17 de marzo

29 de Abril de 2002

No nos sumemos - Vienen por lo que resta

María Celia Hernández vda. de Piñeiro
Red Bolivariana

Merecer la vida es erguirse vertical, más allá del mal, de las caídas. Porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida.

Eladia Blázquez

A la terrible consumación del despojo, sumado al desamparo con que vivimos los últimos meses, se agrega en estos días una nueva tocada de traste a la que nos someten los que se sienten dueños de una estancia llamada La Argentina.

Lamentablemente, la sensación de dejá vu se hace presente, como reviviendo intactos los años 1975-1976.

Los que tenemos algunos años, recordaremos lo que fueron los primeros meses del año 76 y aquel aire de irrealidad, entre lo horroroso y ridículo, provocada por nuestros dirigentes políticos y sindicales.

Personajes como José López Rega, María Estela Martínez, Casildo Herrera, Mondelli, eran algunos de los protagonistas de una obra tragicómica en la que nos tocaba participar involuntariamente a todos.

Luego de un severísimo apriete de los acreedores extranjeros, Banco Mundial a la cabeza si mal no recuerdo, se nos obligó a una devaluación en junio del 75, arrasando en consecuencia con el poder adquisitivo de todos los asalariados.

Cabe recordar que la deuda externa en ese año, no llegaba a los 5000 millones de dólares, que el
aparato productivo estaba intacto y que no existía la desocupación.

Así y todo los acreedores se negaron a refinanciar los intereses pequeños de una deuda pequeña.

Pero quedaba el resto.

Muerto Perón, el gobierno de Isabel, había impartido la orden a las FFAA de aniquilar a la guerrilla, tarea que prácticamente se había logrado para fines del '75. Mientras tanto seguía operando con absoluta impunidad la triple A (ALIANZA ANTICOMUNISTA ARGENTINA) asesinando y amenazando de muerte a políticos, periodistas, cantantes, actores, escritores, músicos, artistas plásticos etc. ya sin López Rega, a quien se le había atribuido la creación y conducción de éstos "comandos de la muerte".

Por supuesto, durante los años que siguieron, y, reitero, ya sin López Rega, la triple A continuó operando, pero desembozadamente, como Grupos de Tareas de las Fuerzas Armadas. Con los mismos integrantes, el mismo modus operandi, los mismos objetivos y los mismos blancos móviles.

En enero del '76 las esposas de los comandantes en jefe, (sí, las legítimas de Videla, Agosti y Massera) en prueba de la incondicional lealtad de los uniformados al gobierno democrático, habían acompañado a la Sra. Presidente a pasar unos días de descanso en Ascochinga (Córdoba).

Para principios de marzo de ese año, comenzaron a reaparecer signos de inestabilidad económica. El gobierno de Isabel, reconociendo su incapacidad para conducir el país, había anunciado elecciones presidenciales anticipadas para el mes de octubre.

Con todo y esto, el dólar seguía trepando y junto con el dólar todos los precios de los servicios, combustibles, medicamentos, alimentos, etc.

Empezaron las colas en las estaciones de servicio y también el mercado negro de medicamentos y alimentos etc., etc., etc. Sin hablar del desabastecimiento y las ininterrumpidas remarcaciones de precios.

La gente se estaba hartando de tanto desmadre, el periodismo aportaba diariamente su granito de arena al malestar general, desprestigiando aún más al gobierno (que, nos gustara o no, había sido elegido democráticamente).

Sólo se veía como solución a la irrupción de las fuerzas armadas para poner orden en el caos imperante.

Y así fue. Pero buscaron hasta el mínimo detalle para irritar aún más a la gente. La tarde del lunes 25 de marzo, a la hora pico del tránsito porteño DEJARON MISTERIOSAMENTE DE FUNCIONAR TODOS LOS SEMÁFOROS DE LA CAPITAL FEDERAL, CON LO QUE LA CIUDAD ENLOQUECIÓ TOTALMENTE.

