17 de marzo

6 de junio del 2002

La Revolución de las Asambleas

Ruben Dri
Retruco

El 19 y 20 de diciembre de 2001 se produjo en nuestro país la tercera irrupción popular en las calles de nuestra historia reciente, dando, de esa manera, el inicio de una nueva etapa histórica. Es el inicio de una profunda revolución que plantea cambios en todos los ordenes de la vida social, política y cultural.

El 17 de Octubre de 1945

La primera de estas irrupciones se produjo el 17 de octubre de 1945. En este caso, el protagonismo indiscutible perteneció a la clase obrera, especialmente a la que se había formado recientemente con los hijos de los inmigrados y los venidos del interior del país para ingresar en las fábricas de una burguesía en formación. Eran los célebres "cabecitas negras" término despectivo dado por la oligarquía que sería finalmente adoptado por los destinatarios y resignificado como título de honor.

Se produce, de esa manera, una actitud que se repetirá indefinidamente en la historia de los sectores populares. Basta fijarse en una de las mayores manifestaciones populares , esto es, el fútbol. Las hinchadas de los clubes designan a las hinchadas adversarias con epítetos denigrantes como "gallinas ", "bosteros", "cuervos", "canallas", "leprosos" que sus destinatarios asumen resignificándolos como títulos de honor.

Toda la historia posterior esta signada por los cambios que salen a la luz del día el 17 de octubre de 1945. Los cambios se venían produciendo desde mucho tiempo antes. A fines del siglo XIX se forma el Estado moderno y se produce el inicio de un proceso de industrialización y la consiguiente formación de una clase obrera con componentes que venían de la inmigración europea y de las poblaciones criollas del interior.

El acontecimiento del 17 de octubre fue lo que gráficamente expresara Scalabrini Ortiz, " el subsuelo de la patria sublevada". El subsuelo, los cimientos, los obreros, los habitantes de las villas, de la periferia, los abandonados que irrumpían en el espacio público de una manera tumultuosa como son todas las irrupciones populares. No hay convocatoria posible que la explique. La irrupción popular es fundadora cuando es "espontánea", cuando surge de sí misma, cuando no obedece a ninguna estructura.

Puede haber habido convocatorias y participación de estructuras, pero estas no explican la irrupción que, por otra parte, desborda todo tipo de convocatorias y pretendida organización. Las masas que confluyeron en Plaza de Mayo el 17 de octubre, lo hicieron impulsadas por todas las reivindicaciones por las que habían luchado durante años. Era la memoria popular que surgía desde lo inconsciente y se transformaba en un torrente de vida que todo lo arrastra.

Perón preso por los mismos poderes que los habían sojuzgado durante tanto tiempo y contra los que habían luchado desde la Patagonia de los Menéndez Bethy hasta el Chaco de la Forestal, pasando por los talleres de Vassena. Los muertos en las matanzas de la Patagonia, de la Forestal, de la Semana Trágica, revivían, resucitaban en los "cabecitas negras" que desde la periferia invadían el centro de Buenos Aires.

El pueblo, en su sentido más genuino, formado por trabajadores, villeros, maestros, pequeños comerciantes, intelectuales populares irrumpía en el espacio público, transformándose de esa manera en el sujeto de la historia. Desde ahora en adelante nada se podría hacer sin ellos porque estaban decididos a protagonizar.

Fue un momento fundacional. Nació la "Nueva Argentina" en la que los únicos privilegiados eran los niños, en la que había plena ocupación, en la que los obreros gozaban de buenos salarios, de vacaciones, de "aguinaldo". No era una revolución socialista. Era el Estado de bienestar, el Estado keynesiano con una marcada impronta vernácula, con rasgos autoritarios. La Nueva Argentina era la gran utopía que abría el espacio para la nación " socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana".

A mediados de la década del 50 mostraba claros indicios de degradación, pero no fue por ello que se produjo el golpe de 1955 y el derrocamiento de Perón. Si no por las virtudes de la etapa iniciada en 1945. Fue la reacción de los sectores concentrados de la riqueza aliados al imperio quienes la gestaron. Desde ese momento comienza, por parte del pueblo, la mítica " resistencia peronista"

El 29 de Mayo de 1969

A mediados de la década del 60 el Estado keynesiano que se había instalado en la mayoría de los estados capitalistas después de la Segunda Guerra Mundial comienza a colapsar. Comenzaba una profunda crisis en el capitalismo transnacional, ocasionado, como siempre por el límite fundamental del capitalismo " la baja tasa de ganancias" en proporciones gigantescas, lo que hacía necesaria una reconversión que sólo era posible sacrificando a sus miembros más débiles.

