17 de marzo

La caída de Allende

La muerte de Víctor Jara


El cantante Víctor Jara, figura popular y entrañable entre los artistas chilenos, fue en las horas siguientes al golpe de Estado una de las víctimas torturadas con más saña. Víctor Jara fue detenido al mediodía del día 11 en la Universidad Técnica de Santiago junto con un gran número de estudiantes y profesores de izquierda. Los soldados los condujeron a todos al Estadio Chile, un pequeño centro deportivo donde cabía una cancha de baloncesto y algunos graderíos. El Estadio fue convertido esa tarde en campo de concentración. Unas 20.000 personas fueron apretadas en la cancha y los graderíos, bajo el cuidado de soldados nerviosos y de dedo rápido.

Cada momento eran sacados del recinto grupos de personas elegidos al azar por el hombre que dirigía el campo: el comandante Souper, el mismo que encabezó el 29 de junio de 1973 el primer intento de golpe contra Allende. Fue él personalmente quien hizo llamar a Víctor Jara, mientras éste cantaba con algunos prisioneros. Delante de todos fue golpeado brutalmente y un soldado le destrozó las manos con la culata del fusil. Víctor Jara, narró un testigo, siguió cantando y el propio Souper ordenó arrastrarlo fuera del Estadio. Al día siguiente, su cadáver apareció tirado en una barriada, con las manos destrozadas y el cuerpo acribillado.

El 26 de septiembre, el golpe militar cobraba otra víctima indirecta: el poeta Pablo Neruda. Aunque el premio Nobel padecía ya una enfermedad grave, el drama del 11 de septiembre aceleró su proceso. Su viuda, Matilde Urrutia, ha recordado que los militares se negaron entonces a facilitar una ambulancia para conducirlo al hospital. Neruda murió sin atención médica y horas después su casa fue saqueada por la soldadesca que días antes había quemado sus libros en las fogatas donde ardieron, durante varios días, todas las obras que la Junta consideró "subversivas".


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