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Reflexiones

Reflexiones

DEBEMOS ELEGIR: CIUDADANOS O VASALLOS

Por Ricardo E. Polo

 

Consultando el diccionario, sabremos que la palabra vasallo significa: estado de servilismo, sujeción o sumisión; Súbdito, el que era humilde vasallo del rey; persona sujeta al juramento de fidelidad al Señor. Por supuesto que tales definiciones se refieren a un vocablo de antiguo uso. No obstante lo cual y pese al decurso de los tiempos y el acontecer de la historia, pareciera que ambos hubieran arrojado tales escarnios al arcón de los recuerdos.

Sin desestimar la ancestral lucha del Hombre por liberarse de las ataduras a las que lo han sometido otros hombres, no cabe duda que los Siglos XVIII al XX se han caracterizado por las revoluciones, cuyo intento pretendió concretar aquella aspiración. Sin embargo, si no subestimáramos meramente por antiguas las reflexiones, por ejemplo, de los filósofos griegos, es probable que los políticos, que en última instancia ejercen un oficio, concretaran su trabajo en representarnos y no en ser nuestros "mandatarios".

Necia Aristóteles, comparando las aristocracias y las oligarquías que pretenden mezclarse con sus efectos sobre las Repúblicas, que "Estas son, por esa razón, mas seguras y menos sujetas a peligros que las otras, dado de que lo que más es, es más poderoso y, guardándose igualdad, los hombres aman más al gobierno."

Sus definiciones tienen vigencia en estos tiempos. Afirmaba luego que "...Los que son muy prósperos, si la República les da para ello, procuran mucho hacer agravios y ensanchar sus posesiones y, absolutamente hablando, a la parte que más se inclinare la República, en que aquella se convierte, acrecentando lo que les pertenece a los unos y a los otros". Mas adelante sostiene que "...por ser los gobiemos de las aristocracias muy semejantes a las oligarquías, la gente principal tiene mas libertad para hacer lo que le parezca".

En las Repúblicas que están bien equilibradas -decía el filósofo- se ha de tener en cuenta que "no se haga cosa alguna contra la ley" y precisamente con aquello que parece sin importancia, "como la hacienda, que poco a peco se hunde y se destruye". Y aconsejaba: "No engañar al pueblo, porque por experiencia se ve después manifiestamente la verdad"; "No agraviar a los ambiciosos en su honor, ni defraudar a la comunidad en sus interesas'.

Aristóteles sostuvo que los magistrados debían durar "seis meses" en sus mandatos, porque, entendía que "...por permanecer los magistrados mucho tiempo en las oligarquías y en las democracias, surgen las tiranías, porque en cada una de ellas los más importantes aspiran a la tiranía; en las democracias los demagogos y en las oligarquías los hombres poderosos o los magistrados, cuando mucho tiempo gobiernan".

Aunque la realidad supera la ficción, hace sabios los conceptos de los Antiguos. Extrapolando, digamos que Aristóteles avanzaba más y pretendía, con gran sensatez, que "...Si fueran las haciendas mucho mayores y más crecidas de lo que antes eran, conforme a lo cual se hacen las tasas del gobierno, que se dicte una ley mediante la cual suban o bajen las tasas. Si el valor de las haciendas subiere, que suba la tasa en proporción de lo que exceda el valor de las haciendas, y si bajara el valor, que se baje la tasa de la misma manera..."

El "Nuevo modelo", incorporado hoy a los parámetros económicos de nuestra República, es confundido semánticamente con Plan de gobierno, con la misma confusión con que se utiliza el término "Estado" y se lo asocia al termino "gobierno", pues ambos no son la misma cosa. Al Estado lo constituimos todos, el gobierno lo integran quienes representan y administran la cosa pública y debiendo hacerlo por el bien común.

Para finalizar estas reflexiones digamos que en el Capítulo Segundo de "Política", la obra de Aristóteles que citamos, este afirma que "El objeto final del gobierno popular (la República) es la libertad..., porque a este fin va dirigida cualquier democracia". Luego dice "La oligarquía se distingue por el linaje, por las riquezas y por la doctrina; la democracia por el contrario, parece ser regida por la gente pobre (el ciudadano) y en lo que toca a los magistrados, el no haber ninguno perpetuo y el alguno hubiere quedado del régimen anterior, habrá que despejado de su poder y hacer la magistratura sorteable en vez de electiva".

Asimilando tales conceptos podemos decir, por ejemplo, que la justicia está en nuestra República en entredicho. Y ello debido a que los jueces no debieran serio ad virare y para consolidar la majestad e imperio de la justicia, debiera existir el juicio por jurados, con lo que finalizarían las tentaciones que en los estadios de corrupción generalizada, son observadas por la conducta de algunos -pero no todos a Dios gracias- de los magistrados.

De tomar con ponderación las sabias reflexiones de Aristóteles, que no han perdido la frescura de su contenido a pesar del tiempo transcurrido desde su pronunciamiento, seguramente aprenderemos a convivir en condición de República, seguros de concretar, en lo atinente, el mandato que históricamente nos diera la Asamblea del año XII.

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