Comienza la era de los denominados "ajustes" que no son otra cosa que cercenamiento de la mayoría de los derechos adquiridos por los sectores populares en la época keynesiana. Se produce entonces el golpe de Estado de Onganía para comenzar la etapa ajustista. Pero la tarea no fue fácil. En el seno de los sectores populares se había producido un notable crecimiento de conciencia y organización.

De esa manera a la ofensiva del capital por medio de la fuerza militar, se le respondió con la lucha, al principio dispersa hasta explotar el 29 de mayo de 1969 con el Cordobazo. Nuevamente fue la irrupción popular desbordando todas las organizaciones. Esta vez la cabeza de la irrupción estaba ocupada por los sectores más combativos y esclarecidos de la clase obrera, a la que se nieron sectores estudiantiles y, en general, medios. La ciudad de Córdoba quedó en poder del pueblo.

Se abría de esa manera, una nueva etapa histórica signada por las luchas y el avance de los sectores populares, a los que se incorporó toda una nueva generación que recogía la herencia de las luchas anteriores y se movilizaba con la utopía de la " patria socialista". La lucha se profundiza . Surgen organizaciones armadas cuyo accionar tiene como propósito responder a las demandas populares.

El Cordobazo signó la suerte de la dictadura militar. Esta no se puede recomponer, a pesar de los intentos de recambio en su mismo seno. El gran capital debe conceder elecciones como una manera de ganar tiempo para la ofensiva final en una batalla que le estaba costando demasiado.

Fue necesario aterrorizar con la temible Triple A y luego implantar directamente el terrorismo de Estado que aplicó sistemáticamente la desaparición de personas, la censura más estricta de prensa, la vigilancia de todos los establecimientos educativos, el encarcelamiento, la tortura.

La finalidad fundamental del Terrorismo de Estado fue la desorganización y destrucción del sujeto popular, de las organizaciones populares, especialmente de las organizaciones obreras, de manera que se pudiese finalmente imponer la reconversión del capital que implicaba la destrucción del keynesianismo y la implementación del neoliberalismo según las enseñanzas que venían de Chicago.

Martínez de Hoz fue el encargado de la tarea. Treinta mil desaparecidos, el territorio sembrado de campos de concentración, miles de encarcelados, torturados, de exilados, el terror sembrado a todo vapor fue necesario para su implementación. Cuando cae la dictadura militar fundamentalmente por el peso de sus propias contradicciones, de su propia degradación, el pueblo que emergía se encontraba desorganizado, sin conciencia clara de lo que había pasado, con grandes esperanzas en una democracia que no era mucho mas que una nueva etapa de avance del plan neoliberal en marcha.

Sin embargo todavía había capacidad de resistencia en el pueblo. Eran todavía nuevas medidas de desestructuración. Aunque débil, el juicio a los comandantes de la dictadura había dado esperanza de una nueva etapa de recuperación. Pero no fue así. Vinieron las leyes de impunidad, las del Punto Final y Obediencia Debida. No era suficiente. Viene entonces la hiperinflación, con lo que el pueblo quedó a la deriva, sin posibilidades de resistencia.

Fue entonces que apareció "el Mesías" riojano con su corte de incondicionales, desparramando promesas que nunca pensó cumplir. Fue una década , la del 90 en la que se selló la impunidad con los indultos, se profundizó la corrupción sin límites, se entregó a precio vil toda la riqueza nacional, se destruyó la producción, se humilló al país con una política nacional e internacional sin ningún atisbo de dignidad.

Las denominadas "privatizaciones" que fueron en realidad entregas a monopolios nacionales o extranjeros, lo mismo da, provocó despidos masivos de trabajadores, pérdidas de fuentes de trabajo como nunca se había visto en el país. Por primera vez la desocupación pasó a ser un problema social.

A todo esto, una denominada "clase dirigente" o "clase política" enriquecida de repente, comienza a mostrar sus lujosas casas, sus fiestas interminables, mientras los sectores populares comienzan a transitar un largo y difícil camino de reconstrucción. Surgen los "movimientos sociales" que luchan por reivindicaciones acotadas. Se forman redes de movimientos. Aparecen nuevos ámbitos de lucha y organización como la ecología, la mujer, etc., que se agregan a los derechos humanos.

