Manual del Perfecto Músico Idiota Latinoamericano o Hispano: El caso Colón-Estefan. Parte I


Por JAQO
Miami, Florida

Un comunicado de Prensa Asociada, del pasado 16 de septiembre, recalcó varios comentarios de Mr. Willie Colón, un renombrado icono cultural y aspirante a político, que aseveran que el Grammy Latino era un muestrario para los intereses del exilio cubano. “El Malo” sirve este novelón con abundantes porciones de conspiraciones entre el dúo dinámico de Gloria y Emilio Estefan, junto a infinidad de cómplices corporativos internacionales y una variedad de cubanos. Suena a trama digna de HBO, algo así como “The Sopranos Go Latin”.

Declaraciones que, de igual manera, podrían servir de base a un guión para un episodio de los Simpsons, incluyen alegaciones de que hay una estrategia para cubanizar o miamizar todas las industrias musicales hispanas y latinoamericanas. Se asume que los otrora patrones de Willie en Sony son los líderes de este Colectivo Violador Musical Cubano del Sur de la Florida. También se dice que los antedichos ejecutivos han alienado la carrera del Sr. Colón por la politización de su arte y su vida.

A pesar de los méritos que puedan tener estos reclamos, que muchos cuestionarían por su estrechez intelectual, la naturaleza de estos asuntos es demasiado caótica como para reducirse al populismo barato que tanto le gusta al “Sr. Che Che Colé”. En lugar de las ya sobradas y manidas estrategias tercermundistas victimarias, separatistas y de tendencia al mantengo gubernamental, a los hispanos les hace mucha falta la precisión analítica y una vacuna contra los populismos mezquinos. El Sr. Colón termina haciendo eco, en sus esfuerzos por imponerse por cuenta propia como otro guardián más de los supuestos mejores intereses culturales del pueblo, del análisis regurgitado y sospechoso que apuntala esa herencia pseudo-letrada. Por ende aquí encontrará otra sazón para darle sabor a la desabrida busca por el Cuco Corporativo en la cual están neuróticamente envueltos Willie y otros que piensan de forma parecida. Sazónelo según su gusto y recuerde que raro es aquél que no se convierte en aquello que critica...

Hay ejecutivos a todo nivel de la industria discográfica que, por muchas razones, prefieren no apoyar la politización del mercado musical. Sin embargo, sus razones no son tan obvias como algunos creen. Algunos de los anónimos ejecutivos, que probablemente no son exclusivamente cubanos o hispanos, rechazan vehementemente esos menesteres y sería iluso pensar que otros no suprimen los susodichos materiales. Muchos intérpretes, compositores, músicos y productores, incluyendo a Willie Colón mismo, podrían citar nombres y ocasiones en particular, donde se ignoró o persiguió alguna labor musical de obvia naturaleza política.

En verdad, esa situación no debería sorprender a nadie ya que no es singular en ninguno de los mercados discográficos norte americanos o internacionales; mucho menos en la médula de las industrias brasileñas y la latina, y ni siquiera entre las casas disqueras supuestamente independientes. Dicho de otra manera, vigilar el contenido de un producto grabado no es dominio exclusivo de nadie, muy a pesar de lo político, ya que lo mismo podría decirse en cuanto a su contenido ético, moral o religioso. Asimismo, esto no es un secreto tipo X Files que el público desconoce. Cualquier persona con siquiera el conocimiento más pedestre de los asuntos económicos sabría esto, así como comprendería su lógica intrínseca dentro del único sistema financiero del mundo que funciona: el capitalismo. Willie Colón lo conoce muy bien y no puede afirmar que marcha por encima del mismo. De todas maneras, nadie puede hacerlo...

