Al sur de la frontera
De
mi existencia en este mundo
se
encuentra mi mágica estela
de
un color de amor profundo...
Como cabalgando en ese ocaso
de
mi otoño renaciente,
que vino a mi alma inerte
a
vestirla de sonrisas...
Tomando asi a mi vida,
como un ruiseñor temeroso
como una calandria dormida
entre sombras de tristezas...
Si
me preguntas, por qué esa estela
te
diré que en mis manantiales
hay agua de mil colores
en
un mundo de espera...
Y
que se llama primavera
y
que sube hasta el cielo
y
como dulces cantares
cae hasta mi pecho...
Qué veo al Sur,
a
esa luz que me llama,
y
que me dice que,
que ya todo está en calma,
y
sosiega mis heridas...
Y
limpia en mis ojos la angustia
de
lágrimas frías...
¿Qué es el amor?
preguntan mis ojos a ese cielo...
Por
qué si ayer lloré el dolor de un no amor
ahora lloro la pasión que me inflama...
OH
fuente eterna de energía y sosiego
de
mi límite ante el etéreo,
de
mi alma de poeta,
acostumbrada a sucumbirle a las estrellas...
Del olvidado amor que me he servido
bajo el amparo único de mis penas...
Oh
amor de allá, del desierto,
amor fugaz, amor violento,
amor con aroma a sol, de arenas y lejanías...
Amor es,
es
sentir aquello de estar viva...
Y
así,
alzo mi vuelo geográfico a mi eterno dolor,
pero con un recorrido de esperanzas,
desde el norte, miro hacia el sur de mi
vida...
Y
me pongo a sonreír...
Al
chocar mis ojos...
Con
mi alma.
Patricia Téllez
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