17 de marzo

18 de marzo de 2003

HOY IRAK, MAÑANA NOSOTROS

Una guerra criminal

Apolinar Díaz-Callejas
especial para ARGENPRESS.info

Acabo de escuchar por televisión las declaraciones de Bush, Blair y Aznar (¿será un verbo?), desde las islas Azores, en que notifican que llegó el momento de la guerra contra Irak. Es un ultimátum a las Naciones Unidas, al sistema jurídico internacional.

Quedamos sometidos a la voluntad imperial de Bush, quien desde la llegada al poder expresó su propósito de conquistar aquel país. Seleccionó para Vicepresidente y Secretario de Defensa a guerreristas y petroleros como él. Como jefe de su diplomacia designó al mulato Colin Powell, quien comandó las tropas gringas en la otra guerra contra Irak de 1991. Powell confesó en enero del presente año que 'Washington se prepara para administrar las reservas de crudo de ese país del Golfo Pérsico'.

En el propio territorio de Estados Unidos ha sido restaurado el macartismo ya no contra supuestos comunistas sino contra los opositores a la guerra, a la vez que han quebrantado profundamente las libertades públicas y garantías individuales, incluyendo una política de espionaje contra los miembros del Consejo de Seguridad contrarios a los propósitos de Bush. Por ello el notable cineasta norteamericano Oliver Stone declaró en Alemania: 'No hay nada más peligroso para Estados Unidos que tener a un ex alcohólico como presidente'. Como ratificación de sus propósitos de destruir el mundo si es necesario para su pretexto antiterrorista, el Presidente Bush ordenó una demostración de lo que será la 'bomba atómica madre', con capacidad de destrucción y muerte nunca antes vista, pese al convenio internacional que prohíbe la producción y uso de las armas atómicas.

Mientras en las Azores Bush, Blair y Aznar notificaban la guerra, que es posible esté en marcha cuando sea publicada esta columna, en todo el mundo se manifestaron en contra millones y millones de personas. En España y en Inglaterra la gran mayoría de la opinión pública está contra la guerra. En Estados Unidos alrededor del 50% de la población también se opone. Así en Asia, África y América Latina. En Colombia la acción contra la guerra de Bush ha sido muy débil y escasa, pese a la ligereza del presidente Uribe Vélez cuando sugirió destinar a la lucha contra el narcotráfico en las costas colombianas parte de las fuerzas norteamericanas empleadas en la guerra de Irak. Que esta barbaridad no vaya a significar que el gobierno de nuestro país va a apoyar la guerra de Bush por el petróleo iraquí.

Michael T. Klare, investigador, profesor norteamericano y autor de libros sobre guerras de recursos, señala que después de la guerra de Bush quedarán por años 'varios cientos de miles de soldados' para lograr establecer cierto grado de orden en el Irak destruido por la agresión anglosajona, que a la vez ocuparán Arabia Saudita y otros países petroleros. Esta guerra dejará cientos de miles de muertos, refugiados, heridos y desplazados, que habrá que cargar a Bush, a su perro faldero Tony Blair y al Aznar. No es de extrañar, pero causa espanto que algunos 'académicos' y profesores colombianos corrompan nuestra juventud universitaria diciendo que Colombia sacará beneficios de la guerra, porque subirían los precios de nuestras pequeñísimas exportaciones petroleras. Es asqueroso. Mañana, como hicieron con las obras del Canal de Panamá hace cien años, podrían meterse a Colombia para apoderarse de nuestras propias reservas y riquezas naturales.

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