17 de marzo

22 de agosto del 2002

Si Irak permite que vuelvan los inspectores de armamentos, el argumento de EE.UU. para la guerra quedará expuesto como una ficción

Hay que deshacer el bluff de Bush

Hans von Sponeck *
ZNet en español

A pesar de poseer informaciones que prueban que Irak no tiene capacidad de producción de armas de destrucción masiva, EE.UU. continúa su propaganda y sus preparativos para una guerra.

GUERRA DEL TERROR

Durante los 17 meses de la administración Bush, el gobierno de EE.UU. ha hecho prácticamente todo lo que podía hacer mal en la preparación del público para ataques militares contra Irak. El intento de convencer a gobiernos amigos y aliados no ha ido mucho mejor. No se ha podido relacionar con Irak los actos de terrorismo contra instalaciones de EE.UU. en el exterior y la amenaza del ántrax en el interior. No existe evidencia alguna de una colaboración entre al-Qaeda e Irak, ni en el entrenamiento de operativos ni en el apoyo a Ansar-al- Islam, un pequeño grupo fundamentalista que presuntamente alberga elementos de al-Qaeda y que trata de desestabilizar el Kurdistán iraquí.

Después de la carnicería del 11 de septiembre, el paisaje político en el Oriente Próximo ha cambiado dramáticamente. Años midiendo a dos raseros en la consideración del conflicto palestino-israelí han tenido graves consecuencias. El público árabe, turco y kurdo en el área teme que tenga que enfrentar más disturbios, sufrimientos e inseguridad.

La cumbre de Beirut de la Liga Árabe en marzo, indicó que todos los 22 gobiernos quieren ver un fin del conflicto con Irak. Arabia Saudí e Irak han reabierto desde entonces su frontera en Arar y los empresarios saudíes están vendiendo sus productos en Bagdad. Irak ha aceptado devolver los archivos nacionales de Kuwait y discutir el tema de los kuwaitíes desaparecidos. Irán e Irak han acelerado el intercambio de refugiados. Siria ha normalizado sus relaciones con Irak. Líbano ha hecho lo mismo. Pocas veces pasa una semana sin que funcionarios y delegaciones empresariales turcas y jordanas visiten Irak. La línea aérea nacional de Jordania vuela cinco veces por semana entre Ammán y Bagdad. Existen conexiones entre Damasco y Bagdad. El Kurdistán iraquí mantiene contactos con Bagdad en los ámbitos científico, cultural y deportivo y trata de aprovechar lo mejor posible su actual (aunque tenue) estabilidad local. El aislamiento político y económico de Irak en el Oriente Próximo ha prácticamente terminado.

Una ola de importantes visitantes de EE.UU. ha tratado de dislocar estas tendencias hacia la normalización y la reconciliación en la atormentada región. La administración de EE.UU. ha mantenido a raya al secretario general de la ONU en sus reuniones con las autoridades iraquíes. El único tópico que vale la pena discutir según los estadounidenses es el retorno a Irak de los inspectores de armamentos de la ONU. Esto se hizo más evidente durante las conversaciones recientemente concluidas con los iraquíes en Viena.

Europa se siente cada vez menos cómoda con esta insistencia unilateral en la solución militar del conflicto iraquí. En diferentes grados lo mismo se aplica a países en el Oriente Próximo. Arabia Saudí ha informado que la base aérea de Sultan, cerca de Riad, no podrá ser utilizada para una nueva ofensiva de EE.UU. contra Irak. Bajo severa presión de EE.UU., Qatar ha aceptado permitir la transferencia de logística de Arabia Saudí a su territorio. Una crisis política amenaza en Jordania como resultado de las exigencias de EE.UU. de utilizar Jordania como posible escala en una guerra contra Irak. Un desastre parecido será enfrentado por el gobierno turco una vez que el primer ministro,. Bulent Ecevit, decida dejar su puesto y se organicen nuevas elecciones. Toda una región está siendo desestabilizada para adaptarse a las preferencias de EE.UU. sobre un cambio político en Irak.

Al mismo tiempo se intensifica una campaña sistemática de desinformación y de información errónea, una de las más grandes jamás emprendidas por las autoridades de EE.UU. Se está sedando a diario al público de EE.UU. y del mundo con crecientes dosis de propaganda sobre la amenaza que Irak posa al mundo en 2002. En la vanguardia de los que abogan por la guerra contra Irak ha estado el secretario adjunto de defensa de EE.UU., Paul Wolfowitz, que considera que la única opción es una solución militar. El 14 de julio declaró en Estambul: "El Presidente Bush ha dejado en claro lo peligroso que es el actual régimen iraquí para Estados Unidos y que representa un peligro con el cual no podemos vivir indefinidamente."

