17 de marzo

18 de abril de 2003

Expresiones de rechazo en firmas de GB, el Congreso de EU y The New York Times

Critican el modo en que se otorgaron los contratos para la reconstrucción

"Nadie tiene derecho de imponernos obligaciones y costos": político iraquí en el exilio

AFP Y REUTERS

Washington, 19 de abril. Tras la concesión del primer gran contrato de reconstrucción de Irak al gigante californiano BTP Bechtel, considerado importante donante de los partidos políticos estadunidenses, la administración del presidente George W. Bush intentará acallar las sospechas de favoritismo.

Según la prensa, las empresas británicas, rápidamente secundadas por su gobierno, fueron las primeras en alterarse por el control estadunidense de los contratos de reconstrucción más lucrativos, en detrimento de los países que apoyaron a Washington en la crisis iraquí tanto en el plano militar como en el diplomático.

Las voces de descontento se hicieron escuchar en el seno mismo del Congreso estadunidense, para protestar contra la manera en que fueron otorgados los contratos, en algunos casos sin que mediara un llamado de ofertas, como en el caso que benefició a la empresa Halliburton, cuya dirección estuvo a cargo del vicepresidente Dick Cheney.

Asimismo, Adnan Pachachi, político iraquí exiliado, criticó a Washington por sus planes para que una autoridad civil encabezada por Estados Unidos adjudique contratos para la reconstrucción sin la aprobación de un gobierno electo democráticamente en el país árabe.

"Nadie tiene el derecho de imponer a Irak obligaciones y costos", indicó en conferencia de prensa en Kuwait. "Sólo un gobierno iraquí puede hacer eso. Un parlamento también debería respaldar los acuerdos".

Pachachi, quien es visto como potencial diseñador de políticas en el futuro de Irak, también indicó que desea que una conferencia patrocinada por Naciones Unidas elija al gobierno interino iraquí.

Empresas no estadunidenses serían apoyadas como subcontratistas

Según numerosos observadores, la administración Bush estaría ahora más inclinada a favorecer la elección de empresas no estadunidenses como subcontratistas de las grandes concesiones. Y debe respetar el compromiso de que hasta 50 por ciento del trabajo de los subcontratos sea otorgado a extranjeros.

Según un organismo británico especializado en la reconstrucción, Estados Unidos hizo una promesa en ese sentido a la ministra de Comercio e Industria de Gran Bretaña, Patricia Hewitt.

"Hay a la vez una utilidad política y una oportunidad cultural de utilizar a las empresas árabes de países que nos han ayudado y quieren los empleos", declaró a The New York Times Frances Cook, ex embajadora de Estados Unidos en Omán, quien trabaja para un consorcio de compañías árabes.

El contrato atribuido el jueves a Bechtel por la Agencia Estadunidense para el Desarrollo Internacional (USAID) prevé el desbloqueo de fondos hasta por 680 millones de dólares en 18 meses.

En lo que se refiere a la rehabilitación de las principales infraestructuras iraquíes, como caminos, aeropuertos, centrales energéticas y de distribución de agua, se trata del contrato más importante de los ocho previstos por la USAID para borrar las huellas de la guerra. Para otorgarlo, la administración Bush eligió entre seis candidatos, todos estadunidenses.

El jueves por la noche, un portavoz de Bechtel se apresuró a subrayar que habrá "una competencia completa y abierta a escala internacional" para la elección de los subcontratistas. "Los iraquíes serán contratados", aseguró el grupo, para contrarrestar las críticas.

Según The Wall Street Journal, Riley Bechtel, director de la empresa, fue nombrado por Bush en febrero para integrar el presidencial Consejo de Exportación, grupo de 28 representantes del sector privado encargado de asesorar al presidente sobre comercio internacional. Como todas las grandes compañías estadunidenses, Bechtel tiene profundos vínculos con los centros de poder en Washington.

En ese contexto, The New York Times demandó un proceso de asignación de los contratos de reconstrucción "abierto, competitivo y transparente".

El rotativo criticó la rapidez de la selección de los contratistas, en la que sólo participaron empresas de Estados Unidos, y la adjudicación de la obra a una compañía con vínculos tan estrechos con la Casa Blanca. Según el periódico, esa actitud genera una mala imagen en el exterior, a la vez que justifica a quienes sostienen que Washington se lanzó a la campaña militar por el petróleo y otras oportunidades para hacer buenos negocios.


Tomado de La Jornada

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