15 de noviembre 2002
Por Dick Emanuelsson
Periodista en América Latina
"Si los israelitas y palestinos, enemigos hasta la muerte que son, han podido realizar intercambios de prisioneros de ambos lados, ¿por qué el estado colombiano no lo podría hacer?"
BOGOTA / En la última semana ha empezado de florecer rumores, declaraciones e ideas sobre un posible intercambio de soldados, policías y políticos por un lado, y guerrilleros presos en las cárceles colombianas, por el otro. En El Espectador el domingo pasado (3/11-02), se hablaba que el gobierno de Álvaro Uribe esta en contacto con el gobierno de Francia como facilitador o mediador para abrir contactos con las guerrillas de las Farc-EP. La idea sería, aprovechando la Conmoción Interior (estado de sitio) el presidente adelantara una reforma penal y una ley aparte que daría la posibilidad, de soltar guerrilleros procesados o condenados por delitos políticos o extorsivos. Estos guerrilleros viajarían a otro país, donde le facilitarían trabajo y seguridad social.
La guerrilla por su lado, liberaría no solamente a los 47 oficiales y 23 políticos, sino todo los secuestrados que los han retenido por razones de financiamiento de la actividad guerrillera en el país.
¿Porqué la guerrilla empezó de tomar políticos de alto nivel y no solamente oficiales de las FF.MM.?
Hay buscar esa razón en el rompimiento del proceso de paz el 20 de febrero. El gobierno de Pastrana no respetó el acuerdo de 24 horas para que la guerrilla pudiese abandonar a los cascos urbanos ante un eventual rompimiento. Solo dos horas después de la declaración presidencial, Pastrana envió una flota de helicópteros y aviones que bombardearon puntos y campamentos guerrilleros en la antigua zona de despeje.
Nadie se equivocó en la declaración de guerra y sus fatales consecuencias.
Los familiares de los 47 oficiales fueron sacudidos por la decisión, por que
comprendieron las enormes dificultades en el futuro en contactos,
conversaciones y negociaciones de un canje, intercambio o lo que sea para
que sus queridos familiares fueran liberados.
Como respuesta, la guerrilla comenzó de retener políticos como una nueva
presión para que se hiciera un acuerdo de intercambio, o canje como dice la
guerrilla, de retenidos de ambos lados. "Como el estado nos declaró la
guerra, nosotros declaramos a todos los representantes políticos y
funcionarios del estado de objetivo militar si no renuncien sus puestos",
fue la nueva política guerrillera.
Sin duda ha tenido efecto esa nueva modalidad. Con el secuestro de la excandidata presidencial, Ingrid Betancourt, altos representantes de la sociedad colombiana y también la comunidad internacional, comenzaron a pensar, debatir y exigir una solución de una e otra forma sobre la tragedia.
Las FARC entregaron unilateralmente casi 300 soldados y policías el año pasado, sin ninguna compensación. Unos meses antes habían recibido 14 guerrilleros enfermos contra unos 50 policías y soldados. Fue un intercambio que ambos lados podrían aceptar sin perder la cara. Seguramente, para las Farc, tanta gente fue una carga pesada, tanto económicamente pero sobre todo en cuanto de tener combatientes ocupados como "guardianes" cuando la guerra no se disminuyó en intensidad.
¿Cuales son las posibilidades de que las FARC hagan un intercambio basándose en la propuesta gubernamental ahora presentada?
Primero: Esa propuesta no es, para las FARC, de ninguna manera válida, es como perder más tiempo en vez de ver las cosas seriamente. Menos si los prisioneros de ellos saldrán para el exterior.
Segundo: El carácter de los canjeables es para ellos de principio. No mezclan por ningún motivo los secuestrados para financiar la guerra, con los políticos o soldados que sí, tienen un carácter del conflicto social y armado. Los prisioneros que las FARC tienen en el monte los tienen para canjear sus combatientes.
Tercero: Exigen que todos los combatientes salgan, incluso ellos que son condenados por crímenes de lesa humanidad y no creo que van a dejarlos abandonados, como el estado ha hecho durante los últimos cinco años. De pronto podrían negociar y aceptar la cantidad. Pero lo grave es, que con la guerra, aumenta la cantidad de prisioneros de ambos lados. La lista de los "canjeables" presentado el año pasado, seguramente ahora esa más extensa.
Los familiares de los soldados y políticos quedaron sacudidos después de la
decisión del presidente Fox de México de cerrar, por presión, tanto del
presidente Bush como el gobierno de Colombia, las oficinas de las FARC en la
capital mexicana. Por encima de esa decisión, la Unión Europea cedieron a
final ante las enormes presiones de declarar a las FARC como organización
terrorista.
