17 de marzo

29 de marzo del 2003

Los planes estadounidenses de una guerra relámpago han fracasado

Víctor Litovkin
RIA Novosti

Así piensan el general de ejército Valentín Varennikov, antiguo viceministro primero de Defensa de la URSS; los coroneles generales Georgy Kondratiev y Valery Mironov, viceministros de Defensa de Rusia; el general de ejército Mahmut Gareev, en el pasado, subjefe del Estado Mayor General de las FF.AA. de la URSS y, actualmente, presidente de la Academia de Ciencias Militares rusa; y el coronel general Eduard Vorobiev, antiguo subjefe primero del Ejército de Tierra ruso y, hoy en día, subjefe del Comité de defensa en la Cámara baja del Parlamento.

También coinciden ellos al evaluar las causas principales del fracaso que del Pentágono ha sufrido en la etapa inicial de la operación 'Conmoción y Terror'. En primer término, los generales mencionan el carácter superficial de los preparativos para el ataque contra Bagdad, cierto espíritu aventurero al inicio de la operación y una subestimación muy fuerte del adversario, su capacidad, fuerzas y disposición para oponer resistencia encarnizada. La segunda causa tiene que ver con la tendencia muy obvia a la idealización de una guerra con el uso del armamento de alta tecnlogía y la debilidad a la hora de usar las formas y los métodos tradicionales del combate de contacto.

La tercera circunstancia que, en opinión de estos generales rusos, salta a la vista es la insuficiente preparación de las tropas, armamento y material bélico de la coalición para actuar en unas condiciones naturales y climáticas extremas, en el desierto, en medio del polvo y las altas temperaturas.

El cuarto factor, en orden pero no en importancia, es que las tropas estadounidenses y británicas carecen de experiencia en lo que respecta a las operaciones terrestres a gran escala (La 'Tormenta en el Desierto' no cuenta, porque prácticamente no hubo allí grandes ofensivas terrestres). Y quinto, la falta de coordinación con los aliados. Después de que Ankara denegó el tránsito de las divisiones norteamericanas, ya desplazadas a sus bases militares y al puerto de Iskenderun, por el territorio turco, el Pentágono perdió la oportunidad de lanzar la ofensiva en dos frentes, desde el norte y el sur, con la subsiguiente obligación de reagrupar febrilmente las fuerzas y los recursos hacia otras direcciones, lo cual aportó ciertos elementos de caos a los primeros días de la ofensiva contra Bagdad.

En lo que la coalición realmente ha acertado es en la consecución de una superioridad absoluta sobre el adversario en plano técnico, de fuego, mísiles y bombas, considera el coronel general Eduard Vorobiev. Esta superioridad era obvia para los expertos previamente a la operación y también lo es ahora. Estados Unidos tiene, sin lugar a dudas, una ventaja aplastante en cuanto a la cantidad de armamento y material bélico implicados en 'Conmoción y Terror' y, lo que es más importante, en cuanto a sus características tácticas y técnicas. Es tan enorme esta ventaja que la aviación de EE.UU. y Gran Bretaña puede sentirse prácticamente invulnerable en el cielo de Irak y usar al máximo el potencial de sus armas.

La descoordinación que ha provocado la pérdida de varios aviones y helicópteros, causando víctimas entre sus tripulantes, puede y debe atribuirse a los fallos técnicos, así como a la trivial negligencia humana, contra la cual nadie está garantizado, ni siquiera los militares profesionales, opina Vorobiev.

Según el coronel general Valery Mironov, se ve que EE.UU. procura usar al máximo sus innovaciones tecnológicas para aplastar al adversario: bombas de impulso electromagnético que destruyen sistemas de control y comunicaciones, o mísiles con capacidad de autoguiado hacia sistemas de guerra electrónica, y, desde luego, los medios de reconocimiento, navegación y guiado aéreos o vía satélite, lo cual permite impactar en los objetivos previstos con bastante precisión, incluso en las condiciones de una tormenta de polvo.

El general de ejército Valentín Varennikov piensa, entretanto, que el Pentágono no ha mostrado en Irak novedades especiales. Sus mísiles crucero han resultado ser menos precisos de lo que se anunciaba, lo cual ha provocado y seguirá causando numerosas víctimas civiles. En cuanto a las bombas de casete, que EE.UU. ha lanzado contra los iraquíes, están prohibidas por la Convención de Ginebra. La repetición de estos bombardeos podría suscitar nuevas protestas de la opinión pública mundial, en primer término, en los países árabes y musulmanes.

