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POESÍA
(María Regla Villa)

 


OJALÁ


ojalá pase algo...
(Silvio Rodríguez)



Ojalá
pudiera inventarme un atardecer entre tus manos
y contarte cuánto lloran mis ojos
cuando llueve.

Ojalá
nunca tenga que padecer la sed de los penales
por intentar besar tu pelo
y colmar tus pies callosos
con mis sudores
agrios y humillados.


Ojalá
cada sombra me devuelva tu respiración
después que escape la madrugada
y sólo quede lo que nunca más vendrá.

Ojalá
cada canto estrangule el universo
para que nadie calle mi boca
después que huya
entre el silencio y la oscuridad
que estallan en tu garganta.





TÚ, TODO EL SILENCIO



Vivir a tu lado es como prender hogueras
para incinerar jazmines

desafiar a un lago entre aguas y
atardeceres sombríos

pagar todas las cuentas con las lágrimas
de estas manos sin empleos

alimentar a un niño con el manto gris
de las tristezas.

Vivir a tu lado es como presagiar
que el sol derretirá mis lunas

como sacarse un ojo en medio
de revoluciones moribundas.

Vivir a tu lado es a veces tan triste
que cuando tus labios atraviesan
el umbral de mi puerta
todas las mentiras se convierten en silencios.



DELIRIO



Corro despertares por los campos
(mis pies presumiendo de la ira de los lodos).

Camino por la oscura nevada
(mis manos controlando el universo).

Me detengo en la amarga espuma de los mares
(mis venas alimentándose de algas).

Medito al pie de los volcanes
(tus ojos presenciando el delirio de mis sueños).






ELLOS & ELLA




Ellos desafían la distancia de la luz
para salvar su sonrisa.

Ella sólo alimenta en su pecho
excremento de rinocerontes.

Ellos se inmolan por alcanzar la flor
que habita en los labios de esa estrella.

Ella, ardiente, va ensimismada hacia el castillo
del demonio.

Ellos recogen las cuentas del collar
perdido en las aguas del desierto.

Ella despierta creciendo en sombras
con el vómito de los peces.




No digas nada
porque tu voz sacuda tu nombre
con arenas
infame fuego
maloliente calor de café
desierto.
Deja que muera
riéndome de tardes
estrellas

lluvia
cuando selle mi respiración
con el aroma de las piedras verdes
que amortiguan la caída de los vientos.
No intentes calcinarme de caricias
ya no importa el color del velo
que me cubra cuando muera
las lágrimas que ríen por mis labios
me seducen
lloro.
Quiero perder la apuesta de olvidarte
para trotar sobre mi vientre dolido
y mi voz se sacuda
sobre la tormenta de tus ojos
aunque mañana despierte
siendo la misma.





Yo no emigré
volví sobre la espuma de los vientos
para buscar tu nombre
pasear descalza en la aridez de tu mirada
y dejar mis dudas en el camino que quedó.
No inmolo el pasado
escapo de mi rostro para que el tiempo
no lo niegue
te regalo mis manos calcinadas
para que bebas desde mi adiós.
Si volví
fue para esconderte entre mis ojos
allí, donde sonríe la mujer que nunca fui
donde no existe la verdad que nos odió.
No temas al baile que destapa mis sandalias
niégate a la luz de las florestas
he vuelto: ramera y despiadada
para sangrar tu cuello
con el dolor de la vileza que me ata.


GERMEN DE LA NADA



Tú que le temes
al legado de las Diosas
borraste siluetas a la sombra de las lunas
para no nombrarte mujer.
Pero nadie te ausenta
cuando naufragaste a tus hijas
mientras lo pasado
perturbaba el tedio de los vientos.
Idolo ingenuo de los alcohólicos
gérmen de la nada vacía y sorda
ni los poetas encautan tus ojos
que ya escupen hojas de otoño.
Tránsfuga de marrones
amante de la nulidad de los soles
bébete la savia helada de las leñas
para que tu nombre descarne
demencialmente sobre la luz
convocada y austera
que viene nadando sobre la noche.




Poesía
moja tu pelo en mi sonrisa
ahora que la tarde vuela
moldea mi boca a tu antojo
para que lea desde tu voz
que penda de un hilo la sombra
de mi sombra
siempre que bebas el corazón
con tu aliento.
Poesía
mánchame con los cristales
que muelen las piedras
vierte tu sonido en la palabra brutal
que no se escucha
quiero alcanzar la edad de tu belleza
para que tus manos me iluminen de exactitud.
Poesía
no permitas que los fuegos del otoño
te perturben
búscame más allá del silencio.




POR MI PROPIA LIBERTAD




Por mi propia libertad
sesgaré las olas con mi verso
cruzaré los valles con mis alas
desnudaré mis dientes sobre el pan.

Por mi propia libertad
vestiré de mujer el canto de los pájaros
esculpiré estalactitas en abril y
romperé el espejo que calcó tu sombra.

Por mi propia libertad
tragaré ferozmente el olor que me dejaste
encenderé la lámpara que nos unió
y llenaré de escamas mi garganta.

Por mi propia libertad
rugiré el dolor de mis caricias
podaré la violencia estéril de tus uñas
y olvidaré el color de tu mirada.

Por mi propia libertad
sin dejar de ser yo, seré otra
otra otra

nueva
distinta
otra.




Estás
y mis pasos huyen
sobre lluvias que agonizan entre vientos
diurnos
y tu sonrisa
impávida razón para besar las alfombras
donde muere el mundo
y donde tu cuerpo y mi cuerpo
-semejanza y verdad de lo prohibido-
se ahoga en un rapto de delirios.
Mis dedos te alcanzan y mis voces huyen
cuando tu nombre dialoga con la melodía de mis huesos
y estás y no estás
mientras temo tiemblo muero.
Qué palabra estrellar contra tu indiferencia
quién querer ser para no quedar en tu olvido.
Estás
mis senos pesan cuando me rozas
ya no soy la fría muchacha que duerme en mí
me he cansado de llegar a puertos que no dicen nada
quiero tu piel de tantos siglos de premoniciones
caer en la punta de tus dedos
y perderme con el sol por el oriente.
Estás y estarás
sucumbo en el lamento de un bandoneón
y estarás, por siempre
aunque yo tenga que naufragar lívida y moribunda
entre la luz de los misterios.



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