Alejandra Pizarnik |
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Breve Biografía
Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires, el 29 de Abril de 1936, en una familia de inmigrantes de Europa oriental. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires y, mas tarde, pintura con Juan Batlle Planas. Entre 1960 y 1964, Pizarnik vivió en París donde trabajó para la revista "Cuadernos" y algunas editoriales francesas, publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bonnefoy, y estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona. Luego de su retorno a Buenos Aires, Pizarnik publicó tres de sus principales volúmenes, "Los trabajos y las noches", "Extracción de la piedra de locura" y "El infierno musical", así como su trabajo en prosa "La condesa sangrienta". En 1969 recibió una beca Guggenheim, y en 1971 una Fullbright. El 25 de septiembre de 1972, mientras pasaba un fin de semana fuera de la clínica siquiátrica donde estaba internada, Pizarnik murió de una sobredosis intencional de seconal. |
Algunos de sus mejores poemas:
La Enamorada Salvación La Jaula La Carencia Formas Madrugada Fragmentos para dominar el silencio Continuidad La Palabra del Deseo La Palabra Que Sana Nombres y Figuras El Infierno Musical L’ Obscurite des Eaux Endechas I Endechas II Endechas III Endechas IV Los Pequeños Cantos En la Oscuridad Abierta En Esta Noche, En Este Mundo Poemas inéditos enviados a Alberto Lagunas Una Mujer Sueño Sobre un poema a Rubén Darío Poema para el padre La Soledad Soles y Lluvias Niña en Jardín LA ENAMORADA Esta lúgubre manía de vivir esta recóndita humorada de vivir te arrastra Alejandra no lo niegues. Hoy te miraste en el espejo y te fue triste estabas sola la luz rugía el aire cantaba pero tu amado no volvió Enviarás mensajes sonreirás tremolarás tus manos así volverá tu amado tan amado Oyes la demente sirena que lo robó el barco con barbas de espuma donde murieron las risas recuerdas el último abrazo oh nada de angustias ríe en el pañuelo llora a carcajadas pero cierra las puertas de tu rostro para que no digan luego que aquella mujer enamorada fuiste tú Te remuerden los días te culpan las noches te duele la vida tanto tanto desesperada ¿adónde vas? desesperada ¡nada más! SALVACION Se fuga la isla Y la muchacha vuelve a escalar el viento y a descubrir la muerte del pájaro profeta Ahora es el fuego sometido Ahora es la carne la hoja la piedra perdidos en la fuente del tormento como el navegante en el horror de la cavilación que purifica la caída de la noche Ahora la muchacha halla la máscara del infinito y rompe el muro de la poesía. LA JAULA Afuera hay sol. No es más que un sol pero los hombres lo miran y después cantan. Yo no sé del sol. Yo sé la melodía del ángel y el sermón caliente del último viento. Sé gritar hasta el alba cuando la muerte se posa desnuda en mi sombra. Yo lloro debajo de mi nombre. Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad bailan conmigo. Yo oculto clavos para escarnecer a mis sueños enfermos. Afuera hay sol. Yo me visto de cenizas. LA CARENCIA Yo no sé de pájaros, no conozco la historia del fuego. Pero creo que mi soledad debería tener alas. FORMAS no sé si pájaro o jaula mano asesina o joven muerta entre cirios o amazona jadeando en la gran garganta oscura o silenciosa pero tal vez oral como una fuente tal vez juglar o princesa en la torre más alta. MADRUGADA Desnudo soñando una noche solar. He yacido días animales. El viento y la lluvia me borraron como a un fuego, como a un poema escrito en un muro. FRAGMENTOS PARA DOMINAR EL SILENCIO I Las fuerzas del lenguaje son las damas solitarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo lejos. Y lejos, en la negra arena, yace una niña densa de música ancestral. ¿Dónde la verdadera muerte? He querido iluminarme a la luz de mi falta de luz. Los ramos se mueren en la memoria. La yaciente anida en mí con su máscara de loba. La que no pudo más e imploró llamas y ardimos. II Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo. Las damas de rojo se extraviaron dentro de sus máscaras aunque regresarán para sollozar entre flores. No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris. III La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo. Aún si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino. CONTINUIDAD No nombrar las cosas por sus nombres. Las cosas tienen bordes dentados, vegetación lujuriosa. Pero quién habla en la habitación llena de ojos. Quién dentellea con una boca de papel. Nombres que vienen, sombras con máscaras. Cúrame del vacío --dije. (La luz se amaba en mi oscuridad. Supe que ya no había cuando me encontré diciendo: soy yo.) Cúrame --dije. LA PALABRA DEL DESEO Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir abajo por abajo, esta galería oscura, oscura, este hundirse sin hundirse. ¿Qué estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar. No