17 de marzo

Nicaragua, 15 de enero del 2003

Consecuencias de la aplicación del ALCA (VII)

Óscar-René Vargas (*)
El Nuevo Diario

El único país que tiene un proyecto estratégico para América Latina es los Estados Unidos y no es a favor de los pueblos latinoamericanos. Los EE.UU. saben perfectamente qué es lo que quiere de nosotros, pero los latinoamericanos todavía no sabemos qué queremos para nuestros países, hacia dónde vamos, qué es lo que queremos construir. Por eso no podemos hablar de una cuestión puramente económica, sino también política y cultural.

Hay un problema de repensar hacia donde va América Latina. Este es el gran debate que nos debemos, tenemos que tener una mirada hacia adentro. La propuesta de establecer el ALCA se ha convertido, en nuestros días, en el tema de mayor importancia para el futuro de nuestros países. Funcionarios estatales e ideólogos del neoliberalismo se han desvivido por presentar este proyecto como una gran iniciativa de carácter meramente comercial, que potenciaría las perspectivas de desarrollo económico de los países de la región y aseguraría -gracias a la liberalización de los flujos comerciales, el desmantelamiento de las interferencias estatales y la caída de las barreras proteccionistas- el advenimiento de una era de prosperidad sin precedentes en nuestra historia. Este es el "relato oficial" del ALCA que, por supuesto, poco tiene que ver con la realidad.

El "relato oficial" del ALCA implica todo un sistema de dominación: "es esto, no hay otra salida o es el abismo". A través del pensamiento único se ha logrado la masificación cultural. Un general norteamericano dijo, "tenemos ganado el 50 por ciento de cualquier guerra en América Latina"; le preguntaron por qué, y respondió: "porque los hemos dominado culturalmente". Ese es el pensamiento único.

En Nicaragua, las agencias financieras internacionales quieren impulsar encuentros separados de parlamentarios, de empresarios, de las organizaciones sociales populares y de funcionarios de gobierno para tratar todos el mismo problema: el TLC de Estados Unidos con Centro América y el ALCA. Quieren evitar las interacciones de los diferentes sectores y evitar el debate abierto de los pro y los contras de ambos tratados.

Es decir, quieren impulsar tipos de reuniones paralelas en compartimentos estancos. Quieren mantener una fractura del pensamiento de la sociedad. Todos somos nicaragüenses y todos con distintas visiones sobre el ALCA y sus consecuencias. El gobierno con su estrategia de consulta quiere mantener separados a los diferentes sectores de la sociedad, para que no conozcan cada sector lo que piensan los otros.

Hasta la fecha hemos visto a los funcionarios gubernamentales apoyando la constitución del ALCA con un sometimiento total y absoluto a las directivas de los EE.UU. y del FMI; hemos observados a los parlamentarios con cierta sensibilidad, pero alejados del fondo del problema, hay desconocimiento sobre el ALCA; por otro lado, la mayoría de los empresarios están totalmente aislados y sin conocer lo que realmente el gobierno está negociando; ha habido algunas reacciones contrarias al TLC con Estados Unidos y el ALCA: se oponen a los subsidios agrícolas de 190,000 millones de dólares de los EE.UU. a sus productores, lo cual los llevaría a la quiebra a casi todos. Sin embargo, la mayoría de los empresarios nicaragüenses no defienden la industria nacional, la gran mayoría del capital nacional trabaja como capital financiero, y éste no es productivo, es especulativo. Por otro lado, sectores de la sociedad civil, por su coqueteo con el gobierno, no abordan a fondo el tema del ALCA y su relación con el desarrollo económico sostenible.

El pensamiento propio de una sociedad es el fortalecimiento de las identidades, la conciencia crítica, la responsabilidad de indicar los caminos que tenemos que tomar. Es la memoria histórica. Y la memoria histórica no es para quedarnos en el pasado; la memoria nos tiene que iluminar el presente. La sociedad civil nicaragüense, con una conciencia y un pensamiento fracturado, no han tenido la capacidad para tratar de conjunto algo que nos puede perjudicar.

Esto tiene que ver con una conciencia cultural, educativa, con un pensamiento propio de las alternativas que tenemos y los desafíos para la construcción de la nueva sociedad, de lo cual depende el presente y el futuro de nuestros países cuando los gobernantes nos están hipotecando aplicando políticas suicidas y nos entregan a los intereses estratégicos de los EE.UU.

23. El ALCA y la ausencia de procesos alternativos de cooperación e integración. Uno de los factores de gran relevancia en la situación de sometimiento y dependencia que seguimos padeciendo, radica en la ausencia de procesos reales y exitosos de cooperación e integración alternativos entre nuestros países. Prácticamente, ninguno de los caminos explorados en este sentido ha cuajado con resultados verdaderamente alentadores: ni la ALALC; ni la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) que reemplazó a ésta en 1980; ni el Mercado Común Centroamericano (1958); ni el MERCOSUR (1991); ni cualquier otro proyecto de menor alcance lo ha conseguido.

Desde la experiencia de la ALALC hasta el MERCOSUR, el comercio exterior intrarregional no ha pasado de alrededor del 15 por ciento de la producción total. Frente al proceso oficial por concluir el ALCA, queda pendiente la última palabra que corresponde legítimamente a los pueblos del hemisferio. Esto es lo que estará en juego en los próximos años.

Es decir, si aceptamos fatalmente el resultado de una correlación de fuerzas que hasta ahora ha sido desfavorable para los países latinoamericanos; o si, por el contrario, nuestros pueblos y las fuerzas políticas progresistas y democráticas, en el marco del avanzado proceso del ALCA, logramos constituir un bloque social y político de alcance continental podríamos reorientar esta estrategia hacia una integración económica para el desarrollo real de las Américas.

Por ejemplo, Centroamérica ha iniciado en enero de 2003 las negociaciones con Estados Unidos para establecer un Tratado de Libre Comercio para finales de este año. Sin embargo, los gobiernos de la región centroamericana no tiene una visión de conjunto de lo que van a negociar. No hay una estrategia común. Es necesario que la sociedad civil pida un diálogo nacional sobre el tema para establecer prioridades y objetivos que beneficien al desarrollo sostenible de la región.

(*) Autor del libro: ¿Qué es el ALCA? Globalización, Estados Unidos y América Latina (2002).

Tomado de La Insignia


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