17 de marzo

19 de abril de 2003

¿Conmoción y pavor?

Immanuel Wallerstein

Los halcones estadunidenses nos prometieron "conmoción y pavor". ¿Lo cumplieron? Ellos piensan que sí. ¿Pero a quiénes se suponía que conmocionarían y espantarían? En lo más inmediato, al régimen iraquí y a sus simpatizantes internos. Estados Unidos ganó la guerra militar con bastante rapidez, y aquellos (muchas figuras militares, pero también yo) que predijeron que existía mayor posibilidad de una guerra larga y prolongada se equivocaron. Sin embargo, que haya sido una rápida victoria, debe decirse, deshace el argumento -esgrimido por los halcones- de que el régimen iraquí implicaba una seria amenaza militar para alguien.

¿Acaso significa que aquellos que pensaron que la guerra era una locura se equivocaron en todo lo demás? No lo creo. En mi artículo sobre política exterior (julio-agosto de 2002) abrí con las siguientes frases: "¿Se halla Estados Unidos en decadencia? Muy poca gente hoy día creería esa afirmación. Los únicos que la creen son los halcones estadunidenses que claman, vociferando, por políticas que reviertan dicha decadencia". Ahora los halcones creen que ya lograron revertirla. Están inundados de una confianza en sí mismos muy inflada. Parecen haber adoptado el lema de Napoleón: "L'audace, l'audace, tojours l'audace". Le funcionó a Napoleón. Por un tiempo.

No esperaron siquiera terminar los combates para emprender una campaña contra Siria, elegida en parte por no tener una política amigable hacia Estados Unidos, por jugar un papel central en Medio Oriente y porque está virtualmente indefensa en lo militar. No habiendo encontrado armas de destrucción masiva en Irak (al menos hasta la fecha), el gobierno de Estados Unidos sugiere ahora que las hallarán en Siria. Rumsfeld ya lo calificó de "Estado bribón". El presidente George W. Bush le da a Siria un consejo simple: debe cooperar con Estados Unidos.

Una vez que se mudó de Afganistán a Irak sin lograr otra cosa que derrocar el régimen anterior para entregarle el poder a una serie de señores de la guerra locales, ¿hará lo mismo en Irak y se mudará a otra parte? Es muy posible. Y si Siria es el siguiente, ¿qué viene después de Siria? ¿Palestina y Arabia Saudita, Corea del Norte e Irán? No hay duda de que en estos momentos, en los consejos internos del régimen estadunidense, hay fieros debates acerca de sus prioridades. Lo que no parece estar en cuestión es si Estados Unidos emprenderá nuevas amenazas militares. El régimen parece muy seguro de que tiene (y debería tener) el futuro del mundo en sus manos, y no muestra el más mínimo signo de humildad acerca de lo atinado que pueda ser su curso de acción. Después de todo, cuántas tropas tiene el Papa, como dijera Stalin.

Pese a lo anterior, uno debe analizar las prioridades que parecen haber establecido estos señores. La número uno parece ser la reconfiguración de Medio Oriente. Esto incluye tres elementos clave: eliminar los regímenes hostiles, minar el poder (y tal vez la integridad territorial) de Arabia Saudita, e imponer una solución para los palestinos, forzándolos a aceptar un régimen bantustano. Es por eso que de inmediato alegan que Siria es la nueva "amenaza" a la seguridad de Estados Unidos.

Mientras prosigue esta reorganización del Medio Oriente, Estados Unidos, creo, prefiere congelar la situación en el nordeste asiático. Una acción militar inmediata es muy arriesgada, y los halcones confían en usar a China para persuadir a Corea del Norte de que no continúe su impulso nuclear. Podemos verlo como una tregua temporal. Tal tregua permitirá que los halcones estadunidenses lidien con otros asuntos primero. Corea del Norte vendrá después, con manos un poco más libres. Porque no tienen la intención de permitir que sobreviva el régimen de Corea del Norte.

Mi suposición es que la prioridad número dos es el frente interno. Los halcones quieren moldear el presupuesto del gobierno estadunidense de modo que no haya lugar sino para gastos militares. E intentarán cortar los gastos en todos los otros frentes (reduciendo impuestos federales, privatizando tanto como puedan de la seguridad social y la atención médica). Seguramente intentarán limitar las expresiones de la oposición (y tener manos más libres para lidiar con el resto del mundo y asegurar su estancia perpetua en el poder). El asunto inmediato es hacer permanente la Ley Patriótica, que tiene una cláusula que la hace expirar en tres años. Hasta ahora, dicha norma se ha usado principalmente contra personas de identidad árabe o musulmana. Pero es factible que las autoridades federales expandan su alcance. En ambos frentes descritos, las elecciones de 2004 son cruciales.

