscuridad cerrando
vasijas con hojas de menta.




Quien viajara hasta la matriz telúrica
en busca de la hembra original
como hembra inicial amar sin aceites,
sin disparos, sin ventanas,
volando, hasta la corona de los volcanes fundadores...
en un fuego que no arde,
pero florece en amapolas y amapolas.
Volver al centro del cosmos
o del mismo laberinto...
Y parir.




Adentrarse en la danza secreta de la iguana
y del lagarto encarnado.
En la melodía de charcos y montañas.
Quizás en el alma de una piedra en el instante
cuando acecha con miles de ojos el comienzo...
el fin del comienzo...




El ventanal que mira la profundidad del abismo.
Regreso al mismo árbol en donde
abrir una puerta... la única
cierta hendidura magnifica , que no estará
que nunca se abrirá para esperar,
la vuelta salvadora.




Para esperar un regreso del ayer
que no viene para no morir.

 

Autor : Cristy de Chile

Webmaster Webdesigner Matty Canales