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Un día que San Agustín, violentamente agitado por las vacilaciones que precedieron a su conversión, se había refugiado en un bosquecillo para meditar, oyó una voz que pronunciaba estas palabras: Tolle lege. Mirando entonces un libro que leía su amigo Alipio leyó una epístola de San Pablo, que decidió su conversión. (Pequeño Larousse Ilustrado, por Miguel de Toro y Gisbert. Buenos Aires, Argentina: Editorial Larousse, 1964, p. xv.) |
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Dr.
Cirilo Toro Vargas
Publicado en el Internet: 8 de agosto de 2001. Revisión: 17 de febrero de 2009. |