Hacer semejantes declaraciones sin presentar evidencia alguna que las apoye es irresponsable. Impulsa la histeria de masas inducida por el gobierno en EE.UU. y pretende obtener el apoyo de los dos partidos para la acción militar. Una guerra contra Irak justificada por conjeturas es políticamente absurda y moralmente repugnante. En las palabras del Arzobispo del país de Gales, Dr. Rowan Williams: "Es deplorable que las naciones más poderosas del globo continúen considerando la guerra, y la amenaza de guerra, como un instrumento aceptable de la política externa."

El Departamento de Defensa de EE.UU. y la CIA saben perfectamente bien que Irak no representa actualmente una amenaza para nadie en la región, ni hablar de Estados Unidos. Argumentar de otra manera es deshonesto. Saben, por ejemplo, que al-Dora, anteriormente un centro de producción de vacuna contra la fiebre aftosa en los suburbios de Bagdad, y al-Fallujah, una unidad de fabricación de pesticidas y herbicidas en el desierto occidental, han dejado de existir y no pueden ser reparadas. La ONU concluyó que la primera había estado implicada en la investigación y desarrollo de agentes biológicos y la última en la producción de materiales para la guerra química. Personal de desarme de la ONU deshabilitó permanentemente al-Dora en 1996. Durante una visita con un equipo de la televisión alemana a al-Dora a mediados de julio -un sitio escogido por mí y no por las autoridades iraquíes- lo encontré en la misma condición destruida en la que lo había visto en 1999. Al-Fallujah fue parcialmente destruido en 1991 durante la guerra del Golfo y de nuevo en diciembre de 1998, durante la Operación Zorro del Desierto. Mientras tanto, un equipo de desarme de la ONU deshabilitó todas las instalaciones que había allí que estuvieran de alguna manera relacionadas con armas de destrucción masiva, incluyendo la producción de aceite de ricino. Mi visita de este mes reveló sin dejar lugar a dudas que la unidad de aceite de ricino estaba inutilizable. Restos de otras instalaciones de producción son utilizadas para fabricar herbicidas y pesticidas para la protección de plantas y para el uso doméstico.

No se precisa ser un especialista en armas de destrucción masiva para concluir que esas plantas han sido hechas inofensivas y que han continuado en esa condición. El hecho que preocupa verdaderamente es que el Departamento de Defensa de EE.UU. posee toda esta información. ¿Por qué entonces, hay que preguntar, quiere incluir la administración Bush a Irak en su lucha contra el terrorismo? ¿Es realmente ir demasiado lejos si se sugiere que el gobierno de EE.UU. no quiere que los inspectores de armas de la ONU vuelvan a Irak? ¿Temen que esto podría llevar a un drama político de primera magnitud ya que los inspectores confirmarían lo que individuos como Scott Ritter han argumentado hace algún tiempo, que Irak ya no posee ninguna capacidad para producir armas de destrucción masiva? Esto, sin duda, sería el golpe final a la política de "guerra contra Irak" de la administración Bush, una política que nadie desea. A los iraquíes les convendría aprovechar esta oportunidad y abrir sin demora sus puertas a inspectores de armamentos, con limitación en el tiempo, confirmando así que ciertamente no tienen nada que ocultar.

Esto haría que una guerra de EE.UU. contra Irak fuera casi imposible y comenzaría el largo camino del retorno del país a la normalidad. ¿Cómo fue lo que Paul Wolfowitz dijo en el frente occidental del Capitolio de EE.UU. el 15 de abril? "Que Dios bendiga a todos los pacificadores del mundo". Todavía tiene una oportunidad de sumarse a sus filas.

* Hans von Sponeck fue el coordinador de la ayuda humanitaria para Irak de la ONU de 1998 a 2000 y acaba de volver de una estadía de dos semanas en Irak.

Título original: Call Bush's Bluff
If Iraq lets the arms inspectors back in, America's case for war will be exposed as fiction
Autor: Hans Von Sponeck*, The Guardian, 22 de julio de 2002
Traducido por Germán Leyens

Tomado de ZNet en español

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