19-20 de diciembre de 2001

En esa fecha "el subsuelo de la patria" volvió a emerger como siempre lo hace, ganando la calle, manifestándose en forma multitudinaria y ruidosa, con un ruido ensordecedor de cacerolas que desde los barrios se iban expandiendo hasta inundar la Plaza de Mayo.

Decía Hegel que "el espíritu no permanece nunca quieto, sino que se halla siempre en movimiento incesantemente progresivo. Pero como en el niño, tras un largo período de silenciosa nutrición, el primer aliento rompe bruscamente la gradualidad del proceso puramente acumulativo en un salto cualitativo , así también el espíritu que se forma va madurando lenta y silenciosamente hasta hacia la nueva figura, va desprendiéndose de una partícula tras otra de la estructura de su mundo anterior" que se anuncia solo por " síntomas aislados" hasta que los desprendimientos parciales " se ven bruscamente interrumpidos, por la aurora que de pronto ilumina como una rayo la imagen del nuevo mundo". (FE. P12)

Los desprendimientos de la forma anterior, es decir del denominado "modelo" cuya paternidad se disputaban ardorosamente Menem y Cavallo, en otros momentos, se iba produciendo sin pausa en movilizaciones, organizaciones y movimientos de todo tipo, cortes de ruta, piquetes, huelgas, escepticismo generalizado sobre los representantes políticos, sindicales y judiciales. De repente el 19-20 de diciembre aparece el rayo auroral de la "nueva imagen" de las asambleas.

Que había interesados en voltear a De la Rua, que hubo "complots" y cosas parecidas. Todo ello es simplemente anecdótico. El pueblo, sectores populares de desocupados, subocupados, maestras, maestros, clase media de todo tipo desbordaron todo tipo de convocatoria. Ellos n o tenían nada que ver con esas oscuras tramas palaciegas en la que corporizan los pequeños y grandes intereses de grupos encaramados en las estructuras políticas.

Nadie puede decirse dueño de esa pueblada potente, desbordante, ruidosa que gritaba su bronca por tantas humillaciones, por tantos atropellos, por tanta impunidad, por tantos crímenes, por tantas mentiras. "Que se vayan todos" atronaba el aire como expresión gráfica del rechazo visceral que nos ha esquilmado hasta límites inverosímiles.

Los titulares del poder político que a esa altura carecían de todo poder, no podían soportar tamaña manifestación de condena y lanzaron una de las más feroces represiones de los últimos tiempos. Mientras tanto los caceroleros habían recibido la inestimable ayuda de los piqueteros que se sumaron a la patriada, resistiendo con eficacia a la represión. Fue el primer acto de un movimiento en curso que se dirige a la confluencia de los sectores populares, expresada en la consigna "piquetes y cacerolas, la lucha es una sola".

Las Asambleas

La irrupción del pueblo en las calles no quedó en eso. No fue un hecho masivo pero aislado, sin mayores consecuencias. Todo lo contrario. A partir de ese momento todos los barrios de Buenos Aires, del Gran Buenos Aires y otras ciudades comenzaron a movilizarse, a reunirse, a debatir. Nacen las "asambleas barriales", un hecho inédito en la historia de los movimientos populares.

Así como nadie puede reclamar la paternidad de las movilizaciones del 19-20 de diciembre, tampoco se la puede reivindicar para las asambleas. Nacen estas desde el fondo de las reivindicaciones, broncas y reclamos insatisfechos. Los vecinos, desempleados, amas de casa, maestras, psicólogas, plomero, profesores se "encuentran" en una ciudad donde nadie "se encontraba", donde cada uno era para sí y nadie para todos. Se rompe la atomización , los barrios comienzan a adquirir personalidad propia.

El principio de las asambleas es tumultuoso, las intervenciones son dispares, muchas veces sin conexión entre ellas. Fácilmente se pasa de reivindicaciones barriales, de la exposición de necesidades apremiantes de algunos vecinos, a las arengas encendidas que delatan la intervención de algún militante de grupos de izquierda a los que sorprendió, como a todos, el fenómeno y vieron luego la posibilidad de intervenir.

