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Cuidado con la criatura de la noche

Abel es un vampiro de 223 años que acaba de transformar a Valeria en una de su especie. Se enamoran y el le narra a Valeria su vida como vampiro.

Rated : "R" por contenido sexual y lenguaje vulgar

Estatus: Terminado

Capítulo 1

La acostó en su cama y le ató los brazos. Ella estaba ilusionada pues era el chico más bello que había conocido en toda su vida, le parecía de 23 ó 24 años y lo que sabía era que se llamaba Abel. No sabía de donde había salido este chico que en esta primera noche de pasión la había logrado llevar al cielo y la había amado más allá de lo que su imaginación podía llegar a creer, el era el amante perfecto. Pero ahí ocurriá, del cielo la bajo al infierno cuando ella sintió unos dientes filosos en el lado derecho de su cuello. Sintió exitación y un dolor profundo que la confundía, pues no sabía si era pasión o tortura lo este chico de ojos imnotisantes le entregaba. Abel la miró fijamente a los ojos y ella escuchó como si en voz alta el la mandara a callar. Cuando se dio cuenta que en los colmillos filosos de Abel habían gotas de sangre, pegó un grito aterrador y Abel para callarla tuvo que pegarle y dejarla inconciente. Abel con su lengua recorrió su cuerpo hasta la parte de adentro de los muslos donde le volvió a enterar sus filosos colmillos. Ella, aunque inconciente se quejaba del dolor que sentía y de la sangre que salía de su cuerpo que ya había manchado toda la sábana en donde estaba acostada.

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Se despertó y todavía tenía los brazos atados a la cama, pero notó algo raro en su sentido de la vista. Aunque todo estaba oscuro podía ver con claridad a Abel, quien miraba con admiración a su nueva compañera. Aterrada pensó "hay Dios mío me matará" Abel en fracción de un segundo estaba parado al lado de ella y le contestó" No te asustes no te mataré, simplemente desde este momento eres mía y yo soy tuyo, de ahora en adelante tú al igual que yo, serás criatura de la noche". Ella en repugnación le dice "te odio" y cayó en un profundo sueño.

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Valeria se levanta y nota que sus muñecas ya no estaban atadas a la cama que aún estaba manchada con su sangre. Al notar que estaba sola, cogió su ropa que seguía tirada en el piso y caminó hasta la puerta, pero estaba encerrada. Frustrada le metió un puño a la puerta de caoba y se sorprendió cuando vio que su punó logró rajar la puerta, así que comenzo a patearla, rompiéndola cada vez más. La última patada que le dio a la puerta, la abrió para mostrar un Abel lleno de furia, con los ojos que parecían llamas de fuego. Al ver su puerta la empujo y dijo "Carajo, me rompiste la puerta, ahora voy a tener que comprar una nueva" y la empujó a la cama. Lo miró con ojos llenos de miedo y le iba a decir cuanto lo odiaba pero fue interrumpida por un inmenso dolor en su barriga que hasta la emudecía. Abel la miró profundamente a los ojos y le dijo "ya no eres un ser humano si deseas vivir tendrás que beber de mi sangre" y le dio su muñeca para que ésta tomara de él.

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Ella, luego de pensarlo, se resignó, por que no podía contener el imenso dolor que sentia en su vientre por la falta de este jugo color pasión, y se dio cuenta que para poder sobrevivir necesitaría a Abel y aceptó diciéndole "soy tuya". El le respondió "eso ya te lo dije, así que descansa mi diosa apasionada" Al otro día, ella se levantó pensado en todas las preguntas que tenia para hacerle, y Abel leyendo su mente le dijo "dime" ella lo miró sorprendida y le dijo "que te diga que" y él le respondió "no acabas de pensar en las preguntas que me quieres hacer". Ella resignada le dijo "Oh sí... qué es lo que somos?" y Abel le respondió "pero todavía no lo has concluído, somos vampiros, tu eres mía, yo soy tu-" pero ella lo interrumpió "sí, sí ya sé, eres mío, soy una criatura de la noche. Cuántos años tienes?" a lo que él reponde con simplesa en octubre cumplire 223". Ella le preguntó "Osea que estamos presos a una eterna juventud?" y él le respondió "bueno, todavía no he envejecido". Ella prosiguió con su cuestionario "somos mortales?" A lo que él respondió "Claro que somos mortales, si no tomas de la sangre de otros seres, de seguro morirás, además morirás si te desangras, lo cual es difícil pues sanamos rapidísimo, otras causas? las hay pero ahora no puedo pensar en ninguna." Ella, triste al recordarse de las películas de vampiros que había visto, le dijo "no podré volver a ver el amanecer?" y el se sonrió y le respondió "claro que sí, sólo que la luz del sol le hace mucho daño a tu piel, pues si te fijas, ahora eres totalmente pálida y además te afecta la vista, pues nuestros ojos son nocturnos... en pocas palabras puedes ver un amanecer o un atardecer pero no debes estar mucho tiempo expuesta al sol." Ella prosiguió con sus preguntas "y conoces muchos vampiros?" a lo que él respondió "sinceramente no, en toda mi vida sólo he conocido 7 vampiros contándote a ti" y ella le dijo con frustración "o sea que por tu soledad me creaste" y el fríamente le respondió "sí" . Molesta piensa en la crueldad de Abel al crearla y él le dice "tu simplemente fuiste mi escogida, un día a ti te tocara convertir a alguien más, tarde o temprano tendrás tu escogido". Aquí, un poco más molesta le dice "cómo haces eso?!?!?!?" y Abel le responde "leer tu mente?, luego aprenderás, es un don que tenemos, al igual que el de la vida eterna, que por cierto, es una vida llena de pasión, de amantes y de grandes satisfacciones". Pensativa, pues no sabía que mas preguntarle, le dice "y quién te convirtió a ti en vampiro?". Aquí la cara de Abel cambia totalmente de una de paz y tranquilidad a una de odio, desesperación y ojos llenos de rencor; ella esperando su respuesta lo abraza y lo besa diciéndole "amante mio dime que fue lo que te ocurrió". En estos momentos los ojos de Abel lloraban lágrimas de sangre y con voz entrecortada le dice, "fue en septiembre 29 del 1801, estaba a punto de cumplir mis 23 años .....

