17 de marzo

Martes, 30 de Abril de 2002

"Patagonia lugar del mundo en que América se deja succionar por el magnetismo austral. Lugar en los que el viento, el hielo y el fuego confluyen para fraguar lo que de allí estallará en América. Patagonia, alfa y omega de rutas continentales." ( * )

Plan de remate

Argentina al mejor o ¿único? postor

Sobre los meniscos

Roberto Otero

El mejor de los guionistas cinematográficos no hubiera logrado tejer una trama tan perfecta como la que se vive en Argentina, hoy día, y desde hace más de cuatrocientos años, cuando todavía no se la conocía por su actual nombre.

El animus corruptus fue el leit motiv de las sucesivas capas de políticos -o devenidos tales- que las historias paralelas a la "oficial", registran desde Juan de Garay hasta el oprobio del senador bonaerense de estos días, encaramado, ilegítimamente, en el gobierno local.

Pero si algo más que la corrupción fue el trazo conducente de este dibujo psicótico, sin dudas lo constituye la vocación dependiente de tales administradores de la cosa pública. Dependencia intelectual, conductual y personal inclusive, para cuya efectiva ejecutividad fue indispensable una invasiva dosis de judaismo -por Judas Tadeo y no por otra acepción-. Es decir: la traición como elemento necesario y suficiente para ser un perfecto político argentino -o virreynal, lo mismo da-.

Agarrate Catalina

No descubrimos ninguna novedad si afirmamos que la decisión de los países centrales fue -y es- la dominación absoluta de los periféricos, normalmente habitados por negritos de mierda, apenas menos animales que las reses y los perros de cada comarca. A punto tal que en la formación de hispanoamérica se discutía sobre si esos nativos tenían o no alma...

El fundador de la dinastía Rothschild, Meyer Amshel, en el siglo XVIII afirmaba, con la contundencia necesaria: "Dadme el poder sobre la moneda de una Nación, y poco me interesa quiénes gobiernan". No es necesario, a estas alturas, demostrar en palabras, ahora, lo que en los hechos repetidos y espejados que subsumen a Latinoamérica, se puede verificar sin esfuerzo alguno.

Argentina es uno de los ejemplos más contundentes de aquel visionario aserto. Sin ahondar en otras profundidades, baste señalar que al día de hoy, 30 de abril, la pobreza en Buenos Aires y su conurbano llega al 39,7 % de personas que sobreviven bajo la línea de necesidades básicas insatisfechas. Más de 4.900.000 personas, no porcentajes. Seres de carne y huesos, aspiraciones truncadas y sueños incumplibles en el gran campo de concentración que se ha instalado dentro de las fronteras del país.

Si sumamos al resto de la Argentina, el porcentaje de pobres, habituados y recientemente inaugurados, asciende a más del 45%  o, traducido en términos humanos, cerca de 15.000.000 millones de habitantes -entre los que se cuenta una supuesta mayoría de ciudadanos-.

Argentina potencia

Hoy, con el nombramiento de Roberto Lavagna en reemplazo de Remes Lenicov en el ministerio de Economía, nada cambió, como era previsible que no cambiara. Durante la supletoria crisis que alejó al amigo de Duhalde de los números de la Nación, desde el entorno del senador presidenciado se aludía, sin sonrojo alguno, a otro economista: Adalbert Krieger Vasena, continuador del escarnio que provenía de otro corrupto, Roberto Pinedo y de sus antecesores. Como el propio Julio Roca, el general de la Nación que babeó sin remedio luego de la firma del pacto de las carnes con Inglaterra, conocido como el pacto Roca-Runciman, por cuya firma efectiva, el barbado uniformado exclamó que Argentina es la perla más brillante de la corona británica. (Vale acotar que el tal Roca, cuyas estatuas y bustos inundan despachos patagónicos, fue el responsable del genocidio implementado en la región a fin de desalojar a los naturales para, con hidalguía, entregar las inmensas extensiones de tierra a sus mentores, británicos principalmente).