Hubo si una primera etapa de tanteos, de marcha sin rumbos definidos, sin saber como hacer. Pero a todas las caracterizó desde un primer momento la radicalidad de los reclamos, el rechazo visceral a la política tradicional, expresada enseguida en el "que se vayan todos, que no quede, ni uno solo", en la horizontalidad en las decisiones, es decir, la democracia directa.

Es un hecho que el movimiento, en lo sustancial, vino de abajo, se gestó de abajo, como esa semilla de mostaza con que Jesús de Nazaret comparaba la revolución del " Reino de Dios" que él anunciaba, como ese fuego que según el Martín Fierro calienta desde abajo. Pero no todo es movimiento, ni todo es base pura. Hay movimientos que pasan como ráfagas y luego se diluyen si no encuentran la manera de asentarse de alguna manera, de darse forma.

El movimiento y sus contradicciones

De esa manera llegamos a algunos problemas, antiguos, pero experimentados con una radicalidad que los hace extraordinariamente novedosos. La exigencia de horizontalidad, de soberanía plena, de autonomía absoluta que entra en la contradicción con la necesidad de organizarse, de estructurarse, de alguna manera; la preservación del espacio reducido de la asamblea que ejerce un micropoder que desconfía de todo macropoder, la separación del espacio de la asamblea que se desarrolla en el seno de la sociedad civil con respecto al espacio político, donde actúan los políticos corruptos y culpables de la entrega del país ; la voluntad fuerte de lasa asambleas de ejercer una soberanía plena y la actuación de las organizaciones de izquierda para las cuales las decisiones de fondo, estratégicas, se toman afuera, en el partido.

Horizontalidad versus organización

La verdadera realidad, es decir todo el ámbito de las relaciones humanas es dialéctico, lo que significa que no deja de moverse en ningún momento. Esto es cierto pese a la afirmación del nuevo pensador estrella que nos llega de Europa, Antonio Negri, de que "la dialéctica es en realidad la forma en que se presenta siempre la ideología burguesa, en todas sus variantes" (AS.p52) La verdad que este descubrimiento de Negri es sensacional.

En efecto, yo tenía la sospecha de que Marx era un pensador burgues "camouflado"

La verdadera realidad, es la de los sujetos, que siempre son sujetos-objetos. Esto es importante, porque parece que la verdad o realidad se ubica del lado de los objetos, separada de los objetos. No por nada se pide "objetividad" a la verdad. La realidad sujeto-objeto no deja de moverse en ningún momento. En ese sentido tiene plena razón el viejo Heráclito cuando afirma que todo fluye. Pero si eso es así, sin ningún matiz, todo se esfuma y nunca será posible bañarse, no digo ya en el mismo río, ni siquiera en el río, como afirmara uno de sus adherentes.

El movimiento que siempre es movimiento del sujeto, de los sujetos, necesita momentos de pausa, momentos de remanso. No se puede vivir en una investigación permanente que nunca pueda presentar un producto ; no se emprende una carrera que no culmine en una m eta, no se inicia un noviazgo que no apunte a una construcción común; no se emprende un viaje que n o llegue a ninguna parte.

Ello significa que el movimiento dialéctico nunca se detiene, pero reconoce momentos de aceleración y de desaceleración, de allegro vivace y de rallentando, de destrucción de estructuras y construcción de otras, de negación y afirmación, de cuestionamientos y realizaciones. Hegel lo comprendió exactamente, por lo cual el movimiento con el que comienza la Ciencia de la Lógica , esto es la contradicción entre el ser y la nada, tiene su primera concreción en el "ser-ahí" y el "esto" nos encontramos con algo concreto, no con un mero fluir.

Gramsi, muy afecto a las metáforas bélicas, lo expresó como la contradicción- alternancia de guerra de movimiento y guerra de posición, guerra a campo abierto y guerra de trincheras. Un ejercito no puede estar constantemente expuesto al ataque enemigo en descubierta, ni puede marchar indefinidamente exponiendo el pecho. Necesita momentos de reposo, momentos de reaprovisionamiento, momentos de reorganización del terreno conquistado.

