17 de marzo

17 de marzo del 2003

Guerra

Isaac Bigio

Las potencias anglo-parlantes irán a la guerra que menos apoyo interno e internacional hayan librado. Sólo 2 de los restantes 13 miembros del consejo de seguridad les garantizaron soporte. Reacios a la guerra están los 4 poderes continentales euroasiáticos, la mayoría de los países, muchos de sus aliados tradicionales y el grueso de la opinión pública internacional. Esta podrá ser declarada ilegal; las inevitables muertes de civiles iraquíes conllevarán a que se acuse a los líderes atacantes en la corte penal internacional.

Bush y Blair anhelan una guerra rápida, con pocas bajas y marchando sobre masivas rendiciones de tropas iraquíes. Ansían ser recibidos como 'liberadores' y así poder legitimarse. Controlando Bagdad podrían aminorarse la dependencia del petróleo saudita, abaratar el precio internacional del crudo y tener más acceso a los principales yacimientos del Caspio y el Pérsico. Washington calcula que se podría ir 'liberalizando' Irán y las petro-monarquías árabes y que se obligaría a los palestinos a aceptar una suerte de estado. La confrontación militar contra Hussein es también una guerra de posiciones frente a la 'vieja Europa' y Naciones Unidas. Al principal foro global de países y al resto de potencias el mensaje es claro: vivimos en un mundo hegemonizado por una hiper-potencia, la misma que está por encima de toda instancia y que tiene la potestad de salvaguardar los frutos de su victoria en la guerra fría. A los antiguos imperios ultramarinos portugués, español y británico se les ofrece la posibilidad de revitalizarse siguiéndole.

Francia, Alemania, Rusia y China temen el fin del equilibrio mundial basado en la multi-polaridad y por que se provoque violencia y protestas populares. Hussein apuntará a resistir en guerras urbanas o provocando a Israel. Si la guerra se demora y es sangrienta podrían socavarse algunos de los gobiernos atacantes.

Blair pasa por su mayor crisis y podría acabar cayendo. Robin Cook, líder de la Casa de los Comunes ha renunciado al gabinete. Entre un tercio y la mitad de los parlamentarios laboristas se aprestan a votar contra su gobierno en la mayor rebelión parlamentaria oficialista de la historia británica.

(*) Isaac Bigio proviene de la London Scool of Economics donde ha obtenido grados y postgrados y ha enseņado. Escribe para unos 200 medios.

Tomado de www.mbr200.com

Regresar
Home