8 de abril de 2003
La fuente de información de iraqwar.ru
Miguel Urbano Rodríguez
resistir.info
La guerra que tiene por escenario Iraq, contemplada de lejos, asume aspectos de ficción científica. Empuja la memoria visual hacia películas que hemos visto en el cine. Con la diferencia de ser bien real.
Muy posiblemente en estos días, equipos bien remunerados, con apoyo del Pentágono, trabajan ya en Hollywood en la preparación de filmes que en breve aparecerán en las carteleras. La tarea de preparar los guiones será confiada a escritores especializados, gente del sistema.
El objetivo será producir obras que sean una apología del coraje, la grandeza humana del soldado estadounidense en la guerra de "liberación de Iraq". Es urgente transformar la verdad oficial de la Casa Blanca en verdad universal.
El teniente X o el sargento Y serán los héroes míticos de una epopeya que llevará a los espectadores a recordar nombres de ciudades como Nazirya o Najaf, duros para el oído del norteamericano medio.
La mentira, estudiada, será el denominador común de tales filmes que darán continuidad a otros de estructura y inspiración similares, producidos durante la agresión a Vietnam.
Qué se pretende? Persuadir al público, en los EEUU y en el mundo, de que la causa por la cual la infantería de Marina y los boys de la US Air Force han ido a luchar -y alguno a morir- en las arenas y los cielos de un país lejano era una causa justa y noble a cuyo servicio, como vanguardia y símbolos de la patria, supieron confirmar la tesis del destino manifiesto del pueblo de los EEUU, escogido por Dios para salvar la humanidad.
Descodificar esta guerra de genocidio que sobrepasa en monstruosidad -no por la cantidad de muertos sino por los fines y la premeditación y ejecución- es una tarea prioritaria -ya lo subrayé- para los escritores y periodistas que aman la libertad y se identifican con la defensa de valores eternos. Es una tarea que se inserta en un combate más amplio, porque en el espacio y el tiempo, la sed de petróleo y poder que encontramos en el origen de esta guerra cuestiona el destino de la humanidad.
Ignacio Ramonet, en una entrevista a la radio Nederland, llamó la atención hace días a la enorme importancia de la guerra psicológica como arma utilizada por el sistema de poder imperial de los EEUU y su aliado subalterno. Por ahí quizá debe empezar la lucha por el desenmascaramiento de un enemigo cuyo proyecto de dictadura militar planetaria -lo repito una vez más- configura amenaza a la sobrevivencia de la humanidad.
Leemos con frecuencia crónicas satíricas que inciden en la ignorancia de Bush, la truculencia de Rumsfeld, el reaccionarismo químicamente puro de la señorita Condolleeza, las intrigas ciáticas del embajador Negroponte y la arrogancia de los generales de la US Army. Esas historias despiertan la risa, insuflan confianza, pero al confundir con el engranaje de la guerra personajes que son solamente instrumentos y voceros del sistema de poder contribuyen a veces a la subestimación del enemigo.
La guerra psicológica es un arma terrible. Funciona. Incluso las campañas más perversas, conducidas con poca inteligencia, alcanzan parcialmente sus objetivos porque el sistema ejerce un control prácticamente hegemónico sobre los medios de comunicación social. Decenas de millones de ciudadanos absorben diariamente mentiras groseras sobre la guerra por falta de acceso a una información alternativa creíble.
Una mentira muy repetida parece una verdad, decía Goebbels.
En los primeros días de la guerra no fue por ingenuidad que los gigantes de la televisión y los grandes diarios de los EEUU y Gran Bretaña han difundido noticias sobre victorias fulminantes de las fuerzas invasoras. Sabían que eran falsas, pero mientras los desmentidos llegaban, lentamente y a un público más reducido, la mentira producía efectos. Perturbaba, contribuía a reforzar el mito de la invencibilidad de los EEUU, deprimía.
La caída de Basora fue anunciada repetidas veces. Igualmente lo que concierne a ciudades del Valle del Eufrates. El inminente "asalto final" a Bagdad se transformó en un spot televisivo cuando las fuerzas avanzadas de los EEUU se encontraban todavía a más de 100 Km. de la ciudad. Noticias de última hora sobre rendiciones masivas de tropas iraquíes de élite entraron en la rutina, tal como las relativas a insurrecciones chiítas fabricadas en los laboratorios de la contrainformación. Para reforzar la confianza en la victoria, el nombre de las divisiones que ocupaban ciudades y puentes y aniquilaban el enemigo acompañaba el relato de los combates.
El número de prisioneros siempre es inflado; el de las pérdidas de las fuerzas invasoras minimizado.
Los aviones y helicópteros de la US Air Force y de la Royal Air Force casi nunca son abatidos por el enemigo, caen por accidentes mecánicos o son víctimas del llamado "fuego amigo".