Las asambleas son sujetos que, como todos los sujetos, consisten en hacerse sujetos, en subjetualizarse. No hay otra manera para ser sujeto que el hacerse tal, porque si otro lo hace, no lo hace como sujeto sino como objeto, lo objetualiza. El subjetualizarse es en fluir que necesita esos momentos de concretización a los que acabo de aludir. Ello significa que necesita una cierta estructuración que sea flexible, que no traicione ni la horizontalidad, ni la dinámica dialéctica de la construcción.

Las asambleas para funcionar como verdaderos sujetos necesitan organizarse, estructurarse. Deben fijarse días de reunión, funciones diversas que deberían cumplir sus miembros. Las funciones o cargos serán siempre elegidos por la asamblea, serán revocables, rotativos, pero no pueden n o existir. Los primeros grupos o comunidades cristianos denominaban a los cargos "diakonías", es decir, servicios, que se ejercían de acuerdo al "carisma" que poseía cada uno, es decir dones gratuitos en un doble sentido, esto es, concedidos gratuitamente por Dios y que, en consecuencia, debían ser proporcionados gratuitamente a la comunidad.

La horizontalidad exige que todos puedan expresarse, proponer ideas, proyectos, discutir lo que proponen otros, pero alguien o algunos tienen que dar la palabra, ordenar el debate, someter las cuestiones a votación. Los miembros realizan funciones, de acuerdo a sus dotes, sus condiciones, sus inclinaciones, respetando la libertad de cada uno pero de una manera ordenada que permitan acciones que sean realmente eficaces.

El tema de la horizontalidad es el de la democracia directa. Hay una fuerte crítica a la representación, a todo tipo de representación, porque generalmente "los representantes" diputados, senadores, concejales, sindicalistas, se han representado a ellos mismos. La conciencia de las asambleas es rousseauniana, independientemente de que si sus componentes hayan leído o no a Rousseau. La democracia debe ser directa, la asamblea expresa "la voluntad general" como quería el ginebrino.

Ello pertenece a la utopía en su sentido más bello y positivo, en el de constituirse en el motor que impulsa a su máxima realización las relaciones fraternales y cuestione todo tipo de dominación. Pero, como utopía que es, no puede ser llevada directamente a la práctica. ES por ello que cuando los Estados de Córcega y Polonia le pidieron a Rousseau que les hiciese un programa de reformas de sus estados para la realización del proyecto bosquejado en el "Contrato Social", Rousseau les propuso una serie de instituciones o estructuras que, de hecho, transformaba la utopía en proyectos que siempre implican una cierta relativización de aquella.

La critica radical a toda representación con la proclamación de cada uno se representa a sí mismo lleva a la impotencia. En todas las actividades de la vida necesitamos la representación.

Micropoder versus macropoder; construcción del poder versus toma del poder

Frente a la complejidad del mundo moderno, especialmente en la etapa denominada, por una parte, posmodernidad y, por otra, globalización o neoliberal conservadora, las propuestas de concentrarse en pequeños grupos en los cuales todos se conozcan y reconozcan, tiene amplia aceptación.

Decía Max Weber en la segunda década del siglo XX que el dominio de la razón formal condensada en la burocratización de todas las esferas de la vida llevaba a los hombres a tomar una decisión difícil. O se acepta virílmente el presente burocrático y desencantado o se recluye en alguna de esas iglesias o sectas en las que puede dar rienda suelta a sus sentimientos. Afrontar el mundo con desencanto, entonces o huir de él a los pequeños grupos salvadores. Algo semejante propuso desde oros ángulos. Michel Maffesoli habla del " tiempo de las tribus"

Se trata de "la multiplicación de pequeños grupos de redes existenciales" , una especie de tribalismo que descansa a la vez en el espíritu de religión (re-ligure) y en el "localismo", grupos en los cuales estaría la potencia (Negri dixit) contra el poder.

Pero es imposible referirse al micropoder sin referirse a Michael Foucalt, el autor de la microfísica del poder. Ha despertado una nueva conciencia sobre el poder como flujo que atraviesa todas nuestras relaciones, de manera que todos ejercemos y sufrimos el poder. Las sociedades no son mas que un entrecruzamiento de poderes, de "redes" de poder, de las cuales es imposible zafar: Ni se hable de macropoderes, solo micropoderes, redes de poder.

Esta contradicción se entrecruza con la que contrapone la construcción del poder con la toma del poder. La construcción del poder, denominada también contrapoder, tiene parentesco y algo mas con el micropoder, y la toma del poder, con el macropoder. Se ha expandido la concepción no solo de que el poder no se toma, porque no es una cosa, un objeto, lo cual es correcto desde todo punto de vista, sino que directamente no hay que buscar, no hay que querer el poder.