sé qué más decir. (Yo no quiero decir, yo quiero entrar.) El dolor en los huesos, el lenguaje roto a palabras, poco a poco reconstituir el diagrama de la irrealidad. Posesiones no tengo (esto es seguro; al fin algo seguro). Luego una melodía. Es una melodía plañidera, una luz lila, una inminencia sin destinatario. Veo la melodía. Presencia de una luz anaranjada. Sin tu mirada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y fuera de casa en casa preguntando si estaba. Paso desnuda con un cirio en la mano, castillo frío, jardín de las delicias. La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melodía rota de mis frases. LA PALABRA QUE SANA Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar en que se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice y además más y otra cosa. NOMBRES Y FIGURAS La hermosura de la infancia sombría, la tristeza imperdonable entre muñecas, estatuas, cosas mudas, favorables al doble monologo entre yo y mi antro lujurioso, el tesoro de los piratas enterrado en mi primera persona del singular. No se espera otra cosa que música y deja, deja que le sufrimiento que vibra en formas traidoras y demasiado bellas llegue al fondo de los fondos. Hemos intentado hacernos perdonar lo que no hicimos, las ofensas fantásticas las culpas fantasmas. Por bruma, por nadie, por sombras, hemos expiado. Lo que quiero es honorar a la poseedora de mi sombra: la que sustrae de la nada nombres y figuras. EL INFIERNO MUSICAL Golpean con soles Nada se acopla con nada aquí Y de tanto animal muerto en el cementerio de huesos filosos de mi memoria Y de tantas monjas como cuervos que se precipitan a hurgar entre mis piernas La cantidad de fragmentos me desgarra Impuro diálogo Un proyectarse desesperado de la materia verbal Liberada a sí misma Naufragando en sí misma L´OBSCURITÉ DES EAUX Escucho resonar el agua que cae en mi sueño. Las palabras caen como el agua yo caigo. Dibujo en mis ojos la forma de mis ojos, nado en mis aguas, me digo mis silencios. Toda la noche espero que mi lenguaje logre configurarme. Y pienso en el viento que viene a mí, permanece en mí. Toda la noche he caminado bajo la lluvia desconocida. A mí me han dado un silencio pleno de formas y visiones (dices). Y corres desolada como el único pájaro en el viento. ENDECHAS I El lenguaje silencioso engendra fuego. El silencio se propaga, el silencio es fuego. Era preciso decir acerca del agua o simplemente apenas nombrarla, de modo de atraerse la palabra agua para que apaguen las llamas de silencio. Porque no cantó, su sombra canta. Donde una vez sus ojos hechizaron mi infancia, el silencio al rojo rueda como un sol. En el corazón de la palabra lo alcanzaron; y no puedo narrar el espacio ausente y azul creado por sus ojos. ENDECHAS II Con una esponja húmeda de lluvia gris borraron el ramo de lilas dibujado en su cerebro. El signo de su estar es la enlutada escritura de los mensajes que se envía. Ella se prueba en su nuevo lenguaje e indaga el peso del muerto en la balanza de su corazón. ENDECHAS III Y el signo de su estar crea el corazón de la noche. Aprisionada: alguna vez se olvidarán las culpas, se emparentarán los vivos y los muertos. Aprisionada: no has sabido prever que su final iría a ser la gruta a donde iban los malos en los cuentos para niños. Aprisionada: deja que se cante como se pueda y se quiera. Hasta que en la merecida noche se cierna la brusca desocultada. A exceso de sufrimiento exceso de noche y de silencio. ENDECHAS IV Las metáforas de asfixia se despojan del sudario, el poema. El terror es nombrado con el modelo delante, a fin de no equivocarse. LOS PEQUEÑOS CANTOS I nadie me conoce yo hablo la noche nadie me conoce yo hablo mi cuerpo nadie me conoce yo hablo la lluvia nadie me conoce yo hablo los muertos II sólo las palabras las de la infancia las de la muerte las de la noche de los cuerpos III el centro de un poema es otro poema el centro del centro es la ausencia en el centro de la ausencia mi sombra es el centro del centro del poema. EN LA OSCURIDAD ABIERTA Si la más pequeña muerte exige una canción debo cantar a las que fueron lilas que por acompañarme en mi luz negra silenciaron sus fuegos cuando una sombra configurada por mi lamento se refugió entre sus sombras. EN ESTA NOCHE, EN ESTE MUNDO a Martha I. Moia I en esta noche en este mundo las palabras del sueño de la infancia de la muerte nunca es eso lo que uno quiere decir la lengua natal castra la lengua es un órgano de conocimiento del fracaso de todo poema castrado por su propia lengua que es el órgano de la re-creación del re-conocimiento pero no el de la resurrección de algo a modo de negación de mi horizonte de maldoror con su perro y nada es promesa entre lo decible que equivale a mentir (todo lo que se puede decir es mentira) el resto es silencio sólo que el silencio no existe II no las palabras