Los antiguos jefes del Ejército soviético y ruso también llaman la atención al colosal soporte informativo y propagandístico que 'Conmoción y Terror' recibe no solamente por parte de expertos profesionales en la plantilla del Pentágono sino también desde muchas cadenas de televisión, medios electrónicos e impresos que se suponen independientes. Durante la anterior Guerra del Golfo pasó lo mismo pero la desinformación y las difamaciones no tenían en aquellas fechas las proporciones que vemos ahora, señala Valery Mironov. En aquel entonces, los máximos funcionarios públicos de EE.UU. permanecían al margen de esa campaña. Y cuando los miembros de la administración de la Casa Blanca mencionan ciertos hechos que no se corresponden con la realidad ni se amparan en argumentos algunos, cabe pensar que esos altos funcionarios no son imparciales ni son lo suficientemente competentes. O bien, que son extremadamente arrogantes y menosprecian la opinión pública.

En lo que respecta a la parte defensiva y, en particular, la táctica que sigue el Ejército iraquí, los generales rusos ya no son unánimes. El coronel general Georgy Kondratiev califica como difícil de justificar el hecho de que los iraquíes han renunciado a la construcción de los puntos de apoyo al nivel de pelotones y compañías, así como a la creación de zonas de defensa de regimientos y sectores divisionarios frente a la ofensiva de las tropas estadounidenses. Dispersados a lo largo del frente y en la profundidad, los carros de combate, piezas de artillería y otras armas habrían podido causarle al adversario un perjuicio mucho mayor y frenar por mucho más tiempo el ritmo de su ofensiva contra Bagdad, máxime que la cúpula militar de Irak conocía de antemano la dirección del golpe principal. La defensa focal que los iraquíes están aplicando para defender sus ciudades y poblados tiene un carácter pasivo y no puede aportar grandes éxitos, a pesar de que implica cierto beneficio.

Con la superioridad aérea que tiene el adversario, sería difícil oponerle resistencia durante largo tiempo, y así los iraquíes pueden ahorrar las fuerzas para el ataque decisivo. Los coroneles generales Valery Mironov y Eduard Vorobiev creen que el logro más importante del Ejército iraquí consiste en haber optado por la táctica de defensa focal en las ciudades y en sus inmediaciones. A diferencia de la 'Tormenta del Desierto', cuando las hostilidades se estaban desarrollando sobre un terreno despejado, el Ejército iraquí tiene ahora una oportunidad de involucrar a los norteamericanos en enfrentamientos urbanos, en los cuales será más difícil aprovechar la superioridad tecnológica. Las tropas de la coalición, en su deseo de llegar cuanto antes a Bagdad y cercar la capital, han desistido de crear un frente dilatado y evaden los poblados, lo cual sienta unas condiciones favorables para que grupos de maniobra iraquíes avancen hacia los flancos o incluso hacia la retaguardia del adversario para infligirle una derrota sensible.

Dicho peligro inhibe la ofensiva hasta cierto grado, desacelera el ritmo de su avance, señala el general Vorobiev. Aunque no podrá obviamente influir demasiado en la evolución de las hostilidades, cuyo desenlace está determinado. La cuestión es por cuánto tiempo se van a prolongar la resistencia, existencias de municiones y, desde luego, fuerzas psicológicas y morales de los defensores.

Es evidente que el espíritu moral de los iraquíes es extraordinariamente alto. La firmeza y la persistencia con que el Ejército iraquí se está oponiendo a las tropas de la coalición han sido, para los mandos aliados, una sorpresa desagradable, opinan los generales rusos. Según las expectativas previas, la operación militar aliada tendría fuerte apoyo por parte de los kurdos en el norte de Irak e instigaría una rebelión de los chiítas en el sur del país, mientras que la total superioridad técnica y tecnológica del ejército del siglo XXI frente al ejército de mediados del siglo XX permitiría, como en la 'Tormenta del Desierto', solucionar en breves plazos y prácticamente sin bajas el objetivo fundamental, que es derribar a Saddam. Pero no ha funcionado.

Hoy en día subsiste el peligro de que las tropas aliadas, incluso si conquistan Bagdad y consiguen eliminar a Saddam Hussein, se vean expuestas a una serie de actos subversivos por parte de un Ejército iraquí derrotado pero no destruido, así como por parte de las milicias. Ninguno de los generales entrevistados se imagina cómo neutralizar esta amenaza. Y todos auguran que la ulterior evolución de los acontecimientos será para la coalición más complicada que en los primeros siete días de la campaña.

La situación es muy espinosa. Cuanto más éxito tengan las fuerzas aliadas, más encarnizada será la resistencia. Lo cual implica considerables bajas humanas en ambos lados y eleva el precio de la victoria a una altura increíble.

* Viktor LITOVKIN, coronel (re), columnista de RIA Novosti, miembro de la prensa militar durante más de 20 años, columnista militar de Izvestia y Obshaya Gazeta entre 1989 y 2002.


Tomado de Rebelión

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