Capítulo 2

Estaba casado con mi entonces esposa, María, y tenía una hija a la que llamamos María Julieta, en ese tiempo lo tenía practicamente todo, una finca, tenía dinero, todos en el pueblo me admiraban y decían que tenía una vida perfecta, pero aún así estaba deprimido, sentía un vacío en mi corazón, que aún teniendo lo más que amaba en mi vida, no lograba llenar. Acababa de cenar con mi familia y mi esposa me dio la noticia de que esperaba otra criatura, me sentía alegre pero ese vacío seguía ahí, no entendía exactamente que me pasaba, así que me fui a dar un paseo en mi mejor caballo para pensar, a ver si lograba entender que era lo que me estaba molestando y no me dejaba ser feliz. Llegué a un monte que quedaba un poco alejado de mi poblado en donde se veía la luz de la luna acariciando el océano mientras este susurraba en mi oído que todo estaba bien y le ordenaba al viento a soplar y acariciar mi cara. En ese momento deseé la muerte, llamé la muerte y me encontró. Casi imnotizado en mis pensamientos y por el sonido de las olas chocando con las rocas, escuché el relincho de un caballo que no era el mío. Un poco asustado pregunté "quién anda ahí" pero no escuché ninguna respuesta, así que decidí volver a mi casa donde debía estar, al lado de mi amor. En el fondo estaba agradecido de haber escuchado lo que en ese momento pensé fue mi imaginación, pues no llegué a cometer la estupidez de acabar con mi vida. Me monté en mi caballo y me fui rumbo a mi casa pero en ese momento sentí unos dientes filosos en mi cuello, traté de salirme de las garras de semejante demonio, pero ya no tenía fuerzas, y lo único que me salió fue un grito aterrador en el que sentí que se me escapaba la vida. A la mañana siguiente me levanté a mitad de camino y mi camisa estaba mojada en sangre y así me paré y caminé hasta mi hogar muerto en vida, y cuando llegue caí frente a la puerta de mi casa. Lo único que recuerdo fue mi esposa pidiendo ayuda a gritos y llorando y lo único que alcancé a decirle fue "María te amo, por favor perdóname". Lo próximo que recuerdo es que me desperté en un cuarto oscuro y al lado mío estaban parados un hombre y una mujer, me levanté en pánico, no sabía que me había ocurrido, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por unos ojos que jamás en mi vida había visto, amarillentos que irriadaban una luz que alumbraba todo lo que veían. Lo único que me salió de la boca fue "qué me pasó, dónde estoy, quién eres tú?" y la respuesta que la criatura me dio fue "que recuerdas?" En ese momento mi mente se inundó de recuerdos aterradores y comencé a gritar, pensando en que me iban a matar. La muchacha con sarcasmo y con malicia en su voz me sorprendió respondiendo cada uno de mis pensamientos, "Pobrecito si ya estás muerto, estás en los adentros del bosque, un poco alejado de donde vives, un poco alejado de donde te convertimos, yo soy Cristina y este es mi amante, su nombre es de un idioma que murió hace años pero a quien puedes llamar Alex". Iba a preguntar por que me habían hecho esto pero me interrumpió el terrible dolor del hambre y la falta de sangre en mi estómago para sobrevivir. Cristina me levantó por la camisa, estaba asombrado por la fuerza de esa joven pero rápido capté que no era humana. Ella, junto a su compañero me llevaron al pueblo que estaba desierto y me dejaron allí explicándome que para vivir debía beber la sangre de un humano, por supuesto me negué, pero Alex me respondió "si no lo haces morirás, o mejor aún, más vale que lo hagas por que te puedo condenar a una vida eterna de torturas". Resignado caminé hasta unos bancos donde me senté a llorar por la frustración y el dolor que sentía. Escuché a una de mis empleadas diciendo "Señor está usted bien?". Traté de pedirle que no se acercara pero se me hizo imposible por el inmenso dolor que sentía en mi estómago, estaba muriéndome de hambre. Cuando se fijó que era yo, vi en sus ojos el terror que la consumía y me dijo "Pe.. pero, pero mi señor usted esta muerto, yo vi cuando lo enterraron". No sé como saqué las fuerzas para responderle "No, mírame estoy aquí vivo ayúdame". Empezó a mirar a su alrededor para ver si encontraba ayuda y se iba a levantar para salir a buscarla, pero ya era muy tarde, estaba presa ante mis garras que no puedieron contra mi nuevo instinto animal y la mordí tomando hasta su última gota de sangre de vida. Recuerdo lo rápido que sentí fuerza en mi cuerpo de nuevo, y lo rápido que la volví a perder, sintiéndome derrotado después de haber matado a alguien a quien consideraba familia mia y no pude hacer más que llorar. Pero nuevamente fui interrumpido por aplausos de estas nuevas criaturas a quienes no conocía pero que odiaba con toda mi alma.

Capítulo 3

"Que bien, que bien, ya eres todo un cazador" dijo Alex con una sonrisa maliciosa. Llorando me paré y corrí hacia donde él, quería matarlo pero cuando lo iba a empujar al piso se había movido en un segundo, metros más lejos y caí al piso diciendo entre lágrimas de sangre "que me han hecho, en que demonio me convirtieron". Alex me levantó del piso mientras Cristina me contestó con sus brazos cruzados en forma de burla "pero que tonto eres, no eres ningún demonio, simplemente un vampiro". Aún llorando le respondí "maldita, me separaste de mi esposa y mi hija, piensan que estoy muerto". Alex se comenzó a reir "pero no te has dado cuenta, esa vida que tuviste murió, ahora tienes el don de una vida y juventud eterna". Me volví a caer al piso pues tenía las rodillas débiles, no soportaba la cruda y nueva realidad "nooo" no podía contener mis lágrimas y con voz llorosa, para burlarse, Cristina me respondió "siiii, No te recuerdas???" "de que" le respondí alzando mi vista a sus ojos y Alex entrecortó diciéndome "cuando te sacamos de la tumba?!" me contestó con una sonrisa malévola. En ese momento comencé a reunir los pensamientos de todo lo que me había ocurrido y me recordé, me levanté ya convertido en vampiro dentro de una caja, todo estaba oscuro pero aún así podía ver, me di cuenta donde estaba y comencé a gritar aterrado para que me sacaran, luego escuché como alguien le daba golpes a la tumba para abrirla, y la abrieron en lo que pareció toda una eternidad, lo único que alcancé a ver fueron tinieblas y luego me quedé inconciente.

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De regreso a la cabaña, ya había comenzado a aceptar la realidad de que ahora era una criatura de la noche y que para sobrevivir tendría que matar. Comencé a darle uso a mis nuevos instintos, podía ver todo claro en la noche, y las cosas tomaron una nueva forma, todo era distinto. Llegamos a la cabaña y sentía como si me fuera a caer del cansancio, como si lo hubiera dicho en voz alta, Cristina me acarició la cara diciéndome "descansa mi nuevo amor". Yo quité sus manos de mi cara en desprecio y le dije con odio "no me toques".

Capítulo 4

Habían pasado 13 años, todas las noches salía a cazar con mis nuevos compañeros, había aprendido mucho de ellos, Cristina se había llegado a convertir en mi amante y me amaba, lo que ponía a Alex celoso, pues ella aún le guardaba algo de rencor por lo que él le había hecho, sólo de lejos compartía las alegrías de mi familia y así también sufrí cuando mi segunda hija murió por complicaciones durante el parto, sólo las podía ver de lejos y lo más que quería era poder volver a tenerlas frente a mí para decirles cuanto las amaba y cuanto sentía lo que había sucedido. También supe que Alex me convirtió en lo que soy, como un regalo a Cristina para que le diera placer. Era el 13 aniversario de mi conversión y como siempre, estaba deprimido, mis compañeros me estaban esperando, pero como todos los años ese día, me negue. Quería ir a observar a mi amada esposa y mi hija.