no hacen el amor hacen la ausencia si digo agua ¿beberé? si digo pan ¿comeré? III en esta noche en este mundo extraordinario silencio el de esta noche lo que pasa con el alma es que no se ve lo que pasa con la mente es que no se ve lo que pasa con el espíritu es que no se ve ¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades? ninguna palabra es visible sombras recintos viscosos donde se oculta la piedra de la locura corredores negros los he recorrido todos ¡oh quédate un poco más entre nosotros! mi persona está herida mi primera persona del singular escribo como quien con un cuchillo alzado en la oscuridad escribo como estoy diciendo la sinceridad absoluta continuaría siendo lo imposible ¡oh quédate un poco más entre nosotros! IV los deterioros de las palabras deshabitando el palacio del lenguaje el conocimiento entre las piernas ¿qué hiciste del don del sexo? oh mis muertos me los comí me atraganté no puedo más de no poder más palabras embozadas todo se desliza hacia la negra liquefacción V y el perro de maldoror en esta noche en este mundo donde todo es posible salvo el poema VI hablo en fácil hablo en difícil sabiendo que no se trata de eso siempre no se trata de eso oh ayúdame a escribir el poema más prescindible el que no sirva ni para ser inservible ayúdame a escribir palabras en esta noche en este mundo POEMAS INEDITOS ENVIADOS A ALBERTO LAGUNAS (1959) Hice un fuego del color de la palabra 1 madre del tiempo tú me has visto llorar de memoria cuando aún no era. madre del tiempo tráeme la mirada desnuda del amado, tráeme la mano del viento del amado, tráeme su sexo de madera colérica, tráeme su piel de sonido de tambores. madre del tiempo tráeme la flor incendiada que crece en la lengua de la muerte. 2 perfectamente triste para besar la boca inútil de la muerte, lloro ante los sueños rotos que me separan de las cosas. 3 He amado tanto que ya no soy del amor. Pero he sido niña. Tan sólo por eso debieran considerarme. 4 Ser soñadora en su camisa azul que ama la tierra extraña o atreverme como la náufraga que vuelve al mar porque nadie se alegra de su salvación. UNA MUJER Una mujer muy fea, vestida de negro, se miraba en el espejo de su negocio del boulevard Raspail. Imaginé que le sacaba una foto y después ella me perseguía. SUEñO Vivo en el Polo: montañas de sal, pájaros blancos sin pupilas ni patas. Es un desierto de nieve en cuyo centro hay un armario de madera. Los pájaros abren los cajones del armario. Cuando llega el último, salta una niña del tamaño de mi mano. PEQUEÑOS POEMAS EN PROSA Se cerró el sol, se cerró el sentido del sol, se iluminó el sentido de cerrarse. * Llega un día en que la poesía se hace sin lenguaje, día en que se convocan los grandes y pequeños deseos diseminados en los versos, reunidos de súbito en dos ojos, los mismos que tanto alababa en la frenética ausencia de la página en blanco. * Enamorada de las palabras que crean noches pequeñas en lo increado del día y su vacío feroz. SOBRE UN POEMA DE RUBEN DARIO Sentada en el fondo de un lago. Ha perdido la sombra, no los deseos de ser, de perder. Está sola con sus imágenes. Vestida de rojo, no mira. ¿Quién ha llegado a este lugar al que siempre nadie llega? El señor de las muertes de rojo. El enmascarado por su cara sin rostro. El que llegó en su busca la lleva sin él. Vestida de negro, ella mira. La que no supo morirse de amor y por eso nada aprendió. Ella está triste porque no está. POEMA PARA EL PADRE Y fue entonces que con la lengua muerta y fría en la boca cantó la canción que no le dejaron cantar en este mundo de jardines obscenos y de sombras que venían a deshora a recordarle cantos de su tiempo de muchacho en el que no podía cantar la canción que quería cantar la canción que no le dejaron cantar sino a través de sus ojos azules ausentes de su boca ausente de su voz ausente. Entonces, desde la torre más alta de la ausencia su canto resonó en la opacidad de lo ocultado en la extensión silenciosa llena de oquedades movedizas como las palabras que escribo. LA SOLEDAD La soledad no es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un nombre por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. la soledad es esta melodía rota de mis frases. SOLES Y LLUVIAS A quien retorna en busca de su antiguo buscar. La noche se cierra como agua sobre una piedra como aire sobre un pájaro. Como se cierran dos cuerpos al amarse. La palabra y el exilio Cubres con un canto la hendidura. Creces en la oscuridad como una ahogada. Oh cubre con más cantos la fisura, la hendidura, la desgarradura. NIÑA EN JARDIN Un claro en un jardín oscuro o un pequeño espacio de luz entre hojas negras. Allí estoy yo, dueña de mis cuatro años, señora de los pájaros rojos. Al más hermoso le digo: -Te voy a regalar a no sé quién. -¿Cómo sabes que le gustaré? -dice. -Voy a regalarte -digo. -Nunca tendrás a quién regalar un pájaro. |