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VERSION ORIGINAL REEMPLAZADA POR ANOREXI2

BULIMIA Y ANOREXIA CULTURALES

Por Ricardo E. Polo

Hace un tiempo, el Director de la revista NUEVA ETAPA me urgía la entrega de la columna por medio de la cual mes a mes podía comunicarme con nuestros lectores.

Esgrimiendo algunos pretextos relacionados con el tiempo material que me lleva redactarla, fui dilatando su entrega hasta que ya no hubo posibilidad alguna de postergarla.

Pero, ¿cuál era la verdad? ¿Cuál la razón que me impedía cumplir con el compromiso adquirido?

Llevo muchos años en esta vocación que es el periodismo. Si bien las definiciones que se escuchan sobre él dicen que es un oficio, una profesión y exagerando un poco, hasta un apostolado, lo cierto es que yo creo que es simplemente una vocación.

El periodista nace, como se nace poeta. En ambos casos existe la inspiración. Todo lo demás, las especializaciones fundamentalmente, son cosa de la formación voluntaria, de los conocimientos adquiridos, del perfeccionamiento que se asuma.

Esta forma de vida nos permite conocer gente. Mucha gente. Y ese conocimiento, que uno procura asimilar para formarse una opinión, a través del tiempo constituye la experiencia, que se aquilata como "la caracterología" de los distintos individuos con los que nos tenemos que relacionar.

Y subrayando precisamente esa caracterología y de qué manera influye en cada uno de nosotros, pensé que serían útiles algunas reflexiones para nuestros lectores.

Va de suyo que nada de lo que aquí se diga, tendrá otro valor que aquél que surge de la propia experiencia, por lo que su validez queda condicionada, precisamente, al criterio del lector.

BULIMIA Y ANOREXIA

Resultado del querer ser delgadas como las modelos de moda, tanto una como otra afectan a una significativa porción de nuestras adolescentes, jóvenes y hasta veteranas féminas.

Los medios de difusión recogen diariamente los "casos" más destacables y trágicos, al par que médicos, psicólogos y hasta sociólogos, alertan sobre la gravedad de ambas afecciones, cuya particularidad es que las dos son actos voluntarios y consecuencia de la propia decisión del paciente. En ambos casos, son el resultado de una apreciación de la realidad, en medio de la cual se encuentra el cuerpo, la figura, "el físico", que adquiere preeminencia por sobre todo otro valor inherente a la condición humana.

Pero, pregunto, ¿la Bulimia y la Anorexia, son en sí mismas afecciones inmediatas al "modelo" de persona que tiene posibilidades ciertas de desarrollarse, proyectarse, triunfar en el mundo actual?

Para lograr el objetivo, ¿cómo es que se llega a tales padecimientos, si admitimos que quienes son sus víctimas deben ser personas que "piensan?"

Y allí está el tema. Porque Bulimia y Anorexia, tienen íntima relación con la cultura, con la formación, con el conocimiento... del que carecen aquellos que las padecen, aún cuando no pueda decirse de ellos que sean iletrados.

Creo que uno de los dramas más significativos de los tiempos que nos tocan vivir, es el de la incultura. Si bien es cierto que el vocablo tiene muchas definiciones, es significativamente grave el hecho de las tremendas diferencias que existen en el ámbito cultural, entre los que "saben" y los que simplemente no.

Hubo tiempos en los que la "ignorancia" era la calificación para denostar a los iletrados. Hoy los ignorantes no tan solo son, sino que ni siquiera lo saben. Tener conciencia de la propia ignorancia, es probablemente un mérito de los preocupados en saber. Han sido en este Siglo muy perversas las motivaciones que han llevado a minimizar la difusión de los conocimientos.

Aún cuando los medios masivos de difusión parecieran incrementar la propagación del saber a millones de personas, apenas nos damos cuenta de los tremendos cambios generacionales y selectivos, que se han dado en la difusión de la cultura. Y de qué manera se ha reducido la amplitud de la onda, que debiera abarcar a mas individualidades.

La problemática de la "enseñanza" en los países periféricos o "en desarrollo", incluye el factor "presupuesto", que los gobiernos destinan a la "educación" cuando administran sus Estados. Los conflictos y sus formas similares -que no nos son ajenos, "programas" o "carpas" mediante- inducen a pensar en extraños propósitos. A los escasos recursos destinados a la denominada "educación", se suman la esterilidad de los reclamos, la inutilidad de los diálogos y las problemáticas salariales que menoscaban la continuidad de los períodos lectivos, por medidas de fuerza de los docentes.