Capítulo 5

¤~¤ Esta parte ahora, no es contada desde el punto de vista de Abel.¤~¤

Era una noche, de esas que no se ve ni una estrella en el cielo, el viento estaba un poco violento, como si se acercara una tormenta y las calles estaban desiertas, excepto por algunos borrachos y prostitutas. Alex y Cristina caminaban en silencio observando sus nuevas víctimas. Alex había escogido una prostituta llamada Jessica, quien tenía un hijo y estaba desesperada por salir de ese tipo de vida, pues quería darle más a su hijo, había ido ahorrando poco a poco y sólo necesitaba una última noche de infierno para tener todo el dinero que necesitaba para irse lejos a comenzar una nueva vida. Vió a Alex en la esquina de un callejón y pensando que sería fácil seducirlo se recostó sobre una pared dejando su escote visible para seducir a quien sería su último cliente. Alex se le acercó y le dijo "Buenas noches señorita, cuál es su nombre?" Ella le respondió con una sonrisa seductora "Me llamo Jessica señor" mientras pensaba que por fin podría irse para darle una mejor vida a su hijo. Alex le dijo "pues bien Jessica, me vas a dar placer esta noche" y Jessica le contestó "claro señor, pero antes le tengo que pedir que me pague". Alex se rió sarcásticamente y le dijo "pero es que tú me vas a dar placer y yo no tendré que pagarte". Molesta, comenzó a caminar en dirección opuesta a Alex; pensó quien se cree este que es; pero en un abrir y cerrar de ojos Alex estaba frente a ella mirándola con ojos imnotizantes y le repitió "Jessica, le digo que me dará placer y yo no le pagaré". Como en un trance, la prostituta le contestó "Sí, sí mi señor, todo lo que usted quiera" y Alex le contestó seducivamente "Que bueno, por que lo que quiero eres tú" y en ese momento se le acercó y la comenzó a besar. Con un sólo beso, Jessica sintió un placer que nunca había sentido, pero fue interrumpida por un dolor punzante en su cuello y después que Alex le chupara la vida calló muerta al piso. Alex se saboreó los labios y se llevo su mano derecha a la boca para limpiarse una gota de sangre que se le había escapado. Y comenzó en busca de su antigua amante Cristina.

Cristina tenía en la mira a un señor pero decidió que esa noche no sentía ganas de alimentarse, pues le perturbaba saber que Abel seguía inundado en un mar de tristeza, se sentó en una cueva a la que iba muchas veces con Abel cuando ambos se sentían tristes, y en donde muchas veces se habían amado. Mientras pensaba en lo mucho que amaba a Abel, no se dio cuenta que sus pensamientos habían llamado a Alex a su lugar escondido, quien se enfurecuió al ver que ya Cristina no era de él y él tampoco de ella. "Que haces aquí" los pensamientos de Cristina fueron interrumpidos por la voz de su creador, quien le había susurrado estas últimas palabras en su oído. Cristina se alejó de su lado y le dijo "sólo pienso" y Alex le preguntó con los ojos llenos de rencor "oh y en qué piensas?" y ella, tratando de esconder sus pensamientos le respondió "nada en particular, dentro de tres semanas cumplo 50 años de mi transformación" y Alex le respondió con un abrazo por la espalda y luego le dijo al oído "Que bueno que te convertí ese día, eres mi amante eterna y te amo, vamos a la cabaña que Abel no está". Pero Cristina safándose de ese abrazo le dijo con repugnancia "tú para mi ya no existes, por que no te vas y nos dejas a Abel y a mí solos" y Alex le respondió con odio y simpleza "bien como quieras". Mientras se iba trató de esconder su deseo de ver a Abel muerto, decapacitado, pero su deseo era tan grande que no lo pudo esconder de Cristina. Cristina fue corriendo a donde él y lo levantó por la camisa en el aire y con los ojos encendidos en llamas de fuego le gritó con voz endemoniada "jamás, jamás nos separarás, a él no lo toques por que te mataré yo a ti" y al decir estas últimas palabras tiró a Alex contra una pared de piedras. Luego de esto, salió de la cueva que tan especial era para ella y su amante lo más rápido que pudo para encontrar un arma para poder matar a quien ahora despreciaba con toda su alma. Pero no importaba cuan rápido fuera, ese ser estaba a su espalda y no tardó en alcanzarla y tirarla al piso donde la cortó hasta casi desangrarla, mientras ella tardaba en recuperarse por todos los golpes que había recibido, Alex vio un bello tronco en forma de pulla gigante donde enterró su pequeño cuerpo mientras iba a buscar un machete para cortarle la cabeza. Abel ya iba de regreso a la cabaña que compartía con su ahora amante y con un ser al que casi no le dirigía la palabra y mientras se acercaba pensaba con una sonrisa "wow hace años que no los escuchaba asi". Mientras se acercaba se daba cuenta que eran gritos aterradores y comenzó a correr para llegar a ver que ocurría; a pesar de que podía moverse a grandes distancias por segundo, no llegó a tiempo para salvarla, pues en el momento que llegó, Alex le había cortado la cabeza. "NOOOOOO" gritó Abel con ojos llorosos y salió a donde su amante, quien por la pérdida de sangre ya estaba muerta. En ese momento Alex iba a darle a Abel con el machete, pero Abel lo detuvo y se lo quitó de las manos y lo cogió por la camisa y le dijo "vas a pagar". Alex simplemente se empezó a reir y en ese momento Abel lo tiró contra un árbol que había en medio del bosque. Alex comenzó a correr aterrado pues esta vez era Abel quien lo persiguía con un machete y con ojos prendidos en llamas de fuego. No importaba cuan rápido Alex se moviera, Abel seguía en sus talones, pero no pudo escapar, ya Abel le había cortado una de sus piernas dejándolo prácticamente inmovil. "Por favor no me mates" le imploró Alex. A lo que Abel le respondió "y por qué no te voy a matar, tú que me convertiste en lo que soy, me alejaste de mi familia, mataste a quien me comprendía; a mi mejor amiga, que-" pero en ese momento fue interrumpido por un puño que lo llevó hasta el piso y ahora nuevamente era Alex quien cargaba con el machete y quien sonriendo le dice "Abel, Abel, siempre tratando de ser tan elocuente, me diste tiempo para recuperarme" y diciendo esto alzó el machete al aire para cortarle la cabeza pero Abel sacó de su bolsillo la cuchilla que siempre llevaba con él y apuñaló a Alex en la barriga y luego lo empujó con sus piernas y empezaron a forcejear dándose puños y con todo lo que encontraban. Habían llegado a la cueva que Abel compartía con Cristina. Alex había caído encima de una piedra y se golpeó la cabeza, lo que le dio tiempo a Abel de alzar una roca que le tiró en la cara a Alex dejándolo decapacitado. Esto le dio tiempo a Abel de reunir algunas rocas para tapar la cueva y con la sangre que le quedaba en las manos hizo una enorme cruz en la entrada de la cueva.

Capítulo 6

¤~¤ Nuevamente al punto de vista de Abel¤~¤

Sellé la cueva y salí en busca del cuerpo de mi amante. No tenía ni una gota de sangre en su cuerpo, parecía una piedra, parte del tronco donde su cuerpo aún permanecía. La saqué con lágrimas de furia que sentía me quemaban mientras hacían su trayecto por mi cara. Llevé su cuerpo a los adentros del bosque, muy alejado del pueblo, donde raramente un ser humano ponía pisada. Cavé en la tierra para hacerle una tumba donde por fin pudiera descansar en paz, la enterré, me despedí dándole un beso a la tierra que estaba encima de su cuerpo y me fui llorando por la partida de mi mejor amiga.

