30 de julio del 2002
Luis Alberto Echazú Alvarado
Rebelión
Hoy ya nadie quiere ser neoliberal, peor aún después de las elecciones. Sin embargo esto no quiere decir que las políticas de este carácter y lo que es más nocivo aún, el pensamiento y la acción que privilegia las fuerzas monopólicas globales que dominan el mercado, no sigan ejerciendo su negativa influencia.
Desde el gobierno, desde la oposición, y en particular desde sectores empresariales y universitarios se sigue insistiendo en este caduco modelo que ha demostrado a todas luces su absoluta falta de pertinencia en especial para el desarrollo de economías dependientes y pobres como la nuestra.
La situación económica actual es en gran medida fruto de la aplicación fundamentalista de este modelo, pero sus consecuencias posteriores - en el corto, mediano y largo plazo - pueden ser realmente catastróficas de no mediar un cambio sustancial.
Una somera revisión de algunos aspectos de la economía nos puede facilitar la ratificación de este criterio.
El endeudamiento externo de los últimos 17 años ha sido quizá aún más nocivo que el registrado en los periodos anteriores, incluidos los de dictaduras militares.
Esto puede parecer absurdo para quienes desconocen o no quieren ver la realidad. Un análisis minucioso de la evolución del saldo de la deuda, así como de la deuda contratada y en especial de su destino y uso, nos muestra que una elevada proporción de los créditos se han destinado a sustentar la institucionalidad neoliberal - fortalecimiento institucional, fortalecimiento de la democracia y de la gobernabilidad, créditos para el estudio y elaboración de leyes y otros - que son un subsidio directo para la corrupta clase política y su entorno y nada tienen que ver con el fomento a la producción.
Como el Estado debía abandonar toda actividad productiva, el crédito para la producción desapareció. Naturalmente los resultados fueron los que tenemos ahora, es decir una insolvencia, que es prácticamente una cesación de pagos que se ha disfrazado con el programa de alivio de la deuda a los países más pobres, altamente endeudados (HIPC I y II).
El gobierno y los partidos neoliberales han mostrado esta iniciativa, como un gran triunfo para el país. Se propagandiza profusamente el uso de dineros supuestamente provenientes de este ahorro en itemes para salud y educación.
Lo que no se dice, es que el saldo de la deuda no disminuye de 4.400 millones de dólares, por la exigua o nula incidencia del HIPC en el stock global de la deuda y por la nueva contratación de créditos. Más grave aún es la condición que impone este programa, para continuar en los próximos 15 años con las medidas de ajuste estructural.
No debemos olvidar además que el endeudamiento de este período (1985-2.002) se produjo, como se señala con tanta insistencia, con fuentes principalmente multilaterales que suponen condiciones concesionales. Más aún, los sucesivos gobiernos, "lograron" en 8 rondas de París, tratamientos especiales para la reprogramación de la deuda que en muchos casos significó la condonación de intereses y en algunos hasta de fracciones del principal.
¿ Cómo se explica entonces que después de tantas facilidades, el país - en realidad, más propio sería decir las administraciones neoliberales - llegaron en 1998 a una situación de un práctico default o cesación de pagos, en virtud del cuál, Bolivia ha sido incluida en la iniciativa HIPC ? La respuesta solo tiene dos alternativas o quizá tres. O bien, el modelo por su carácter intrínseco, es incapaz de generar excedentes para el desarrollo y el repago de una deuda supuestamente concesional, o por el contrario la deuda aún siendo concesional en términos de tasa de interés y plazo de amortización, es absolutamente inconveniente para el país porque se destina para todo menos para la inversión productiva creadora de riqueza, y de empleo que a su vez permiten un cómodo cumplimiento del servicio.
Queda una tercera alternativa que es la combinación de las dos primeras y es la que consideramos más precisa y exacta : Tanto el modelo, como el financiamiento externo constituyen dos caras de la misma medalla, que confluyen junto a otros mecanismos, a controlar nuestra economía y hacer que su desenvolvimiento sirva a intereses de la acumulación imperialista a escala mundial. El desarrollo en estas condiciones y con este modelo, es una ilusión.
