El crepúsculo ha llegado a su ocaso
La arena acaricia sus pies desnudos
El viento estremece su existencia
El mar besa sus labios.
Su sonrisa se ha marchitado
Como la flor cuando le llega
Sequía.
Su alma sola con su espíritu
Se refugia en la soledad,
Solo la arena y el movimiento
De las olas son los unicos
Testigos de su nostalgia.
Maldice los ojos infernales que un día
Le hicieron creer en un amor vano,
Vacio sin escrupulos,
Un amor que nunca existio,
Pero se pretendio.
Nada más desea que la furia del ciclón
Extermine la existencia del traidor.
*
Laura Martinez *
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