19 Agosto 2004
UNA CAMARA OCULTA REVELO EL NEXO DEL PAMI CON LAS CAJAS NEGRAS
El piquetero Luis D’Elía realizó una denuncia penal y participó de una grabación oculta con Punto.doc para probar una coima: si garantizaba la continuidad de un contrato del PAMI, cobraría 370 mil pesos mensuales. Le explicaron que así se financia la política, donde la plata siempre es poca.
Martín Granovsky
Página 12
Diez años después de la gran investigación de Página/12
sobre las coimas en el PAMI, una cámara oculta descubrió cuál es la verdadera
seguridad jurídica que buscan algunos grandes proveedores del Estado: el soborno
sistemático y permanente. Una empresa que suministra prótesis al PAMI ofreció
una coima al dirigente piquetero Luis D’Elía si buscaba una conexión en el
Gobierno para asegurarse la continuidad de un contrato con la obra social de los
jubilados. “Esto es bolsillo de payaso”, explicó un puntero de La Matanza para
graficar que la necesidad de dinero negro es insaciable. “Toda la que entra no
alcanza”, dijo.
Los indicios obtenidos podrían servir a la gestión de Graciela Ocaña para
consolidar su idea de abrir un registro de prestadores y comprar el material a
fabricantes y a importadores directos, para bajar los costos de intermediación.
La cámara oculta fue utilizada anoche por el programa Punto.doc, que conducen
Daniel Tognetti, María Julia Oliván y Miriam Lewin, para filmar una oferta de
coima de dos punteros políticos y un empresario a D’Elía. El dirigente de la
Federación Tierra y Vivienda fue el que tuvo la iniciativa de filmar la escena
luego de que los punteros lo buscasen como posible puente para llegar al
Gobierno y conseguir la confirmación de un contrato por 3.700.000 mensuales. El
propietario de la firma Angiocor, que provee prótesis al PAMI, dijo que D’Elía
lo buscó a él. Pero el piquetero ya había radicado una denuncia en el juzgado de
Claudio Bonadío relatando los hechos.
D’Elía dijo a la Justicia que a fines de julio lo entrevistaron en la sede de la
FTV, en Congreso, el ex dirigente radical Hugo Spaltro y el dirigente sindical
docente José María Ferreira. No le dijeron para qué querían hablar. Se lo
explicarían personalmente.
Ya frente a D’Elía la exposición empezó por los antecedentes. Se trataba de un
muchacho que quería ser presidente de Argentinos Juniors. Ferreira había
trabajado allí como auditor antes de ser diputado provincial por la UCR-Alianza
en el período 1997-2001. Luego se sabría que el muchacho es Horacio Luis Pisano.
En ese momento, Angiocor, la empresa del muchacho, atendía a los 900 mil
afiliados del PAMI en la provincia de Buenos Aires. Se establecía una cápita, un
valor por afiliado. Una vez fijada, quedaba un porcentaje para “la gente que
manejaba políticamente al PAMI”.
D’Elía preguntó quién manejaba.
El muchacho respondió que “desde la época aquella” la conducción era de “Coti y
Barrionuevo, que tenían sus satélites”. Y agregó: “Alderete, qué sé yo”.
En la política hay alguien apodado Coti: el dirigente multipartidario Enrique
Nosiglia. El apellido Barrionuevo corresponde a un nombre, Luis, senador por
Catamarca y dirigente del gremio de hoteleros y gastronómicos. Alderete hubo uno
al frente del PAMI. Su nombre era Víctor, trabajaba como uno de los funcionarios
más cercanos a Carlos Menem y está procesado por la Justicia. Incluso con
Alderete, según Ferreira, “los chicos que ideaban las cosas a Alderete eran
cuatro o cinco muchachitos que tenían ahí, y eran radicales”. Pero la política
partidaria no era lo más importante. Estaba “el socio del otro partido”, porque
“me da buenas ideas”.
En otro tramo de las charlas grabadas en secreto surge la vinculación de
Ferreira con Melchor Posse, el fallecido radical nosiglista que pasó por el PAMI,
controló parte del aparato de la provincia de Buenos Aires y terminó como
candidato a vice en la fórmula de Adolfo Rodríguez Saá en las presidenciales de
abril del 2003.
Hay otro nombre que no aparece en la cámara oculta del programa, quizá porque su
presencia es transparente: se trata de Norberto Larroca, presidente de Argentina
Salud, uno de los tres grandes grupos seleccionados en 1999, cuando se extinguía
el poder político de Menem pero no su vocación emprendedora para atender a más
de cuatro millones de jubilados.
Lo más llamativo es que Ferreira no fue a ver a D’Elía para quejarse del nivel
de coimas en el PAMI. Al contrario: se lamentó por la inexistencia de coimas
durante la actual gestión.
Dijo Ferreira, al parecer hablando sobre el muchacho. “Esta gente inclusive está
mejor económicamente que antes, porque no paga ni un retorno.” Traducción:
retorno es porcentaje sobre la prestación. Léase soborno. “Hoy cobra la cápita
limpita”, dijo Ferreira. Pero no estaba contento: “Lo que no tienen, y ellos
quieren, es volver a la seguridad de antes, porque vos no podés manejar una
empresa donde no sabés si mañana te levantás y esto sigue”.
Ferreira se mostró furioso con Ocaña, a quien llamó “esta mina que no hace nada
ni bueno ni malo”. La mencionó como “nuestra Graciela, de Matanza”. Luego
agregaría, contradiciéndose, que “es una mina quilombera, te genera problemas”.
Se adelantó Ferreira a D’Elía: “Vos dirás, ¿y qué problema tienen?”. Y se
contestó así: “Ninguno. Van y cobran. Lo que tienen, sí, es la inseguridad del
futuro. Y ésa es una empresa que hoy se está manejando con más de 150 empleados.
Y vos no podés proyectar si vos no tenés un contrato que de alguna manera te
garantice perdurar en determinado tiempo”.
Todo es aún más grave porque el muchacho ni siquiera tiene un interlocutor en el
PAMI. “Es como una anarquía, ¿viste?” La anarquía incluye un funcionamiento de
facto, porque el contrato de Angiocor está prorrogado de hecho pero no firmado
de nuevo. Más inseguridad, imposible. Mucho riesgo para una empresa que, según
Ferreira, hoy debe atender “entre un millón y medio y dos millones de cápitas”.
Cuando había seguridad jurídica, “esto es una confidencia que te hago, la parte
política se llevaba el 20 por ciento”.
–Que sería, más o menos...
–Y... en aquel momento eran 200 mil dólares.
–¿Por mes? –preguntó D’Elía.
–Por mes –dijo Ferreira, y recordó que eran pesos-dólares.
Luego dio una explicación institucional del problema:
–Ahí se está perdiendo una fortuna para el financiamiento de la política.
Spaltro es un puntero radical.
Ferreira se pasó al ARI después de ser diputado. Fue candidato a senador
provincial en segundo término en las últimas elecciones y más tarde se apartó.
Punto.doc entrevistó a Carrió, que se alegró al enterarse de que Ferreira la
había criticado porque en el ARI hay “gente de mierda”. Consultada sobre cómo
pudo ser candidato, dijo que nunca le había caído bien, pero que “son 24
distritos”. Y agregó: “Yo no me meto con cada uno de los candidatos”.
Tomado de Página 12