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"No se si odiarte por lo que me has hecho, o sentir pena por la tristeza que te ha consumido por una eternidad" dijo Valeria recostada en la cama. Sintiendo como estas últimas palabras lo puñalaban al corazón, Abel levantó su vista a los ojos de su nueva compañera y sintió lo que no había sentido por nadie hacía siglos. Se acercó a sus labios, la besó y le dijo "Quiero que sepas que te convertí en lo que eres, por que desde el primer momento en que te vi y leí tus pensamietos te deseé, deseé tener tu cuerpo, tu compañía, tu pasión, tus besos y tu ser." Diciendo esto, la volvió a besar y la desnudó con paciencia sabiendo que tendría una eternidad para amarla. Recorrió con sus labios cada esquina de su cuerpo. Valeria consumida en pasión le desabotonó los pantalones, pero el la interrumpió quitándole sus delicadas manos y le dijo al oído "esta noche es para ti, yo te entregaré placer a ti, no quiero que hagas nada" en segundos el cuerpo de Abel estaba a la interperie. Le volvió a besar los labios, luego el lado izquierdo de su cuello donde suavemente la mordió con cuidado de no lastimarla. Siguió con sus labios su trayecto hasta sus pezones que estaban duros por la exitación, y la acariciaba con su boca y sus manos. Llegó hasta el interior de sus muslos y ahí le acarició su mojado clítoris, ya Valeria no podía contenerse más y entre suspiros de pasión le imploró "por favor, quiero que seamos uno, te quiero sentir dentro de mi". Abel la miró a los ojos y con una sonrisa le susurró "dime que me deseas". Ella suavemente le dijo "Abel te deseo" y el le introdujo su enorme miembro. En esos momentos Valeria se dio cuenta que sus ojos no sólo la ayudaban a ver perfectamente en la oscuridad sino que también veían lo que su corazón sentía; se sintió en el cielo mientras alcanzaba su orgasmo y vio como el cuarto donde estaban se convirtió en un cielo lleno de estrellas, grandes y pequeñas, latentes y fugaces; y cuando terminaron sintió romance y pasión, y vio como del cielo caían pétalos de rosas rojas que entraban por la ventana y perfumaban el cuarto donde estaban. Luego Abel la besó tierna y apasionadamente y se sintió flotando en el aire. Se quedaron abrazados sintiendo los latidos de sus corazones. Ella se le había ido cualquier tipo de rencor que sentía por él, y Abel leyendo su mente se alegró, pues sentía que la comenzaba a amar, sentimiento que pensaba jamás vovlería a sentir y que con tristeza añoraba.

Capítulo 7

A la noche siguiente Abel le ensenaría a Valeria como usar todos sus nuevos dones, le enseñó como leer los pensamientos de sus víctimas, como seducirlas; y si la seducción no daba resultado, como imnotizarlos con sus ojos para poder manipularlos como si fueran marionetas. Por fin llegó la noche en que Valeria cazaría por sí sola "estaré vigilándote por si me necesitas" le dijo Abel al oído, la miró a los ojos, le sonrió y le tocó la punta de la nariz con su dedo índice. Ella le sonrió en afirmación y se fue en busca de su primera víctima. Encontró a un muchacho rubio, alto de ojos azules que le llamó mucho la atención, estaba a punto de entrar a un club así que lo siguió hasta dentro, allí leyó sus pensamientos, se llamaba Omar y esa noche buscaba una linda chica que además fuera fácil para violarla. Valeria se dijo a si misma entre dientes "perfecto!" Abel la estaba vigilando desde una esquina y como le iba todo bien decidió irse a buscar una víctima. Buscó con su mirada por todo el lugar y se detuvo en unos ojos azules que lo miraban con deseo. Caminó despacio hasta la chica de pelo rojo que tanto lo miraba y le sonrió, ella le contestó con una sonrisa tímida. "Cómo te llamas?" le preguntó Abel, y con un poco de emoción ella se paró y le contestó al oído "Sara". Casi no la pudo escuchar por el alto sonido de la música pero leyó sus pensamientos y la entendió. La miró seductivamente de arriba a abajo, se mojó los labios con su lengua, le sonrió y le dijo asegurándose de que ella lo oyera "Sara, vamos a bailar" y la llevó al centro de la pista de baile, pegó el cuerpo de la muchacha al de él y comenzaron a bailar de una forma sexual. Después de un rato, Abel le dijo "vamos a sentarnos, te invito una cerveza" nuevamente la cogió de la mano y la llevó a una mesa desocupada. "Espérame aquí" le dijo en forma de orden y enseguida le trajo una cerveza, y se sentó al lado de ella pegando su cachete al de ella. Sara se sentía como en un trance, totalmente seducida y atraída por este misterioso chico. Puso su boca en su oído y lo besó suavemente luego le preguntó "no vas a beber?" Abel la miró a los ojos, le sonrió, se acercó a su oído y le respondió "Sólo quiero beber de ti". Ella lo miró con timidez y se rió tímidamente bajando su mirada a su bebida. Abel le subió la cara con sus manos y la atrapó en su mirada para luego besarla dejándola casi sin aliento, y luego comenzó a besarla por el cuello donde la mordió hasta beber su última gota de sangre y recostó su cabeza en la mesa como si estuviera dormida. Abel se paró en busca de Valeria y al no encontrarala, la buscó con sus pensamientos y molesto por lo que le estaba ocurriendo, se fue a buscarla rápidamente, pero antes de entrar por la puerta donde Valeria se encontraba con su víctima, se detuvo al ver en los pensamientos de ella lo que le haría a su victima.

Valeria había llevado a su victima al baño, donde cerró la puerta para asegurarse de que nadie entrara. Lo comenzó a besar y Omar se sonrió pensando que iba a ser más fácil de lo que había imaginado y no la tendría que forzar. Lo siguió besando hasta que llegó a su cuello donde lo mordió suavemente, pero fue interrumpida "Qué carajo te pasa" le gritó dándole un puño en la cara que la achocó contra la pared y cayó al piso. Valeria se levantó y lo miró con unos ojos endemoniados que pusieron a este muchacho en un estado de trance y le dijo "vas a hacer todo lo que yo diga, puerco cabrón". El sólo movió su cabeza en afirmación. "Quítate los pantalones" le ordenó y él sin expresión alguna se desabrochó los pantalones y los dejó caer al piso. Ella movió su cabeza en desaprovación, al ver que no traía ropa interior, luego le acercó la boca al oído y le dijo "Hoy vas a aprender una lección muy valiosa, nunca le des a una mujer y jamás las trates como perras" y de un mordisco le arrancó la oreja. El, aunque horrorizado por lo que le acababa de ocurrir, no podía gritar, pues seguía en un trance que lo dejaba conciente de lo que le ocurría pero sin poder hacer nada al respecto. Luego se acercó a su boca y le mordió el labio inferior desprendiéndolo de su cara, Valeria cambió la vista a la pared y escupió el pedazo de labio que tenía en su boca, y saboreó con su lengua la sangre que tenía en sus labios. Continuó con la tortura a su víctima; le agarró el miembro con sus largas uñas y se lo desgarró, luego para finalizar lo mordió en el cuello, donde estaba su garganta para que no pudiera gritar y lo tiró al piso para que se desangrara y aprendiera su lección. Tenía hambre y quería beber de su sangre, pero decidió no hacerlo para que tardara más en morir.