Frente a la contradicción de micropoder contra macropoder, toda respuesta que se busque por el lado de la exclusión de uno de los dos polos dialécticos terminará en la frustración. No hay micropoder sin macropoder y viceversa. ES cierto que todos ejercemos y sufrimos poder, ¡ vaya novedad!. Pero si nos quedamos solo en los micropoderes, en las redes de micropoderes en los que se desarrolla la potencia, las grandes corporaciones estarían muy agradecidas. Tendrían la mesa servida.

El desarrollo de los micropoderes, de los grupos pequeños como espacios de realización y potenciación de los sujetos es absolutamente necesario. Nunca tendremos una nueva sociedad, nuevos hombres y mujeres si n o lo hacemos en el camino de transformación de la sociedad. Pero si esta no se transforma terminará aplastando las hermosas realizaciones en pequeño. Es lo que pasó a las primeras comunidades cristianas, que con su construcción de redes minaron el imperio , pero este pudo rehacerse y vengarse cruelmente, transformándolas en grupos en los que se reproducían sus contradicciones y alienaciones.

Los pequeños o grandes grupos, los movimientos de trabajadores desocupados, de piqueteros, las asambleas barriales, los organismos sociales, los de derechos humanos y tantos otros están insertos en la totalidad de una sociedad que políticamente se condensa en el Estado. Totalidad y parcialidad, el todo y las partes son momentos dialécticos inescindibles. El olvidarlo y esconder la cabeza en la arena como el avestruz siempre se paga muy caro.

Esa claro que el trabajo debe ir siempre de lo pequeño a lo grande, de la base a la cima, pero la andadura no puede ser rectilínea sino dialéctica. Ni saltar directamente al cuestionamiento de las políticas del FMI, olvidándose o dejando de lado las reivindicaciones concretas de todos los días, ni quedarse en estas, dejando de lado las macropolíticas.

El poder no es una cosa, no es un objeto, no se encuentra en algún lugar como puede ser la Casa Rosada o el Comando del Ejercito. El poder esta constituido por las relaciones sociales, lo cual significa que se construye. Construir nuevas relaciones sociales, nuevas maneras de reconocernos, es construir poder, nuevo poder. Es evidente que sólo se puede hacer desde lo pequeño a lo grande, desde la base hacia la cima, pero no en forma lineal. La cima existe, actúa y lo hace de una manera persistente, y muchas veces brutal.

Ello significa que la respuesta no puede estar solo en los núcleos pequeños o grandes y en sus redes, sino que se requieren respuestas mayores. Es necesario abrir el espacio, el macroespacio, para lo cual se necesitarán estructuras, instrumentos políticos nuevos.

Sociedad civil versus sociedad política

" Que se vayan todos, que no quede, ni uno solo " Grito potente que desde las jornadas del 19-20 de diciembre de 2001 resuena en todas las movilizaciones y escraches.

Es fácil leer en ese grito un rechazo visceral, como apuntaba, al neoliberalismo conservador que se realizó a través de ajustes, privatizaciones, flexibilizaciones laborales y demás calamidades que, desde la infame década menemista asolaron nuestra sociedad.

Hasta allí la consigna nos resulta clara. El problema se complica y la claridad comienza a oscurecerse cuando se quiere llevar a la práctica o, en otras palabras, cuando a esa utopía se la quiere transformar en proyecto. El "todos" involucra a todos los politicis, a todos los funcionarios que tuvieron o tienen alguna participación en las estructuras del estado desde la década del 60 para acá. SE encarna de una manera especial en "los políticos", en la denominada "clase política", porque se la ve como responsables directos del monstruoso saqueo al que ha sido sometido el país. Hoy no solo se hace política, sino que se habla de ella, se discuten los temas políticos, pero se busca una nueva manera de hacer política que no tenga nada que ver con la conocida.

Esta escisión entre lo social y lo político, la sociedad civil y el estado, ha dado origen a una teorización que de hecho, fundamenta y legitima dicha escisión. Lo hace mediante la distinción entre política y gestión, negación que esta última sea política. De esta manera la política no sale de la marginalidad. Lo que esta aquí en la base es el temor a la contaminación con lo impuro. La política sería el ámbito de lo puro, lo contestatario.