Tras esa escenificación de la realidad, emerge una verdad de la que no es posible evadirse: "el poder" carece de interés en la propagación masiva del conocimiento. Los gobernantes no funcionan en consonancia a las necesidades de los Estados que administran. Y los ciudadanos que "creen" ser tales, no advierten de qué manera, como diría José Ingenieros o tal vez don Alfredo Palacios, se los "avasalla".

Muchos interpretarán ese término, como lo es en estos tiempos de carencias idealistas (y no digo adrede ideológicas, para no ser mal entendido), algo así como ser "vulnerados"... en sus derechos.

Pero no. Lo utilizo en su verdadera y cruda acepción: avasallar -"Someter a obediencia. Hacer súbdito o vasallo de algún rey o señor. Dejarse dominar por el que tiene poder o valimiento".....

Tan simple y grave es el tema.

¿No es acaso en nuestro tiempo mas que suspicacia, el pensar que "ciudadano", sutilmente pareciera ser homónimo de "votante" y en cuanto a tales derechos, algo sospechosamente emparentado a la condición de "vasallo", a semejanza de su "disfrute" por quienes habitaban nuestro suelo antes, por ejemplo, a la Asamblea del año XIII?

Asombra en estos días advertir de qué manera al común de los ciudadanos, se les suman egresados con título secundario y hasta universitario, con evidencias claras de carencias culturales e informativas. Y no resulta extraño escuchar que lo de "la cultura general" es accesorio a las necesidades derivadas de sus profesiones. He comprobado con asombro, que muchísimos de ellos carecen de cultura literaria; ignoran autores clásicos o aquellos tradicionalmente leídos por sus mayores en narrativa, cuento, poesía u opinión. Y muchos de ellos, logran citar frases de "muletilla", de autores que nunca han leído.

Y puedo afirmar que hasta la lectura de los diarios resulta ser precaria, en algunos casos invocando razones de "economía" y otras por haberse reemplazado la meditación sobre la noticia o la información, por el fugaz pantallazo del noticiero-show, que invade mediáticamente nuestros hogares. Mas allá del "cholulismo" entre quienes pugnan por mostrarse y el de quienes lo consumen, está el fenómeno de lo efímero, que impone tal ámbito difusional.

No se asombre el lector. Conozco "licenciados", "doctores" y otros universitarios con título habilitante, que jamás leyeron ni a Emilio Salgari, ni a Julio Verne, ni Alejandro Dumas, ni Victor Hugo; ni saben quiénes fueron Alejandro Korn, José Ingenieros, Lisandro de la Torre, o el mismísimo Mariano Moreno. Y en lo autóctono, del "Martín Fierro" saben, además de la primera estrofa, que su autor, José Hernández..., tal vez fue un "gaucho" leído y "de primaria completa."

Dramáticamente cierto. Y hasta existe un lenguaje apropiado para quienes militan en esas categorías "bulímicas y anoréxicas" de la cultura, utilizado tan hábilmente, que interlocutores menos avisados pueden creer a pie juntillas que están hablando con un hombre culto, con una persona "leída"...

Probablemente en tiempos de Aristóteles, Platón o Zenón de Elea, (no me obliguen a citar a Sócrates...) cualquiera de ellos podía ser considerado "un hombre sabio", en razón de sus "muchos" conocimientos que procuraban propagar, sumados a los que por su genio generaban ellos mismos. Siempre ha sido, que un "hombre sabio" es aquél que al comunicar lo que aprendió y sabe, transmite a los demás el "conocimiento". Y ese conocimiento es el que sumado y multiplicado, constituye la cultura.

Seamos prácticos. Definamos "cultura": Instrucción, sabiduría resultante de haber ejercido el hombre su entendimiento en cultivar los conocimientos... ¿Pero de qué manera se ha sometido al hombre al "vasallaje", a través de la Historia?

Sencillamente alejándolo de los muros del Templo de la Sabiduría.

¿Cuáles son esos muros? ¿Y cuál es ese Templo? ¿Un gran edificio, acaso, dentro del cuál se rinde culto al Dios del Saber?