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Salió del baño y Abel la estaba esperando con los brazos cruzados, "Veo que le dabas una lección a ese infeliz". Ella lo miró a los ojos y le sonrió diciendo "bueno, los hombres no deben pegarle a las mujeres, además se lo merecía, había violado a muchas". Abel frunció la frente y se acercó para abrazarla y le dijo "cuando te dio, iba a entrar a matarlo pero me detuve al ver la lección que le querias dar". Rompieron su abrazo y salieron del club agarrados de la mano.

Capítulo 8

De vuelta al apartamento que ahora compartían, Valeria estaba recostada en la ventana del carro mirando el cielo pensando en que quería salir durante la mañana, y quería ver el amanecer. "Si quieres lo podemos hacer esta madrugada" dijo Abel interrumpiendo su mente. "Ah?" dijo ella, enrrededa en sus pensamientos. Abel le sonrió y ella le respondió "oh sí, sí me encantaría". Pensó que le molestaba un poco que Abel siempre estuviera escuchando lo que ella pensaba por que habían cosas que realmente no quería compartir. Abel agarró la mano de su amor y se la besó diciéndole "perdóname no lo haré más, a menos que sea necesario". Ella se recostó sobre el hombro de su amado y cerró sus ojos para sentir y escuchar mejor cada respiro que diera Abel.

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Fueron a ver el tan anhelado amanecer por Valeria y regresaron al apartamento donde nuevamente hicieron el amor. Abel estaba quedándose dormido en los brazos de su nuevo amor pero esta le interrumpió el sueño con un comentario que lo perturbó un poco. "Cuéntame como fue tu vida después de que enterraste a Cristina" le dijo Valeria con inocencia de niña. Abel se separó de sus brazos y se sentó en la cama mirando hacia el piso. Valeria se sentó detrás de él y lo abrazó dándole un beso en el cachete y le dijo "Abel, te molesta que te pregunte sobre tu pasado?" El le acarició la mano y le dijo "no es eso, es sólo que quería descansar" le dijo aún mirando al piso. Conforme con su respuesta, ella le dijo "bueno, pues descansa amor, será otro día" y se acostó en la cama. Abel levantó su vista del piso y la miró diciéndole con voz temblorosa "no, no te duermas que te contaré lo que paso después de aquella noche". Ella le acarició la cara y le dijo "pero por que te pones así cada vez que hablas de tu pasado?, me gusta verte sonreir". El le sonrió, la besó tiernamente y la abrazó diciéndole "Te amo".

Capítulo 9

Habían pasado varias lunas de haber enterrado a Cristina y pasaba mis noches rondando la finca donde aún vivían mi esposa y mi hija, aveces las vigilaba mientras dormían, añoraba tanto la vida que tuve junto a ellas. Mi hija tenía ya 17 años, era una hermosa mujer, una noche salió a dar un paseo y como siempre, la seguí de lejos para protegerla en cada paso; pero esa noche fallé. Ella andaba por un callejón oscuro y solitario cuando fue atacada por dos vampiros, en ese momento no lo sabía, pero me buscaban a mí. Corrí en su auxilio pero entre los dos me atacaron y me golpearon fuertemente por lo que se me hizo imposible salvarla de sus garras. No soportaba ver los ojos de mi hija llenos de horror, ella no sabía lo que estaba pasando y lo peor de todo es que se encontraba en esta situación por mi culpa. Cuando llegamos uno de ellos, cogió una piedra bastante grande del piso y me golpeó en la cabeza. Me consumía el horror y la furia el no poder hacer nada, trataba de safarme pero aún estaba muy débil por los golpes que había recibido. Nos llevaron a la cabaña que antes compartía con Cristina y Alex, el hermano de uno de mis atacantes. Adentro me colgaron al techo amarrado por las muñecas y mientras uno me golpeaba para que se me hiciera imposible salvar a mi hija, el otro la violaba y la torturaba con profundas heridas con una cuchilla y se alimentaba de ella mientras le decía que yo era su padre y todo lo que le estaba ocurriendo era culpa mía. Ella estaba aterrada, viviendo una pesadilla de la cual no se podía despertar. Cuando su cuerpo ya no era más que una silueta sin vida la tiraron en el piso a mi pies y los dos se fueron sonriendo con odio en sus miradas. Cuando recuperé mis fuerzas me safé de los nudos que me atrapaban y caí al piso al lado de mi hija bañándola con mis lágrimas. Le dejaron la cara deforme, profundas heridas por todo su cuerpo y hasta le faltaban dos dedos en su mano izquierda. Me encontraba atrapado en una encrucijada; no podía llevarle nuestra hija muerta a mi esposa, y tampoco podía dejarla con la angustia y la agonía de que su hija había desaparecido y nunca sabría que le pudo haber ocurrido. Golpeé el piso en frustración y dolor haciéndole un hoyo a la madera vieja. Me estaba volviendo loco, al final decidí enterrarla para darle descanso eterno. Encontré el lugar perfecto, frente a un hermoso y grande árbol, rodeado de flores amarillas; cuando llegué me di cuenta que había dejado la pala para enterrarla y tuve que hacerle la tumba con mis propias manos. Había llorado como nunca en mi vida, aún así sentía la necesidad de llorar aún más, pero ya las lágrimas no me salían; era como si mi cuerpo las estuviera guardando por que esa noche no terminaría ahí. La enterré y fui a la casa de mi esposa, que no me había visto en 13 años y pensaba que yo estaba muerto. No encontraba el valor de llamarla, como le iba a explicar lo ocurrido. Noté que había algo raro, pues siempre que estaba allí podía escuchar sus pensamientos llamándome y pidiéndome que regresera de entre los muertos para aunque fuera ver a nuestra hija; pude haber vuelto a ellas pero no lo hice por el temor al rechazo por lo que ahora era. Por más que tratara de escuchar sus pensamientos, esta vez no había nada, todo era un vacío, sólo escuchaba los susurros del viento. Armándome de valor y deseando que todo estuviera bien, entré a la casa y la busqué a su recámara, en el piso había un charco de sangre, caí al piso y me arrastré hasta su cuerpo, la habían degollado. Fue mi culpa todo lo que les pasó, si hubiera dejado a Alex vivir, si hubiera perdonado lo que le hizo a Cristina, o si no hubiera deseado la muerte aquella noche en que me transformaron. Pero ya no podía hacer nada, había saboreado la venganza y lo que me trajo fue un dolor amargo que jamás podré quitar de mi ser. Me di por vencido ante las situaciones de aquella vida maldita y me recosté en el pecho de mi mujer a llorar por unas cuantas horas que parecían interminables; es gracioso como unas cuantas horas pueden parecer mas largas que 50 ó hasta 100 años. No encontré el valor dentro de mi para enterrar otro cuerpo en menos de dos semanas, y lo peor, el cuerpo de la mujer que había amado toda mi vida. Agarré la mano de mi esposa y me la llevé a la boca para besarla deseando con todo mi ser que acariciara mis labios una última vez. La calgué y la recosté en nuestra cama donde habíamos compartido tantos bellos momentos de intimidad y me sonreí al recordar los momentos en que hablábamos y soñábamos en como serían nuestras vidas juntos hasta el fin. Comencé prendiendo la recámara en fuego y mientras hacía mi camino por las escaleras y los distintos cuartos de la casa para salir, tambien los iba prendiendo en fuego.

