17 de junio del 2003
BBC
La presión para saber si hubo o no manipulación de información de inteligencia en torno a las armas de destrucción masiva iraquíes continúa aumentando en Gran Bretaña y Estados Unidos. Este martes se inicia una investigación para saber si el gobierno de Tony Blair engañó al Parlamento sobre la amenaza representada por Irak. En Washington, mientras tanto, el gobierno de George W. Bush ha caído bajo nuevas acusaciones de haber manipulado la información para lograr el apoyo y la aprobación para atacar a Irak. En Londres, el comité de Relaciones Exteriores del Parlamento pondrá particular atención a la afirmación que hizo el gobierno de que Irak estaba en capacidad de lanzar un ataque con armas de destrucción masiva en un lapso de 45 minutos. La existencia de armas de destrucción masiva fue uno de los principales argumentos de los gobiernos estadounidense y británico para ir a la guerra contra Irak, pero a más de un mes de finalizado el conflicto, este armamento aún no ha podido ser hallado. Acusaciones contra la CIA En Estados Unidos, el senador demócrata Carl Levin dijo que posee evidencia de que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) deliberadamente ocultó información crucial a los inspectores de armas de Naciones Unidas. Levin, miembro del comité de armas del Senado, dijo a la prensa que si el público hubiera sabido que la información sobre supuestos depósitos de armas de destrucción masiva no estaba siendo compartida, habría habido 'una fuerte demanda pública para que el proceso de inspección continúe'. '¿Por qué la CIA dijo que proveyó información detallada a la ONU sobre todos los sitios alta y medianamente sospechosos, cuando no lo hicieron? ¿Actuó la CIA de esta manera para no perjudicar la política del gobierno? ¿Existe alguna otra explicación para esto?', se preguntó el senador demócrata. Según el corresponsal de la BBC, Justin Webb, esta es la primera vez que Levin pone en el tapete una acusación tan específica y tan seria. Respuesta y negativas El gobierno de Bush ha respondido a estas acusaciones afirmando que Estados Unidos respondió a la amenaza planteada por Saddam Hussein, pero que 'ahora hay algunos que pretenden reescribir la historia'. En Gran Bretaña, tanto el primer ministro Tony Blair, como su asesor de comunicación, Alistair Campbell, se han negado a comparecer ante el comité de Relaciones Exteriores del Parlamento, que analizará las evidencias en público. Asimismo, Downing Street también ha rechazado los llamados a una investigación pública completa sobre sus argumentos respecto a la capacidad militar de Saddam Hussein, para lograr el apoyo a un ataque contra Irak. La mayoría republicana en el Congreso de Estados Unidos, también ha rechazado la posibilidad de una investigación formal sobre este asunto, argumentando que algo así podría dañar a las agencias de inteligencia.
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