17 de marzo

9 de marzo del 2003

LA SUERTE ESTA ECHADA

Estados Unidos, Irak, Corea del Norte:
la guerra continua

Emilio J. Corbière

La fecha del ataque e invasión anglonorteamericana a Irak, se concretaría en la tercera semana de marzo. El ataque será sin la aprobación de la ONU, donde Francia, Rusia y China vetarían el martes 11, en el Consejo de Seguridad, la nueva resolución propuesta por Washington. En tanto, el conflicto de Estados Unidos con Corea del Norte, tiende a complicarse. Washington quiere destruir la competencia del Mercado Común Asiático, liderado por la superpotencia china, y acotar la economía de la 'vieja Europa', es decir la de Francia y Alemania. Todo puede terminar en un gran desastre.

Un viejo político argentino, Nicolás Repetto, me decía en 1960, cuando quien escribe estas líneas tenía 17 años, lo siguiente: 'en política no se puede atacar o combatir a todos los adversarios al mismo tiempo, en todo tipo de frente. En lo posible, el combate debe ser de manera aislada y por partes. Porque en caso contrario, los enemigos o adversarios, coincidirán en un punto y por un momento, y destruirán al atacante soberbio'.

Tenía razón Repetto y su reflexión puede aplicarse a la situación mundial. El gobierno norteamericano está abriendo varios frentes al mismo tiempo y eso se debe a dos razones. La primera es que su economía ha comenzado a declinar, el déficit estatal es enorme y la Bolsa de Wall Street está en baja. Todo se produce en un clima de recesión y deflación y cuando aparecen síntomas de depresión económica. Washington cree que con la guerra incentivarán el 'complejo militar-industrial' y la economía saldrá del estancamiento. Al mismo tiempo lograrán el control de fuentes petroleras y energéticas que pagarán el alto costo bélico.

Pero hay otra razón, más ideológica y geoestratégica. Es la búsqueda de la consolidación de la hegemonía mundial, de tipo imperial. Los 'halcones' de Bush se rigen por anacrónicas ideas imperiales, como lo expresan los Documentos del Comité de Santa Fe, especialmente el IV, redactado por un grupo de intelectuales, periodistas y militares jubilados, de la extrema derecha del Partido Republicano.

Los tres primeros documentos, especialmente el 1 y el 2, que fueron el programa del presidente Ronald Reagan, en los años ochenta, establecieron cuatro ejes, de los cuales fueron cumplidos tres: a) Desguace de los Estados latinoamericanos (privatización de sus economías); b) Guerras de 'baja intensidad', es decir las guerras sucias, como la de los 'contras' en Nicaragua y c) Lucha contra el 'narcoterrorismo', vinculando a la izquierda, a los sectores nacionalistas populares y otros grupos contestatarios, al 'narcotráfico'. Eso está ocurriendo en Bolivia, Colombia, Ecuador. Todo el mundo sabe que los insumos utilizados por los carteles narcotraficantes, por ejemplo los de Colombia, provienen de laboratorios norteamericanos. Para combatir, entonces, al narcotráfico, el problema no son los campesinos cocaleros bolivianos, sino que el centro del problema está en los propios Estados Unidos, donde se encuentran los mayores consumidores de droga. El punto restante no tuvo éxito y era el reemplazo del ideal religioso católico latinoamericano por las Multinacionales de la Fe y los 'teleevangelistas' o 'iglesias electrónicas'. Si tenemos en cuenta esos tres documentos primeros, por más ridículos que sus propuestas parezcan, los resultados están a la vista. El Santa Fe Nº 4 sostiene, entre otros puntos: a) recuperación militar del Canal de Panamá; b) guerra a China; c) pugna de aranceles y por los mercados con la Comunidad Europea.

En esto está la administración Bush, manejada en realidad por Dick Cheney y Donald Rumsfeld y sus halcones petroleros, los mismos intereses mafiosos que actuaron en las quiebras de Enron Corp. y otra docena de megaempresas multinacionales.

La cuestión coreana e iraquí

La situación internacional es grave. Bush, al comienzo de su mandato, protagonizó dos hechos significativos. El envío a China de un avión espía, que fue obligado a aterrizar, en medio de un escándalo internacional. Ahora volvió a hacerlo, con otro avión espía sobre territorio de Corea del Norte. El otro hecho fue su meteórico viaje a Pekín, para preguntar si el nuevo Mercado Común Asiático se abriría para los productos norteamericanos. En Pekín le expresaron que a través de Shangai y Hong Kong, hay zonas de libre comercio pero que la economía china se diseña en China y no en Estados Unidos. El nuevo Mercado Común Asiático, reúne a China, Japón, Vietnam, Corea del Sur y los famosos 'tigres asiáticos', menos la isla de Taiwán. Pekín estaba tratando de que entrara Corea del Norte en ese nuevo conglomerado económico-regional, cuando las provocaciones de Washington han producido la grave situación con el régimen norcoreano.

Atacar, como pretenden algunos en Washington, a Corea del Norte, que tiene fronteras con China, es provocar un conflicto con China, cuyo proyecto actual es la expansión de su economía y su sociedad y no la guerra.

En Irak existen intereses petroleros de Francia y Rusia, intereses muy concretos. La invasión va conmocionar a todo el mundo y la respuesta musulmana será la de la revancha, por todos los medios. En cuanto a Corea del Norte, esta semana lanzará al Mar de Japón un nuevo misil KN-01, según fuentes occidentales. Es probable que ello ocurra. En tanto Rumsfeld ha ordenado evacuar a los 39.000 soldados estadounidenses apostados en la frontera que divide a las dos Coreas. Reculan porque saben que los norcoreanos, poseedores de armas nucleares, los borrarían del mapa, como represalia a un posible ataque nuclear norteamericano con su nuevo misil atómico que atraviesa la tierra y penetra hasta los arsenales enemigos.

En Irak se preparan para resistir. Los países árabes han sido medidos hasta ahora, hay cúpulas corruptas en los Emiratos, Arabia Saudita o Kuwait. Pero cuando las tropas norteamericanas invadan el territorio iraquí y produzcan una gran masacre, está claro que será posible una sublevación generalizada, en clave con el islamismo integrista que hoy mueve a grandes masas, mucho más que los movimientos revolucionarios nacionalistas laicos o de orientación socialista. Algo parecido ocurrió en el siglo XIX, cuando se sublevó el Mahadi, en el Sudán, contra los británicos, y terminaron por ejecutar al general imperialista Gordon, en Jartum. Hoy, Irán y Pakistán disponen de armamento nuclear, y cualquier otro país, como Libia, o grupos revolucionarios islámicos, podrían adquirirlos en el mercado negro ruso o de otros proveedores. Los norcoreanos, por ejemplo, venden y comercial misiles, no nucleares, por ahora, con diversos países y regiones.

La suerte está echada. Se avecina no solo la guerra imperial sino el caos económico y político mundial. Es decir, una guerra continua. Nos queda solo la esperanza de la paz. Y la paz se basa en la justicia, cuestión que no está en los planes norteamericanos.

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