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Perdido en el amor

Sorry no tengo resúmen, también lo tengo en inglés

Rated: PG-13

Estatus: Va por el capítulo 3

Capítulo 1

Lourdes no podía aguantar un minuto más decidió llamarlo, aunque sabía que su hora de salida no era hasta las cinco de la tarde, tenía que tratar de convencerlo de que llegara un poco antes, después de todo cumplían dos años de novios. Abel ya había logrado hablar con su jefe, para avisarle que iba a salir dos horas antes, tenía muchas cosas que hacer, pero no le importaba, ya estaba totalmente decidido, y tan pronto dieran las tres de la tarde saldría a conseguirle el anillo perfecto. Sonó el teléfono y lo contestó deseando que fuera la mujer que amaba y no otra de las llamadas aburridas que siempre recibía preguntando sobre el software de computadora que vendía la compañía para la cual él era el vicepresidente. "Mi amor cómo te va" le dijo Lourdes al otro lado del teléfono "mi vida" le contestó Abel mientras se le dibujaba una sonrisa en los labios, y luego añadió "me va bien, lo único que estoy super ajorado, con mucho trabajo". Lourdes se desilusionó un poco y le dijo "ohhh, quiere decir que no puedes venir tempranito". A pesar de que se podía ir más temprano, Abel decidió mentirle, quería tener tiempo para comprarle el regalo y luego sorprenderla "mi amor, si te digo que tengo tanto trabajo, que creo que hoy me tienen aquí hasta las ocho de la noche". "Que injusto, yo me escapo del trabajo, y tú te tienes que quedar hasta tarde, mi amor, por favor trata de escaparte" le dijo ella intentando convencerlo, a lo que él respondió mientras miraba por la ventana "voy a tratar, pero no te prometo nada". "Ok, te amo baby" le dijo Lourdes bastante complacida con la contestación que su novio le había dado. "Yo también te amo, te veo orita" dijo Abel y luego colgó el teléfono. Ya eran las tres de la tarde, y Abel empezó a recoger su escritorio para irse, estaba guardando unos documentos en unas carpetas y en eso su jefe pasó por su oficina y tocando la puerta le dijo "se puede?" Abel alzó su mirada y en forma de broma le dijo "claro, después que no me tenga que quedar más tiempo". Didier se sentó en una silla que estaba frente al escritorio de Abel y le dijo "Tú eres mi mejor amigo, pero el trabajo es el trabajo y aunque odie hacer esto, Abel te necesito a más tardar el lunes en Arizona para buscar los contratos que se firmaron allí." Abel se enfadó un poco por que ya había quedado con su amigo en que tomaría vacaciones hasta la otra semana y le dijo "por qué no puedes ir tú, se supone que hoy empieze mi tiempo de vacaciones". "Lo sé, pero es una emergencia, hay que buscarlos el lunes sin falta, y yo no puedo ir por que sabes que el lunes se firma un contrato nuevo" le contestó Didier con un poco de pena por que le estaba dañando las vacaciones a su mejor amigo. Un poco irritado y buscando no tener que ir, Abel le dijo "Por qué no puede ir otra persona, tú sabes que yo le prometí a Lourdes que iría con ella a casa de sus papás". "Cómo que por qué... tú eres el vicepresidente de esta compañía, tú sabes que no te lo pediría si no fuera una emergencia" le contestó Didier para convencerlo ya de que tendría que ir y luego añadió "mira haz esto y luego te tomas más tiempo de vacaciones". A lo que Abel le respondió cogiendo sus cosas y saliendo de la oficina un poco molesto "es que me voy a tomar más tiempo de vacaciones después de esto, hablamos después". Abel salió directo a una joyería donde ya había visto un anillo que estaba seguro que a Lourdes le encantaría, era con una piedra en forma de corazón que resplandesía con la luz y tenía un color como rosado, estaba rodeada de bellos y pequeños diamantes. Tan pronto entró se la pidió al joyero y pidió que le tallara en la parte de adentro "Te amo". Después de un rato el anillo ya estaba listo, y muy contento se fue a comprarle un ramo de rosas blancas, ya que esa era la flor favorita de su novia.