La línea sucesoria siguió con otro delincuente común que goza del respeto de las doscientas familias locales: José Alfredo Martínez de Hoz, jefe de la dictadura iniciada en 1976 bajo la carátula de Proceso de Reorganización Nacional. Proceso que atacó las bases de la economía nacional hasta dejarla exhausta y sobre cuyo remate final le cupo el honor de realizarlo al doble o triplemente traidor -a la Patria, a su religión  y a sus financistas- Carlos Menem. En el camino, sumaron su adhesión Sourrouille, Machinea y el inefable Domingo Cavallo, leader case para el mercadeo en repúblicas que, estando previstas como bananeras pretendieron, en algún tramo de sus historias, negarse a ello.

Pausado y preciso, Alain Rouquie vivisecciona la entretela corrupta de la sociedad argentina en torno a los intereses particulares que detentaron desde los inicios de la supuesta Patria, para cuyos fines utilizaron, sine die, a las armas de la Nación como  ejército particular de ocupación. Tal el caso de Roca, el de Onganía y sus descendientes Levingston -impuesto desde la Junta Interamericana de Defensa con sede en Washington- y el Cano Lanuse, todos ellos generales, como no podía esperarse otra cosa. 

Una hendija al pasado reciente

Después del retorno definitivo de Juan Perón -otra astilla del mismo palo- y del interregno justicialista -golpe de palacio incluido mediante el cual se destruyó la esperanza que significaba Héctor Cámpora como presidente electo en marzo de 1973-, la fórmula Perón -Perón asumió los estrados de la República, bajo la influencia y el poder de un delegado de la CIA, José López Rega (a) Daniel o Hermano Daniel. Este lacayo, que se infiltró en el círculo íntimo del general en el exilio utilizando las faldas de la bailarina María Estela Martínez -luego Isabel Perón y, más tarde, Chabela- fue secundado por el animador televisivo Roberto Galán quien, por entonces, sobrevivía en Caracas, Venezuela, como presentador de un cabaret donde la susodicha -y otras girls- movían las caderas y quién sabe qué más. La oportunidad de la entente la brindó un empresario petrolero venezolano que organizó una fiesta íntima en su piso, donde el solitario general conoció a la etérea dancer. No faltó pianista ya que Raúl Lastiri era quien mamporreaba el piano del general, además de asumir su vocación por las corbatas y la hija del lacayo, Norma López Rega con la cual, a pesar del abismo cronológico que los separaba, se casó, contando con la bendición de el brujo, como también se lo conoció al abyecto Daniel.

Cabe señalar que cuando el sonriente general aceptó -de acuerdo a los pactos preestablecidos con sus mandantes norteamericanos- voltear a Cámpora, fue el pianista-corbatero quien cubrió el breve tramo de la acefalía. Es decir, Lastiri ocupó la presidencia de la República con las mismas bases que en estos días el senador Duhalde ocupa idéntico lugar. Y no nos cabe duda alguna respecto a la semejanza en cuanto a la idéntica ilegitimidad de aquel y de éste.

¿Por qué afirmamos lo de pactos preestablecidos? Sencillo. La primera conferencia de prensa que Perón brinda en el exilio, fue custodiada por los marines norteamericanos. Luego, cuando se traslada de Venezuela a Panamá, antes de dar el salto a España, aviones de la USNavy custodiaron la nave en la que viajaba. Roberto Hill, agente de rango de la CIA e implementador de los golpes de estado en estas banana republic mantenía una profusa e intensa comunicación con el general y, durante la presidencia trunca de Cámpora, es nombrado embajador en Argentina -cargo que mantuvo hasta el 24 de marzo de 1976, una vez cumplida la tarea-.

Es larga la historia de las entretelas, aquella que los peronistas no se animan a hablar en público pero que, indudablemente, les ha dejado en el alma el sabor amargo de haber sido traicionados por  su padre que, como suelen decir los mendaces, avisó (suponiendo que tal aviso no verifica traición) al autodefinirse como un león herbívoro y repetir, hasta el cansancio, que estoy amortizado. O sea, un enfermo, sometido y dominado por la troupe de brujos y prostitutas que lo rodearon hasta su muerte, imposibilitado de hacer otra cosa que un último servicio a sus mandantes norteamericanos de entonces, bajo la excusa de la tercera guerra mundial encarnada, según los perros rabiosos de la CIA y otras hediondeces, por las formaciones especiales del peronismo, los integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y, finalmente, Montoneros y sus derivaciones asqueantes. Justificación que levantaron como bandera de guerra los asesinos de la Patria, los militares que hicieron el trabajo sucio encomendado por Martínez de Hoz, bajo la advocación del Departamento de Estado norteamericano.

