21 de diciembre del 2003
Aniversario de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001
Sebastián Hacher
Indymedia Argentina / La Haine
1
¿Como escribirlo? La primer definición del 19 y
20 de Diciembre, a dos años, sigue siendo la misma: es algo que no se puede
explicar simplemente con palabras.
Claro que tendríamos que empezar por un análisis de las movilizaciones que vamos
a protagonizar hoy 20 de Diciembre. Pero para entender, para recordar (para
volver a pasar por el corazón) hace falta volver un poco atrás.
Porque caminamos por calles en llamas, cansados y con la alegría en los ojos
afiebrados de gas lacrimógeno, de ver si vienen, aturdidos del retumbar de los
cascos de los caballos contra el suelo, el rugir de las motos- nuestras motos- y
de los gritos de alegría que festejaban cada centímetro de terreno ganado a
fuerza de piedra y coraje.
Fue el día en el que no tuvimos miedo a la muerte; la época de las piedras y las
cacerolas contra las balas. Habíamos hecho girar con furia la rueda de la
historia, y cuando la ciudad se convirtió cenizas, nuestros sueños comenzaron a
arder. Que se vayan todos, decía un coro multiforme, emocionado. Era el amanecer
después de una noche larga, larguísima, y todos tocábamos el cielo con las
manos.
Y hasta la magia fue restaurada; nuestro poder es enorme -dijimos- porque somos
el pueblo en las calles decidiendo y creando. Y lo era; haciendo ese pedazo de
historia nos hicimos también a nosotros mismos. Miles cambiamos nuestras vidas;
los derrotados y los recién venidos nos dimos la mano para renacer en el acto;
nada mejor que el fuego y las barricadas para recomponer el tejido social.
(Visto desde la lejanía, hasta puede sonar piromaniaco plantearlo así, pero se
puede demostrar simplemente recordando todo lo que cambiaron nuestras vidas y el
país mismo en estos dos años.)
No fueron puras quimeras. El poder mismo se sintió conmovido; los políticos
vivieron como presos en libertad. ¡Se hunde el barco!, gritaron un día desde su
parlamento convertido en prisión, y apostaron todas su fichas a retomar el
control de la situación.
¿Lograron hacerlo? La pregunta no tiene respuesta todavía; por más que vivamos
en la época de la fugacidad, en términos históricos todavía es muy temprano para
decir. Lo que si aprendimos es que las cosas son más complejas de lo que
pensábamos aquel día.
2
Un poder herido de muerte se sobrevivió a si mismo. Intentó con Duhalde la
represión selectiva y la masacre abierta como método para reacomodarse; desde
las decenas de casos de represión parapolicial que comenzaron el 1 de Enero del
2002 hasta la cacería de Puente Pueyrredón, no fueron suficientes para quebrar
la resistencia popular. Las elecciones fueron la confesión de ese fracaso.
Simplificando al máximo, podemos decir que del aquel intento fallido surgió la
"era k", que los intelectuales progresistas devenidos en consejeros del poder
presentan como el "emergente del 20 de Diciembre".
Emergida, sí, del pánico de los poderosos, la política actual del gobierno
difiere en las formas y los métodos con el de Duhalde, pero sigue teniendo un
mismo trasfondo.
El objetivo principal sigue siendo el mismo que el de aquel grito desde un
parlamento sitiado; en sus palabras, evitar que el barco naufagie.
En las nuestras; desactivar el movimiento que terminó de desatar el 20 de
Diciembre del 2001.
Tomemos el ejemplo menos sutil; cuando Kirchner acusa a los piqueteros de "hacer
política" en el fondo está diciendo algo bien simple: devuelvan la política para
los políticos. El estado quiero ser yo.
El "estilo K" también es un intento paternal; "yo actuo por ustedes, los
defiendo -por más que sea en el terreno de los gestos- así que ustedes vayan de
casa al trabajo y del trabajo a casa, si es que tienen alguna de las dos cosas.
Y si no tienen, esperen, que el efecto K se va a derramar, algún día, sobre sus
pobres existencias.
Y para los que lo que no se resignan a la pasividad, tenemos a los JP Feinmann,
que desde el progresismo dispara hoy en Página 12 que "Esta "izquierda
argentina" (que confunde la batahola callejera con la "revolución" o su
antesala) hoy está acompañando los objetivos de la derecha: que Kirchner
reprima, que les dé un muerto y, por consiguiente, un mártir. Quieren lo mismo
que la derecha necesita para exigir "mano dura", "seguridad" y hasta
intervención del Ejército en la seguridad interna-"
Si bien hasta ahora nadie ha podido dar nombres de piqueteros con tendencias
suicidas, la clase media -vuelta a ser carne de cañón de las encuestadoras- está
siendo bombardeada con esta por lo menos poco original ideología. ¿O no suena
muy parecida a la vieja teoría de los dos demonios?. ¿Le seguirá a esto una
re-edición postmoderna del no te metas?.
