13 de febrero, 2003, 22:05:25
El Deber
Los disturbios y protestas sociales que han dejado 23 muertos en el país continuaban con menor intensidad la tarde del jueves en las principales ciudades, mientras policías se sumaban a la vigilancia junto al Ejército para frenar los saqueos y actos de pillaje que se registran principalmente en La Paz.
En la ciudad de Cochabamba (centro), los efectivos policiales que durante la mañana se mantuvieron acuartelados, salieron a patrullar la ciudad y detuvieron a varias personas protagonistas de saqueos contra comercios, edificios y vehículos.
Los desmanes se desataron luego de una marcha convocada por la Central Obrera Boliviana (COB) que urge la renuncia del presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada a raíz de la crisis social y política.
Entre tanto, los policías que el miércoles se enfrentaron a militares en la Plaza de Armas de La Paz -sede del Gobierno-, con un saldo de 16 uniformados muertos, también salieron a las calles de la ciudad para frenar los asaltos y el pillaje que aún se registraba en diferentes barrios populares y comerciales de la ciudad y de la vecina El Alto.
Cuatro vehículos de la alcaldía de El Alto fueron incendiados por la personas que, además, asaltaron sus dependencias, así como varias empresas, entre ellas la embotelladora local de Coca Cola, de capitales chilenos.
El ministro de Gobierno, Alberto Gasser, confirmó el retorno de la tropa policial a sus labores habituales e informó que en la ciudad de La Paz fueron detenidas más de un centenar de personas durante esta jornada.
La presencia policial, sin embargo, era inexistente en la ciudad de Santa Cruz, 900 km al este de La Paz, donde los uniformados permanecían replegados en una cárcel local, mientras una multitudinaria marcha de trabajadores y estudiantes universitarios demandaba la renuncia del presidente Sánchez de Lozada. Tras la misma se produjeron saqueos a comercios y fue quemada la sede del MNR, partido del primer mandatario.
Los disturbios en Bolivia se iniciaron el martes con un motín policial en la ciudad de La Paz, en demanda de un aumento salarial y en oposición a un impuesto al salario de todos los trabajadores dispuesto por la administración gubernamental en su proyecto de presupuesto general.
La revuelta policial que derivó el miércoles en cruentos choques armados entre policías y efectivos militares leales al Gobierno -con un saldo de 16 uniformados muertos y más de 80 heridos- obligó al mandatario boliviano a retroceder en su medida impositiva para calmar los ánimos, sin que ello haya tenido ningún efecto en los sectores opositores al régimen que ahora demandan su renuncia.
Los disturbios registrados en La Paz este jueves cobraron la vida de siete personas, entre ellas una enfermera que fue baleada cuando asistía a otros heridos, elevando la cifra de víctimas fatales a 23 en dos días de conflicto.
Tomado de El Deber