Capítulo 10

Después de esas noche terribles decidí irme del país, para tratar de calmar un poco mi dolor, aunque sabía que sería imposible. Estuve 10 años viajando por Europa, y visité cada país, cada ciudad y hasta poblados ya olvidados por el hombre. Era rara la vez que recordaba el pasado, lo que ahora me deprimía era mi soledad, sentía la necesidad de encontrar a alguien de mi especie para compartir momentos; bien pude haber transformado a alguien con mi mordida pero no encontré a nadie que me llamara la atención como para compartir una eternidad. Tenía en mente regresar a mi país a buscar la compañía que tanto anhelaba. Llegué hasta mi punto de partida y la noche antes de que saliera el barco que me llevaría a mi tierra natal, me fui de cacería para calmar mi hambre. Fui a donde una señorita que estaba sentada mirando al mar deseando compañía, y un momento después de sentarme a su lado, un joven muchacho se sentó al otro lado de ella, luego me miró y me sonrió para mostrarme sus colmillos. Me sentí alegre de encontrarlo, después de 10 años en soledad; sólo esperaba que este ser de mi especie no fuera tan cruel como todos los demas que había conocido. El muchacho me interrumpió los pensamientos haciéndome señas para que al igual que él, me alimentara de esa bella muchacha. Claro, al otro día no me fui, seguí mi rumbo con él, éramos más que amigos, amantes y así lo fuimos por 150 años. Todas las noches salíamos a alimentarnos, y cuando no nos amábamos nos compartíamos las mujeres. El ya tenía casi 600 años, era sabio y nunca había conocido a un ser tan interasente como el, tenía miles de historias de todas las esquinas del mundo que te puedas imaginar y las que simepre me gustaba escuchar. Con él aprendí la historia de pasadas civilizaciones, de grandes héroes, aprendí sobre mí, ahora entendía más lo que era y todo lo que sentía. Nos queríamos y de la misma manera en que el complacía mis caprichos, yo complacía los de él. Se llamaba Didier, lo quería mucho pero jamás lo llegué a amar, él lo entendía y por eso cuando yo quería volver aquí, a mi tierra, me dejó ir sin protestas y me prometió que siempre me iba a amar y que esperaba volver a verme algun día. Me fui en marzo de 1973, la noche antes nos amamos una última vez, y nos prometimos que jamás nos olvidaríamos y si él o yo lo necesitaba, sin pensarlo el iría a donde mi y yo a donde él. Aunque se me hizo difícil dejarlo estaba contento de regresar a mi tierra, y no me arrepiento de estar aquí por que hoy estoy junto a ti y te juro que te amo Valeria. "Yo también te amo" le contestó Valeria. Lo abrazó y le preguntó quienes eran los otros dos vampiros que mataron a su esposa y su hija. Abel le contestó con los ojos llenos de rencor "se llamaban Caleb y Pablo y se vengaban de lo que le había hecho a Alex, pues Caleb era su hermano y Pablo era el compañero de Caleb". "Y después que regresaste de Europa, que pasó?" Abel le acarició la cara y le dijo "pues me quedé solo por un tiempo hasta que te encontré a ti". Valeria lo volvió a abrazar y nuevamente se amaron entregándose pasión y placer.

Capítulo 11

Habían pasado unas semanas y después de lo que a Valeria le había sucedido en el baño del club, Abel, aunque sabía que ella se podía defender, siempre la cuidaba mientras ella seducía a sus victimas. No sabía que el recordar los viejos tiempos habían llamado a aquel ser despreciable de su pasado. Miraba a Valeria pensando cuanto la amaba pero una mano en su hombro izquierdo le interrumpió los pensamientos. Miró para atrás y los ojos se le prendieron en llamas de fuego cuando vio a Alex que con una sonrisa malévola le dijo "tan contento estás de verme?" Abel no entendía como había llegado allí, él lo había matado, pero Alex le respondió sus pensamientos "cómo? no recuerdas lo rápido que me recupero? además es fácil encontrar ayuda cuando no estás solo en el mundo". Abel seguía sin entender como rayos estaba allí, pero decidió no pensar en cómo había llegado, pues era mas importante saber el por qué estaba allí. Trato de ver en la mente de Alex lo que éste quería pero se le hizo imposible, por alguna razón no podía leer sus pensamientos. Alex se empezó a reir y le dijo "Pensé que eras más listo, no tienes que tratar de entrar en mi mente para saber lo que quiero" miró a Valeria y continuó "simplemente es mi turno de poner las cartas en la mesa". En ese momento salió corriendo en dirección de Valeria, quien se alimentaba en un callejón solitario. Abel salió en no menos de un segundo detrás de Alex para impedir que le hiciera daño. Pudo alcanzarlo justo antes de que saltara encima de Valeria para atacarla, lo tiró al piso, sacó su cuchilla y le hizo varias puñaladas. Recogió a Valeria del piso, quien se había caído cuando Abel atacó a Alex, y cuando se viró para llevarla a un lugar más seguro, Alex se había desaparecido del piso. Abel miró en todas direcciones pero no lo encontraba. Valeria vio al terror en sus ojos y le dijo "qué paso?" pues aún no entendía el peligro en el que se encontraban. Abel no le hizo caso y la haló por el brazo en la dirección en que él caminaba, pero al final de la calle se encontraron con dos hombres que caminaban en dirección a ellos vestidos de negro con chaquetas que parecían alas en cada paso que daban. Cuando se dio cuenta de quienes eran, se viró para caminar en dirección opuesta pero Alex estaba parado en frente de él. Abel sabía lo que iban a hacer, y ya no podían escapar y le dijo más bien implorando "no le hagan daño a ella, ella no les ha hecho nada". Alex se quitó las gafas que tenía puestas para mirar a Abel a los ojos y le dijo "ella no, pero tú sí te portaste mal y yo te doy por donde más te duele". En ese momento los tres vampiros los empezaron a atacar dejando a Abel con tantas heridas que se le hacía imposible hacer algo por Valeria, quien miraba a Alex, Pablo y Caleb con terror. Al rato llegaron a una prisión vieja en un lugar abandonado. Valeria comenzó a gritar cuando vio volando en el aire demonios que rodeaban la estructura pero Alex le dio un puño y la agunató para que no cayera al piso. Abel trató de safarse de Caleb y Pablo para atacar a Alex pero se le hizo imposible. Alex calgó a Valeria hasta dentro y a Abel prácticamente lo empujaban. Los llevaron por pasillos asquerosos llenos de ratas y cucarachas. Metieron a Abel en una celda empujándolo contra una pared, le cerraron la reja y Abel corrió contra ella tratando de arrancarla. "Ni lo intentes por que no vas a poder" le dijo Caleb sonriendo mientras Alex y Pablo llevaban a Valeria a otra celda. Alex la recostó en la cama y aunque ella no lo pudiera escuchar le dijo "descansa que mañana será una noche muy larga para ti" se fue y la encerró. Abel trató por todos los medios escaparse pero le era imposible, se tiró al piso dándose por vencido y empezó a llorar, no le importaba lo que le hicieran a él, sólo deseaba que dejaran a Valeria en paz.