Es un dicho que pertenece al sentido común de lo popular, que se presta a la manipulación que "el poder corrompe". Para confirmarlo basta pasar una rápida lista a una serie de los que fueron "compañeros" y que ahora se encuentran del otro lado. Dejando de lado la "utopía" para aferrarse a la "realidad". Por otro lado, la década menemista fue un verdadero florilegio de "corruptos" en el poder.

Cuando el pensamiento pretende salir de los carriles dialécticos y pretende aferrar a la realidad con el entendimiento que todo lo fija y abstrae, acepta sin mas ese lugar común y apuesta a construir al margen del poder, a ser puramente contestatario, a permanecer en el "contrapoder" y la " contracultura".

De esa manera, la política que se pretende revolucionaria o algo parecido, se contrae expresamente a la marginalidad. Los megapoderes agradecidos.

Es cierto que el poder corrompe, pero también transforma; oprime, pero también libera; construirse como sujeto es construir poder, la relación intersubjetiva es siempre dialéctica, dominador-dominado, señor-siervo o, en otras palabras, "relación desigual". Si fuera "igual" ya no se movería, la historia habría terminado. Relación desigual en camino hacia la igualación o superación nunca lograda plenamente, pero siempre acercable.

Autonomía versus partidos políticos

Las asambleas surgen de la movilización del 19-20 de diciembre con una vocación de autonomía muy fuerte. Desde el primer momento las asambleas se pensaron autónomas, autoconvocadas, soberanas, horizontales, alérgicas a todo partido político y , en general, a toda organización que desde otro lugar pretendiese injerencia o determinación sobre ellas.

En un movimiento lógico, los partidos de izquierda, que siempre fueron marginales en la política nacional, interpretaron que allí se encontraba su lugar natural de acción política y se largaron a participar activamente, como ya acontecía en los movimientos de desocupados. Como consecuencia de ello se producen contradicciones en dos niveles. El primero: el de las asambleas como movimientos autónomos en contra de los partidos, que introducirían la heteronomía en cuanto los mandatos vendrían de los partidos. El segundo: la de los partidos entre si, luchando por la hegemonía en el espacio de las asambleas.

A los partidos de izquierda que históricamente han peleado su pequeño espacio en la marginalidad, esperando el momento que finalmente la historia les dará la razón, porque ellos son las vanguardias poseedoras de la verdad de la historia. De esta manera, su ideología conforma una pantalla que no le permite captar la novedad que presentan los acontecimientos históricos, novedad a la que siempre estuvo atento el que debiera ser su referencia teórica fundamental, el cual, frente a la novedad para su teoría representaba el "populismo" ruso, no se cerró en su teoría, sino que se entregó a estudiar el fenómeno "nuevo" para él.

La dialéctica de esos partidos, con débil inserción popular, los lleva a la necesidad por una parte, a participar en el espacio de las asambleas considerándolas como una expansión de la política decidida por el partido y, por otra, a participar en movilizaciones con la mayor cantidad de banderas posibles, de manera de aparecer como el partido más convocante.

Perspectivas

Los diversos actos que se realizaron el primero de mayo dibujan un mapa posible de la evolución posterior de las asambleas. En todas las asambleas el tema fue debatido y se tomaron opciones diversas indicativas de las divergencias existentes. En estas divergencias mucho tienen que ver los partidos de izquierda intervinientes como el PO, MST, PC.

Hubo asambleas en las que no hubo coincidencias en ir a un solo lugar y se optó por transitar por todas las concentraciones.

Las divisiones ya existen y no se les ha encontrado todavía una solución conveniente. Es de prever que, como sucede con los movimientos de desocupados también las asambleas se dividirán en aquellas que se encolumnan detrás de determinadas políticas o sindicales y las autónomas que parecen ser la mayoría. Lo más correcto tal vez sea:
 

Funcionar como una alianza de asambleas que se unen en la lucha, proyectan tareas comunes, objetivos de corto plazo.

Organización de las asambleas autónomas que buscan articularse y se fijan objetivos estratégicos a largo plazo.

Articulación de estas asambleas con otras organizaciones populares autónomas esparcidas por todo el territorio nacional.