Es probable que Europa sea su prioridad número tres. Parece que a los halcones les resulta más difícil romperle la espina a Europa que a Medio Oriente o a la oposición dentro de Estados Unidos. Así que esperarán un poco, contando con esparcir la suficiente conmoción y el suficiente pavor como para debilitar fatalmente la voluntad de los europeos. En su tiempo libre, los halcones pueden pedirle a sus tropas que vayan a Colombia, considerar una nueva invasión de Cuba, y en todo caso ejercitar sus músculos por todo el globo.

Podría decirse que los halcones estadunidenses piensan en grande. L'audace, l'audace, tojours l'audace. En aquel artículo sobre política exterior dije: "Hoy Estados Unidos es una superpotencia que carece de poder real, un líder mundial al que nadie sigue y pocos respetan, una nación que deriva peligrosamente en medio de un caos global que no puede controlar". Reafirmo mi evaluación de entonces, específicamente a la luz de la conquista militar estadunidense de Irak. Mi punto de vista se basa en la creencia de que la decadencia de Estados Unidos en el sistema-mundo es estructural, no coyuntural. No puede revertirse. Con toda seguridad podría manejarse con inteligencia, pero eso es precisamente lo que no está ocurriendo.

Esta decadencia estructural tiene dos componentes esenciales. Uno es económico y el otro es político-cultural. El componente económico es realmente bastante simple. En términos de capacidades básicas -capital disponible, habilidades humanas, investigación y desarrollo- Europa occidental y Japón-Asia oriental están en un nivel competitivo con Estados Unidos. La ventaja monetaria estadunidense -el dólar como divisa de reserva- está disminuyendo y desaparecerá probablemente muy pronto. La ventaja estadunidense en la esfera militar se traduce en desventaja de largo plazo en la esfera económica, ya que desvía capital e innovación de las empresas productivas. Cuando la economía-mundo comience a revivir de su empantanamiento de muy largo plazo, es muy probable que las empresas de Europa occidental y de Japón-Asia oriental tengan un mejor desempeño que las empresas con sede en Estados Unidos.

Esta reptante decadencia económica pudo desacelerarse en los pasados 30 años -en relación con sus competidores más importantes- debido a que Estados Unidos ha recurrido a medios político-culturales. Pudo mantener su postura gracias a una legitimidad residual (como líder del mundo libre) y la existencia de la Unión Soviética. El colapso de ésta minó esas pretensiones muy severamente y desató una creciente anarquía en el sistema-mundo -guerras "étnicas" en la zona antes soviética, guerras civiles en múltiples estados africanos, las dos guerras del Golfo, el expansivo cáncer de la guerra civil en Colombia y las severas recesiones económicas en un número importante de estados del tercer mundo.

Bajo el régimen de Ronald Reagan, George Bush padre y Bill Clinton, Estados Unidos continuó negociando con Europa occidental y con Japón-Asia oriental y los mantuvo más o menos del mismo lado, en lo que habían sido esencialmente luchas Norte-Sur. En el régimen de George Bush hijo, los halcones han dejado de lado esta estrategia y la sustituyeron por un machismo unilateral. Por todos lados, todo mundo se yergue y la victoria sobre Saddam Hussein erguirá a todos aún más, no pese a que sino precisamente porque están tan aterrados.

En cuanto a la legitimidad, anotemos dos cosas. Primero: en marzo Estados Unidos tuvo que hacer a un lado una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta era realmente importante para Washington y en ella invirtió todos sus esfuerzos, incluidas las llamadas telefónicas que Bush hizo a los líderes de todo el mundo. Es la primera vez en 50 años que Estados Unidos fue incapaz de convocar una mayoría simple, de nueve votos, en el consejo. Esto constituyó una humillación.

Segundo: nótese el uso de la palabra "imperial". Hace apenas dos años, hablar de imperialismo le estaba reservado a la izquierda mundial. De pronto, los halcones comenzaron a utilizar el término con connotaciones positivas. Y luego, los europeos occidentales -que no estaban en la izquierda- comenzaron a usar el término, preocupados de que Estados Unidos fuera "imperial". A partir del colapso de Saddam Hussein, de pronto encuentra uno la palabra en cada nuevo relato o recuento. Imperial(ismo) es un término deslegitimador, pese a que los halcones se supongan muy brillantes usándolo.

El poder militar nunca ha sido suficiente en la historia del mundo para mantener una supremacía. Es esencial la legitimidad, al menos una reconocida por una parte significativa del mundo. Los halcones estadunidenses han dinamitado muy fundamentalmente el alegato de que Estados Unidos cuenta con legitimidad. Y como tal lo debilitaron irremediablemente en el área geopolítica.

© Immanuel Wallerstein. Todos los derechos reservados.

Traducción: Ramón Vera Herrera


Tomado de La Jornada

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