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Luego del pataleo público de los ministros Aníbal Fernández y Rodolfo Lavagna el gobierno habría decidido aumentarse los sueldos hasta un tope de 6000 pesos.

Quien dijo que el presidente no escucha los reclamos salariales se equivoca. Néstor Kirchner tiene a la firma su decisión de modificar el límite de 3000 pesos que rige para los funcionarios públicos desde el breve paso de Adolfo Rodríguez Saá por la Casa Rosada.

Esta determinación habría sido tomada luego de que los ministros del Interior y Economía actuaran a modo de interlocutores de otros funcionarios de segunda línea, principalmente secretarios y prosecretarios de gobierno que amenazan con pasarse al ámbito privado de no concretarse el aumento.

Hasta la fecha los sucesores de Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner habían avalado la medida restrictiva dado el contexto de crisis económica e institucional.

Según dejó entrever el funcionario a cargo de la cartera de Interior, contador y abogado de profesión, un especialista de su envergadura, experiencia y trayectoria de gestión, debe cobrar un sueldo a la medida de sus responsabilidades, ya que 'uno toma decisiones por muchísimo dinero y una decisión bien tomada para el país puede justificar su sueldo por 20 años'.

Decisiones seguramente históricas y avaladas en su participación activa durante su vida política desde el retorno a la democracia, cuyos inicios se remontan como asesor legislativo, intendente de Quilmes; y su no menos recordable intervención antes de integrar el gabinete presidencial duhaldista, como secretario de Gobierno, secretario de Trabajo y luego ministro, durante la gestión del entonces menemista Carlos Ruckauf en la provincia de Buenos Aires, quien curiosamente encontró una salida diplomática en Estados Unidos cuando el incendio bonaerense se lo estaba por tragar.

Habrá que ver si en esta previsión frente a la inminente fuga de cerebros la lista incluye a los científicos del CONICET, los docentes universitarios, las becas de investigación en tesis y proyectos académicos.

Y no estaría de más recordar que los niños desnutridos que alcanzan casi un 13 % de la población menor de 5 años, en caso de sobrevivir, no podrán desarrollar sus capacidades intelectuales entre otros efectos colaterales. Que los aspirantes a carreras de grado no saben si Jorge Rafael Videla fue o no un dictador, que Argentina alcanza casi un 30 % entre desocupados y subocupados, con una tasa de indigencia que supera el 20 %. Y que no es necesario insultar la inteligencia del electorado con aires de prescindencia e ínfulas intelectuales.

Es cierto que achicar el Estado no resuelve nada y que el gasto público representa una mínima parte del presupuesto nacional. Sólo un décimo correspondía al despilfarro real en la Francia monárquica anterior a la Revolución. No fue esa la razón por la que el rey Luis XVI perdió la cabeza.

Por tales motivos, los funcionarios que desean irse deberían ajustar sus cinturones como el resto de la sociedad argentina y promover primero concursos públicos y mecanismos soberanos de control y participación ciudadana, antes de aumentarse los sueldos. Por que la Argentina no es Coca Cola aunque cada día se parece más a una versión aggiornada de las denuncias al colonialismo realizadas por Ariel Dorfman y Armand Mattelart en los años 70 de 'Para leer el Pato Donald'.

Tomado de ARGENPRESS.INFO

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