17 de marzo

Enero 14 de 2003

Con abrazos, pero también con insultos y piedra, reciben a caravana de chavistas colombianos en Venezuela

EL TIEMPO
Bogotá

Ante los riesgos por la polarizada situación, la caravana de colombianos chavistas suspendió su escala en San Cristóbal y se enrumbó hacia Caracas

Al grupo, que espera llegar mañana a Caracas para expresar su apoyo al presidente Hugo Chávez, solo le bastó recorrer dos kilómetros de esta nación para quedar atrapado en el candente ambiente de un país dividido.

Durante su trayecto por el puente fronterizo Simón Bolívar y las primeras cinco cuadras de San Antonio del Táchira (Venezuela), los manifestantes colombianos pasaron de los abrazos de los partidarios del presidente Hugo Chávez, a los insultos y piedras lanzadas por opositores del Gobierno.

La primera escena, la del recibimiento, tuvo mucho de fiesta patronal. Los anfitriones, la mayoría miembros del movimiento Quinta República, lanzaron voladores y salieron al encuentro de unos 350 colombianos, que se bajaron de los buses y atravesaron el puente caminando. Solo faltó la banda de guerra. Sus integrantes se cansaron de esperar y se fueron a sus casas ante el retraso de cinco horas que sufrió la caravana colombiana.

Los que no se cansaron fueron los antichavistas. Unos 40 de ellos esperaron con paciencia en una calle que desemboca a la plaza Miranda, en San Antonio, para recibir a los manifestantes con el ruido acosador de las cacerolas y con carteles que decían: "¡Fuera! Nosotros resolvemos nuestros problemas solos".

En el huracán del paro

El encuentro de los dos grupos, que se produjo hacia las 3 p.m., terminó en los habituales forcejeos, en una indiscriminada lluvia de piedras y en la desordenada intervención de la Policía, que parecía un novato árbitro de boxeo. No se reportaron heridos.

En medio del caos, solo quedó claro que a la caravana, integrada por sindicalistas y miembros de partidos de izquierda, como el Polo Democrático, quedó inmersa en el huracán del paro que empezó el 2 de diciembre.

Los colombianos, que no participaron del forcejeo y le dejaron esa misión a los venezolanos, pidieron comprensión. José Cuesta, uno de los organizadores de la caravana, tomó un megáfono y recordó que su protesta era pacífica.

Sin embargo, en este país de pasiones encendidas no parece fácil explicar la llegada de extranjeros que toman partido por un bando y que pretenden llegar hasta Caracas, pasando por ciudades que sufren los rigores de la escasez de gasolina y el desabastecimiento de alimentos.

Ante el aumento de los riesgos y amenazas de nuevas confrontaciones, la caravana suspendió su escala en San Cristóbal y siguió de largo hacia la capital, a donde espera llegar mañana, esquivando cualquier indicio de cacerolas.

ANDRÉS MOMPOTES
Enviado especial de EL TIEMPO
San Cristóbal (Venezuela)

Tomado de El Tiempo


Regresar
Home