Lo demás es historia, Isabel esa noche fue detenida y enviada al Mesidor, los politicos y sindicalistas detenidos, y/o torturados y/o desaparecidos (a excepción de Jorge Triacca, quien, según sus propios dichos en el Juicio a las Juntas, recibió un trato ejemplar) y el resto todos lo recordamos, o al menos deberíamos recordarlo y asociarlo con la realidad de estos días.

El disparador en el 76 fue el caos económico, la falta de credibilidad del gobierno justicialista, las denuncias por corrupción (recuerdan lo del cheque de Isabel denunciado por Timmerman en La Opinión) y la violencia de la subversión. Pero principalmente las razones fueron económicas y políticas. Repito, caos económico, con una deuda que no llegaba a los 5000 millones de dólares.

Deuda que se incrementó en 30.000 millones de dólares, luego de que Cavallo estatizara la deuda privada en el año 1982, para finalmente entregar el gobierno en 1983 con una deuda pública de 73.000 millones de dólares.

Les resulta familiar la historia?

Porque los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo.

PERO, UBICAMOS LA ACTUAL SITUACIÓN DE LA ARGENTINA DENTRO DEL CONTEXTO POLÍTICO- ECONÓMICO INTERNACIONAL???

¿No les parece sugestivo que Afganistán sea objeto de descomunales represalias y escenario de un conflicto bélico CON LA MAYOR POTENCIA ECONÓMICA MUNDIAL?

¿No les llama la atención que Venezuela esté al borde de la guerra civil?

¿No les extraña que en la Argentina estemos al borde del estallido social?

¿Ya encontraron el denominador común?

Si, los tres países son grandes productores de petróleo y gas, siendo la Argentina el mayor poseedor de recursos naturales no renovables de la región.

¿Sugestivo, no les parece?

Ahora ya queda poco y nada que puedan quitarnos, sin embargo parece que lo quieren igual.

Sin importarles las consecuencias, como siempre.

Y lo que aquí están buscando, es crear un estado de caos generalizado por muchos días, en las principales ciudades del país. Una especie de Bogotazo, pero a nivel nacional, utilizando para lograrlo, el legítimo derecho al pataleo que tienen los más postergados, y también la frustración de la clase media, a la que en los últimos años se empeñaron en despojar y empobrecer.

Sin justicia, sin educación, sin seguridad, sin salud, sin trabajo. Todos son argumentos para fogonearnos a todos y llevarnos de la nariz al abismo que significaría perder la democracia.

Perder la democracia será perder un derecho que tanta sangre nos costó. El derecho a la libertad. Si nos dejamos quitar la libertad ya a nada tendremos derecho. Ni nosotros ni nuestro hijos.

NO NOS SUMEMOS AL CAOS.

NO AYUDEMOS A SEMBRAR VIOLENCIA.

AUNQUE LA BRONCA NOS AHOGUE, RECONOZCAMOS QUE LA DEMOCRACIA ES Y SERÁ UN REASEGURO DE LA LIBERTAD.

AUNQUE NO NOS GUSTEN LOS POLÍTICOS, VALOREMOS NUESTRO DERECHO A ELEGIR.

RESISTAMOS, PERO EN PAZ, RESPETANDO LA VIDA, LAS IDEAS Y LOS DERECHOS DE NUESTROS IGUALES.

AHORA ESTÁN TRATANDO DE SUBLEVARNOS, SI LO LOGRAN HABRÁN CONSEGUIDO DESATAR UNA LUCHA FRATRICIDA, Y LAS VÍCTIMAS, UNICAMENTE LA GENTE DEL PUEBLO. COMO USTED, COMO YO, COMO NUESTROS HIJOS O NUESTROS NIETOS.

NO ENTREMOS EN EL JUEGO.

NOS VA LA VIDA.

Sepamos resistir, pero defendiendo las instituciones.

No entremos en el mismo juego al que nos llevaron en 1976, cuando felices, nos entregamos a nuestros verdugos, creyéndolos nuestros salvadores.

SI LA HISTORIA VUELVE A REPETIRSE, SERÁ PORQUE HABREMOS REPETIDO LOS MISMOS ERRORES.

He dicho.

María Celia Hernández vda. de Piñeiro

hernandezmc@ciudad.com.ar

hernandez_maría_celia@hotmail.com

 

Tomado de Red Bolivariana


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