20 de marzo de 2003
REFLEXION A POCO TIEMPO DE HABER COMENZADO EL ATAQUE A IRAK
José Ríos Ríos
ARGENPRESS.INFO
A estas horas puede estar ocurriendo ya lo que algunos millones hemos rechazado con todas nuestras fuerzas en el mundo. Antes que se cumpla el plazo han dicho los jinetes del Apocalipsis puede comenzar la masacre. No puedo dejar de imaginarme el horror, inevitable considerando la enorme disparidad de fuerzas en conflicto.
Los 450 mil hombres de Hussein serían una fuerza temible en la guerra convencional, pero no, esta no lo es, es, simplemente, simple y bárbaramente, simple y horrorosamente, una masacre más de esta humanidad que no ha aprendido nada, que procede por debajo de la escala zoológica de la cual ser suponía habíamos emergido para iniciar una marcha ascendente hacia el reino de la libertad.
A estas horas, y por 48 horas más morirán más de 100 mil civiles, ¿200 mil?, ¿300 mil?, sólo se sabrá algún día, aquel en que se escriba la larga historia de la infamia humana, en el especial y destacado capítulo de la infamia occidental, ¿libre?, y ¿cristiana?. Mi mente, y la mente de millones de movilizados por este horror indescriptible, casi imposible de calificar en el lenguaje racional, no puede evitar ser asaltada por las imágenes del terror que quizás ya estén desatando en estos instantes los modernos cruzados de este siglo que recién comienza. Recuerdo un poema de Mahmud Darwish, que conocí hace algún tiempo, donde la pluma de este palestino ha recogido el sentimiento profundamente atormentado de un pueblo:
Muhammad,/ acurrucado en brazos de su padre, es un pájaro temeroso/ del infierno del cielo: papá, protégeme,/que salgo volando, y mis alas son/ demasiado pequeñas para el viento... y está oscuro./ Muhammad,/ quiere volver a casa, no tiene/ bicicleta, tampoco una camisa nueva./ Quiere irse a hacer los deberes/ del cuaderno de conjugación y gramática: llévame/ a casa, papá, que quiero preparar la lección/ y cumplir años uno a uno.../ en la playa, bajo la palmera.../ Que no se aleje todo, que no se aleje.../ Muhammad,/ se enfrenta a un ejército, sin piedras ni metralla,/ no escribe en el muro: 'Mi libertad no morirá' -aún no tiene libertad que defender,/ ni un horizonte para la paloma/ de Picasso. Nace eternamente el niño/ con su nombre maldito./ ¿Cuántas veces renacerá, criatura/ sin país sin tiempo para ser niño?/ ¿Dónde soñará si se queda dormido.../ si la tierra es llaga y templo?/ Muhammad,/ ve su muerte viniendo ineluctable,/ pero se acuerda de una pantera que vio en la tele,/ una gran pantera con una cría de gacela acorralada; mas al oler de cerca la leche/ no se abalanza, como si la leche domara a la fiera de la estepa./ 'Entonces -dice el chico- me voy a salvar'./ Y se echa a llorar: 'mi vida es un escondite en la alacena de mi madre, me voy a salvar... yo daré fe'./ Muhammad,/ ángel pobre a escasa distancia del fusil de un cazador de sangre fría./ Uno a uno la cámara acecha los movimientos del niño,/ que se funde con su imagen: su rostro, como la mañana, está claro,/ claro su corazón como una manzana,/ claros sus diez dedos como cirios,/ claro el rocío en sus pantalones./ Su cazador debería habérselo pensado/ dos veces: le voy a dejar hasta que sepa deletrear/ esa Palestina suya sin equivocarse.../ me lo guardo en prenda/ y ya le mataré mañana, ¡cuando se revuelva!/ Muhammad,/ un Jesusito duerme y sueña en/ el corazón de un icono/ fabricado de cobre,/ de madera de olivo,/ y del espíritu de un pueblo renovado./ Muhammad, hay más sangre de la que precisan los noticiarios/ y a ellos les gusta: súbete ya/ al séptimo cielo,/ Muhammad.
No es Palestina, la destrozada nación, es verdad, pero es lo mismo, la eterna historia de agresión sin nombre, la misma sed de oro negro, la misma voluntad de aplastar a todo aquello que no se sienta idéntico al maldito 'american way of life', la misma fobia a todo lo que sea su otredad, el mismo odio a todo aquel que ose cuestionar su Poder Omnímodo. Esta vez es Irak, devastada nación, por la mano de ellos mismos y de aquellos a quienes ellos pusieron en el Poder (sus 'hijos de puta') y que ahora quieren reemplazar por otros que los sirvan mejor (o por uno de ellos mismos).
Esta misma tarde, esta misma noche, cuando comience el horror, salgamos de nuestras casas, levantemos nuestras voces, no les demos tregua, iniciemos un movimiento que no pare hasta acabar para siempre con esta pre-historia humana, antes que ella acabe con nuestros sueños e ilusiones.
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