Capítulo 12

Valeria se despertó al escuchar gritos aterradores de dolor, eran los gritos de Abel. Estaba desesperada quería ir en su auxilio pero le era imposible. Le amarraron las muñecas y los tobillos a una máquina que poco a poco le halaba las extremidades. Abel sentía que se le desgarraban los huesos y músculos lentamente, estaba dentro de una pesadilla de la cual aunque tratara no se podía despertar. Alex buscó su mirada y calmadamente le dijo en forma de burla "estuve buscándote todo este tiempo y por fin te encontré gracias a que recordaste nuestros días de gloria". Abel sacó lo que le quedaba de fuerza y le respondió con ojos rojos y endemoniados "maldito, hijo de la gran puta" y lo escupió. Alex se limpió el ojo en donde le cayó la saliva de Abel, lo miró y le dio un puño en la cara. Abel lo miró y, le enseñó los colmillos dando un grito que se escuchó como si fuera una bestia. Acumuló tanta rabia que tuvo fuerza para halar sus brazos y sus piernas logrando romper la máquina que lo torturaba y cayó al piso, levantándose de un brinco. Pero fue atacado por Pablo quien le golpeaba la cara con una pieza de metal de la máquina que Abel acababa de romper. Le daba con la punta, que era filosa y por cada paliza lo cortaba más. Abel cayó al piso y fue pateado más de 20 veces por Caleb. Luego Alex lo alzó por el pelo, lo tiró contra la pared, lo volvió a agarrar por el pelo y restralló su cabeza contra un espejo dejándole un pedazo de vidrio incrustado. Alex se sintió tan alegre por el sufrimiento de Abel que dio un grito diciendo "YESSS!!!!" se empezó a reir y continuó con odio en su voz "sigue sufriendo maldito desgraciado". Al no tener más fuerzas, Abel cayó al piso y con una voz débil dijo "cabrones". Pablo y Caleb levantaron a Abel por los brazos y prácticamente lo arrastraron hacia donde se dirigían siguiendo a Alex, quien proclamándose vencedor, movía las manos en el aire mientras daba pasos de baile al caminar. Lo encerraron en un cuarto lleno de ratas las cuales criaban para satisfacer sus necesidades cuando no conseguían sangre humana. Lo tiraron al piso y fue mordido por más de 100 ratas. Aún tirado en el piso, estiró su brazo derecho y agarró la rata más cercana y se alimentó sintiendo una pequeña recuperación, repitió el proceso hasta recuperar las fuerzas que le permitirían ponerse de pie. Para que las ratas no lo siguieran atacando, las fue degollando una a una, bebiendo la sangre de las más grandes. Sintió repugnancia al estar rodeado por un animal que le parecía tan asqueroso, pero tuvo que aceptarlo ya que le era imposible escaparse pues la única puerta que había era de acero. Mientras Abel se recuperaba con la ayuda de las ratas; Pablo, Caleb y Alex llevaron a Valeria a un lago cercano donde la amarraron a una roca y la tiraron al fondo para que sintiera la desesperación por la falta de aire. Lo peor es que ella no moriría pues su especie no moría por falta de aire. Abel miraba los restos de las ratas que lo rodeaban y decidió calmarse y concentrarse en Valeria. Empezó a sentir la desesperación que ella sentía al no poder respirar, y como desquisiado, nuevamente trato de escapar. Era tanta la desesperación que sentía por ella que con sus garras empezó a rayar la pared con tanta fuerza que el dedo del medio se le partió a la mitad. Pegó un grito por el dolor y empezó a llorar al no poder hacer nada por su amor. Una hora más tarde los vampiros sacaron a Valeria del lago, pero su tortura no acabó ahí, la llevaron nuevamente a aquel lugar maldito y la metieron en una caja de muerto con cientos de alacranes y cucarachas que Pablo coleccionaba. Amarraron la caja con una cadena para que ella no pudiera salir y fueron a continuar el trabajo que no habían terminado con Abel. Caleb abrió la puerta y en ese momento Abel le saltó encima para arrancarle la cabeza con sus propias manos, pero no logró su propósito, pues Pablo y Alex se lo impidieron. Nuevamente lo golpearon fuertemente y le era imposible defenderse. Lo amarraron al techo de la antigua cárcel y le pegaron con un látigo que tenía pullas de metal. Acabaron con las torturas que le harían esa noche y lo llevaron a la celda, tirándolo al piso.

Capítulo 13

"Alguien se tiene que quedar" le dijo Alex a Caleb y a Pablo. Iban a salir a alimentarse y Alex quería estar seguro de que Abel no iba a salir de donde estaba. "pues yo me quedo" dijo Pablo pensando que podría seguir torturando a Abel con siniestros castigos. Alex leyó su mente y le dijo "ni se te ocurra, él no es idiota, y aunque esté débil te atacaría". Pablo entonces le aseguro que no haría nada y les pidió que le trajeran a alguien esa noche para el también alimentarse. 30 minutos después que se fueran sus compañeros, Pablo estaba aburrido caminando de lado a lado frente a la celda de Abel. Abel leyó en su mente las ganas que tenía de seguir torturándolo y pensó que esa sería su única oportunidad de escapar y sacar a Valeria de donde se encontraba así que decidió cucarlo. "Así que tú eres la marioneta de ellos?" le dijo Abel a Pablo en forma de burla. Pablo lo miró con enojo y le respondió "A qué te refieres?" Abel se empezó a reir y luego le dijo "bueno, es que haces todo lo que te dicen, no puedes pensar por ti mismo". Esta vez Pablo tenía los ojos encendidos en llamas de fuego y le dijo "No es cierto y ahora mismo te lo demostraré" y se fue. En un minuto estaba devuelta con un bate en la mano listo para abrir la reja de la celda, pero se detuvo recordando lo que le dijo Alex. Abel se dio cuenta de que se estaba retractando y lo retó diciéndole "Tú solo vas a entrar aquí? podría matarte en un abrir y cerrar de ojos". Pablo se enfureció y abrió la celda para atacar a Abel, pero antes de poder hacer algo, Abel le había arrebatado el bate, dándole con éste hasta dejarlo prácticamente inmóvil, lo encerró y salió en busca de Valeria. Llegó hasta donde se encontraba y la sacó con facilidad. Ella estaba gritando desesperada y al verlo lo abrazó llorando pensando que por fin su pesadilla acabaría. Salieron de aquel lugar lo más rápido que pudieron, a pesar de que se encontraban débiles por todo lo que les habían hecho y por que no se habían alimentado. Caminaron por calles solitarias y frías alumbradas por la tenue luz de la luna. Valeria ya no podía más y cayó al piso llorando al recordar lo que le había ocurrido y le dijo a Abel con lágrimas recorriendo su cara "ya no puedo más, Abel por favor para un momento". Abel al verla llorar así se le quebrantó el corazón, comenzó a llorar y se arrodilló al lado de ella para abrazarla.

