29 de agosto del 2002
Altamiro Borges y Joao Pedro Stedile
Servicio Informativo "alai-amlatina"
De los nueve grupos de negociación que se reúnen periódicamente para agilizar la implementación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), uno trata específicamente el tema de la agricultura. Según el anodino texto de presentación de este grupo, su misión principal es reducir y, con el tiempo, igualar todas las tasas arancelarias de los países que integrarán este bloque económico. Las reglas a seguir serían las del Acuerdo Agrícola (AA) negociadas en la Organización Mundial del Comercio (OMC). El objetivo sería el de liberalizar totalmente la circulación de productos en un continente que cuenta con 808 millones de habitantes.
En la opinión de la activista canadiense Maude Barlow, que sigue atentamente las negociaciones del ALCA, este grupo busca incluso limitar al máximo el ya precario apoyo de los gobiernos locales a los pequeños y medianos propietarios agrícolas y a los trabajadores rurales. Con eso, pretende fortalecer aún más el poder del agro- business norteamericano y de la industria exportadora de los países dependientes de la región. Según ella, el ALCA causará la quiebra de millones de campesinos latinoamericanos, el aumento de la dependencia de los productos agrícolas de Estados Unidos, y pondrá en grave peligro la propia seguridad alimenticia de los pueblos del continente, reduciendo las reservas de emergencia y eliminando otras medidas de protección a la agricultura.
Pero no es solo el Grupo de Negociación de la Agricultura que amenaza a quienes viven del trabajo en la tierra. Otra comisión, la que trata sobre los "derechos de propiedad intelectual", también presenta varios riesgos para el futuro. Entre otras medidas, pretende patentar todos los seres vivos -inclusive las plantas utilizadas por las comunidades locales-. Con esto, el grupo busca asegurar ganancias con la industrialización de estas culturas. En realidad, todos los nueve grupos de negociación del ALCA, que conspiran de manera frenética y sigilosa, acabarán afectando, directa o indirectamente, a los productores rurales y a la agricultura de los países de la región.
Falencia y desempleo Un folleto editado por la Vía Campesina Brasil, que congrega a activos movimientos rurales, como el MST y la Comisión Pastoral de la Tierra, presenta de forma bastante didáctica las principales "consecuencias del ALCA para la agricultura brasileña". Según explica, el país es un importante exportador de productos agrícolas, como café en grano, soja, jugo de naranja en toneles, tabaco en hoja, azúcar en bruto, entre otros. Todos son producidos por la agroindustria nacional, que reúne a los poderosos hacendados locales. Con el ALCA, esta élite agraria espera contar con mayor apoyo del Estado para las exportaciones. De esta forma, los recursos públicos serían todavía más generosos para este sector opulento, que poco produce para el pueblo brasileño.
En general, la producción para el consumo doméstico, indispensable para la alimentación de los brasileños, depende básicamente de pequeños y medianos propietarios rurales. Estos cuentan con limitados recursos del Estado. No tienen precios mínimos para producir ni subsidios para almacenamiento, transporte, etc. Generalmente, viven endeudados y en la penuria.
Con la vigencia del ALCA, este escenario calamitoso tendería a agravarse. El ya precario apoyo al pequeño y mediano productor rural sería reducido, puesto que el grueso de los recursos públicos sería transferido todavía más a los sectores exportadores.
Además de la quiebra de millones de campesinos y del desempleo de los trabajadores rurales, la tendencia sería a aumentar la crisis de abastecimiento en el país.
Otra consecuencia natural será la del aumento de la concentración de tierras en el país. Principalmente a partir del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (FHC), se invierte en la implantación del modelo norteamericano de las agroindustrias. Cada vez más, ellas son responsables de la industrialización y padronización de los productos, por su almacenamiento y transporte a largas distancias.
El pequeño y mediano agricultor pasan a ser apenas los productores de materias primas, que son transferidas a las agroindustrias antes de llegar a la mesa del consumidor urbano.
Este modelo genera innumerables distorsiones. Entre otras, refuerza la monopolización en el campo; agrava la desnacionalización de la agricultura (en la agroindustria de los condimentos, por ejemplo, apenas tres multinacionales tienen el control); restringe el acceso del pequeño agricultor a la tierra; y altera y encarece el padrón tecnológico de producción.
Como alerta el documento, "todos esos problemas se agravarán con la implementación del ALCA, pues las grandes empresas norteamericanas que aún no actúan en el mercado brasileño, con la reducción de los impedimentos y de las barreras, se trasladarán a Brasil. Por consiguiente, aumentará la concentración y desnacionalización de las industrias. Y, más grave aún, ellas van a transferir a Brasil los sectores que son muy contaminantes, como los frigoríficos, la porcinocultura, así como la industria del papel y la celulosa". Un indicio de lo que puede suceder en el futuro es la reciente instalación de la multinacional estadounidense Carols, que implantó en el país un proceso industrial que va de la crianza al faenaje de cerdos y cuenta con cerca de 30 mil criaderos. Esa inversión millonaria contó con financiamiento público del BNDES.
Otro factor que deberá fortalecer la agroindustria y, consecuentemente, la concentración de tierras en el país es el nuevo padrón tecnológico en expansión en el mundo capitalista. El modelo anterior, llamado "revolución verde", que se basó en el uso de fertilizantes, agrotóxicos y mecanización, da señales de agotamiento. Llegó a su techo y no consigue elevar más la productividad agrícola. Por tal motivo, está en curso la implementación de un nuevo padrón de producción, basado en la biotecnología, en la manipulación genética, como mecanismo para elevar la productividad de los vegetales y animales y, de esta forma, aumentar la ganancia de las agroindustrias (Traducido del portugués por ALAI).
Tomado de Rebelión