La Paz, febrero 12 de 2003
Econoticiasbolivia.com
Un levantamiento cívico policial, que dejó un saldo de 16 muertos y más de un centenar de heridos de bala y gases, puso en jaque este miércoles al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Armados precariamente varios millares de policías amotinados, jóvenes y población civil cercaron el palacio de gobierno en la ciudad de La Paz y obligaron al Ejecutivo a retirar su intención de recortar el salario de trabajadores y empleados del sector público y privado.
Acorralado por la extendida protesta social, y apoyado tan solo en los fusiles del ejército, Sánchez de Lozada dejó sin efecto su proyecto tributario, que había sido diseñado bajo la directa presión del Fondo Monetario Internacional.
"Que Dios salve a Bolivia", dijo el presidente en un mensaje televisado a toda la nación al anular sus medidas económicas en un claro intento por aplacar la ira popular y por salvar su presidencia.
El mensaje presidencial logró amainar parcialmente la fratricida lucha que entablaron por casi cinco horas seguidas, desde el mediodía de hoy, regimientos militares leales a Sánchez de Lozada y tropas policiales rebeldes que contaban con el apoyo de estudiantes, trabajadores y desocupados.
Sin embargo, cientos de civiles, con apoyo policial, mantuvieron hasta el anochecer la presión sobre el Ejecutivo, saquearon e incendiaron las oficinas de la Vicepresidencia de la República, del Ministerio de Trabajo y las sedes de los partidos de gobierno, todas ellas ubicadas en el centro de la ciudad de La Paz. Los manifestantes, numerosos pero poco organizados y sin una clara dirección sindical y política, exigían las renuncia inmediata de Sánchez de Lozada y de su vicepresidente, el periodista Carlos Mesa.
En el centro y la zona norte de La Paz, los saqueos y asaltos de tiendas comerciales le han puesto fuego a la noche, mientras en el resto de las principales ciudades del país prosiguen, aunque en menor intensidad, los enfrentamientos entre la población civil y militares.
La renuncia también fue exigida por el líder cocalero Evo Morales y dirigentes de la Central Obrera Boliviana y de otras organizaciones laborales y populares, los que preparan una gran movilización social para mañana jueves en contra del gobierno, conformado por los neoliberales Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) y Unidad Cívica Solidaridad (UCS).
En previsión de nuevos enfrentamientos, el gobierno declaró feriado nacional y la suspensión de las actividades públicas y privadas durante este jueves, en la que nuevamente asomará la consigna cada vez más popular, acuñada con sangre y rabia en las calles de La Paz, de que se vayan de palacio los actuales gobernantes.
Sánchez de Lozada tiene poco espacio para la maniobra. Ha perdido el control de la fuerza represiva policial y no parece estar en condiciones de seguir apostando a las balas del ejército. Tampoco puede, en lo inmediato, imponer nuevas medidas económicas que puedan subsanar por lo menos en parte el descalabro económico que agobia Bolivia. Por ahora, el presidente solo quiere mantenerse en el poder.
Tomado de Econoticiasbolivia.com