17 de marzo

25 de febrero del 2002

Encuentran restos mortales del tío de John Freddy Arellán en pedazos del carro que causó la explosión de El Nogal

EL TIEMPO

Las investigaciones de la Fiscalía se suman al testimonio de un vendedor del concesionario Autonal, que identificó a Arellán, jugador de squash, como la persona que compró dicho carro.

El canal de televisión RCN reveló que una prueba de ADN, practicada por Medicina legal, identificó como pertenecientes a Oswaldo Arellán, tío de John Freddy, los fragmentos de piel y hueso adheridos a trozos del carro Renault Megane rojo que explotó en el atentado contra el club.

Con base en esta prueba, la Fiscalía supone que Oswaldo Arellán sería el hombre que ingresó el carro bomba cuya explosión causó 36 muertos y decenas de heridos el 7 de febrero del presente año.

Ese carro fue comprado por su sobrino, John Freddy Arellán, quien se ha convertido en la otra pieza clave de la investigación.

"Yo le vendí el carro a él. Lo reconozco" dijo, al ver su foto, el vendedor de Autonal en su relato sobre el jugador de squash. Lo pagó en dos contados de 19 millones en efectivo cada uno.

Cada vez parece cobrar mayor fuerza la hipótesis de las autoridades que señala a este deportista como partícipe en el atentado.

De acuerdo con el relato del vendedor, Arellán llegó por primera vez a mediados de septiembre y expresó su interés en adquirir un vehículo último modelo, que llenara varios requisitos: sobrio, de corte exterior elegante y lujoso en el interior.

Arellán le advirtió al vendedor que podría cancelar en efectivo, siempre que obtuviese un descuento importante y le planteó los términos de la transacción: en razón de que el dinero era un préstamo, los papeles del carro tendrían que salir a nombre de una tercera persona. Nunca precisó quién sería, pero sí sostuvo que era el dueño del dinero.

El vendedor no encontró ningún problema en atender esos requerimientos y cuando Arellán se interesó en el Renault Mégane rojo, modelo 2003, el negocio se acordó en 38 millones de pesos.

El comprador, sin embargo, solo entregó 19 millones. Lo hizo en efectivo y pidió los documentos necesarios para hacer el trámite de los papeles a nombre de una tercera persona.

Luego, a comienzos de octubre, apareció con los documentos listos y acompañó una cédula y una huella digital, que actualmente es objeto de cotejo. Entonces entregó los otros 19 millones de pesos, también en efectivo.

Él mismo, según ha explicado el vendedor a los investigadores, salió conduciendo el vehículo de las instalaciones de Autonal, en la Autopista Norte.

Desde entonces, ni el vendedor ni Autonal volvieron a saber nada del vehículo ni de su propietario hasta cuando los medios empezaron a revelar las características del carro utilizado en El Nogal.

En efecto, cuando escuadrones de la Policía aparecieron en Autonal, siguiendo las huellas del vehículo, el vendedor no tuvo dudas sobre lo que había ocurrido.

"Ese fue el tipo al que yo le vendí el carro", les dijo a los detectives que le mostraron una fotografía de John Freddy Arellán.

Según el vendedor, Arellán jamás insinuó en qué trabajaba ni habló siquiera de su afición por el squash. Al contrario, evadió varias veces el tema sobre su ocupación.

Ahora, las autoridades siguen el rastro del otro carro en el que se movilizaba Arellán: una camioneta Toyota Land Cruiser, modelo 1998, en las que viajaba ordinariamente y en la que llegó, según consta en los libros de minutas, a las 7:35 de la noche al Club El Nogal.

Por un lado, con un ingreso promedio de 400 mil pesos mensuales, era imposible que Freddy Arellán tuviese dinero para un carro semejante y por el otro es evidente que manejaba mal sus cuentas.

Por lo pronto, consta en los registros que esa noche del 7 Arellán les dijo a los porteros que esperaba a un invitado. Las autoridades creen que se trataba de Oswaldo Arellán, su tío, y hasta ahora el único desaparecido de esa noche, cuyos restos aparecen ahora en el estudio de la Fiscalía.

¿Murió este último dentro del Renault Mégane? ¿Fue quien lo condujo y parqueó esa noche en el cuarto piso de los parqueaderos? Con base en los resultados de las pruebas de ADN hallados en los pedazos del carro bomba, la justicia espera absolver este y otros interrogantes.

Los investigadores siguen cuestionándose por que habrían de permanecer ambos presuntos terroristas en el momento de la explosión, si eran realmente conscientes del atentado. ¿Fueron un gancho ciego o el carro les explotó? Es otro interrogante por ahora sin respuesta.

Tomado de EL TIEMPO


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