No. Para nada. Esa figura literaria utilizada para definir el ámbito interior de nuestra humana condición intelectual, es simplemente lo que sabemos, lo que logramos aprehender, si nuestra intención es consolidarnos como personas.

La Bulimia y la Anorexia que hoy afligen a un vasto sector de lo que va quedando de la familia, es el resultado del "consumismo publicitario", que incursiona en los misterios del culto hedonista de las formas y no del contenido.

Drama para médicos o psicólogos, suma de sintomatologías fruto de la perversidad de un modelo que tarde o temprano, seguramente y víctimas mediante, cambiará las medidas y el peso de la estética femenina.

Pero si la Bulimia o la Anorexia constituyen hoy un aspecto definido de las formas que adopta la conducta para alcanzar estereotipos, en su acepción de repetir gestos en forma involuntaria y sin sazón, esta nota pretende extender por análogas, ambas afecciones a la cultura. Pues los muchos que padecen su ausencia, expresan similares sintomatologías...

A nadie escapa el repetido reclamo de ciertos corifeos, por la ausencia de lecturas. El libro pareciera ir en camino de concretar la profecía del Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Y quizás algunos pocos sobrevivientes un día repetirán aquel diálogo entre el viejo Faber, que intentaba no solo salvar los libros de la quemazón, sino imprimirlos, lanzarlos nuevamente para que no se convirtieran en el humo que "la sociedad globalizada" exigía. Ese diálogo, se producía con el bombero Montang después de su trágica confesión: Necesito aprender.

-Faber : ¿ Tiene Usted algún dinero. ?

-Montang : Alguno. Cuatrocientos, quinientos dólares. ¿Por qué.?

-Faber: Tráigalo. Conozco un hombre que imprimía el periódico del Colegio hace medio siglo. Fue en el año que llegué a clase, al comenzar el nuevo semestre, y descubrí que en el curso de Drama -de Esquilo a O'Neill- solo se había inscripto un alumno. ¿Vé? Era como una hermosa estatua de hielo que se derritiese al sol. Recuerdo que los periódicos morían como enormes mariposas. Nadie deseaba volverlos a ver. Nadie los echó de menos. Y entonces el gobierno, comprendiendo que reducir el tema de las lecturas a labios apasionados y puñetazos en el estómago era muy ventajoso, completó el círculo con sus tragallamas. Pues bien, Montang, ahí está ese impresor desocupado. Comenzaremos con unos pocos libros, y esperaremos a que la guerra destruya el orden actual y nos dé el impulso que falta. Unas pocas bombas, y "las familias" de todos los muros, como ratones arlequines, !callarán para siempre...! En el silencio, quizá alguien oiga nuestro murmullo....

Sigue el diálogo durante el cual el bombero Montang pensaba, apenas una semana antes: !Qué divertido era quemar libros! A causa del "orden" establecido. Y es entonces cuando el viejo Faber le dice:

Los que no construyen deben quemar. Es algo tan viejo como la historia y la delincuencia juvenil...

 

Ese libro cayó en mis manos en 1958, como logré incautarme del 1980 de George Orwell luego y caer en las páginas de Ridder Hagard o asombrarme en mi profesión, de cómo se cumplen las profecías de tantos novelistas, ensayistas o delirantes, que pusieron su fe en la palabra escrita.

Me conmueve pensar en la Bulimia y Anorexia a la que están sometidas, por ejemplo, esas multitudes de adolescentes y jóvenes que manifiestan su "protesta", por verse impedidos del delirante in crescendo de sus Redonditos de Ricota. La misma sensación me causa los medios que destinan cámaras, columnistas y reporteros, para "informar" sobre las repercusiones de tamaña tontería, relacionándola con limitaciones a la libertad de expresión. No exageremos en las susceptibilidades, pues podrá ocurrirnos lo del pastor y el Lobo... Aunque "las cosas que veredes, Sancho" nos han quitado hasta el asombro, cuidemos de proponer la necesidad de un buen libro y no la solidaridad al ruido...

Y entre todas las incongruencias que la Bulimia y la Anorexia culturales producen apenas a tres años del Siglo XXI, quedan grabadas en mi las palabras de Pedro Iribarren en su editorial del número anterior, cuando sostiene que la capacidad de asombro constituye un acto reflexivo de nuestro interior. Y advierte del peligro de su ausencia para nuestra propia identidad.

