17 de marzo

Febrero 13 de 2003

Alcaldía - El edificio central de la comuna alteña fue saqueado y 4 vehículos oficiales quemados. La banca y el comercio fueron afectados.

La Ceja de El Alto quedó a expensas de los asaltantes

La Razón

La oscuridad de la noche y la ausencia de efectivos policiales y militares en las principales avenidas de El Alto crearon el ambiente propicio para que centenares de personas que habitan esa ciudad ocasionaran destrozos en los ambientes de entidades públicas y privadas y saquearan comercios.

Ni el edificio central de la comuna alteña, ubicado en la avenida Franco Valle de la Ceja de El Alto se libró. El alcalde de esa urbe, José Luis Paredes, informó anoche que la turba se había llevado "todo, documentos y muebles" y que quemaron cuatro vehículos que allí se guardaban.

Según Paredes, hubo gente que se llevó equipos de computación íntegros. El lugar estaba entonces resguardado por un grupo de gendarmes municipales que, ni siquiera con el apoyo de efectivos de la Fuerza Aérea, pudieron controlar a la masa.

La autoridad edil dijo que esta madrugada realizaría una inspección y que luego reubicaría a parte de su personal (en aquellas dependencias trabajan más de 500) en otros ambientes para poder reanudar sus labores.

Eran cerca a las 21.00 de anoche, y aunque el palacio consistorial ya había sido abandonado, la turba -cuyo número no se pudo precisar- se mantenía en la Ceja y la avenida 6 de Marzo alrededor de gigantescas fogatas en las que quemaban mobiliario y documentos.

Otras instituciones afectadas fueron Aguas del Illimani, Electropaz, negocios comerciales y agencias bancarias. La cadena televisiva, ATB, UNO y PAT informó que fue imposible identificar las entidades financieras que los manifestantes destrozaron porque la gente impidió el acceso de los medios. Sólo se supo que se trata de aquellas que están en inmediaciones de la sede de la Central Obrera Regional de El Alto.

Uno de los primeros blancos de los manifestantes fueron las oficinas de Toll SA y las casetas donde se cobra el peaje de la autopista que une La Paz con El Alto. El edificio de la empresa fue saqueado y quemado.

El alcalde de El Alto, José Luis Paredes, dijo que los vándalos eran jóvenes. Entre ellos se pudo identificar a ladrones que, al aprovechar la confusión, se llevaron objetos de valor e informó que la situación empeoró cuando, cerca a las 19.00, una marcha de la Universidad Pública de El Alto se acopló a la protesta.

El Palacio fue blanco de los alumnos del Ayacucho

El reloj marcaba las 10.30 de ayer y los gritos de ¡sí! y ¡abajo!, que pronunciaban los estudiantes del colegio Ayacucho desde el patio de su establecimiento, se oían dos cuadras a la redonda.

Pasadas las 11.45, los estudiantes ya estaban en camino a la plaza Murillo; unos portaban palos, otros basura y piedras. Un reportero de este medio oyó a uno de los jóvenes decir a dos de sus compañeros: "El profe ha dicho que el impuestazo le quitará el sueldo a nuestros padres, así que tenemos que sacarle la mierda al Gobierno antes de que se aplique, o sea que vamos ya no más, o después será tarde".

Los tres salieron corriendo y se perdieron entre la multitud; el movimiento fue detenido por una veintena de policías del PAC y de los polivalentes que custodiaban el Palacio, pero cerca a las 12.05, en una esquina de la calle Potosí, los estudiantes se reorganizaron con el apoyo de alumnos del colegio Felipe II Guzmán.

De regreso en la plaza, empezaron a apedrear el Palacio ante la mirada pasiva de los policías amotinados que, desde el cuartel del GES, aplaudían la acción.

Entonces llegó un contingente de la PM, que en su intento de dispersarlos, echó gas lacrimógeno. Los policías acuartelados respondieron al ataque mientras los jóvenes huían. Educación ya solicitó una investigación y podría destituir a los directores Germán Castillo y Victoria Gallardo, de los dos colegios.

En la plaza San Francisco, Morales Dávila alentaba

A media tarde, la plaza San Francisco recuperó, por unas horas, el carácter de punto de referencia que durante muchos años tuvo, para los movimientos sociales. En ese espacio, decenas de personas, principalmente jóvenes y adultos vestidos con ropa pobre, se reunieron para lanzar consignas de levantamiento. Allí fue donde surgió la ocurrencia de tomar las oficinas del Ministerio de Trabajo, lo que ocurrió, evidentemente, por acción de los grupos de jóvenes que causaron desolación en las calles paceñas.

Y en esos grupos destacó la figura del diputado Manuel Morales Dávila, acompañante del líder del MAS, Evo Morales. El abogado se apostó en un sitio y lanzó un discurso contra el gobierno de Sánchez de Lozada y planteó una mayor movilización.

Sin embargo, hay que aclarar que, formalmente, Morales -conocido por sus acusaciones contra Sánchez de Lozada- no lideraba algún grupo en particular, como ocurrió lo propio con un sindicalista de la Caja Nacional de Salud y que es del MNR.

Tomado de La Razón

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