3
Sería muy necio no reconocer que han avanzado, y bastante.
El ejemplo mas ilustrativo: ayer se realizó el acto organizado por el diputado
Luis D'elia, que según los diarios convocó a 15.000 personas. Uno de los ejes
centrales de su discurso fue el llamado a construir una "nueva coalición social
con Kirchner a la cabeza" y, para ser claros, que "no queremos otro 19 y 20 de
Diciembre".
Hoy, el día central de los actos y movilizaciones, también podríamos vivir
algunas -y sólo algunas- escenas similares.
Si el año pasado hubo dos o tres actos por el primer aniversario del 20 de
Diciembre, este año habrá cuatro centrales. En aquel entonces, las divisiones
pasaban por los diferentes proyectos políticos, incluso electorales, y las
formas de construcción. Un año después, la línea divisoria pasa por otros
carriles; los grados de cercanía o lejanía del gobierno. El mapa de las
diferentes movilizaciones es casi tan complejo como el nuevo entramado del
movimiento social.
Ya no se puede hablar -a riesgo de aburrir- de un producto de la "clásica
división de la izquierda", menos cuando hay sectores ligados directamente al
gobierno que se van a movilizar, y una derecha que desde las páginas de La
Nación festeja por adelantado -quizás demasiado apresuradamente- el surgimiento
del sector llamado "kirchnerismo piquetero".
De lo que se trata ahora es de un estado intentando avanzar sobre los
movimientos sociales para divivirlos, debilitarlos, coptar a los mas permeables
y aislar a los mas díscolos.
Recrear un régimen creíble significa también echar mano a las fuerzas nuevas que
se la movilización puso en el centro de la escena, quizás intentando reeditar el
proceso de integración al estado de los viejos sindicatos con actores
diferentes; ahora hay un estado que no puede dar respuestas estructurales y un
movimiento que no representa a una clase obrera pujante sino a los sectores
desplazados de la producción.
Como decía una dirigente desocupada la semana pasada, el gobierno es conciente
de que "los piqueteros hoy son la única fuerza que se le puede parar al gobierno
y disputarle en algunos terrenos. De alguna manera quieren incorporar a los
piqueteros...Pretenden convertirnos en parte del sistema reemplazando a los
viejos punteros del PJ de algunos años atrás".
4
Pero quién diga que el 20 de Diciembre del 2001 es solo un recuerdo del
pasado se equivoca y mucho. En primer lugar, porque miles de personas nos
movilizaremos hoy en todo el país.
No será ese coro de voluntades espontaneas, pero al fin y al cabo se tratarán de
movilizaciones para expresar una voluntad colectiva y con un alto grado de
masividad.
Pero también porque no es un simple recuerdo, porque aquel día de furia no fue
un "acontecimiento destituyente" sino del pico máximo de un proceso que se vino
gestando durantes años, desde antes incluso de los levantamientos de los
desocupados en Cutral-Co en 1996 y 97.
Solo quién haya soñado con una efervescencia permanente, con una extinción
espontanea del estado o con la revolución a la vuelta de la esquina, tiene
razones para desilusionarse.
Somos hijos de aquellas jornadas. Ese parto doloroso, en el que no por
casualidad la mayoría de los muertos jóvenes trabajadores y desocupados - Petete
Almirón, Gustavo Benedetto y 35 compañeros y compañeras más- dio a luz una nueva
etapa. Y nos dio a luz a nosotros mismos.
Es algo bien simple lo que hay que tener en cuenta: si decimos nacimiento porque
el 20 de Diciembre fue el principio del camino, no el final. Y nuestro camino no
es algo lineal, que avance sin interrupciones, retrocesos, confusiones y arena
en los ojos.
Lo que también demostrará este nuevo 20 de Diciembre es que todavía falta mucho
por recorrer, que un proyecto fuerte, material y real de los de abajo es algo
todavía lejano pero posible, y que construirlo será tan complejo como el mapa de
las diferentes plazas que protagonizaremos hoy.
Y que, como aprendimos hace dos años en la calle, vale la pena el esfuerzo.
Original:
http://www.lahaine.org/b2/articulo.php?p=2031&more=1&c=1
http://argentina.indymedia.org/news/2003/12/160329.php
http://sebastian.linefeed.org/new/000011.html
Tomado de Rebelión