La satanización de Sadam Hussein asume aspectos patológicos. Mas como si no fuera suficiente transformarlo en amenaza mortal para la sobrevivencia de los EEUU, continúan noticiando su muerte probable casi diariamente. El reverso de la medalla, es decir todo lo que ilumina el mundo real y ensucia la imagen de la gloriosa "guerra de liberación", es, según los casos negado, devaluado o escondido del público.
De las Naciones Unidas se habla lo menos posible. Lo suficiente para dejar claro que Iraq será gobernado, después de la guerra, por los EEUU. Un general ya fue designado como procónsul, directamente subordinado al Pentágono.
La condena universal de la guerra por los pueblos recibe de la CNN y de sus tres grandes hermanas el tratamiento exigido por los "intereses vitales" de los EEUU. La protesta de los pueblos cuenta mucho menos para la TV que un discurso de Bush ante una asociación sionista o una asamblea de agricultores de Texas. Las dificultades en las relaciones con Londres -el gran aliado- son ocultadas.
En la jerarquía de los crímenes cometidos, los que afectan la población civil son presentados como episodios menores, resultantes de errores, situaciones a ser investigadas, o sencillamente negados.
Cuando una matanza no puede ser desmentida, como ocurrió con la de los mercados bombardeados en pleno día, los voceros del comando hablan del costo inevitable de las guerras en vidas humanas. Cuando un hospital, una maternidad, son destruidos declaran que será iniciada una investigación, pero que por el momento no disponen de informaciones. El asesinato de prisioneros por solados estadounidenses no suele ser tema de comentarios.
La moral, la ética, los grandes principios, las leyes y convenciones sobre la guerra son, sin embargo, traídas a colación cuando un patriota iraquí sacrifica la vida, bien supremo, en una acción de combate, conduciendo un carro bomba al encuentro de militares de los EEUU que mueren junto con él. Entonces se levantan clamores contra la barbarie iraquí.
Los crímenes culturales no han merecido más que discreta atención de los mass media. No los desconocen porque la UNESCO ya lanzó un alerta sobre daños causados a monumentos milenarios que integran el patrimonio de la humanidad. Pero el tema ha sido tratado en pocas líneas por la gran prensa; es considerado irrelevante, no interesa al público.
Los crímenes indirectos motivan actitudes muy diferentes.
El destino de las cosechas, por ejemplo, es asunto olvidado. La producción de granos este año debería, en condiciones normales, superar los dos millones de toneladas. La zafra prevista es de las mejores de los últimos años. En mayo se inicia tradicionalmente la cosecha del trigo. Pero, se preguntan ?quién va a recogerlo en un país en guerra, bajo bombardeos diarios, con los campos invadidos por columnas de tanques? La pérdida de gran parte del trigo y del maíz se presenta como posibilidad alarmante.
La "reconstrucción" hija del crimen de la destrucción ejecutada por los agresores, ésa suscita apasionado debate en los medios políticos y financieros. Poderosas transnacionales, olfateando negocios de miles de millones de dólares, disputan ya futuros contractos. Los argumentos de las comadres del dios-dinero, en la caza a las piezas ofrecidas en la subasta repugnante son exclusivamente económicos, lo que hace la polémica (los ingleses no ocultan su desagrado) aún más sórdida. Hasta Rumsfeld intervino en la discusión, pese a ser incapaz de percibir que la aniquilación de muchas infraestructuras no es cuantificable en valores materiales. El Congreso pretende excluir de la "reconstrucción" a las empresas de Francia, Rusia y Alemania...
En un oportuno y bien documentado artículo, publicado en http://resistrir.info, el profesor portugués Rui Namorado Rosa ofrece una contribución útil al debate sobre el empleo de nuevas armas en la agresión al pueblo iraquí. Recomiendo su lectura.
Los historiadores de la próxima generación quizá identifiquen esta guerra como la primera en que las máquinas cumplen como instrumentos de destrucción un papel innovador en la medida en que ejecutan funciones que antes eran exclusivamente desempeñadas por el ser humano. La relación milenaria de dependencia existente entre él y las armas que produce para matar a su semejante se alteró más acentuadamente en las últimas semanas.
El prodigio salvaje de los misiles disparados del Mar Rojo o del Mediterráneo contra Bagdad o Basora fue superado por los aviones no tripulados que, obedeciendo instrucciones del comando operacional, bombardean con relativa precisión los blancos que les son indicados.