II

En diciembre de 1961 llegaba a mi escritorio en el diario Crítica un libro titulado El Universo regido por la Ley de Sustentación, de un para mi desconocido autor, llamado Rafael Silverio Cañamaque. En la presentación del libro, Pedro José Cohucelo destaca la convicción con la que el autor desarrolla su teoría sobre el Cosmos. Y dice, "A las cosas del cielo ha de irse con el alma transparente de los niños, también con la magna serenidad del fuego y la luz de los profetas."

Dediqué en aquellos días un tiempo para leer las 76 páginas de una sencilla pero revolucionaria teoría. Reconozco que me fue sugestiva e interesante. Pero rescato, aún hoy, 36 años después, estas frases que me sorprendieron sobremanera:

La luz es como el pensamiento, que para llegar no tiene mas que brillar. El pensamiento es el alma de nuestra vida y la luz es el alma de la materia y así como la materia ocupa el espacio del volumen de la masa, puede cambiar de lugar porque tiene un campo de traslación mientras la luz es inamovible, porque llena todos los espacios que se le enfrentan, con sus reflejos intangibles..., La luz es sólo un destello de la materia que llena todo el Universo y que no se apagará jamás porque es eterna, pues la oscuridad es solo una pantalla tras la cual se esconde la existencia.

 

 

Había prometido al Director una columna que tuviera contenido intangible. No sé si he logrado mi objetivo, pues sería presuntuoso pensar que aquello que se sustenta en el propio criterio, tuviera que ser intangible. Pero creer que el conocimiento, la formación, la educación, la instrucción y la cultura que de ellos dimanan, surgirán como consecuencia de la mediatización de los medios; La farandulización de las costumbres; la frivolidad de los "exitosos del modelo" o las cotidianas corrupciones de la masividad consumista; es simplemente padecer Bulimia y Anorexia culturales, que denotan una clara predisposición hacia el éxtasis de supina estupidez, que nos ofrece el modelo consumista.

Y lo grave, es que los cenáculos en los que pareciera reinar un llamémoslo así, sofisticado refinamiento, campea la frivolidad de quienes han aprendido a utilizar el lenguaje de que hablamos al principio de esta nota.

 

Se salvan los que aún leen. Los que no escuchan el canto sirenaico de los bet sellers, tan en boga en la fragilidad intelectual de nuestro tiempo.

Muchos interrogantes se nos plantean, frente a una realidad que nos sobrepasa. Los estereotipos que la "globalización" crea, son como aquellos "ejecutivos" del maletín negro: fueron reemplazados por los "juppies"..., que ahora serán, pese a ellos, también otros "excluidos" del modelo.

Sin embargo, no puedo menos que apropiarme de lo que Erasmo de Rotterdam, dijo en su Elogio de la Locura (en realidad el título verdadero es Elogio de la Necedad y mi referencia está en el capítulo XXXII, Elogio de la Ignorancia): "No es posible decir que sea deplorable aquello que se deriva de la propia naturaleza del ser, a menos que se crea que hay que compadecer al hombre porque no puede volar como las aves, ni andar en cuatro patas como el toro. Por el mismo motivo se podría decir que un hermoso caballo es desdichado porque no conoce la Gramática ni come pasteles, y que también lo es el toro porque no puede hacer gimnasia. Por consiguiente, del mismo modo que el caballo no es desgraciado porque desconozca la Gramática, así el hombre tampoco lo es porque sea necio, puesto que la necedad hallase conforme con su naturaleza."

Para finalizar esta nota, que escribí apremiado por el tiempo de un Director exigente, me remitiré a un párrafo que Erasmo escribe a Tomas Moro, sobre el tema del libro citado: "... Porque, así como no hay nada más tonto que tratar las cosas serias de una manera frívola, del mismo modo nada hay mas divertido como tratar de un asunto baladí sin dar sospechas que lo sea..."

Y ante esa irónica humildad con que Erasmo de Rotterdam finge minimizar su Elogio de la Necedad, nada menos que a Tomas Moro, podemos también nosotros fingir que lo que decimos en esta nota tal vez sea un asunto baladí..., pero con la sospecha de que no lo sea...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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