Lourdes estaba tan contenta que ya se había arreglado para cuando Abel llegara aunque sabía que alomejor se iba a tradar bastante pues él le dijo que tenía mucho trabajo que hacer. Estaba pensando que hacer de cenar, pero pensó que alomejor sería mejor salir a algún lugar romántico a celebrar, decidió llamarlo de nuevo para tratar de ajorarlo un poco y en el mismo instante en que levantó el teléfono para marcar él entró por la puerta. Tan pronto lo vio volvió a colgar el teléfono y contenta corrió donde él para saludarlo, prácticamente le saltó encima para llenarlo de besos y abrazos. "Mi amor" le decía ella entre besos y Abel sólo se reía por la manera en que ella lo estaba saludando, y entre risas la calgó y la llevó al sofá donde la comenzó a besar suave y apasionadamente mientras le decía "te amo". "Mi amor, me voy a bañar para refrescarme" le dijo Abel levantándose del sofá y caminando hacia el cuarto donde escondió la cajita del anillo y rápidamente se metió en el baño a darse un duchaso. Salió del baño, se vistió y fue a donde su novia, quien ponía las rosas blancas en un jarrón de cristal, la cogió por la cintura y le besó el cuello para luego decirle "mi amor, vamos a quedarnos aquí sí?" a lo que ella le respondió "sí mi amor, esta noche va a ser inolvidable". Abel le sonrió con ternura, le acarició la quijada y le dijo "bueno, mi amor, pues yo quiero hacer la comida" Lourdes se pasó la lengua por los labios y le dijo "mmm... que rico, pues yo voy arreglar esto bien romántico". Mientras Abel cocinaba su especialidad, que era la lasagna; Lourdes llenaba el comedor de velas blancas y rojas, le puso un mantel rojo a la mesa para simbolizar la pasión y luego le puso encima petálos blancos de dos de las rosas que Abel le trajo. Ya estaba todo listo y servido en la mesa, así que Abel abrió la botella de vino y sirvió un poco en dos copas. Luego se sentaron muy cerquita a comer mientras se miraban con ternura, se regalaban suaves caricias y suaves besos. Terminaron de comer y mientras Lourdes buscaba el regalo que le había conseguido a Abel, él buscaba el anillo, se lo guardó en el bolsillo y salió a la sala nuevamente cogiendo una de las rosas en la mano. Lourdes besó tiernamente a Abel, le entregó una cajita y le dijo "mi amor espero que te guste" Abel la abrió y era un reloj marca rado "mi amor, me encanta gracias!" le dijo Abel con una sonrisa y luego la besó en la frente. "Pero eso no es lo mejor, mira lo que dice aquí" Lourdes le enseño lo que había mandado a tallar; decía "Abel te amo, Lourdes". "Gracias mi ángel, me encanta, pero ahora va mi regalo" le dijo Abel metiendo su mano en el bolsillo de su pantalón para sacar la cajita y arródillandose en el piso. Lourdes ya imaginaba lo que Abel estaba a punto de hacer y con ojos cristalinos por la emoción que sentía le acarició la cara. "Por esas caricias que tú me das es que yo se lo mucho que me amas, y por esas caricias, por todo lo que me amas, y por lo feliz que me haces es que yo te amo a ti, por favor, Lourdes acéptame como tu esposo y cásate conmigo" le dijo Abel con una sonrisa que le iluminaba la cara. Lourdes lo abrazó fuertemente y luego de besarlo con ternura le dijo "claro mi amor, eso es lo más que deseo, te amo".

Capítulo 2

Ese mismo sábado tomaron un avión para llegar a casa de los padres de Lourdes. Habían pasado una velada bonita y agradable, Lourdes se encargó de dar la noticia de que se casarían y a sus padres se les notaba la alegría, pues sabían que Abel era un hombre bueno y responsable y la haría feliz. Al otro día Abel se tuvo que ir ya que había decidido en vez de irse en avión, irse en carro para darse el paseo y además nunca le había gustado viajar en avión. "Bueno mi amor, ya me tengo que ir, te llamaré tan pronto llegue al hotel" le dijo Abel cogiendo un bulto con su ropa. "Por favor papi, no te vallas, tengo un mal presentimiento" le dijo Lourdes agarrándole la mano, él le acarició la cara con ternura, le sonrió y le dijo "Lourdes, siempre tienes un mal presentimiento cada vez que me tengo que ir por unos días, chica tú sabes que es mi trabajo, regreso en dos días, además tan pronto llegue al hotel esta noche, te llamo, voy a estar bien". Ella le puso las manos en los hombros y mirándolo a los ojos le dijo "sí, sí ya se, pero prométeme que no se te va a olvidar llamarme" él le besó la nariz y le dijo "claro, mi amor, te lo prometo, te amo, te veo el martes". Se besaron y Abel se montó en el carro alquilado y lo arrancó mientras le decía adios con la mano. Llevaba varias horas guiando y se sentía agotado y con hambre, así que paró en un pequeño restaurante que también era una gasolinera que había a mitad de camino. Luego de llenar el tanque entró al restaurante y se ordenó un emparedado bastante grande y pidió uno adicional para comerlo en el camino por si le daba hambre, fue al baño y al salir sacó su cartera de su bolsillo, pagó la cuenta y al entrar al carro, tiró su cartera en el bulto que traía con sus cosas. Ya estaba listo para seguir su trayecto y cuando se iba a ir, al otro lado de la carretera había un muchacho un poco más joven que él con un cartel que decía Arizona. Como Abel iba para allá y el viaje se le estaba haciendo un poco aburrido decidió ofrecerle llevarlo. Paró el carro frente al muchacho y antes de que se montara, puso su bulto en el asiento de atrás. "Gracias, mucho gusto soy Alberto" le dijo el muchacho extendiéndole la mano "mucho gusto, soy Abel" le dijo saludándolo. El muchacho se parecía mucho a Abel, eran de la misma estatura, tenían la misma edad, los mismos ojos y muchas cosas en común por lo que el viaje a Abel ya no se le hacía aburrido. Lo único que no tenían en común, era que Alberto no tenía a nadie, ya que su padre con quien vivía y era su única familia había muerto varios meses antes. Ya era la una de la mañana, Alberto estaba dormido, y Abel estaba tratando de no quedarse dormido, la carretera estaba super solitaria y oscura, así que puso un poco de música para no quedarse dormido y siguió conduciendo. Al cabo de una hora más tarde, Abel notó que afuera el viento estaba más violento, así que subió las ventanas y siguió conduciendo mientras veía que afuera la tierra se estaba moviendo mucho por el viento feroz que había. Sin darse cuenta había quedado atrapado en una tormenta de tierra y la visibilidad poco a poco le iba disminuyendo, bajó la velocidad a la que conducía y en vez de parar el carro, como debía hacer, siguió conduciendo con dificultad y como todo estaba tan oscuro y no veía casi por la ventolera de tierra que había, no se dio cuenta que no estaba en el camino correcto y antes de poder hacer algo, el carro calló por un risco y al chocar el piso, calló volcado, Alberto murió por el impacto mientras que Abel se golpeó gravemente quedando inconciente y al cabo de unos minutos el carro explotó.