La guerrilla por su lado, no le importa "un pepino" en este momento el costo
político que significa de tener civiles secuestrados en la selva de
Colombia. No son nada vulnerables por la crítica de la comunidad
internacional, menos por Bush. Después el 11 de septiembre 2001, ellos
saben, que cada movimiento revolucionario es considerado como terrorista y
eso interpretan políticos como el presidente Uribe como un aval a su
política de posición dura contra cualquier propuesta de intercambio
negociada con la guerrilla.
O como decía el ministro del interior y de justicia, Fernando Londoño, cuando el congreso debatía el asunto hace unos meses: "Que no quepan ninguna duda que no podamos intercambiar colombianos honorables con delincuentes o terroristas".
En una declaración el 21 de octubre. Las FARC decían: "Del lado gubernamental afirman, que ya existen contactos con las FARC-EP, para la búsqueda de acuerdos conducentes a la liberación de los prisioneros. Esta afirmación es temeraria y falsa. Las entrevistas con esta finalidad se harán en Colombia, lugar donde se encuentran nuestros voceros autorizados para este fin." En este punto la guerrilla es afirmativa cuando dice:
"Una vez este Gobierno (lo de Pastrana) canceló las conversaciones con las FARC-EP, la Comunidad Internacional no mantuvo la neutralidad y se alineó a su favor, con lo que igualmente se autoexcluyó de contribuir con sus buenos oficios a favor del Canje. De otro lado al incluir a las FARC-EP en sus listados de terroristas no existen por el momento condiciones propicias para desplazar voceros guerrilleros al exterior, mientras se mantenga esta posición política."
Es decir, en este momento, la comunidad internacional, presidente Fox y la UE, con Francia y Suecia implicado, han "quemado" los puentes y han levantado nuevos obstáculos para una solución del tema de los prisioneros, por lo menos "por el momento".
Hay otro punto muy central donde chocan las dos partes: El gobierno de Álvaro Uribe ve el tema de los prisioneros como un eventual proceso de paz, es decir, se lava las manos y entrega la responsabilidad y el trabajo a otros, en este caso sería a Francia. Mientras la guerrilla rechaza esa táctica tajantemente. Cual quier conocedor del conflicto colombiano llega a la misma conclusión. La guerrilla no ha mostrado ningún interés de sentarse con otros actores que el gobierno colombiano.
Ante el panorama militar las FARC se sostienen en todo el territorio e incluso en la ultima semana han dado unos "golpecitos" a la FFMM. El estado no ha podido llevar preso o dado de baja ni un solo comandante de la cúpula guerrillera, a pesar de compensaciones de millonadas sumas.
Con la llegada del invierno, serán más fáciles los ataques guerrilleros ya que dificultan las operaciones y los bombardeos por parte de la aviación, un factor que ha vuelto indispensable para las operaciones militares del estado contra la guerrilla y que ha aumentado la moral de las FF.MM.
Ante el panorama latinoamericano el tiempo también es favorable para la guerrilla y el movimiento de izquierda. Con la victoria de Lula en Brasil, la posición de "neutral" de Chávez en Venezuela y la posible victoria de Lucio Gutiérrez en Ecuador más el avance de la izquierda en Bolivia, las masas argentinas, uruguayas y paraguayas, aíslan aún más la política de EE.UU. de regionalizar el conflicto colombiano.
En Colombia es difícil ver un panorama con avances de la izquierda legal o del movimiento popular. Todos esos avances han sido convertidos en baños de sangre. Según la oposición, el gobierno de Álvaro Uribe representa, a través los decretos de estado de sitio o zonas especiales en algunas partes del país, un gobierno intolerable a la protesta popular y social. El paro el 16 de septiembre, con el país militarizado y donde varios de los observadores internacionales fueron deportados del país, dicen, es una muestra de "un régimen autoritario". El paro del 30 de octubre fue notorio ya que muy poca gente participó, por miedo físico o por perder el trabajo.
Y eso, donde el espacio legal se reduce, junto con la explosión de la pobreza y miseria, le favorece a la insurgencia y al reclutamiento de nuevos combatientes, seguramente muchos de ellos se incorporarían para no morir de hambre.
Álvaro Uribe ha sido acusado por tener una estrategia igual como el presidente Cesar Gaviria 1991 de ganar militarmente a la guerrilla, o por lo menos "ablandarla". Ahí primero, sostiene el gobierno, la guerrilla tendría que sentarse a negociar y retroceder su posición dura ante cualquier propuesta, inclusive intercambio humanitario.
Pero estas recetas militares han sido probadas durante 38 años y por cada año hemos visto una insurgencia crecida. Y mientras tanto, los familiares esperan a sus queridos, algunos de ellos que llevan más de cinco años en el monte.
O como dijo uno de los familiares la semana pasada: "Si los israelitas y palestinos, enemigos hasta la muerte que son, han podido realizar intercambios de prisioneros de ambos lados antes y después los acuerdos de paz, ¿porqué el estado colombiano y la guerrilla no podrían hacerlo?"
Tomado de Resumen Latinoamericano