 

La pretendida extinción del estado

En todos los proyectos de estructuración de su proyecto teórico Marx coloca al estado como momento de condensación de la sociedad y al mercado mundial como condensación de los diversos estados. Lamentablemente se generalizó la concepción de que para Marx el estado era un simple instrumento de dominación en manos de la clase dominante. Hoy, desde ángulos opuestos se expande la concepción de que el estado ha terminado. Ello es predicado tanto por el neoliberalismo fundamentalista, para el cual los tres mundos han desaparecido como por los autores del "imperio", como superación del imperialismo.

Desde las usinas neoliberales, predicada aquí por comunicadores sociales como Neustadt y Grondona, se nos ha trasmitido hasta el cansancio de que el estado era el culpable de todo nuestros males. Era necesario, pues, eliminar el estado, achicarlo hasta su mínima expresión. Dejar libre a las fuerzas del mercado a los " flujos" que atraviesan todas las sociedades dirían Deleuze, Guattari y Negri.

Menem y sus asociados se entregaron con fervor militante a la tarea de desmantelar el estado, el cual dejó de existir. La consecuencia no fue precisamente que nuestros males cesaran, sino todo lo contrario. Corporaciones españolas, norteamericanas y otras se lanzaron sobre la presa. Detrás de ellas los estados "inexistentes" de España y Estados Unidos, por citar a los dos que más intervinieron, pusieron toda su influencia para que sus corporaciones fuesen las mas favorecidas.

Es vidente que las funciones que cumplen los estados han variado. En Europa se ha formado la denominada Unión Europea que, sin duda, cumple algunas de las funciones que antes corrían por cuenta de cada uno de los estados, pero éstos están lejos de desaparecer. Promueven políticas, subsidian determinados productos. Si fuese cierta la desaparición o no importancia de los estados no se explica la preocupación por el avance de la ultraderecha manifestada en la última votación francesa. La globalización que sería la encargada de hacer desaparecer el estado esta impulsada por las empresas transnacionales, especialmente el FMI, el BIRD , la OMC y los estados fuertes como USA, Japón y los estados fuertes que forman la Unión Europea. En ellos se concentran las empresas más grandes del mundo. "El estado-nación" y las empresas que funcionan en relación con estas naciones-estados son ahora más fuertes que nunca. Estados y multinacionales funcionan en una relación sinérgica (PG p.27). Desde esos centros de poder se nos baja el mensaje de la desaparición de los estados que constituyen un estorbo para su crecimiento.

Desde el otro ángulo quienes sostienen la finalización del imperialismo, sustituido por el imperio, llegan a una conclusión semejante. Para ellos el imperio ya no tienen ningún afuera. Todo se encuentra en su interior, de manera que los estados desaparecen y ¡ en buena hora! Ya que siempre fueron opresivos. Ya no hay mas estados, ningún centro de dominación, sino el imperio al que se contrapone el contraimperio formado por la multitud, no por los pueblos, otra creación de la burguesía. Los pueblos serían una simple "síntesis constituida" , es decir, en otros términos, simples objetos, mientras que la multitud sería la "síntesis constitutiva"(Imp.p.p 104-105) .

Por ello los palestinos se equivocan cuando pretenden constituirse en estado-nación pues "en cuando la nación comienza a conformar un estado soberano, sus funciones progresistas desaparecen" y Negri cita, con aprobación plena, las palabras de Jean Genet "el día que los palestinos lleguen a institucionalizarse, yo no estaré de su lado. El día que los palestinos constituyan una nación como las demás naciones, yo ya no estaré allí. (Imp.p.110). Apenas se puede creer tal desvarío.

Por otra parte el fenómeno de la globalización produce como contracara la fragmentación. Nunca ha habido tanta fragmentación tanto en el interior de los estados, como entre los diversos estados como en la etapa globalizadora. Ello es así porque en realidad la globalización es la imposición del mercado como un universal abstracto que, al no dialectizarse con los particulares, a los que solo quiere dominar, los fractura. Esta fractura produce el fenómeno que Negri denomina "multitud" que sería el contraimperio.

Buenos Aires 15 de mayo de 2002


Bibliografía citada

Hegel, G.W.F.: Fenomenología del Espíritu

Negri, Antonio : La Anología Salvaje(Ensayo sobre potencia y poder en B. Spinoza)

Negri, Antonio: Imperio

Petras, James : Globaloney (El lenguaje imperial, los intelectuales y la izquierda)

 

Tomado de Rebelión


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