Capítulo 3

Lourdes no paraba de llorar, estaba muy nerviosa y angustiada, para nada se despegaba del teléfono mientras se comía las uñas, un hábito que tenía desde pequeña, y no podía evitar cada vez que se encontraba en ese estado. Su madre para tratar de calmarla un poco le dijo "Lourdes cálmate, descansa un poco, él estará bi-" "cómo rayos quieres que me calme o que descanse, si no aparece, no ha llegado al hotel y ya son las 5:30 de la mañana, se supone que estuviera allí hace dos horas" le dijo ella con lágrimas en los ojos. Su padre acababa de salir de la cocina con un té de hierbas que le había preparado y le dijo "mi amor ya no llores más, mira bébete esto, para que te tranquilices" a lo que ella contestó un poco más alterada "no quiero nada, que no entienden, que no me voy a calmar hasta que Abel no aparezca, no quiero nada, sólo quiero que me llame ya!!" Sus padres decidieron dejarla sola, sabían que eso era lo que ella quería en esos momentos, ya ella se había encargado de llamar a todo el mundo, tratando de tener noticias de él, pero nadie sabía nada, y estaba ansiosa esperando aunque fuera una llamada de algún hospital o cuartel de policía con noticias de su prometido, y lo más que deseaba en esos momentos era que esa noticia que le dieran no fuera una triste y desagradable.

Se había quedado dormida con el teléfono a su lado y los ojos hinchados, eran las 11:30 de la mañana y despertó con el sonido del teléfono y deseando que fuera Abel lo contestó "Abel?!?!" Al otro lado era la voz de un señor, era el padre de Abel con un nudo en la garganta "no Lourdes, es Ray". Ella podía notar que estaba llorando y con lágrimas en los ojos lo bombardeo con preguntas esperanzadas "por favor dime que está bien, dime que acabas de hablar con él!!" El padre de Abel iba a comenzar a explicarle mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas, pero Lourdes estaba tan desesperada que no lo dejó ni comenzar mientras le gritaba y lloraba al teléfono "Dime que pasó, dónde está?" Había perdido las piernas en las piernas y estaba en el piso gritando descontrolada entre lágrimas, así que su padre le quitó el teléfono de las manos para ver que había ocurrido mientras su madre la trataba de consolar.

Marcos, el padre de Lourdes, ya había recivido la mala noticia y ahora tenía que buscar la manera más sutil de decirle a su hija que Abel había tenido un accidente en medio del camino y había muerto quemado en el carro. Al principio, Lourdes se negaba a aceptar que Abel hubiera muerto, pero lo tuvo que aceptar tal y como lo habían hecho todos los demás. Sabía que tenía que seguir viviendo a pesar del dolor que le causaba el haber perdido quien ella pensaba sería su amor eterno. Didier había sido el mejor amigo de Abel desde pequeño; quería recordar momentos alegres que había vivido con su mejor amigo para olvidar el dolor y sonreir un rato. Se acercó a Lourdes, pues sabía que ella estaba tan o más triste que él y luego de darle el pésame le invitó a tomarse algo después que salieran de allí. Ella aceptó y luego de que se terminara el funeral partieron a un café que quedaba cerca del cementerio.

Continuará

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