1 de abril del 2003
Los migrantes mexicanos se las verán con la FBI
El Departamento de Estado critica a México en derechos humanos
Julio Hernández López
La Jornada
A UNAS HORAS de que Adolfo Aguilar Zinser asuma la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, el gobierno de Estados Unidos anunció que los mexicanos que estén irregularmente en ese país se las habrán de ver ya no con la malamente famosa Migra, sino con los mismísimos agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).
LA ELEVACION DEL asunto migratorio a la categoría de alta criminalidad toca las fibras más sensibles de la comunidad mexicana residente en Estados Unidos, pues a partir de ahora podrán ser arrestados sin mayor trámite todos aquellos que hubieran entrado ilegalmente al imperio (los típicos mojados) o que tengan vencidos sus permisos de estancia en el país (situación que afecta a los profesionistas y la clase media emigrante que viajaron a EU no al estilo rural, pasando por aguas de río, sino con pasaporte y visa -con frecuencia en avión-, para luego quedarse más allá de los seis meses tradicionalmente aceptados para visitas de turismo). Hasta ahora los mexicanos establecidos ilegalmente en el vecino país sabían que podían moverse con cierta libertad mientras no toparan con el Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN), e incluso recibir y demandar ciertos servicios gubernamentales, pero a partir de ayer podrán ser detenidos por la FBI sin mayor trámite ni intervención del citado SIN, y ser deportados o sujetos a juicio, según el criterio discrecional que en cada caso se aplique. Habrá que ver si esas nuevas facultades represivas son aplicadas a fondo y con amplitud o quedan nada más en el ámbito de los amagos políticos al gobierno vecino que no les acompañó solidariamente a la hora de ir a agredir a Irak. De cualquier manera, y aun cuando no se tuviera de inmediato una abundancia de detenciones con cargo a la FBI, lo cierto es que la Casa Blanca ha montado una guillotina con vista al sur.
PERO, POR SI ese misil policiaco no fuera suficiente, el Departamento de Estado se lanzó ayer a criticar la situación en México de los derechos humanos (área ésta en la que el presidente Fox suele mostrarse orgulloso por los presuntos avances habidos durante su administración). En el informe que cada año emite sobre la situación de dichos derechos en el mundo (y en el que no consigna sus propios abusos, como los terribles que hoy comete contra el pueblo de Irak, no sólo porque el informe dado a conocer ayer se refiere a 2002, sino además porque a los ojos del censor imperial sus excesos no son tales), el gobierno estadunidense describe la realidad mexicana siempre conocida, pero no son ellos los mejores críticos en la materia ni están hoy en el momento de mayor brillo de sus virtudes republicanas (como lo podría demostrar, para no ir tan lejos, la campaña de censura impulsada desde la Casa Blanca y el Pentágono para arrinconar y acallar voces periodísticas críticas, como en los casos de escándalo del famoso corresponsal de guerra Peter Arnett y la cadena árabe de televisión Al Jazeera).
EL PRESIDENTE FOX tampoco está en sus mejores momentos políticos, aunque sus mediciones de popularidad doméstica le reporten alto puntaje. Su ausencia del escenario político causa diversas especulaciones, pues no pareciera que sus males estuviesen solamente en lo físico, de lo que convalece, sino también en lo anímico, en lo que languidece. La treta de las videograbaciones le convierte en un ente virtual, pero aún peor resulta el análisis si se atiende el contenido vacuo y autocomplaciente de sus discursos. Para colmo, ahora se ve que nada queda de aquel Vicente Fox que con altivez había dado plazo al presidente de Estados Unidos antes del 11 de septiembre para que cerrara un trato sobre el tema, en que aquel país admitiera que se beneficiaba de la mano de obra mexicana y por tanto la reconociera y reivindicara legalmente. Luego, el fantasma recurrente de los Amigos de Fox parece estar en camino de convertirse en algo más que alegato. Ayer, el consejero Jaime Cárdenas demandó que el propio Presidente de la República explique a la nación lo sucedido en cuanto al financiamiento de su campaña proselitista. Tanta es la necesidad presidencial de eludir ese fantasma amenazante que está utilizando a personajes siniestros como Angel Isidoro Rodríguez, y ahora Carlos Cabal Peniche, para asegurarse de que Eduardo Fernández, el ex presidente de la comisión bancaria y de valores, guarde silencio y expedientes respecto al escandaloso y depresor caso de los tales Amigos trianguladores del jefe con botas.
PERO, BUENO, CELEBREMOS todos que hoy toma posesión Aguilar Zinser del Consejo de Seguridad de la ONU.
ASTILLAS: FUNCIONARIOS PUBLICOS DE tres entidades federadas han sido tocados por la desgracia. En Zacatecas, un activista social que con Ricardo Monreal llegó a una subsecretaría de gobierno, Manuel Fernando Ortega González, fue asesinado de once tiros el jueves pasado en pleno centro de la capital del estado, en un ataque que podría estar relacionado con asuntos de narcotráfico. De hecho, el propio gobierno zacatecano pidió, a través de su procuraduría de justicia, que investigadores federales atiendan el crimen por la sospecha de que en él estén mezclados asuntos de la delincuencia organizada. En Chiapas, el secretario de Pueblos Indios del gobierno de Pablo Salazar murió (y con él, uno de sus hijos, la hija del ex mandatario Javier López Moreno y la tripulación) al caer el sábado anterior el helicóptero en que habían viajado para participar en una reunión de trabajo en la Selva Lacandona, justamente en el ejido El Jardín, perteneciente al municipio de Ocosingo, de donde era originario el secretario fallecido. Y, para completar el cuadro, Maria Luisa Farrera, presidenta del Instituto Electoral del Estado de México, pareciera encaminarse hacia la muerte cívica, política y laboral, en caso de que sea cierto el peritaje de la procuraduría de justicia de esa entidad, que asegura que ella misma se hizo las famosas lesiones que presentó en vísperas de las competidas y controvertidas elecciones locales recientes como si hubieran sido cometidas por atacantes desconocidos. La presunta agresión pareció llevar al punto inflamable más alto el ambiente político de la entidad gobernada por Arturo Montiel. Ahora, según los peritos oficiales, se sabe que Farrera se despeinó, rasguñó e hirió. Además, la susodicha dama tendría problemas nerviosos y de alcoholismo.
Fax: 5605 2099 juliohdz@jornada.com.mx
Tomado de La Jornada
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