El material musical de perfil político, generalmente hablando, representa escaso potencial económico y no tiene mucha duración, sin tomar en cuenta algunas excepciones significativas. Por lo demás, la mayoría de la gente, por muchas razones, no quieren pasar su poco tiempo libre para el placer auditivo concentrándose en asuntos políticos. Por ejemplo, ¿a quién estamos tratando de tomarle el pelo cuando pretendemos que la agonizante guiada diaria al trabajo debe invertirse escuchando grabaciones ideológicas de panegíricos y sus correspondientes lamentos? Por otro lado, si la trillada idea de que en Puerto Rico el grueso de los clientes salseros contemporáneos son mujeres, ¿acaso decimos que la porción más grande del mercado de la Salsa mejoraría de añadirse más lírica activista y política? Bendito nene... Las mujeres puertorriqueñas, al parecer justamente igual que el resto de la audiencia mundial de la Salsa, están más interesadas en el amor. Reitero que la simple verdad es que las obras musicales politizadas representan una inversión riesgosa, con repercusiones adversas que trascienden la venta de discos compactos. La inmensa mayoría de los que van a cualquier fiesta salsera no quieren escuchar política, ni activismo cultural, ni pagan entrada a las funciones para ser objetos de lecciones políticas salsificadas. Es extraño encontrarse a un hombre que asista a una reunión social de esa índole que no ande tras un buen rato y una deliciosa jeva. Quizás podemos ilustrar el punto mejor usando una reciente presentación de Willie en Miami. El Sr. “Lo mato si no compra este LP,” se enfrascó en una de sus diatribas políticas en medio de su presentación mientras la audiencia, en su mayoría puertorriqueña, esperaba ansiosa a que se callara y dejar que Víctor Manuelle subiera a hacer lo suyo. Por supuesto, siempre anda revoloteando por ahí el asuntito de la veracidad de cualquier afirmación de índole política que Willie jamás haya hecho bajo cualquier medio, grabado o no. Sin embargo, ese tema pica y se extiende y aquí no lo podemos tocar.

Ya que las reglas económicas y políticas de la industria discográfica son relativamente claras, ¿por qué tal resentimiento estratégicamente público? Las prácticas corruptas y reaccionarias de la gente del Grammy Latino no difieren mucho del apoyo logístico que se le diera a “Mr. Tiburón” a través de toda su carrera. Su despegue lo apoyó la simpatía por el mercado puertorriqueño que lucía Jerry Masucci, luego se acostó con Sony misma, pasando por el solar de Fonovisa, que tiene poco de inocente, jadeándose al final con una producción mexicana titulada “Demasiado Corazón”. Todavía hay que determinar el alcance de los intereses personales y económicos de Willie en sus negocios en México. El mismo día que salieran a la luz pública sus comentarios, el “El Nuevo Día”, principal diario puertorriqueño, tenía titulares celebrando la marcada presencia boricua entre los nominados al antedicho premio y también se comentaba que Willie iba de camino a Colombia para algunas presentaciones. Bastante irónico, ¿cierto?

Willie, broder, por favor... La rutinaria complejidad, tanto de la industria del entretenimiento como la musical, no te resulta nada misteriosa. En verdad estás llamando al consabido lobo del cuento. ¿Por qué emperrarse con el Grammy? Cualquier persona con dos dedos de frente los reconoce y los usa tal y como son: una herramienta publicitaria y comercial. Los “premios” musicales en Puerto Rico, por ejemplo, le cobran la estatuilla o placa misma a los nominados según la respectiva fachada que haya erigido algún productor para producir capital a través de un segmento televisado. Estos productos requieren mucha inversión con excelente potencial expansionista que debe, pero no puede lograrse mediante algún apparatchik musical o comisaría cultural. Aunque resulte difícil tragárselo, un programa resaltando a Elvis Crespo, Christina Aguilera, Mark Anthony, Britney Spears, Ricky Martin con Santana y Jennifer López, beneficia un segmento mayor de la población, mejora las ventas y abre otros mercados; empero un programa que premie a Roy Brown, Totó la Momposina, Andrés Jiménez, Mercedes Sosa y Jane Bunnett, no tiene el mismo peso. Willie, tú sabes mejor que nadie que los premios musicales son comerciales prácticamente pagos, ¿por qué no tratarlos como tales? Digo, esa me parece una sugerencia concreta ante tus objeciones a la política y el comportamiento de la industria en la cual te criaste. ¿Por qué tanto aguaje? ¿Por qué no le sacas los pañitos a la industria para que todo el mundo los vea? Podrías ser el paladín anti-payola de la industria, crear el tipo de premio musical ajustado a tu horizonte ideológico y lograr que produzca el capital necesario para que sea internacionalmente rentable, entre tanto implementas tus portes públicos en todos tus negocios personales y las tentativas ambiciones políticas, mostrando así su valor real. Entre tanto, lo demás es puro cuento.


Sin Pelos en la Lengua