Los gigantes del complejo militar industrial están felices. Y, en su cuartel general de Qatar, el general Tommy Franks y su estado mayor no disfrazan la satisfacción. Concluyen que la cruzada de "liberación", gracias a armas más inteligentes, más limpias, más eficaces está revolucionado el arte de la guerra, su pasión. Algunos estrategas del Pentágono admiten ya que en fecha no lejana batallones de robots superinteligentes sustituirán a los soldados. Como en las películas. Solamente subsistiría la cadena del comando. El entusiasmo guerrero suscitado por las nuevas armas me hace recordar el entusiasmo de los médicos que defienden el clonaje humano. Sueñan con un homínido de laboratorio, perfecto, saludable, uniforme, anunciador de una raza de superhombres. Asexuado, adaptado a una alimentación de productos sintéticos, protegido contra reacciones emocionales.
El general Tommy Franks y sus iguales no son, desde luego, luminarias. Tienen un concepto peculiar de lo que es la inteligencia de un misil y sienten gran dificultad en situarse en otra perspectiva que no sea la suya. Específicamente en la de los iraquíes que defienden su país.
Las armas que los deslumbran no hicieron, además, olvidar las clásicas. Estas también son ampliamente empleadas en Iraq. Las bombas de cinco toneladas, por ejemplo, que arrasan todo en un diámetro de 180 metros. Su efecto destructor es comparable al de pequeños artefactos nucleares tácticos sin los inconvenientes que aquellos presentan.
Más polémicas son las bombas de fragmentación, prohibidas por acuerdos internacionales. Sus esquirlas provocan heridas horribles. Pero oficiales estadounidenses y británicos ya han reconocido que esas bombas asesinas han sido utilizadas por sus tropas.
Las nuevas armas, desde luego, también matan. Se equivocan de blanco con frecuencia, creando problemas y protestas en muchos países, incluso en los EEUU, exactamente en el Congreso. Cuando eso ocurre, el presidente, el secretario de Defensa, el vocero Ary Fleischer son forzados a encontrar explicaciones tontas para lo que pasa en el frente de batalla.
Para los generales comprometidos a "liberar Iraq", la certeza de que se muere en las guerras es un axioma. Su misión consiste en transferir las muertes para el campo del enemigo, reduciendo al mínimo las de su gente. En ese aspecto hay que reconocer que el objetivo ha sido plenamente alcanzado. Pero no consiguen persuadir al mundo que la vida de un norteamericano vale más que la de un iraquí.
Pocos perciben también que el sistema cuyas virtudes enaltecen está infectado por el virus de un fascismo de nuevo tipo. La enfermedad afecta cada vez más el cuerpo de oficiales de las Fuerzas Armadas.
En la lucha de las máquinas contra un pueblo que combate por su independencia estoy, obviamente, con los hombres contra los robots, con los iraquíes contra los invasores.
No es sin emoción que leo en Resumen Latinoamericano las crónicas enviadas desde Bagdad por los brigadistas vascos que allí se encuentran, solidarios con la lucha del pueblo agredido. Algunas son documentos bellísimos.
El pueblo de Iraq, en esta hora decisiva para su sobrevivencia, se comporta, lo repito, como héroe colectivo. Su combate reactualiza las hazañas de los héroes míticos de las epopeyas asiáticas, eternizadas en el Gilgamesh de Babilonia y el Shanama de Firdusi. En Bagdad y Basora, el pueblo armado, con fusiles y ametralladoras casi obsoletas, resiste, hombro a hombro con su ejército, a las armas de exterminio masivo de los "libertadores" asesinos, máquinas humanas entrenadas para destruir y matar.
Y cuando un pueblo en armas lucha para no ser subyugado por otro conquista el respeto y la admiración de cuantos pueblos aman la libertad.
Por lo que esa gente de Mesopotamia hizo en estos 17 días de resistencia a la invasión de los bárbaros modernos, ella ascendió ya al nivel de los combatientes que hicieron historia en las Termópilas, en Valmy, en Stalingrado.
La Habana,6 de marzo de 2003
(1) El llamado "fuego amigo" es un eufemismo creado para suavizar una realidad que suscita comentarios severos en Londres: la incompetencia e irresponsabilidad de un porcentaje elevado de los pilotos de la US Air Force. No son solo los bombardeos de tropas de la llamada "coalizion" y el derrumbe de aviones y helicópteros británicos por sus aliados que han motivan esas criticas . La imagen global de las Fuerzas Armadas de los EEUU es mala entre los oficiales del Reino Unido cuyo ejercito profesional es considerado tecnicamente uno de los mejores del mundo.Cuando diputado a la Asamblea Parlamentaria de la Unión de Europa Occidental ,tuve la oportunidad de verificar que la opinión de generales franceses y alemanes con quien mantuve contactos era igualmente mala sobre sus colegas estadounidenses. Admiraban el gigantismo y la modernidad de la maquina militar norte-americana, pero miraban con un sentimiento de superioridad sus estrategos y de modo general los altos mandos .
El original portugués de este articulo se encuentra en http://resistir.info
(Traducción de Marla Muñoz)
Tomado de Rebelión
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