Capítulo 14

Didier había llegado hasta un camino enfangado, oscuro y solitario, estaba allí buscando a Abel, pues sabía que éste estaba en peligro. Sabía que se encontraba cerca y no tardaría en encontrarlo y sacarlo de la pesadilla en donde estaba atrapado. "Carajo!!!" dijo Didier molesto, después de haberse tropezado con una roca que estaba en el camino, pero que por alguna razón no vio. Calló arrodillado en el fango y estaba endemoniado pensando en el hecho de que se encontraba allí por culpa de algún idiota que no sabía en el enredo en el que se había metido. Se puso de pie y empezó a caminar aligerando su paso, pues sentía la presencia de Abel muy cerca. Llegó hasta un parque abandonado, con plantas creciendo en sus estructuras y pensó "dónde carajo esto- , Abel?!?!". Abel alzó su mirada y vio a Didier en medio de aquel lugar tenebroso, estaba enfangado. Salió corriendo en dirección a él, lo abrazó y en unos minutos empezaron a caminar en dirección a Valeria. Ella los miraba desde una esquina, se sentía alegre pues sabía quien era él y sabía que estaba allí para ayudarlos. Sus pensamientos fueron interrumpidos por Abel "Valeria, mi amor, él es Didier, el vampiro de quien te había contado". Valeria bajó su vista al piso y le dijo "si ya lo sé, hola" y sintió paz, pues sabía que ahora todo iba a estar bien. Didier leyó los pensamientos de ambos y se enfureció al ver lo que les habían hecho a ella y a su ex compañero, a quien había amado con todo su ser. "Bueno, no tenemos mucho tiempo, no tardarán en buscarlos" dijo Didier calmándose un poco. Abel sintió paz en su interior sabiendo que ya Valeria no iba a sufrir más. Abel y Valeria se quedarían en medio del camino para servir como carnada, mientras Didier se escondería a unos 100 metros para que los atacantes no advirtieran su presencia.

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Cuando Alex y Caleb llegaron a la prisión, Alex se dio cuenta de que algo estaba mal. Entró corriendo a aquel lugar rodeado de demonios, llegó a la celda donde ahora Pablo estaba prisionero. Abrió la reja y cogió a Pablo por el pelo alzándolo por el aire y le dijo "Qué carajo te dije? te dije que no intentaras nada" y lo tiro 10 metros más lejos. "Ahora párate que no pueden estar muy lejos" continuó. Los tres vampiros salieron en dirección a donde se encontraban Abel y Valeria y no tardaron en encontrarlos. Pablo y Caleb iban a salir corriendo a atacarlos pero Alex los detuvo extendiendo sus dos brazos a los lados. "Qué pasa?" le preguntó su hermano Caleb. Alex le hizo señas de que hiciera silencio, sabía y presentía que algo estaba mal, encontrarlos se les había hecho muy fácil y Abel no era tan tonto. Miró a sus alrededores pero no vio nada, todo estaba vacío, eran sólo Abel y Valeria, y el sonido del viento moviendo las hojas. Ignorando sus pensamientos le dijo a sus compañeros "está bien, no pasa nada, traíganlos". Pablo y Caleb salieron en dirección de la pareja de vampiros sentados en el piso enfangado para atacarlos. En ese momento Didier le hizo saber a Alex que estaba allí esperándolo y Alex se llenó de terror al recordar quien era él, era él quien lo había transformado a él y a su hermano, nunca había conocido un vampiro más viejo o más poderoso que él. Iba a gritarles a Pablo y a Caleb que olvidaran el asunto, pero ya era muy tarde, Didier estaba encima de él atacándolo. A Pablo y a Caleb no le salieron bien las cosas tampoco, pues cuando estaban llegando a donde Abel y Valeria estos los empezaron a atacar con rocas. Abel le dio tantas veces a Caleb con la roca que lo dejó inmóvil, entonces salió en ayuda de Valeria, quien era atacada por Pablo. Abel levantó a Pablo por la camisa tirándolo al piso al lado de un tronco viejo. Caminó a donde él, levanto el tronco y con éste empezó a darle en la barriga, luego cogió una roca y empezó a darle en la cara. Mientras Caleb se estaba recuperando, Didier, quien había atacado a Alex con una cuchilla y ahora lo arrastraba por el piso agarrándolo por el pelo. Lo llevó a donde estaba Caleb, lo levantó del piso y lo tiró encima de Caleb como si fuera un muñeco, luego los empezó a patear a los dos.

Capítulo 15

Cuando ya ninguno de los tres podía hacer nada por lo débil que se encontraban, Didier, Abel y Valeria los llevaron de vuelta a la prisión donde los amarraron y los encerraron en una celda para que no pudieran escapar. Mientras Didier y Valeria se quedaron allí vigilándolos, Abel fue a un cementerio que había visto de camino a la prisión a buscar unas cajas de muerto para ahí meter a Alex, Caleb y Pablo por una eternidad. Cuando llegó a la prisión llevó las tres cajas a donde se encontraban Didier y Valeria, luego salió en busca de materiales para poder encerrarlos por una eternidad. Había pasado una hora y Abel aún no llegaba y ya Alex, Pablo y Caleb se estaban recuperando y como Didier no podía permitir que eso pasara, abrió la celda, se acercó a ellos y aunque estaban amarrados los tres juntos, los levantó y los restralló contra la pared, hizo lo mismo otras tres veces. Los vampiros calleron al piso y Didier los empezó a patear y les hizo varias puñaladas. Los dejó tirados en el piso, volvió a salir y los encerró nuevamente. Unos minutos después llegó Abel con gruesas cadenas, utenzilios para cavar y cemento. Los tres vampiros empezaron a hacer hoyos en el suelo y 30 minutos después habían terminado. Didier entró a la celda y los levantó del piso donde aún permanecían y los sacó a empujones de la celda, dejando que Abel y Valeria les dieran su castigo. Abel tomó la pala y con ésta empezó a pegarle a Alex y a Caleb en la cabeza, por su parte, Valeria tomó el pico incrustándoselo a Pablo en la pierna, quien ahora gritaba como un demonio por el dolor que sentía y se miraba la pierna en horror. Didier calgó a Alex quien luchaba para impedir que lo metiera en la caja, pero estaba demasiado débil y se le hacía imposible defenderse, Didier repitió el proceso con Caleb y Pablo, quienes al igual que Alex se les hacía imposible pelear por su libertad. Valeria cerró las tres cajas con cadenas y candados para luego dejar a Abel meterlas en sus respectivos hoyos, y luego entre los tres los sellaron con el cemento.

Capítulo 16

Después de salir victoriosos de su infierno, Abel y Valeria se fueron con Didier para alimentarse, pues llevaban 48 horas en ayuna y necesitaban recuperar las fuerzas que aquellos demonios les habían robado con siniestros castisgos. Al otro día era la partida de Didier, quien se iba por respeto a la nueva compañera de Abel. Valeria, sintiendo el gran dolor que estremecía a su amante y a quien le había salvado la vida, les sugirió que siguieran por la vida los tres juntos como buenos amigos, amantes y compañeros. Ninguno se pudo negar a tan fascinante sugerencia y al otro día los tres partieron rumbo a Europa a comenzar una nueva vida juntos. Entre los tres había una relación de respeto, total confianza y por su gran parte apasionada.

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~~25 AÑOS DESPUES~~

En la antigua patria de Abel y Valeria hubo un terremoto de gran capacidad que destruyó, grandes monumentos, dejando a miles sin vida. La prisión donde se encontraban Pablo, Caleb y Alex enterrados se desplomó y de los escombros apareció una mano ensangrentada.

THE END

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