Imperdonable Argentina

Del mismo modo que en estos días, la hermana República Bolivariana de Venezuela es jaqueada por los traidores internos y los interesados externos porque, a partir de Hugo Chávez, este país pretende -con acierto y firmeza- sacudirse al FMI y otras dependencias, en igual sentido Argentina tuvo la osadía de pretenderse potencia a partir de 1946. Tanto como haber sido neutral en la Segunda Guerra Mundial aunque simpatizaba con Alemania, o de haber pretendido erigir una industria nacional -que no de sustitución, como en 1930-. O el clímax de la estulticia de los cerebros con gorra, que se verificó el 2 de abril de 1982, con el desembarco en las Islas Malvinas y que dio la excusa que se necesitaba para que Gran Bretaña fortificase el archipiélago y pudiera, sin medida ni controles, explotar la riqueza de recursos que contiene la plataforma hipercontinental argentina.

Demasiadas asignaturas pendientes para el imperio sin tierra. Además, como expresamos en otra nota sobre el tema, el plan de los EE.UU. establece la unidad desde Alaska a Tierra del Fuego sin importar los países que encuentren en el camino. 

Por otra parte, la recesión en ciernes en norteamérica y la financiación de sus operaciones comerciales disfrazadas de guerra al terrorismo -una especie de revival de la Compañía de las Indias Orientales de Gran Bretaña, especialmente por lo relativo a Afganistán (opio, petróleo), el lavado de narcodólares, el control de las riquezas en Cercano y Medio Oriente-, requieren del dominio de las zonas petroleras existentes empezando por la verificada en la frontera venezolana-colombiana, la reserva de agua subterránea en la zona cordillerana del Chubut -sin olvidar Hielos Continentales Patagónicos en Santa Cruz-, los recursos minerales -uranio pesado natural, oro, metales estratégicos (cordillera) en Chubut - y un largo etcétera.

FMI o muerte

En este tren de remate final de la Argentina, los subalternos encaramados ilegítimamente en el poder formal nacional, alientan el terror de la población ante la inimaginable condena que significaría romper con el brazo armado del imperio, el Fondo Monetario Internacional. Los medios de prensa, mayoritariamente en manos de empresas extranjeras que responden al mandato predicho, castigan el inconsciente colectivo no sólo con las gacetillas armadas en los cónclaves gubernamentales sino, también, con la puesta al aire o publicación de opiniones serias, expresadas por colaboradores directos del "nuevo orden mundial" comandado por el Council of Foreing Relations (CFR) con sede en Washington, aplicando la falacia de la autoridad en todos los órdenes posibles: desde el medio y  por la supuesta verdad revelada que los mencionados colaboradores lanzan sin solución de continuidad.

Por esto y por la supina mendacidad que demuestran los gobernantes locales, parecería que las cartas están jugadas a favor de la desaparición de la Argentina como país soberano, como Nación Latinoamericana. Que el plan sigue con éxito y que parte de los 2.500 habitantes del mundo que sobran, según el CFR, serán borrados de los padrones locales. Que no habría otro camino sino éste que nos imponen, en la fundamentación del dominio mundial que pretende EE.UU. para los próximos 200 años.

No es así. Al menos, no lo será para muchos que, como quien esto escribe, estemos dispuestos a oponernos, a como dé lugar, a este holocausto. No será un lecho de pétalos de rosas ni una senda exenta de espinas venenosas las que tendremos que recorrer. Pero estamos seguros de que, con la misma prospectiva del imperio, sabremos destruir la estructura de base en la que, por aquí, se sustentan los asesinos que nos amenazan. 

De todas formas, repetir la matanza afgana en el cono sur no representará problema moral alguno a quienes, como los norteamericanos, han sido especialistas en justificar los medios necesarios para llegar al fin que se propusieran. En este sentido, estamos muy tranquilos: también nosotros tenemos muy clara esta precisa lección.

Tomado de Prensa Comodoro


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