26 de enero del 2003
Stella Calloni
La Jornada
El dirigente campesino boliviano Evo Morales, a la cabeza de una protesta que va más allá del "tema de la hoja de la coca", pues incluye la lucha por "recuperar nuestros recursos naturales", recuerda que el pasado año el Congreso autorizó al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada la entrada de 300 militares de Estados Unidos, además de la presencia de asesores de ese país que están en el Chapare y otras regiones conflictivas de Bolivia.
Esta presencia es permitida por un gobierno que continúa llevando adelante las recetas de Washington y del neoliberalismo, por lo que "pensamos que ésta es la hora del pueblo (...) No ha habido respuesta por parte del presidente y la lucha sigue, y es un momento decisivo en el que estamos juntos aymarás, quechuas, trabajadores y tantos sectores y organizaciones, porque se trata de una lucha frontal contra el modelo".
Al referirse a la represión desatada por el gobierno contra las protestas campesinas, mineras y de jubilados en días pasados, el diputado Morales relata, en entrevista telefónica con La Jornada, que los "ayllus (otra etnia boliviana) estaban haciendo una huelga de hambre pacíficamente para pedir reivindicaciones y los desalojaron violentamente, y así no les dejaron más salida que unirse a esta gran protesta. Los expulsaron como se expulsa a todos los pobres del sistema".
Sin embargo, considera que pese a esta respuesta del gobierno, el movimiento de protesta se ha consolidado, con el apoyo del también dirigente indígena y campesino Felipe Quispe.
"Llevamos una segunda semana de acciones muy fuertes de movilización y bloqueo y hay cada vez más apoyo de distintos sectores, a pesar de la militarización. Tenemos el apoyo de la Central Obrera Boliviana (COB), las dos grandes confederaciones campesinas, el Frente Nacional de Mujeres, maestros y sectores rurales, y aunque hay vacaciones y esto no permite accionar a varios de esos sectores, hemos tenido un fuerte apoyo.
"Hemos visto el ejemplo emocionante de nuestros viejos jubilados (que durante varios días realizaron marchas contra una reforma que se pretendía imponer al sistema de pensiones, pese a que los ancianos fueron duramente reprimidos). El gobierno de Sánchez de Lozada miente porque su objetivo no es el diálogo o la respuesta, sino tratar de derrotar militarmente la protesta." El gobierno "sabe que en esto se juega la suerte del modelo y de las trasnacionales. Por eso mandan tanques de guerra y por eso ordenaron la militarización del conflicto. Ya llevamos 18 muertos en poco tiempo (11 días)".
Para Morales, el presidente intenta profundizar "un modelo de exterminio en lo económico y militar de los movimientos sociales e indígenas que han comenzado a luchar y recuperar sus riquezas, sus territorios. En este proyecto debemos ubicar a la Iniciativa Andina, el Plan Colombia, el Plan Puebla-Panamá. Son en realidad un nuevo y enorme Plan Cóndor y por eso las grandes maniobras (estadunidenses) Cabañas Uno, Dos, Tres en Argentina y Chile, y otros ejercicios y desplazamientos de tropas en América Latina.
"Ellos (las fuerzas militares) se preparan como en otros tiempos para matar zurdos (personas de izquierda), gente que los enfrenta, que no se deja arrasar. Entonces identifican a indígenas, campesinos, trabajadores urbanos como enemigos del sistema y también a todos los que se rebelan justamente, como los pequeños productores, las pequeñas empresas cooperativas productivas y algunas organizaciones no gubernamentales. Ellos quieren arrasar con todo", alerta.
En este contexto ubica la llegada de David Greenle como nuevo embajador de Estados Unidos. "El gobierno de George W. Bush parece que no tiene diplomáticos para enviar a nuestros países y manda a un personaje que fue director de los Cuerpos de Paz, los cuales eran en realidad espías como se ha comprobado, y fue agente de la CIA.
"Greenle está implicado en masacres y narcotráfico, por tanto en actos criminales y en la delincuencia", añade el diputado del Movimiento al Socialismo, fuerza que se originó en el Chapare y en Cochabamba como forma de acción campesina para protegerse de la represión.
Los campesinos cocaleros recuerdan que la coca, planta de uso tradicional en esta región para los indígenas, se transforma en droga por los químicos que se fabrican en los países ricos y la demanda de sus sociedades, que como la de Estados Unidos resulta la mayor consumidora mundial de estupefacientes.
Evo Morales surgió de esas luchas, como dirigente cocalero, y fue elegido diputado en 1997. Por maniobras tras las cuales estuvo Washington, fue expulsado arbitrariamente del Congreso, acusado de "instigación a la violencia", y en marzo de 2002, cuando anunció su candidatura presidencial, la embajada de Estados Unidos llamó públicamente a no votarlo.
"Desde el principio advertí que el presidente Sánchez de Lozada no iba a durar en el poder más de dos años si el gobierno continuaba aplicando las recetas de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional y que podía ocurrirle lo que pasó en Argentina el 20 de diciembre de 2002. Nosotros llamamos a encontrar instrumentos económicos propios y a participar en la administración de nuestros recursos. Si el Estado y los empresarios han fracasado, nos toca ahora a nosotros".
Tomado de La Jornada
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