En resumen podemos señalar que la deuda externa no disminuye, los nuevos créditos sólo sirven para engordar a la parasitaria clase política y la condonación de ciertos montos se otorga a cambio de destruir la producción nacional abriendo indiscriminadamente nuestro pequeño mercado y regalando nuestras empresas estratégicas y nuestros recursos naturales no renovables a empresas transnacionales y finalmente entregando toda la política económica a manos del FMI.
No podemos seguir pagando semejante precio. Se impone una nueva ley sobre endeudamiento externo que anule el vergonzoso y funesto condicionamiento que se nos ha impuesto.
Otra de las nefastas consecuencias del neoliberalismo es el inusitado incremento de la deuda interna, que tiene a la reforma de pensiones a una de sus principales causas.
En los últimos cinco años la deuda interna global ha subido desde 1.209 millones de dólares en 1997 hasta 2.191 millones de dólares en el 2.001, lo que representa un incremento del 81%. La deuda interna del Tesoro ha aumentado en el mismo período desde 1.055 millones hasta 2.035 millones de dólares, es decir el 93% más aún que la deuda interna global.
Los bonos del tesoro que se colocan a las AFPs han aumentado desde 72.5 millones de dólares en 1997 hasta 654.0 millones de dólares en el 2.001, lo que representa un aumento del orden del 800%. Estos recursos prestados por las AFPs a un interés del 8% anual, se destinan al pago de las rentas de los jubilados en el sistema de reparto. Este monto total adeudado a las AFPs representa en este momento 3 años de pago de los rentistas.
Los Bonos del Tesoro Tipo "C", han aumentado también de manera alarmante. Hasta el año 1999 no existía deuda de este tipo de bonos. En el año 2.000 se emiten este tipo de bonos por un monto de 90.4 millones de dólares y al año siguiente es decir en el 2.001, el monto aumenta adicionalmente hasta 363.8 millones de dólares, lo que representa un incremento del 300%.
Es muy peligrosa la tendencia que observamos puesto que el stock de esta deuda ya se acerca a la mitad del stock de la deuda externa con el agravante de que su costo, es decir la tasa de interés, es sumamente alta y es muy superior a la tasa de interés promedio del endeudamiento externo.
Como una aproximación podemos señalar que en este año 2.002, se pagarán alrededor de 170 millones de dólares solo por concepto de intereses de la deuda interna, monto superior al pago de intereses de la deuda externa.
En el año 2.001 el país pago 115 millones de dólares por intereses de la deuda externa y 135 millones de dólares por intereses de la deuda interna, sumando ambos conceptos un total de 250 millones de dólares, monto que supera en más del doble el presupuesto de ingresos del sistema universitario por concepto de subvención ordinaria y coparticipación tributaria.
Si sumamos el saldo neto de la deuda externa al 31 de diciembre de 2.001 (4.411.9 millones de dólares) y el saldo neto de la deuda interna a la misma fecha, (2.190.88 millones de dólares), tenemos un monto total de 6.603 millones de dólares, que representan más del 80% del Producto Interno Bruto.
Solo el pago de los intereses a las AFPs serán en este año (2.002), aproximadamente unos 52 millones de dólares.
Los pagos por concepto de intereses de la deuda externa e interna en el año 2.002 estarán en el orden de los 300 millones de dólares, monto récord en la historia, pues supera ampliamente el monto promedio anual más elevado en el pago de intereses de la deuda externa que se registró entre 1983-1985 con 173 millones de dólares, y el propio año récord en el pago de intereses que fue 1983 con 228.5 millones de dólares, guardando las diferencias por el distinto valor del dólar.
¡Bolivia pagará 300 millones de dólares en este año 2.002, solo por concepto de intereses de la deuda externa e interna combinadas! Este monto representa casi la mitad de la inversión pública ejecutada en el año 2.001.
De continuar con este ritmo de endeudamiento interno muy pronto deberemos pagar montos imposibles, como aquellos que precipitaron la supuesta salida del HIPC. En 1998, se pagó una cifra récord como servicio de la deuda externa con 388 millones de dólares, estamos ya muy cerca de ese monto. Esta es una de las más funestas consecuencias del neoliberalismo en Bolivia. Es tiempo de ponerle punto final a este modelo corrupto y saqueador.
Tomado de Rebelión